Disclaimer: Puella Magi Madoka Magica no me pertenece.
Friendship: Sayaka/Hitomi/Madoka.


Together.

La familia de Hitomi tiene dinero. Probablemente, sea una de las muchachas más ricas dentro del instituto. Hitomi fue criada así y, aunque intente disimularlo, su enseñanza de niña rica sale a la luz: sus zapatos lustrados lo demuestran, la mansión que carga con el título de hogar, los lujos a los que está acostumbrada. Sus padres hacen increíbles esfuerzos para mantenerse en esa posición económica privilegiada.

Sin embargo, ella no recuerda cuándo fue la última vez que cenó junto a sus progenitores en la mesa, contándole de los sucesos cotidianos de su día. Su mente ni siquiera rememora cuál fue la última ocasión en que alguno de ellos le prestó atención.

Por eso le agrada la familia de Madoka. Es acogedora, todos sus miembros se dedican despedidas y saludos, abrazos, felicitaciones, consejos. Hitomi escucha en silencio cómo Kaname expone la personalidad de su madre: vivaz, poseedora de un carisma insuperable, tan energética que puede contagiar a los demás de su ímpetu.

Tomohisa tiene una sonrisa amable, y cocina realmente bien. Hitomi sabe que sus mucamas son expertas en el arte culinario; no obstante, nunca ha probado algo como lo preparado por el padre de Madoka. Es como si pusiera, además de empeño en las manos, su corazón en la comida. La esperanza esperada de que a sus seres queridos les guste lo cocinado.

El resultado sabe mejor que cualquier otra comida de lujo que puedan ofrecerle a Hitomi.

Pasar las tardes con Madoka y Sayaka puede ser incómodo. Hitomi, por más que quiera ignorarlo, es consciente de la insondable amistad que abarcan la peliazul y la pelirosa. Se conocen más tiempo del que la conocen a ella. Aunque, eso no parece afectarles. Ni siquieran reparan en el hecho de que Hitomi, acostumbrada a la fría rutina de no tener a quién saludar en su "hogar", se sorprende ante lo afectivas que pueden resultar sus amigas.

—Hitomi-chan, ¿no quieres acompañarnos de camino a casa?

—¡Déjala, Madoka-chan! —se ríe Sayaka, tan libre como un pájaro azul, sin remordimientos algunos ni ataduras con las que cargar—. A lo mejor Hitomi quiere encontrarse con su novio, ¿a que no?

—¡Sayaka-chan!

Shizuki está avergonzada, pero debajo de su pudor, hay una alegría palpable. Se le nota en la sonrisa de verdad, no esa especie de sonrisa-mentira que finge al llegar a la mansión de sus padres. Se asombra al hallarse presa de un abrazo caluroso, cortesía de Miki, al cual se une tímidamente Kaname. La peliverde se ruboriza, no tiene hermanas a las cuales abrazar y hace muchísimo tiempo que no recibe una muestra física similar de su madre. Si lo analiza detenidamente, no le es habitual entablar contacto físico directo.

El abrazo, aunque no le es familiar... le sabe como si lo fuera. Madoka y Sayaka son como su familia.

Se siente increíble, tan increíble que los ojos verdes lo manifiestan en lágrimas. Mas Hitomi no permite que sus amigas se den cuenta de la debilidad emocional, eso sería demasiado bajo para alguien de su clase. Los orbes esmeraldas se secan al instante, aceptando las decisiones de su dueña, la cual aún no abandona su sonrojo, aunque sí sonríe y corresponde el abrazo todavía no finalizado.

Sayaka, la siempre justa y sonriente Sayaka, le revuelve el espeso cabello en un gesto jovial. Madoka le halaga el atuendo, disculpándose luego por su atrevimiento. El abrazo no termina, se prolonga en unos cinco graciosos minutos más, en los que Miki les hace cosquillas a ambas.

Y Hitomi piensa que esas chicas son todo el hogar que necesita.