Disclaimer: Todo de Stephenie Meyer.
Liberación.
Lo miré recostado en mi cama y suspiré. Mi esposo era tan tierno a veces… mechones de pelo rubio caían sobre sus ojos cerrados, seguramente buscando un momento de relax en el estrés de todos los días.
Suele hacer eso cuando las emociones lo desbordan. Solo se limita a cerrar sus ojos y las deja salir de a poco, una por una. Generalmente lo hace cuando esta solo en casa, como es hoy, que papá y mamá están en Port Angeles y nuestros hermanos de caza.
Los abre en un movimiento lento y me mira, con ese profundo dorado que tanto amo. Y sé que aunque vea el mismo color todos los días reflejado en el espejo, no podría existir mucho tiempo sin verlo en su rostro. Me hace un movimiento con su mano para que me siente a su lado y yo recorro el camino que me queda desde la puerta para hacer lo que me indica. Lo beso y acaricio su mejilla, sintiéndome en paz y tratando de transmitirle mi tranquilidad. Me sonríe y tengo la certeza de que logré mi objetivo.
Vuelve a cerrar sus ojos y sigue con lo que había empezado. Sabe que no me molesta recibir esas olas de sentimientos. Sabe que me gusta estar con él, acompañarlo mientras se libera completamente. Ya es rutina entre nosotros.
Puedo sentir que una fuerte ola de estrés me invade. Es lógico si tomo en cuenta que Jasper tiene el terrible defecto de ser demasiado solidario. Se preocupa tanto por las emociones de los demás que descuida las suyas propias. Y es que si uno controla constantemente sus sentimientos para no afectar a los que lo rodean y a cambio absorbe todas las emociones negativas del ambiente, añadiéndole que en la mayoría de las situaciones se ve forzado a transmitir paz, esa presión en el pecho que siento ahora, las cosquillas en mi estomago y el dolor de cabeza, son completamente normales.
A todas las sensaciones se le suman la furia contenida y unas terribles ganas de llorar. Recuerdo que antes de irse con Esme, Carlisle me recomendó que no lo dejara solo por las dudas pasara algo, "No vaya a ser que a Bella se le ocurra pasar por casa hoy" fueron sus palabras textuales. Seguramente nos escuchó; la furia y la tristeza basadas en que su familia no lo crea lo suficientemente confiable se hicieron presentes.
Lo miré fijamente durante unos segundos, lo abracé y esperé a sentir alguna emoción nueva. Necesito que descargue todo lo que tiene adentro para poder pasar a la segunda fase. Porque, según mamá, descargarse no es suficiente, así como el tiempo no cura las heridas, lo que realmente sana y tranquiliza, es el amor, cariño y cuidados entregados con el único propósito de que la otra persona se sienta bien. Por eso, cuando noto que no va a surgir ninguna emoción nueva, lo estrecho más contra mi y lo beso suavemente.
Lo siento descontraerse y relajarse bajo el tacto de mi mano acariciándolo suavemente. Pongo su cabeza en mi regazo y todas las emociones negativas se van difuminando, reemplazadas por paz y tranquilidad. Enredo los mechones de su pelo entre mis dedos y noto una leve sonrisa. Los sentimientos llenan la habitación, intensificándose de a ratos. Agradecimiento y amor. Comprensión y cariño. Felicidad.
Y es en éste momento, cuando no pone barreras entre sus emociones y la realidad, cuando no oculta sus frustraciones y alegrías; que me siento única. Única porque soy yo la que sana sus heridas con amor, paciencia y cariño. Única porque no hay otra persona que lo acompañe en éste, su proceso de liberación y sanación. Porque él no quiere la compañía de cualquier otra persona, porque compartir sus secretos y sus emociones es su manera de amarme; y, con las emociones a flor de piel, juro que me siento completamente amada.
