¿Qué tal si? …
Después de la muerte de Dumbledore, el número 12 de Grimmauld Place no parece ser un lugar seguro. Harry, Ron y Hermione deberán encontrar un nuevo lugar donde esconderse mientras la batalla final se acerca. ¿Qué sucederá cuando un viejo artículo de Rita Skeeter comience a entremezclar los sentimientos de Hermione hacia Harry?
Capítulo 1
Era ya casi la media noche y el trio atravesaba sigilosamente los terrenos de Hogwarts mientras se alejaban hacia el Bosque Prohibido. La imponente sombra del castillo se erguía a sus espaldas mientras Harry, Ron y Hermione caminaban en medio de un silencio sepulcral. Ninguno de los tres quería proferir palabra alguna. Acababan de reunirse con McGonagall para darle el informe de lo sucedido.
En medio de una terrible pelea en el número 12 de Grimmauld Place, Harry finalmente había agotado su paciencia con Kreacher y le había ordenado al elfo hacer lo que le viniera en gana. Tan pronto como Harry terminó la frase, Kreacher se evaporó en medio del hall dejando a su interlocutor totalmente atónito.
Inmediatamente Harry corrió a contarles a sus amigos el extraño comportamiento de Kreacher, y luego de una exhaustiva e infructuosa búsqueda por toda la casa, Hermione intuyó rápidamente lo que estaba sucediendo, así que le pidió a sus amigos recoger todas sus pertenencias de la casa mientras ella escribía una carta a la directora del colegio con el fin de que se les permitiera aparecer en los terrenos de Hogwarts por medio de la red flu.
Profesora McGonagall,
La ubicación del cuartel general ya no es un secreto. Seguramente los mortifagos están en camino. Necesitamos el permiso para aparecernos en los terrenos del castillo a las 10 en punto por medio de la red flu. Por favor difundir el mensaje a todos los interesados y comunicarles que bajo ninguna circunstancia es posible volver a utilizar de nuevo este lugar.
Hermione.
Después de enviar a Hedwig con la carta, ella se había unido a los muchachos para ayudarlos en la tarea reunir todas sus cosas y enviarlas a un lugar seguro.
Faltaban unos pocos minutos para las 10 de la noche y los chicos habían decidido bajar a la cocina a esperar que se cumpliera la hora pactada luego de recoger de la casa hasta el último cachivache que les pudiese ser útil. Hermione de verdad esperaba estar equivocada, pero sus peores temores se confirmaron cuando faltando solo unos segundos para la hora pactada un fuerte estruendo pareció sacudir la casa entera, el sonido provenía de la puerta principal.
-¡Harry, Ron corran!- gritó desesperadamente Hermione. Los tres se levantaron rápidamente de sus asientos y se dirigieron a la chimenea justo a tiempo para desaparecer bajo las llamas verdes mientras Hermione ejecutaba un hechizo bombarda que destruiría la chimenea a la cual había entrado unos segundos antes, haciendo que esta y el trío desaparecieran ante los ojos de un importante grupo de mortifagos. Por un breve momento Harry experimento un horrible vacío, como si el todo se estremeciera a su alrededor, pero tuvo que reincorporarse muy pronto al darse cuenta que se encontraba en medio del despacho de su antiguo colegio ante la estupefacta presencia de la profesora McGonagall.
- ¿Granger, Potter, Weasley que sucedió?- dijo la nueva directora mientras sacaba a los chicos rápidamente de la chimenea para ejecutar una serie de hechizos que finalmente permitía al castillo mantenerse nuevamente seguro ante posibles intrusos.
- Granger, tan pronto como recibí tu carta comuniqué a la orden del percance, pero necesito que me expliquen con detalle la razón por la que están aquí. – la directora lucía sumamente severa, lo cual hizo recordar a Harry las muchas veces que en medio de sus andanzas había sido sorprendido por la entonces profesora de Transformaciones.
Uno a uno los tres explicaron su versión de lo sucedido llegando a la conclusión de que el viejo elfo se valió de la orden de Harry para dirigirse a la mansión Malfoy y revelar la ubicación de la casa de su amada señora Black.
- Lo siento muchachos, pero no pueden permanecer en el castillo, este será el primer lugar donde los busquen y será fácil encontrarlos aquí – dijo finalmente McGonagall al mismo tiempo que las lágrimas recorrían su rostro.
- Profesora, ya había pensado en eso.-la interrumpió Hermione - Le pedí aparecernos en el castillo en caso de que los mortifagos quisieran seguirnos, ya que Hogwarts posee una seguridad muy confiable y sabía que contaríamos con su ayuda para poner en funcionamiento un escudo para restringir la entrada a intrusos tan pronto como nosotros hubiéramos aparecido. Si hubiésemos ido a otro lugar seguramente los mortifagos hubieran podido restaurar la chimenea y seguirnos hasta donde nos dirigíamos sin darnos tiempo de reaccionar – explicó la castaña – Solo quiero pedirle un último favor, permítanos adentrarnos en el Bosque Prohibido y desaparecernos allí, para dirigirnos al lugar que podría servirnos como refugio. Tan pronto como sea posible, comunicaré a la orden la ubicación exacta del sitio.
Una vez todo se hubo acordado, se dirigieron al bosque prohibido en medio de la tranquilidad de la noche. Llevaban un muy buen rato caminando y esquivando ramas y hojas cuando finalmente Hermione se detuvo ante un montón de viejos relojes.
-La profesora encantó uno de estos como traslador. Una vez nos vayamos ella misma vendrá a destruirlos para que nadie más pueda usarlos – explico la chica ante la incrédula mirada de sus amigos pidiéndoles con la mirada que tocaran el reloj. Los dos hicieron caso – Bueno chicos, a las tres… uno… dos… tres.
Nuevamente Harry se sintió terrible. Olvidaba lo incomodo que resultaba aparecerse. Sin embargo la sensación duro muy poco al sentir como la lluvia le mojaba el cabello. Se encontraban ante una gran casa de aspecto aparentemente normal.
- Hermione… - musitó Ron con un desconfiado tono de voz. Era obvio que Ron no tenía idea de donde estaban, pero Hermione le pidió rápidamente que se callara.
-Sigan…- dijo la muchacha luego de unos minutos, durante los cuales había movido su varita sin descanso mientras susurraba por lo bajo.
