Este fic participa del desafío de Octubre de "Captura la bandera" del foro El Monte Olimpo.
DISCLAIMER: Gracias Tío Rick por crear esto personajes, y gracias a nosotros por darles una mejor historia.
"… Si me pudieran dar a elegir cómo y dónde yo quisiera morir, contestaría: LPDA - Princesa
Acostado, feliz de estar a tu lado, víctima de un sexo exagerado
Sonriendo, mirando al techo, con tu cabeza en mi pecho"
SEDUTO QUA
Quizás no era el momento indicado, y mucho menos un lugar que ambos hubiese planeado estar, pero sin duda alguna, estaban vivos y eso era más que suficiente. El tártaro no era un campo de flores, ni mucho menos un lugar muy agradable en el cual quisieran estar, por desgracia, Annabeth y Percy no pudo evitar sentirse abatidos y desolados; gracias a los dioses que se tenían uno al otro en un momento tan difícil, poniéndolos en una prueba que sin duda superarían.
—Hubiese querido aprovechar más tiempo contigo—Susurro el hijo de Poseidón, mientras suspiraba al oído de la rubia, abrazándola protectoramente.
—No digas eso, aun podemos salir de aquí— Respondió Annabeth entrecortadamente, aferrándose lo mejor posible a él,
—Vamos, este es el último lugar donde me hubiese gustado estar contigo— Siguió murmurando el chico.
—Lo que importa es que estamos juntos, y ni la mismísima Gea podrá evitarlo— Alentó la rubia recurriendo a un beso desesperado, esperando hacerlo entrar en razón.
Ambos emiten un hondo suspiro cuando sus bocas se encuentran, ella atrapando los labios de él con esa pasión y agresividad que pocas veces pudo demostrar y que Percy disfruta incluso más de lo que está dispuesto a admitir. En respuesta, la toma por la nuca al tiempo que enreda su cabello entre los dedos, atrayéndola aún más contra sí.
No fue un error el esparcir pequeños besos por la piel de su cuello, mientras ella acariciaba sin descanso su cabello, no fue un error permitirle que se deshiciera de su camisa anaranjada, mientras él la liberaba de la suya. No fue un error dejarla expuesta y apreciar una porción de su inmutable belleza. Con besos tímidos y cortos, marcó cada poro, iniciando con su rostro. Besó con extrema ternura la comisura de sus labios, para luego rozar suavemente sus dedos por la cinturilla de sus shorts. Degustó su cuello con besos vehementes, permitiéndole a su lengua rozar la textura de su piel, sabor a cielo. Trazó caminos húmedos, siguiendo ese sendero casi prohibido y tentador, su estomago, su vientre… Un gemido se coló por sus oídos, extasiándolo y envolviéndolo en una oleada de inmensa felicidad.
Y cuando llegó el momento, cuando se vio reflejado en esa mirada tempestuosa vehemente, penetrante, brillante y profunda; cuando su cuerpo sentía más profunda necesidad de estar unido al de ella, de la manera más pasional y deleitante posible; cuando sus caderas iniciaron el lento y rítmico vaivén aun sobre sus ropas, pensó en la realidad.
—No Annabeth, lo siento—Interrumpió Percy drásticamente, logrando que la rubia lo mirase sorprendida mente.
—¿Que sucede? ¿Acaso no te gusto? —Pregunto Annabeth de forma agitada.
—Créeme que nada me haría más feliz, pero aun tengo la esperanza de salir de aquí… Y no creo que nuestra primera vez deba ser en una circunstancia así— Explico el chico, aun jadeante, apoyando su frente en la de ella, limitándose a acariciarla, teniendo en mente que ahora tenía una buena razón para salir de ahí con vida.
