Dividir y vencer, eso era lo que Voldemort pensaba una tarde mientras los mortífagos regresaban sin noticias de Potter.

De alguna forma debía ser capaz de desunir esa maldita cofradía que había formado Potter con los malditos traidores a la sangre de los Weasley, la condenada sangre sucia, por no mencionar el semi gigante de Hagrid y el licántropo Lupin; el chiquillo siempre lograba relacionarse con la escoria del mundo mágico.

-Lo encontraremos señor, simplemente denos una última opor…- decía Lucius Malfoy en un intento de evitar el castigo, cuando fue interrumpido

¡Silencio! Ya he tenido suficiente de sus incompetencias, estuvimos cerca…tan cerca y lo dejaron escapar… acaso creen que tendremos alguna otra instancia tan buena como la que ocurrió hace unos días, Potter y esos estúpidos ¡aquí! Justo en frente de nuestras narices y como siempre lo dejaron escapar- .

El tono suave de Voldemort siempre representaba más peligro que los gritos y los insultos, por lo que nadie se atrevía a decir una sola palabra, sólo podía escucharse uno que otro jadeo incontenible por parte de alguno de los más asustados mortífagos.

Todos estos días me han servido para reflexionar mucho, acerca de cuán útiles están siendo ustedes para el trabajo final… a veces me pregunto si realmente desean verme en la cima del poder, si no preferirían verme destruido por el inepto de Potter…-

¡Mi señor! No diga eso, por supuesto que deseamos que usted retorne al poder absoluto – chillaba Bellatrix Lestrange.

- Silencio Bella. Ya he tenido suficiente, esta vez haré todo con mis propias manos.

Amo, no es necesario, nosotros podemos…-

¡Crucio! – Voldemort apuntó directo a la mujer.

La maldición imperdonable dió de lleno en el pecho de Bellatrix la que se retorcía en el piso, pero no pofería ningún alarido de dolor. El rostro del resto de los que observaban la escena era una mezcla de pánico y respeto; si el Señor Oscuro era capaz de castigar a su mejor lugarteniente, definitivamente debía ser algo malo.

-He dicho que silencio. Si alguien más desea sufrir el mismo castigo que ella, sólo tiene que pedirlo -siseó en un tono que no admitía réplicas, con una pérfida sonrisa en los labios miró a los hombres y mujeres que lo observaban y continuó. – He tomado una decisión. El próximo paso será aniquilar la unión existente entre el estúpido de Potter y sus amigos. He de tomar a alguien importante en su vida y destruírlo, al parecer la muerte de sus padres, de Black y de Dumbledore no fueron suficientes, veré como remediar eso- los ojos de Voldemort refulgían con locura-. El estúpido chiquillo es capaz de sacrificarse por cualquiera, incluso por sus enemigos-

-Señor, ¿Qué es lo que tiene en mente?- se atrevió a preguntar Narcissa Malfoy, temiendo por la vida de su hijo, ya que era claro que Draco figuraba en la lista de enemigos de Potter.

- Mi querida Narcissa- dijo Voldemort volviendo la vista hacia ella –Lo que haré será cortar una de las extremidades de Potter, uno de sus amigos, uno de sus hermanos, le quitaré una parte tan trascendental de su patética vida que después de eso será un blanco fácil; y una vez que eso ocurra no tendré que perseguirlo más- Voldemort hizo caso omiso del suspiro de alivio que Narcisa intentó ocultar sin éxito -Será él quien me pida que lo aniquile, rogará no haber nacido y que yo sea quien acabe con su tortura, créanme… si el muchacho piensa que uno de sus amigos ha muerto por su culpa no podrá con eso. Si de algo me ha servido pasar algún tiempo en la insulsa mente de Harry Potter es para asegurar que puede vivir con cualquier sentimiento; la pena, el rencor, la incertidumbre…con todos menos con uno. La culpa-.

Bellatrix que hasta ese entonces había permanecido en el suelo a los pies de Voldemort en silencio ya no pudo contenerse.

-Amo, ¿Cuál de los amigos de Potter será…?-

Pero antes de que Bellatrix pudiera terminar la pregunta, un mortífago se apareció frente a Voldemort; tenía una expresión que variaba entre el miedo y la excitación.

¡Señor! ¡Es Potter! ¡Está en el castillo de Hogwarts!-

¿Estás seguro de lo que estás diciendo Morgan?, porque no aceptaré un solo error…-

Amo, estoy seguro de lo que le estoy diciendo- decía Morgan con la voz casi en grito por la emoción.

Está bien, nos moveremos inmediatamente al castillo. Veremos qué es lo que puede hacer el viejo decrépito de Dumbledore desde la tumba para detener la guerra-

Voldemort les sonreía a sus Mortífagos, pero no era el tipo de sonrisa que auguraba algo bueno, sino todo lo contrario, en El Señor Oscuro esas sonrisas significaban cosas terribles.

En este caso significaba la muerte para aquellos que no hicieran las cosas como él las quería.

Y para Harry Potter y sus amigos significaría algo peor, algo incluso más doloroso que la mismísima muerte.

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Dioss, no puedo creer que esté subiendo mi fic jaja, es casi utópico.

Un beso a todos los que pasen y dejen un review, ayudan a mejorar =)

Carol.