Hi Gruvios, este es el primer fic que publico aquí y me dije porque no adaptar esto tan exquisito… Tengo que aclarar que esta historia NO ME PERTENECE su autor original es Fer Higurashi y yo pues me leí la adaptación Naruhina xD de lucynarutera92 .

Lo amé de comienzo a final así que aquí tienen la adaptación al Gruvia.

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Cap 1

~~JUVIA POV~~

¿Cuánto tiempo llevaba llorando?, no tenía la menor idea.

Sentada solamente con mí bata de dormir y una taza de café a medio terminar en las manos, lleve mí pañuelo a la nariz y en un arrebato para nada delicado sorbí mí nariz de nuevo. Para entonces, mis ojos se encontraban rojos e hinchados de tanto llorar.

Mientras pensaba en mí hermano, solo, encerrado y probablemente asustado en una celda.

-Gajeel- susurré por milésima vez en segundos- Gajeel... Gajeel-

Hace ya dos días qué le había dictado formal prisión, y desde entonces parecía que había pasado una eternidad.

Pero en todos aquellos días que habían pasado desde que lo acusaran de aquel fraude millonario, no había descansado mientras buscábamos la manera de comprobar su inocencia, de hacerle ver al juez que él había sido embaucado en una horrible trampa en la que no tenía nada que ver.

Había contratado a un buen abogado, después de todo, tenía un sueldo bastante alto y considerado para hacerlo.

Pero todo había sido inútil, y sin dinero suficiente para pagar la fianza que le habían impuesto, ahora él estaba en la cárcel.

Con un gesto de desesperado, miré el montón de papeles que tenía en la mesa frente a mí sin encontrar una forma de sacarlo de aquel lugar, Para entonces, pagar una fianza era demasiado tarde, y mi hermano había sido condenado a diez años de cárcel sin esperanza alguna a salir.

-¿Qué voy a hacer?-

¿Qué iba a hacer?

Lo había pensado todo… Desde pedir un préstamo al banco (lo cual ya no servía de nada), hasta buscar yo misma al verdadero culpable y torturarlo hasta hacerlo confesar que mi hermano no había tenido nada que ver en el asunto. Por supuesto, sabía que nada de eso daría resultado y para entonces mí hermano había perdido toda esperanza de salir de prisión.

Por lo menos, no hasta dentro de diez años.

Y yo lo único que quería era a mí hermano de vuelta, a la única familia que tenía, a la única persona que lo era todo para mí.

Moviendo mí cabeza de un lado a otro para alejar la desesperación, me limpie las lágrimas y seguí rebuscando entre los documentos. Siempre había sido una mujer optimista, y en aquellos momentos era cuando más lo necesitaba.

Necesitaba hacer algo. Algo para sacarlo de ahí como fuera.

Yo lo iba a hacer, sin importar el precio.

~~GRAY POV~~

Sentado en mí silla de cuero negra, y en un amplísimo despacho del último piso del imponente edificio Fullbuster, mire a mí amigo frente a mí y conteniendo una maldición al ver su sonrisa, me dejé caer en el respaldo cansado.

-Entonces… ¿Una esposa?-

Me llevé una mano a la cara, apretando mis ojos cerrados con los dedos-

-Si-

-Qué no tienes-

-No-

-Y con la que tienes que casarte en un mes-

-Veinte días- Corregí- Han pasado diez desde la lectura del testamento-

Frente a mí, Natsu pasó sus nudillos por su barbilla y me miró con las cejas alzadas.

-Entonces, déjame ver si entendí- Se removió en su silla entrelazando los dedos- Tú tía dejó estipulado como su última voluntad que todos sus bienes, que incluyen acciones de la empresa pasarán a ti siempre y cuando estés casado o te cases con una mujer en menos de un mes-

Notando el tono de burla en su voz abrí mis ojos y asentí con pesar.

-Así es-

-De lo contrario todo pasará a manos de tu primo Invel-

A manos del vividor, irresponsable y sobre todo abusivo Invel Yura, quien por desgracia era mi primo. Natsu dijo aquella frase con el mismo tono de burla, pero pude sentir la nota de desprecio en su voz al mencionar la última palabra.

El sentimiento era general para todos los que lo conocíamos.

-Si-

Con aquella simple respuesta, mi amigo soltó una sonora carcajada que de no haber sido porque era de mí de quien se estaba burlando, juraría que yo también habría compartido.

Aquello sonaba como una de las peores locuras inventadas para una novela, sin embargo, era cierta.

Desde que tenía memoria, Ur había sido como otra clase de madre para mí. Maestra de mí padre y prima de mí madre, había sido mí madrina, mí consejera y mí mentora por muchos años y estaba seguro que sin su ayuda jamás había logrado tener la empresa que ahora tenía y de la que era nada más y nada menos que el Director Ejecutivo.

El imperio Fullbuster, lo único para lo que vivía ahora, lo había logrado gracias a ella.

Tres meses atrás y debido a un horrible accidente automovilístico había perdido la vida a sus escasos cuarenta y dos años; y sin esposo, sin hijos y sin nadie a quien dejarle sus millones más que a su sobrino favorito, ahora me tenía en aquella maldita encrucijada.

Parecía que aún muerta quería joderme la existencia.

Su sobrino favorito, que debía estar casado para cobrar la herencia. Al que estaba obligando a casarse aún después de muerta, prueba fehaciente de la tenacidad y el poder que siempre había tenido.

-¿Me quieres hacer el favor de callarte ya?- Le espeté a Natsu quien seguía riendo- No le veo la gracia, idiota-

Por supuesto, mi amigo pelirosa no me hizo el más mínimo caso y como si nadie hubiese hablado siguió riendo a carcajadas.

Desde hace varios años atrás, Ur vivía repitiéndome que el trabajo me estaba consumiendo, y que en mí afán de hacer crecer aún más mí empresa me estaba alejando de todo lo bueno de la vida. A mis veintiocho años seguía siendo uno de los empresarios solteros más codiciados y sonados de Japón y de acuerdo a mí visión, mi carrera y mí empresa estaban en la cumbre y mi vida iba simplemente sobre ruedas. Pero, por supuesto Ur no lo veía así. Como una romántica empedernida, vivía repitiendo que yo necesitaba encontrar una mujer con quien compartir mi vida y no quería que yo tuviera su mismo destino para que, tal como ella, terminará siendo un viejo magnate solitario y sin familia propia.

La voz de mí amigo me sacó de mis cavilaciones.

-Entonces…- me miró con más seriedad- ¿Qué piensas hacer?, porque déjame decirte que no tienes a ninguna candidata para eso -

-Ya lo sé-

-Digo, a menos que quieras recurrir a una de tus amantes, tienes una muy buena lista- Pareció recordar algo- ¡ Ah sí! Amelie, ella parece una opción- Sonrió casi con descaro- Se ve que es una fiera en la cama-

-Por lo menos no tendría que quejarme por el asunto del sexo-

Me encogí de hombros con la misma frialdad e indiferencia que usaba siempre al hablar del tema, y frente a mí, Natsu hizo una mueca que pareció una sonrisa. Después de todo, nadie como él sabía que yo no creía ni en el matrimonio, ni en las almas gemelas, ni en los felices para siempre, ni en el amor.

Mucho menos en el amor.

Todos los que me conocían imaginaban o intuían eso, pero nadie tenía la certeza más que él.

Nadie mejor que él sabía eso.

-Ya enserio- Frente a mí Natsu volvió a entrelazar sus dedos y me miró con seriedad- ¿Qué es lo que vas a hacer?-

Por supuesto que con los millones que ya tenía, la herencia que había dejado Ur al morir no cambiaría mucho mí situación financiera, salvo por las acciones que ella poseía de mí empresa.

Sin embargo, no podía dejar que aquello se fuera a manos de Invel. Era un mero asunto de principios familiares y por supuesto de justicia, y no estaba dispuesto a dejar que un flojo y vividor como él se quedara con la fortuna que tanto trabajo le había costado a Ur lograr.

Y ella sabía eso, sabía que mí código moral y mí sentido de justicia no permitirían dejar que eso pasara, y por supuesto, lo había usado en mí contra para obligarme a casarme.

Esa había sido su trampa.

Si caería o no, aún no lo había decidido.

Dejándome caer en la silla, pensé en la cláusula del testamento que ya me había memorizado de tanto leer. Era realmente estúpida, pero era la principal, y además de eso, decía que debía estar casado por lo menos tres meses y la herencia será mía.

Lo que quería decir que solo necesitaba tres meses de matrimonio para obtenerla. Tres meses de fingir algo que pronto terminaría, la herencia pasaría a mí nombre y sería libre. No era demasiado tiempo, ¿O sí?

-¡Gray!- El grito me sacó de mis pensamientos- Maldición hombre que no tengo todo el día, ¿Qué rayos harás?-

En aquel momento, fue mí turno de sonreír burlonamente.

-Quizá le siga el juego a mi querida tutora-

Como única respuesta, mi mejor amigo dejó caer su mandíbula y abrió los ojos de par en par.

Y yo solo podía pensar en algo: ¿Quien estaría dispuesta a seguirle el juego también?

~~JUVIA POV~~

-Vamos Juv, no me gusta verte así-

Los ojos azules de mí mejor amiga, grandes y brillantes me miraron con ternura mientras me tomaba la mano por encima de la mesa.

-Lo siento Lissana-Limpie la única lágrima que se escapaba de mí ojo- Es qué nunca me había sentido así… tan…- Pensé la palabra- Desesperada-

-Lo sé, y lo entiendo- Masajeó mí mano con su pulgar- Pero a tu hermano no le gustaría verte así. Y tú no eres así-

Eso era cierto. Yo jamás había sido así, por el contrario y aun cuando mis padres habían muerto cuando yo era pequeña, era una mujer más bien alegre y optimista. Sabía que nada ganaba con pasársela llorando y lamentándose todo el día, pero no podía evitarlo. Ese día me sentía tan mal que inclusive había llamado al trabajo para reportarme enferma y por supuesto que Lissana había pasado por mí casa en la mañana como lo hacía desde que empezara todo este asunto de mí hermano.

-Ya lo sé- Me encogí de hombros intentando componer una sonrisa- Pero últimamente siento que no tengo más opción, Liss-

-¿Así de perdido se ve el caso?-

Suspire para comenzar a contarle el caso que ya me sabía al derecho y al revés.

-El documento que Gajeel firmó es auténtico y se comprobó que es su firma por medio de testigos y un millón de pruebas extrañas- Hice un gesto con la mano- El verdadero instigador de todo ha desaparecido, con todos los millones por supuesto, y el que mi hermano haya firmado el documento sin leer lo que decía, ya lo pone en un gran aprieto-

Frente a mí, Lissana asintió con gesto conciliador y siguió acariciando mí mano.

-Para la justicia, su firma es la que provocó todo y por lo tanto él es quien debe pagar. No importa como haya sido- Me encogí de hombros- Y aun cuando están buscando al que tiene los millones, aunque lo atrapen mí hermano seguirá en la cárcel-

-¿Sin derecho a fianza?-

Negué con la cabeza.

-Nada, Liss- Sonreí irónicamente- La única manera en que podría sacar a Gajeel es si fuera una multimillonaria con contactos o el dinero suficiente para encontrar pruebas que lo saquen de ahí o a alguien que lo saque de ahí-

Frente a mí, Lissana abrió un poco los ojos pero no dijo nada. Yo por mi parte, miré el reloj para darme cuenta que pasaban de las nueve de la mañana y reprimí un gemido asustado.

-¡Lissana!, ¡Mira nada más la hora que es!- La miré con los ojos como platos- ¡Tu jefe se pondrá como loco!-

-Tranquila- Sonrió sin soltar mí mano- Le dije al señor Fullbuster que tengo una amiga muy querida en problemas, me dio permiso de llegar más tarde hoy-

La miré con el ceño fruncido.

-¿Enserio?-

-Enserio- Lissana soltó una carcajada- No es tan malvado y gruñón como todos piensan, Juv, enserio-

Lissana y yo trabajamos en el Imperio Fullbuster, una de las empresas comerciales más importantes de todo Japón y también de varios países, y era ahí donde nos habíamos conocido. Debido a mis conocimientos y muchos títulos en finanzas, mí habilidad para hablar cuatro idiomas y una gran cantidad de títulos en otras habilidades, había ido escalando de posición en la empresa hasta conseguir el puesto de jefatura en el departamento de finanzas.

Por su parte, Lissana era la asistente personal de Gray Fullbuster desde hacía casi tres años, el dueño y Director Ejecutivo de la empresa y un hombre que según decían era algo agresivo y prepotente. Lissana había sido la única asistente que había durado más de un año en el puesto, y la única del trabajo que aunque admita que el señor Fullbuster era un hombre de miedo, no era tan malo como todos decían.

Pero claro, Lissana siempre estaba dispuesta a pensar lo mejor de los demás, así que su opinión no era tan confiable en esos casos.

Yo por mi parte, jamás había tratado al hombre en mí vida. A pesar de mí jefatura, estaba mí jefe que era quien le reportaba todo al señor Fullbuster y por lo tanto yo solo lo conocía de vista y a lo lejos. Sabía que era un hombre guapísimo y con cuerpo de pecado, por supuesto, con cabellos azules tan oscuros que casi se hacían negros, ojos grises y mirada peligrosa, lo que imponía respeto y me hacía pensar que lo que decían de él era verdad.

Él por supuesto no tenía idea de quién era, y podía jurar que jamás en la vida me había visto siquiera.

-Pues eres la única que parece pensarlo- Dije con una sonrisa- El hombre da miedo solo con verlo, no sé cómo aguantas trabajar para él-

Lissana soltó una carcajada y negó con la cabeza.

-No es tan malo, te lo puedo decir porque me encargo de todos sus asuntos personales- Sonrió- Tiene su carácter, sí, pero también sabe con quién y cuándo utilizarlo. Tiene una familia grande y a la que adora, siempre está mandándoles regalos a sus sobrinos y saliendo de viaje con ellos… Es bastante altruista también, hace donativos millonarios a cinco asociaciones diferentes- Se encogió de hombros- Y es bastante justo y estaría dispuesto a ayudar a cualquiera que…-

En aquel momento, Lissana se calló de golpe y me miró con los ojos como platos, como si una idea brillante acabara de cruzarle la cabeza. Una idea que se estaba formando en su cerebro y que yo no alcanzaba a entender.

Y entonces soltó un pequeño grito de emoción y siguió hablando.

-Y lo haría desinteresadamente- Sonrió de lado a lado- Y lo más importante de todo… No le costaría nada porque es asquerosamente rico-

-Liss…- La llamé asustada sin tener idea de qué hablaba- ¿Estas bien?-

Como si se hubiera propuesto asustarme aún más y sin perder su sonrisa, Lissana tomó mí mano entre las suyas y me miró como si el mundo acabara de iluminarse.

-Juvia Loxar- Dijo solemne- Se me acaba de ocurrir una idea brillante, una idea que te sacará de todos tus problemas-

Yo solo atiné a mirarla con ojos desorbitados y parpadear repetidamente, sin entender nada.

-Una idea que estoy segura no podrás rechazar-

No dije nada y solo fruncí en ceño.

~~GRAY POV~~

Caminando por el pasillo del noveno piso del Imperio Fullbuster, llegué hasta el elevador y sin fijarme mucho en lo que hacía oprimí el botón del piso veintinueve donde se encontraba la dirección general y miré la puerta cerrarse frente a mí.

Por supuesto, con solo un pensamiento en mi mente. El único que había tenido en la cabeza los últimos diez días. Iba solo en el ascensor, lo cual era simplemente excelente porque estaba seguro de que de haber más gente no podría respirar.

Todo por culpa de Ur, mi querida madrina muerta y su maldito testamento.

Recordé de nuevo eso y aquella cláusula principal que le había pedido al lector del testamento me la leyera un montón de veces. Ese día había estado presente toda la familia Fullbuster, un lado de la familia esperando saber cuál había sido la última voluntad de un ser tan valioso para la familia, y otro lado esperando saber qué parte de la jugosa herencia les tocaría.

Más bien, Invel Yura esperando saber qué parte de la jugosa herencia le tocaría.

Por supuesto, Invel se había puesto peor que yo al escuchar la bendita cláusula del testamento. Sus ojos abiertos de par en par y su mueca de verdadero fastidio era lo único bueno que había sacado de esa tarde y recordarlo aún me hacía sonreír con sorna.

Pero en definitiva, él no estaba peor que yo.

Antes de poder seguir pensando en lo mismo, las puertas del ascensor se abrieron estando en el piso donde se encontraba mí oficina. La única del piso, en una larga sala de espera con paredes claras y con sillones de cuero negros apostados en una esquina alrededor de una mesa de vidrio, la decoración era simple, minimalista y sobre todo masculina. Al centro del lugar y pegado a la pared a un lado de la puerta de mí oficina, el enorme logotipo de la compañía "Imperio Fullbuster" se alzaba imponente detrás del mostrador, en donde mí café de todas las mañanas me esperaba.

Y mí asistente, algo agitada y sonrojada tal vez por correr, se levantó al verme y sonrió con algo de renuencia.

-Buenos días Lissana- Le dije en cuanto pase por su lado, tomando mí vaso de café caliente- ¿El de siempre?-

-Sí, señor-

El tono casi nervioso en el que me respondió me puso en alerta y sin poder evitarlo, la miré con ceño. Conocía a mí asistente lo suficiente como para saber que se traía algo entre manos.

-¿Hay alguna novedad?-

-No, señor- Miró los papeles que tenía en su escritorio- Su junta con los franceses se aplaza para mañana, y no tiene ningún otro compromiso agendado para hoy-

-Excelente- Dí un pequeño manotazo al mostrador, agradecido por un día tranquilo- Estaré en mí oficina, saldré a comer con mi hermano a la una-

Obteniendo a cambio un simple asentimiento de cabeza por parte de mí asistente, comencé a caminar hacia la puerta de mí oficina mientras fruncía el ceño. Normalmente, Lissana no era tan reservada y callada como aquel día, y curioso por averiguar qué se traía entre manos, la miré sobre mí hombro para hacerle un último comentario.

-¿Todo bien con tu amiga?- Pregunté aunque no me importaba en lo más mínimo.

Al parecer aquello dio en el clavo. Abriendo sus ojos de par en par casi con emoción, Lissana me miró como si fuese una especie de salvación y asintió ligeramente con la cabeza.

-Sí, bueno, dentro de lo que cabe- Pareció pensarlo un poco- En realidad señor, quería hablarle sobre algo que…- Lo pensó aún más, y para entonces ya estaba algo exasperado- Algo sobre-

-Pues dilo, Lissana-

Frente a mí, mi asistente me miró con ojos algo perdidos y hecha un manojo de nervios se mordió el labio inferior nerviosa. Conocía aquella expresión, estaba en su modo "no hablaré a menos que me presionen o zarandeen" y sabía que método funcionaba mejor.

-Bien, ya veo que no es nada importante, estaré en mí oficina- Comencé a caminar hacia la puerta de nuevo- Si hay alguna novedad o…-

-¡No!, ¡Espere!-

El grito de mí asistente bastante alto y chillón para mí gusto me hizo paralizarme y dando media vuelta en mí lugar, la miré con una ceja alzada, un gesto de superioridad y fingida ofensa y espere a que hablara. Por supuesto, la sangre se le subió a las mejillas-

-Y bien, ¿Me vas a decir?-

-Es sobre mí amiga señor- aquello no me lo esperaba- Está metida en un lío grande y…- Tomó aire- Sé que usted es el único que la puede ayudar-

Aquella última frase y la mirada seria de mí asistente, fueron suficientes para dejarme en mí lugar esperando por más información.

~~JUVIA POV~~

-Ya Juvia, deja de moverte, arrugarás tu traje-

-No puedo evitarlo Liss- Le recriminé entre dientes, mirando la enorme puerta de caoba frente a mí- ¡Esto es una completa locura!-

Sentadas en aquel sofá de cuero negro en el último piso del imperio Fullbuster, Lissana intentaba arreglarme un botón desabrochado de mí femenino saco mientras yo respiraba profundamente.

Sin poder creer que estuviera ahí en aquel momento, esperando ser atendida por nada más y nada menos que el millonario empresario, el jefe de mí jefe, Fullbuster Gray.

Y sin embargo ahí estaba.

-Tal vez, pero se mostró muy interesado en el caso y accedió a verte- Me calló con esa simple respuesta- Ahora deja de moverte como una colegiala nerviosa, qué me estás poniendo peor a mí-

Como única respuesta, solo atine a soltar un largo suspiro mientras que Lissana terminaba de abrochar el primer botón de mí saco. Ataviada con una falda estilo lápiz en color negro, mis medias de seda transparente, mis zapatos negros Jimmy Choo de tacón de aguja, una escotada blusa de seda en color lavanda y mí saco de trabajo en color negro, podía decir que llevaba mis mejores prendas laborales ese día.

-Listo- Lissana sonrió amena- Ya está-

Con el último botón de mí saco abrochado, el borde de mis pechos había desaparecido al igual que el encaje de mí reveladora blusa, dándome un aspecto bastante formal y presentable.

No podía creer que en unos cuantos minutos entraría por esa puerta para conocer oficialmente a Gray Fullbuster. Pero sobre todo, no podía creer que fuese a pedirle ayuda a él.

De nuevo, recordé todo lo que Lissana había dicho sobre él y contuve un suspiro. Un hombre extremadamente rico pero bastante generoso, altruista y sobre todo justo, que no dudaría de ayudar a alguien en problemas y mucho menos cuando se trataba de una injusticia.

Pero había algo que aún no me cuadraba en todo esto, ¿En serio lo haría desinteresadamente?

-Bien- El susurro de Lissana me sacó de mis cavilaciones- Ahora está con alguien en su oficina, pero te verá tan pronto termine-

Tomé una larga bocanada y acomode mí despreocupado cabello que luchaba por dejar algunos mechones en mí rostro.

-De acuerdo-

-Bien, iré a mí lugar… Suerte amiga-

-Gracias-

Y con un simple apretón de manos como muestra de ánimo, Lissana se levantó del sillón de la sala de espera y se colocó detrás del mostrador a unos cuantos metros de distancia. Mientras tanto, yo miraba la puerta del despacho de Gray Fullbuster, esperando la mínima señal de movimiento. No sabía que para que lo hiciera ya o no se abriera nunca.

Después de diez largos minutos de agónica espera, la puerta del despacho se abrió para dejar salir a un delicioso peliazul de ojos cafés mientras decía unas últimas palabras a quien fuese quien estuviera adentro.

Frente a mí y desde su escritorio, Lissana me hizo una seña para que me levantara, y eso hice, sin tener mucha noción de mis movimientos y con las piernas temblándome de los nervios.

-De acuerdo, entonces te mandaré esos reportes con mí secretaria a más tardar mañana- Dentro alguien contestó con voz fuerte- Y mañana tenemos esa comida pendiente Fullbuster, no lo olvides-

Al parecer era alguien bastante conocido para él, después de intercambiar unas cuantas sonrisas roncas y masculinas, el hombre dio media vuelta y dirigiéndonos una sonrisa a Lissana y a mi, se alejó del lugar hasta que quedamos solas de nuevo.

Frente a mí, la puerta a medio abrir del despacho del empresario Fullbuster Gray, el hombre quien venía a pedirle ayuda.

Mi corazón se detuvo por unos instantes.

-Vamos-

Haciéndome una seña para que me acercara hasta la puerta, logré leer de los labios de Lissana aquella simple palabra y no tuve más remedio que obedecerla. Con lentos y torpes pasos, llegue hasta la puerta quedándome estática en mí lugar, la miré significativamente.

-No necesito anunciarte, ya te espera adentro-

Aquello fue lo único que necesité escuchar, con el corazón latiendo acelerado y sin dejar de ver a

Lissana que me hacía señas de ánimo, con los dedos empuje la puerta entreabierta para entrar de una vez por todas.

Antes de poder siquiera voltear hacia adelante topé con algo fuerte, duro y grande que me hizo tambalearme con fuerza hacia atrás y previniendo el inminente golpe, cerré los ojos con fuerza y contuve un juramento.

Maldición, estaba a punto de caerme en la oficina del Fullbuster, y por supuesto haría el ridículo de mí vida.

Pero antes de poder pensar en algo más y como si alguien me hubiera escuchado, unas fuertes manos me tomaron de los brazos para no caer y entonces estuve pegada a un ancho y duro pecho con un aroma de ensueño, muy masculino y bastante tentador. Aturdida, subí la mirada para encontrarme con unos intensos ojos grises que me miraban curiosos y los míos estaban abiertos de par en par.

Solo para darme cuenta que estaba entre los brazos de Fullbuster Gray.

El corazón dejó de latirme.

-¡Ay!, lo siento-

Soltando un ligero gemido de sorpresa y con la sangre acumulada en mí rostro me aleje de él bruscamente, obteniendo a cambio una simple sonrisa torcida que no supe interpretar. Sin darme tiempo de reaccionar e ignorando a una boquiabierta Lissana desde su lugar, cerró la puerta detrás de él y finalmente estuvimos solos en su oficina.

Y contrario a todo lo que había pensado que podía hacer, se limitó a quedarse estático en mí lugar mientras me miraba a conciencia, de arriba hacia abajo.

Y entonces, después de pasar su mirada por mis piernas, mí torso y finalmente mí rostro, abrió los ojos de par en par.

Como si no pudiera creer lo que tenía enfrente.

Como si aquello que estaba viendo era muy diferente a lo que se había imaginado.

Como si, de pronto, la solución a cualquier problema hubiera llegado de golpe.

¿Qué rayos le pasaba al tipo?

Antes de poder hacer algo, el hombre pareció reaccionar y meneando su cabeza de un lado a otro comenzó a caminar a su escritorio mientras con su mano me invitaba a caminar hacia el mismo lugar. Y con ese simple gesto de su mano, pude intuir que estaba frente a un hombre acostumbrado al poder y la autoridad.

-Señorita Loxar- Asintió con la cabeza y me señaló la silla frente a su escritorio para sentarse en la suya- Tome asiento por favor-

Con algo de renuencia y sobre todo sorprendida por el enorme tamaño de la oficina, hice lo que me pedía y con más delicadeza de la que tenía, me senté frente a él en la confortable y masculina silla de cuero negro y lo miré sin saber qué hacer.

-¿Gusta tomar algo?-

-No, gracias- Corté de inmediato. Lo último que quería era que Lissana entrara y me sirviera algo.

Como leyendo mis pensamientos, el hombre frente a mí sonrió de nuevo de medio lado y acomodándose en el respaldo de su enorme silla entrelazo sus dedos y me miró fijamente.

Y entonces me di cuenta que parecía estar estudiándome.

Aquello me puso los nervios de punta, ¿Qué tenía ese hombre que podía intimidar solo con la mirada?

-Bueno, creo que no es necesario andar con rodeos, entonces- Dijo de golpe, y su voz me sacó de mis cavilaciones- Lissana me comentó el problema en el que está envuelta, y la situación de su hermano en estos momentos-

Por unos momentos que me parecieron eternos, me quedé callada y sin saber qué decir. ¡Por el amor de dios Juvia, habla! me gritó mí conciencia enfadada, sabiendo que aquella no era la actitud de la mujer decidida y tenaz que en realidad era.

Pero las palabras simplemente no salían, ¿Qué podía hacer?

Para mí fortuna, el hombre frente a mí siguió hablando.

-Sé que trabaja para mí empresa, Jefa del Departamento de Finanzas, ¿Es correcto?-

-Así es- Contesté con la seguridad que quería demostrar- He trabajado aquí por tres años.

Me miraba fijamente, y por un momento creí que me quedaría sin aire. ¡Qué ojos tan increíblemente grises tenía!, y esa mirada tan fuerte que podría derrumbar a quien sea.

Que podía derrumbarme a mí.

Juvia céntrate…

-Sí, tiene un curriculum bastante impresionante por cierto-

Y luego en voz bastante baja y como si fuera solo para él.

-No puedo creer que nunca la haya visto-

Aquella simple frase, dicha de una manera tan suave y tranquila y con un tono algo sugestivo que no pude ignorar, me golpeó con fuerza y contuve un escalofrío. Llevábamos apenas dos minutos solos en esa oficina, y en aquellos momentos sentía que me faltaba el aire y de pronto el ambiente parecía bochornoso. ¿Habían encendido la calefacción acaso?

Antes de poder pensar en algo más el Fullbuster siguió hablando.

-Lissana me dijo que su hermano había sido condenado a diez años de prisión por un delito que no cometió- Entrelazo sus dedos de nuevo- Un fraude millonario al banco donde trabajaba, según me dijo-

-Así es señor Fullbuster- De nuevo mí tono salió seguro, y me alegré por eso- Lo han condenado sin derecho a fianza-

-¿De cuánto dinero se trata ese fraude?-

-Diez- Tragué saliva y aclaré mí voz- Diez millones de dólares-

Frente a mi, el hombre de cabellera negra azulada y mirada peligrosa alzó las cejas sorprendido.

-Eso es bastante dinero- Ladeó su cabeza, sus manos aún enlazadas y su mirada aún calculadora- ¿Cómo se vio inmiscuido su hermano en todo esto?-

-Firmó una serie de documentos que facilitaban las transacciones de dinero, pero el verdadero culpable se fugó con todo el dinero-

-Algo irresponsable por parte de su hermano- Me repitió lo que yo tantas veces le había repetido a Gajeel- Una firma puede significar todo como en este caso-

En aquel momento me dieron ganas de dirigirle una mirada fría y recelosa, pero segura de que no sería bueno retar a un hombre como él, me contuve. ¿Estábamos aquí para que me diera una cátedra de responsabilidad, o para qué me ayudara?

-Lo sé, desgraciadamente mí hermano es incapaz de pensar mal de alguien- Admití algo apenada.

-Entonces, ¿Su Hermano no tuvo nada que ver con eso?-

-Nada- Negué con la cabeza y mí tono no pudo ser más seguro- Mí hermano es inocente señor Fullbuster, pero no he podido reunir las pruebas suficientes que lo demuestren-

Con aquella última frase de mí parte, en un tono bastante seguro e incluso tajante, ambos guardamos silencio por unos instantes en los que pareció que el tiempo se detenía. Mirándome fijamente y con intensidad, el hombre frente a mí parecía estudiarme lentamente sin decir una sola palabra, y durante largo rato permanecimos en silencio mientras yo le dejaba seguir con su escrutinio, sin poder leer nada en su expresión.

Finalmente y después de largos segundos que parecieron una eternidad, tomó una gran bocanada de aire y finalmente habló.

-Bien señorita Loxar- Comenzó tranquilo- Como tal vez ya le habrá dicho mí asistente, casualmente su mejor amiga, soy enemigo de las injusticias. Y está al parecer… es una de ellas-

No contesté. Con un ligero asentimiento de mí parte, Gray sonrió de nuevo de medio lado y ladeó su cabeza sin dejar de mirarme, ¿O admirarme?, para entonces ya no sabía, y se sentía demasiado calor.

-¿Tu hermano?- Se inclinó un poco para hablar en voz baja- ¿Lo quieres mucho verdad?-

Era la primera vez que me tuteaba, sin poder evitarlo, un escalofrío me recorrió la espina dorsal y no pude evitar imaginarme como le hablaría ese hombre a su mujer, a su novia, a su pareja.

A su amante.

PERO, ¿EN QUÉ RAYOS ESTOY PENSANDO?

Concéntrate en responder la pregunta Juvia…

-Sí- Contesté recordando que hablábamos de mí hermano.

-Supongo que no descansaras hasta sacarlo de la cárcel-

-Así es-

-Y dime Juvia- Era la primera vez que decía mi nombre, y sin poder evitarlo, me estremecí un poco- ¿Qué estás dispuesta a hacer por él?-

Aquella pregunta de nuevo hecha con un tono algo sugestivo, me puso en alerta y sin poder evitarlo me tensé sobre la cómoda silla de cuero, recordando lo que me había dicho Lissana.

Ayudar desinteresadamente.

Bueno, pues esa vez se había equivocado, y mucho.

Pero no pensaba flaquear, aquella era mí oportunidad para sacar a mí hermano de la cárcel y no pensaba desaprovecharla.

-Todo- Contesté segura- Lo que fuera- Lo pensé mejor- Lo que sea-

-¿Lo que sea?-

-S-sí-

Durante otros segundos que parecieron eternos, pareció pensar algo detenidamente y sin dejar de mirarme, sopesando una idea en su cabeza que cada vez parecía tener más peso. Hasta que finalmente todo pareció encajar en su mente y tomando una gran bocanada de aire, me miró fijamente.

Al parecer, había tomado una decisión.

-Bien… Entonces, está decidido. Sacaré a tu hermano de la cárcel- Se acomodó en su lugar- Pero con una sola condición- Se calló unos instantes, mirándome fijamente- Tendrás que hacer algo por mí-

Aquí vamos. Pensé frustrada. ¿Acaso creía que aquello iba a ser tan fácil?

-E...es...está bien- Acepté nerviosa removiéndome en mí lugar- ¿Q...qué debo hacer?-

El Fullbuster me miró con sus penetrantes ojos grises y sonrió ligeramente. Y de todo lo que pensé que podría pedirme estuve segura que jamás esperé aquello.

-Vas a tener que casarte conmigo-

Yo… Como única respuesta, abrí mis ojos lo más que pude.

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Y bien, ¿qué tal?

Recibo todo tipo de críticas, tomatazos etc. xD

Mattane minna