Este es mi primer One-shot, un Shu x Reader :3 espero les guste. Para la próxima, dentro de muuuuuuuchos días haré uno con Reiji y así sucesivamente, pero solo será con los Sakamaki.

Subiste las escaleras hecha una furia. Estabas harta de esos imbéciles y de la idiota de Yui, la muy lenta tenía a su disposición un cuchillo de plata y no era capaz de utilizarlo. Era increíble, solo era un maldito intercambio y resultaste encerrada con seis hermanos vampiros sedientos de tortura y sangre, y con una chica que le temía hasta a su propia sombra. Eran casi las doce de la noche, hacía unos minutos Raito, junto con su hermano Ayato habían quebrado tu Ipod, si estaba putisima por eso pero la verdadera razón era que ese insignificante Ipod traía las canciones originales de tu difunto padre, un compositor de música clásica, el único recuerdo que te había dejado antes de su muerte, gracias a su música lograbas calmar tus nervios.

Te encerraste en el cuarto de música, estaba vacío y oscuro. Caminaste hasta el hermoso piano de cola negro, tus dedos lo rozaron un poco hasta guiarte al asiento. Suspiraste desganada mientras recordabas como fue tu bienvenida a la mansión Sakamaki. Fue sencillamente horrible, al entrar te encontraste con la horrorosa imagen de Ayato mordiendo a Yui. Los demás hermanos hicieron acto de presencia a los pocos minutos, te temblaron las manos pero tu piernas reaccionaron. Corriste hacia la salida. Te adentraste al jardín esquivando el agarre de Subaru y Raito. Lograste perderlos cuando te escondiste en una edificación gótica, escuchaste los pasos de ellos alejarse y suspiraste aliviada, retrocediste un paso para chocarte contra algo. Giraste automáticamente para encontrarte con Shu, retrocediste un poco

-¡aléjate!

-eres molesta-Shu te tomo de los brazo y te acorralo contra la pared, te removiste incomoda tratando de zafarte de su agarre

-s-suéltame, ¡aah!-Shu pego su nariz contra tu cuello-¿q-q-que haces?-preguntaste nerviosa

su lengua recorrió parte de tu cuello poniéndote la piel de gallina-este sabor…-sin terminar su frase, apretó mas su agarre, abriste la boca para decir algo cuando sin previo aviso Shu incrusto sus colmillos.

Bebió de tu tibia sangre, quisiste gritar pero el posiciono su mano en tu boca para ahogar tu grito. El no quería que los demás intervinieran. Después de unos quince minutos, saco sus colmillos y te miro a los ojos, un hilo de sangre recorría parte de su boca. Estabas agitada y molesta, el no te soltó por un buen rato, desvió su mirada hacia tu cuello para ver que un hilillo de sangre se escurría por tu cuello. Sonrió de lado y empezó a lamer el camino de sangre hasta la herida. Nuevamente sonrió, era una sonrisa de victoria, no llegaste a comprenderlo. Ese había sido tu primer encuentro con el mayor de los Sakamaki, al otro día nadie se intereso en ti, al parecer Shu les había dicho que tu sangre no era tan buena como la de Yui, eso de alguna forma hirió tu orgullo y al mismo tiempo te tranquilizo, los otros no te molestarían por sangre… pero si te fastidiarían escondiéndote cosas o engañándote

-putos-susurraste aun molesta

-hablaste…-levantaste la cabeza al escuchar otra voz. Al otro lado del salón se encontraba Shu, estaba acostado en el sofá con los ojos cerrados

-¿hace cuanto estas ahí?-preguntaste mientras te acercabas y te sentabas en el sitio libre del sofá. Para tu mala fortuna, Shu era el único de los seis que soportabas, resulto que tenían mas cosas en común de lo que tu creías, hasta llegaste a cogerle cariño a ese imbécil perezoso

-desde que entraste-se sentó y te miro-hace tiempo que no entras…

-si… el idiota de Ayato me quito las ganas de tocar el piano-Shu rio por lo bajo. Te gustaba hacerle reír-¿quiere tocar algo?

-…no-sabías lo que quería. Sangre. Eso te molesto, el había dicho que tu sangre no era buena y aun así el era el único en beberla. No era constante pero lo hacía

-¿por qué no vas con Yui? No quiero incomodarte con el asqueroso sabor de mi sangre-desviaste la mirada molesta

el solo rio-¿celosa?

-¡claro que no!-sin darte cuenta se había acercado demasiado, sus narices se rozaban. Te sonrojaste por su cercanía, Shu aparto tu cabello para dejar al descubierto tu cuello-Shu…-susurraste

-que mujer mas obscena, te erizas por el simple echo de mi mordida

-ca-cállate-sentías la cálida respiración de Shu

-oye… lo que les dije a ellos…-susurro en tu oído-era mentira

-¿qué…?

Y te mordió, te rodeo en sus brazos y tu no pudiste mas que rasguñarle la espalda mientras succionaba con potencia tu sangre. Era la primera vez que Shu te dejaba sin aliento y mareada, había bebido de mas. No supiste como pero habías llegado a tu cama. Soñaste. Soñaste que la mansión estaba en llamas y que mientras caminabas por el extenso pasillo pisabas los cadáveres de los hermanos Sakamaki. En el sueño bajaste las escaleras para encontrarte con la silueta de un hombre el cual tenía en sus brazos a Yui. Cuando bajaste el ultimo escalón la silueta dejo caer el cuerpo inerte de Yui, te sonrió dejando ver sus colmillos blancos manchados de sangre. Dio unos pasos hacia ti dispuesto a devorarte, su mano cubrió tu visión y… despertaste, jadeabas, tenías la respiración entrecortada y los latidos acelerados, tocaste tu pecho, estaba bañado de sudor.

Dejaste que el agua recorriera tu piel, mojaste tu cabello, eso te refrescaba. "fue solo un sueño…" te repetías mentalmente. Mientras el agua despejaba aquella pesadilla, unas manos rodearon tu cintura. Jadeaste ante el contacto, ¿quién era? ¿quién de ellos se había atrevido a meterse en la ducha? Sin importarte el hecho de que estuvieras desnuda, giraste, abriste bien los ojos al encontrarte con Shu, estabas estupefacta, el podía ser cualquier cosa excepto un atrevido. Estaba vestido y tenía su mirada pegada a tus ojos, no dijo nada. Rompió el débil abrazo y te percataste de que tenía sangre en sus manos

-¡Shu, te lastimaste!-tomaste sus manos y las acercaste al agua, le restregaste jabón para limpiar la sangre. No tenía heridas. Lo miraste con duda.

Sin decir algo puso sus manos en tu rostro y te beso, tenías los ojos bien abiertos. No sabías que hacer, no era el ligar ni el momento indicado para esa demostración de afectos. Shu volvió a mirarte y salió de la ducha sin decir nada. ¿estaba jugando contigo? Lo seguiste no sin antes enrollarte en una toalla. Ahora estaba tendido en tu cama con los brazos extendidos, los pies colgaban en el borde de la cama

-empaca tus cosas…-dijo perezosamente

-¿Shu?-el se levanto y abrió la puerta

-te espero en la entrada.

Los miraste sin entender. Duraste unos minutos antes de reaccionar y hacer lo que te había ordenado. Empacaste todo en tu maleta roda chines. Te pusiste unos toreros, una camisa negra manga larga y unos converse. Dejaste tu cabello suelto, aun estaba mojado y saliste al pasillo. Todo estaba apagado pero la luz de la luna iluminaba gran parte del lugar. Caminaste mirando hacia todos los lados, a tu izquierda viste unos pies, te detuviste abruptamente, dudaste pero al final decidiste seguir caminando, cuando pasaste por un lado viste con horror el cadáver de Reiji, te tapaste la boca, estaba tendido contra la pared, una espada atravesaba su pecho. Reiji era el hermano que mas detestabas pero aun así verlo muerto te daba escalofríos, ¿estas segura que había sido un sueño? Pasaste por un lado con el temor de que se levantara y te atacara. Seguiste caminando y esta vez te encontraste con el cadáver de Raito, estaba tendido en el suelo sobre un charco de sangre espesa, tenía una herida en el pecho y tenía las manos mutiladas.

Temblaste, ¿qué había pasado? Jadeaste asustada todo esto parecía una película de terror. Aceleraste el paso hasta llegar a las escaleras, ahí se encontraba el cadáver de Ayato, su sangre se había escurrido por todos los escalones y también tenía una herida en el pecho, al igual que los otros tres estaba justo donde quedaba su corazón. Tomaste el barandal de la escalera, tus piernas te temblaban pero eso no te detuvo de bajar las escaleras. Sin culpa golpeaste algo, ese algo rodo hasta el centro de la enorme sala hasta quedar bajo la luz de la luna, era la cabeza de Kanato. Ahogaste un grito al encontrar el cuerpo mutilado de Kanato a tu lado. Te alejaste de la escena y viste que la pared tenía sangre, levantaste un poco la cabeza y ahí estaba Subaru, tenía dos dagas en cada mano y dos en cada pie, todos, absolutamente, todos los hermanos tenía una herida en el pecho donde quedaba su corazón. "Yui…" pensaste vagamente al adéntrate a la sala donde estaba los sofás y sillas, ahí se encontraba Yui, estaba de espaldas. Dejaste tu maleta y te le acercaste. Tocaste su hombro y su cuerpo cayó inerte hacia atrás dejando ver un enorme agujero en su pecho, en ese momento, el cuchillo de plata de Subaru callo al piso, lo tomaste rápidamente y lo guardaste en tu bolsillo. Gritaste, mientras corrías dejando atrás tus pertenencias

-¡SHU! ¿¡DONDE ESTAS?!-saliste de la mansión y te chocaste contra alguien-¿Shu?-dijiste con la vez temblorosa. Lo abrazaste y el te correspondió el abrazo. Lloraste en su pecho por un largo tiempo. Cuando te tranquilizaste el se alejo

-espérame aquí, no demoro-volvió a entrar a la mansión

-¡no! ¡no entres!-te miro de reojo-alguien mato a los demás, ¡hay un asesino en la mansión!

El sonrió divertido-¿segura?

En ese momento caíste en cuenta. Todo se armo en tu cabeza, era tan obvio, El los había asesinado. El mayor de los Sakamaki había ganado esa estúpida guerra, el había asesinado a los demás. Retrocediste un poco y tiraste algo, era tu maleta, Shu te la había traído. Esperaste pacientemente en la fría y oscura noche, mirabas con atención la mansión. Hasta que ardió en llamas, la mansión se estaba incendiando. Estabas preocupada "¡Shu sigue adentro!" a penas ese pensamiento cruzo tu cabeza, el susodicho salió lentamente por la puerta principal. Llevaba cargado en su hombro izquierdo una maleta. Paso por un lado y siguió derecho pero se detuvo

-¿qué esperas?-te miro de reojo

-… perdón-susurraste-Shu…-el se detuvo y te miro-¿por qué?

-porque, tu sangre era exquisita, cuando bebí de ti la primera noche sentí gran poder. Te quería para mi, solo para mi. No quería compartirte con los demás…

-pero Yui…

-su sangre era un manjar, solo eso…-acerco sus labios a tu oído-en cambio tu, eras una delicia-mordió tu lóbulo sacándote un suspiro-eres mía. Tu. Tu pequeña, fuiste la culpable de esta masacre-beso tu cuello

-mi sangre…

-me dio fuerzas…-se miraron por unos instantes antes de alejarse de la mansión. Miraste por ultima vez la edificación, "que triste… pobres tontos, se deben estar retorciendo en el infierno, el menos esperado dio el golpe de gracia"

Caminaron por las deshabitadas calles, todo estaba silencioso y tranquilo. Shu caminaba a tu lado en silencio. Lo miraste y el solo te tendió uno de sus audífonos. Lo tomaste, dudabas de todo lo que hacía, te lo acomodaste en tu oído y escuchaste el suave sonido de un piano. Eso te tranquilizo. Caminaron hasta la esta la estación del tren.

-puedes matarme-dijo Shu de la nada-tienes el cuchillo…

-¿cómo…?-parpadeaste antes de sacarlo. Lo miraste, era de plata y brillaba intensamente. Miraste a Shu y suspiraste. Tiraste el cuchillo en alguna parte de la estación-no lo necesito, puedo matarte con otra cosa…

-eres desesperante…-sonrió y se acerco para besarte

-¿qué me vas hacer?-susurraste antes de que uniera sus labios contra los suyos

-… te mantendré a mi lado… por toda la eternidad.

Fue un beso lento y tierno. Se miraron a los ojos, "que pareja mas extraña… la chica responsable unida con el vago…" sonreíste divertida. Unieron sus frentes mientras el sonido del tren inundaba la estación. Los dos eran los únicos pasajeros, eran las tres de la mañana. Te sentaste junto a la ventana y Shu junto a ti, no pasaron mas de diez segundos cuando su cabeza cayó en tu hombro. Lo miraste y le acariciaste la mejilla suavemente con un leve roce de tus dedos. Miraste la ventana mientras el tren empezaba su marcha

-Shu…-el no respondió-te amo-dijiste mirando la ventana

-yo también te amo…-dijo perezosamente acomodándose mejor en tus piernas. Extendió su mano y acaricio tu rostro-te amo…-susurro antes de quedarse dormido.

Al parecer el amor te iba a destruir en pequeños pedazos. No… claro que no, algo tan simplón como tu amor por Shu no te destruiría, habías sobrevivido a la masacre de tu pueblo sobrevivirás a esto con toda seguridad. Después de todo eras una Van Helsing.