Nota: Esta es una serie de oneshots para la FuMis Week 2019.
Tema: Primera impresión.
Sumario: (Pre-Vento Aureo) Supersticioso, despreocupado, demasiado amigable. Mista encarna todo lo que a Fugo le disgusta y puede que sea mutuo, sin embargo...
Nápoles, finales de 1999
—Así que esta es obra del destino, ¡Ja! Nada mal,
Lo dijo sin dejar de mirar al dolce que había caminado hasta estar ante él.
"Un postre de fresas"
Fue una observación razonable y clara, y no le molestó pensar así. Guido Mista era un adolescente italiano de sangre caliente, y de una manera objetiva no se le escapó que el subordinado de Buccellati tenía un buen culo. Llevaba un traje verde con orificios tentadores ubicados a través de su cuerpo los cuales revelaban su piel, mantenía una elegancia al caminar que no era propia de los suburbios napolitanos, ni los rasgos delicados de su rostro o el perfume de aroma caro.
La forma en que lo miró a la cara, con los ojos oscuros bien abiertos, pareciendo absorber a Fugo, fue terriblemente íntima; desapareciendo en apenas segundos, reemplazada por un brillo alegre y juguetón.
Pero para Fugo fueron más que un par de segundos, tuvo que pestañear un par de veces forzándose a recordar lo que dijo Buccellati de el nuevo recluta.
Según Buccellati, Guido Mista tenía una extraña capacidad para sobrevivir, salió ileso de un tiroteo contra unos matones con todas las estadísticas en contra. Mista defendió a una mujer de ser violada y por ello fue injustamente condenado. Por sobre todo, Mista al igual que él fue rechazado por la sociedad al hacer lo que ambos creyeron correcto.
Buccellati hizo las presentaciones.
Y a Fugo no le gustó.
El que Mista encajara fue más sencillo de lo que se había imaginado. Un poco más desconcertante, también. Pronto Mista y Narancia se enfrascaron en una disputa de estatura y edad, que pasó hacia la moda del hip hop que se había instalado en la ciudad, lo que derivó en teorías conspirativas sobre la muerte de Tupac, y lo que se desvió hacia una conversación sobre vampiros durante la segunda guerra mundial o el derecho fundamental de Narancia a comerse un chuletón cuando le diera la real gana, porque por supuesto eso era todo lo que había entendido. Fugo finalmente resopló y reprochó sobre el disparate que era creer que existieron vampiros durante la segunda guerra mundial.
Tras una hora y dos botellas de vino, Fugo se dio cuenta de que apenas fue capaz de meter una decena de frases de refilón, de que su mejor amigo y el novato sólo se ponían de acuerdo para reírse de él, y de que Mista parecía ser un supersticioso de cuidado y con un coeficiente intelectual bastante difuso. Pero se estaban llevando bien porque, a pesar de todas las cosas en las que eran distintos, había aún más en las que se parecían de una manera casi preocupante. Y puede que tuviera sentido que se encontraran, pero la pandilla era aquello que Fugo había decidido proteger, y él siempre había tenido las cosas muy claras. No todos eran merecedores de confianza.
Por ello Fugo estaba sintiendo inquietud sobre Mista. Nunca fue bueno en adaptarse a lo inesperado, y con 15 años de vida dudaba que eso cambiaría. No tenía nada que ver con el carisma excesivo de Mista: había estado rodeado de mujeres y hombres atractivos antes, y siempre fue apático. En realidad, si era honesto, incluso Abbacchio con su mal genio era lo suficiente fácil para los ojos, pero Abbacchio o Narancia no eran Mista, cuya apertura despreocupada hacia la pandilla acabándolos de conocer sólo le hizo sentir disgusto, ¿era eso lo que sentía? se convenció de que era eso, Fugo gustaba de la gente precavida, Mista parecía ser lo opuesto.
Cuando terminaron de comer y se pusieron de pie, Mista y Fugo se quedaron resegados atrás.
—Así que seremos compañeros de ahora en adelante, ¿eh? —dijo, Mista inclinando la cabeza, después le dio una mordida a su última pieza de pastel.
Fugo estaba teniendo problemas para encontrar sus palabras.
—Va a ser divertido, —continuó y dio otro bocado al pastel—, Y no te preocupes, dejarás de estar tan nervioso después de un tiempo, —le guiñó el ojo—, Te acostumbrarás.
Fugo podía sentir sus cejas arrugándose, la consternación reflejándose en su frente. Para cualquier cosa, él quería preguntarle a qué se refería exactamente cuando Mista dijo que "Te acostumbrarás". ¿Acostumbrarse a qué?
—No me agrada la gente que toma confianza rápido como tú.…, —dijo, desestimando sus palabras, subestimando a Mista—, Fuera de eso, es todo lo que me involucraré contigo,
Él le sonrió, completamente ofendido, y se prometió que se la cobraría al muy cabrón. Era una sonrisa diferente de lo que Fugo había visto hasta ahora, repentinamente malvada, traviesa.
—Al contrario, vamos a estar muy involucrados,
En el momento en que Fugo resolvió en su cabeza lo que él le dijo, Mista se estaba alejando de él, sin mirar atrás, hacia Buccellati.
Fugo frunció el ceño pero continuó su camino hacia la pandilla.
Sin embargo, la mirada de Mista permaneció grabada en su mente durante el resto de la tarde.
