La noche se apoderaba poco a poco de Twilight Town…

La noche se apoderaba poco a poco de Twilight Town…

La gente hacia su vida diaria mientras que compraban cosas en Market Street. Lejos de aquel barullo normal había una mansión rodeada de un pequeño bosque. Cualquiera pensaría que la protección de aquella seguridad privada y la de la naturaleza seria suficiente como para que cualquier persona se la pensara dos veces para entrar. Pero nadie se había percatado de que un chico siempre lograba llegar a una de las ventanas de las habitaciones.

Ahí estaba de nuevo el chico rubio de tez clara, sentado sobre la rama del árbol más cercano a aquella habitación. Aquel chico rubio iba diariamente a visitar a un niño de pelo café en punta y unos inocentes ojos azules que al ver a aquel "intruso" se iluminaban como unos bellos zafiros, pero a pesar de la alegría que le traía verlo… su cuerpo permanecía débil, pero eso no lo detenía para seguirle sonriendo a su visitante.

-¡Ojala lo hubieras visto! ¡El tarado de Seifer creyó que me había arrodillado ante el, pero fui mas rápido que el, tome la espada y lo vencí en un dos por tres!

-¡Genial! ¿Que más paso?

-¡Pues muy sencillo! ¡El cayó como un saco de arena y luego dijo que yo había tenido suerte! ¡Ja, eso no fue suerte! ¡Fue muestra de mi gran habilidad! ¿O tú que crees, Sora?

-Tú…sabes muy bien que… para mí tu eres el mejor de todos…

Dijo ruborizándose un poco, se hinco en el suelo y recargo su rostro en el filo de la ventana, el rubio lo miro muy preocupado y de un salto logro llegar a la ventana, entró a la habitación y se hincó a un lado de Sora

-¿Te sientes bien?

-Me sentí un poco cansado…pero estoy bien

-Seria mejor que te recostaras

-No, quiero seguir oyendo lo que tu y tus amigos hicieron hoy, Roxas

-Mira, te recuestas un rato y yo te sigo contando

-¿Pero y si papá o mamá te ven? Además, mi hermano Cloud se molestara bastante si te ve

-Tranquilo, nunca me han atrapado y nunca lo harán

Asintió y Roxas lo cargo hasta la cama del chico, movió el dosel de esta y lo recostó delicadamente en la cama, mientras que Sora le sonreía muy contento. Aquella dulce e inocente sonrisa era algo a lo que uno se podría aficionar a primera vista… quizá más que nada por lo diferente que era Sora a la demás gente, y mucho menos a lo que era un chico de su edad.

Roxas era solo un chico normal que vivía con sus padres y su hermano menor de 15 años llamado Ven, y su familia tenia una tienda de pociones para los viajeros. El tenía 19 años y su cuerpo era muy atlético, ¡Claro! Sin exceder lo normal a un joven que se la pasa metido en problemas junto a sus mejores amigos Hayner, Pence y Olette.

En cambio Sora estaba en "otro" nivel. Provenía de una familia muy rica que a pesar de eso era sumamente amable. El era lo más parecido al tesoro preciado de la familia Strife, ya que una enfermedad lo retenía en su habitación. A pesar de tener 16 años, era algo bajito para su edad y su cuerpo era delgado, lo cual detonaba aun más su debilidad física. A decir verdad, Sora era un ser dulce, pequeño y amable. La clase de chico que despertaba la necesidad primitiva de un hombre de querer y proteger. Quizá esa era la principal razón por la que Roxas sentía una gran atracción por Sora…atracción que iba aumentando día a día.

-Roxas ¿vendrás mañana?

-Claro que si, sabes muy bien lo que diré, ¿no?

-"Yo siempre vendré contigo para hacerte sonreír…no importa si no puedo acercarme a ti, estaré cuidándote"

-Exacto

Le acaricio el rostro y Sora cerro sus ojos, disfrutando las caricias del chico. Sonrió un poco y se quedo dormido, Roxas admiro un rato como se veía al dormir y le dio un pequeño beso en los labios sin siquiera despertarlo, lo tapo con el edredón y corrió el dosel, cubriendo a Sora

-Lastima que solo pueda besarte cuando duermes…espero poder tener el valor suficiente para decirte lo que siento por ti

Vio como Sora se acurrucaba un poco mas y seguía durmiendo placenteramente, Roxas sonrió y salio del cuarto, bajo el árbol y logro brincar la barricada sin que ninguno de los policías lo detectaran… hizo lo mismo el día en que lo había conocido… todo por recuperar aquella esfera azul que había pertenecido a su familia… quizá fuera por obra del destino o la mera coincidencia… pero al ver al castaño, supo que el era la persona especial a la que había estado esperando.

Todo eso había pasado un año antes

-Bueno Sora, hora de dormir

-¡No hermano! ¡Un ratito más!

-Nada de un ratito más, ya es hora de que te duermas para que te cures más rápido

Arropo a Sora y le dio un beso en la frente, el sonrió y se acurruco en la cama. Cloud lo estuvo mimando y de pronto se percato de lo triste que Sora se veía. Se detuvo un poco y le movió el pelo del rostro

-¿Sucede algo?

-Hermano… ¿es necesario que el señor Xemnas este aquí?

-¿Eh? Pues si, sabes bien que es socio y amigo de nuestro padre, además el nos regalo esa valiosa esfera sin pedir nada a cambio

-Pero oíste al señor que vino en la mañana, el dijo que el señor Xemnas había robado esa piedra de su familia

-Pero Xemnas dijo que ese hombre estaba mintiendo, además ¿Por qué Xemnas nos mentiría?

-No lo se… solo que no me agrada…además odio que entre a mi cuarto sin permiso

-¿El hace eso?

-Si, entra como dos o tres veces y se pasea como si fuera suyo

-Ya veo… yo me encargare de ver que le pasa, ¡pero ahora es tiempo de que descanses! Así que a dormir

-Sipi

Se acurruco de nuevo en su cama y cerró sus ojos. Cloud siguió mimándolo y le dio un beso en la frente. Salio de la mansión, tomo su moto y se fue de Twilight Town.

Un chico estaba escondido entre los árboles, viendo como el Strife se alejaba de ahí. Subió ágilmente el muro y permaneció esperando a que los policías dejaran de rondar, brincó al otro lado y entro por una ventana entreabierta. Camino lentamente por la mansión, entrando a varias habitaciones y revolviendo varios cajones en busca de la esfera. Termino de revisar el primer piso y se dirigió al segundo, encontrándose su tesoro sobre un pedestal, la tomo muy feliz y la guardo en su mochila. Le sorprendía bastante la poca seguridad interna que había en aquella mansión, quizá seria por que no había nadie ahí en ese momento.

-¿Quién es usted?