Bueno ...chicas y chicos que anda por estos lares ...ya sé que estoy tardando en subir los capítulos de mis historias pero ya estoy en ello, de hecho ha llevo más de la mitad de algunos como posesivo y ambición .
Sólo que un día tenía ganas de leer un buena historia naruhina ( que a mi parecer hay muy pocas) y de repente me salió "Dangerous" y yo "¡Hostias puta! ¿Todavía existe esa historia? " si chicos. Esa historia la escribí yo hace un buen tiempo (en 2010 para ser exacto o eso ví . En mis inicios como "escritura de fanfic ), y cuando la leí me pregunte ¿en qué coño estaba yo pensando cuando escribí esto y encima tan pésimamente y peor sin terminarla? ¿No es para matarme?
Pues nada lean y juzguen.
Si. Esta editada y mejorada y ya sé que hacia cuando la escribí...escuchar música. Es la letra de una canción.
Dangerous.
No sé nada de ti.
Tan cerca, sólo a un toque de distancia.
Tú amor me golpea cómo ninguno otro.
Él la cargó entre sus brazos mientras cerraba de una patada la puerta de aquella habitación. Abrió por un segundo sus ojos para ver donde estaba ubicada la dichosa cama. Una vez visualizada se movió ágil hasta llegar hasta ella , allí la recostó sobre esta de manera suave y sutil.
Ella es diferente a las demás. A todas las demás...
Recorrió con sus manos aquellas curvas anatómicas que tanto había anhelado. Empezando por la suavidad de sus piernas bien torneadas, para después subir hacia su rostro dejando un camino de besos torturantes.
Cada caricia, cada beso, cada abrazo, cada gesto cómplice eran almas errantes en sus pieles.
Tomó entre sus manos su níveo y bello rostro y sin dudarlo se tiró de nuevo a por sus labios en un beso furioso lleno de pasión contenida gimiendo del gusto.
-Mmmm...te he echado tanto de menos...- confesó sobre aquel beso metiendo su lengua hozada en la boca de la peli-negra para batallar con la lengua de ella.
¿A quién pretendía engañar?
La amaba.
Quería devorarla, comérsela, cual exquisito manjar; había pasado tanto tiempo sin verla, sin sentirla...aquello lo estaba torturando. Tenía que impregnarse de ella. Necesitaba sentirse suyo. Mordió su labio inferior de manera brusca, queriendo hacerla saber lo mucho que la extrañaba. Ella en respuesta soltó un pequeño quejido/gemido cargado de excitación. El sabor de la sangre los impregnó, pero ninguno hizo nada por detenerse.
-¡Aaaah! .- exhaló mientras maldecía mentalmente su condición humana y la necesidad del puto oxígeno.
Ambos lo hicieron.
En cuanto recuperó un poco de su esencia de vida, bajó por su quijada suave, saboreando cada parte de esta hasta llegar a su punto débil, su cuello. Admitía que le encantaba sentirla débil ante él por que él ya se sentía débil con solo verla y penarla.
Allí con atrevimiento mordió y succionó su piel mientras la escuchaba gemir arqueando su espalda. Degustó con fascinación esa piel blanca dejando una marca concisa y clara para todo hombre que siquiera se atreviera a mirarla como él lo hacía. A fin de cuentas sea o no, ella era suya tanto si le gustaba como si no.
Era algo salvaje pero la tentación de marcar su piel fue irresistible y repitió lo mismo al otro lado de su cuello obteniendo el mismo resultado e incluso sintió las uñas de Hinata clavarse en sus hombros a través de aquella dura tela.
Hinata intentó reprimir un quejido /gemido al sentir tal acción osada por parte de aquel rubio que no tuvo más opción que clavar sus uñas sobre aquella tela dura.
Ella lo sabía. Lo sabía tan bien que ardía. Lo necesitaba, y no debía hacerlo, él era peligroso para sus sentidos y mucho más para su corazón y su vida.
Pero, ¿qué podía hacer?
Lo amaba y había pasado ya tanto tiempo de la última vez que se vieron que empezaba a impacientarse por tenerlo sólo para ella, así que con mucha o poca delicadeza lo despojó de su chaqueta de cuero. Naruto sintió su ansiedad así que sólo la ayudó a deshacerse de ella mientras sonreía al verla ansiosa más o igual que él.
Levantó sus brazos para que Hinata quitase su camiseta negra dejando a la vista de esta su torso desnudo. Hinata cortó el beso para mirar fijamente esos zafiros pícaros que la incitaban a pecar mientras se relamía los labios al tocar su cuerpo perfecto.
Naruto bajó su mano hasta su entrepierna con sutileza. Comenzó a tocar su cavidad y excitante entrada haciéndola soltar gemidos tras suspiros a la vez que besaba cada parte de su pecho. La oía, la escuchaba gemir mientras su excitación crecía a pasos agigantados. Mordió sus labios en un intento de no gemir de sólo escucharla e imaginársela en otras actitudes y todas eran muy poco decorosas casi perversas.
¿Tanto lo ponía?
¿Tanto la amaba y la necesitaba?
¿Tan burro lo tenía?
¿Cómo era posible?
¿Tanto lo embrutecía que lo hacía olvidarse de todo?
¿Cuántas noches había esperado esto?
Sus movimientos aumentaron de velocidad así como los suspiros y gemidos de ella. Tocó aquel monte que sólo era suyo, o al menos eso quiso creer él desde que la conoció. porque ella lo hacía sentir cosas que le asustaban pero que a la vez amaba, con Hinata se sentía jodidamente feliz y de cierta forma era de su propiedad y claro está, él era de ella.
Sin duda alguna la voz de Hinata era la más dulce melodía que había escuchado en toda su puta vida, ella era sin duda su mejor adquisición.
-¡Ahh!... ¡Ahhhh! Na Naru… ¡Aaahh!-Gritó ella con su voz armoniosa impregnada de lujuria al llegar al orgasmo. Naruto sonrió victorioso para sí, como le encantaba tenerla de esa forma.
Con su melena alborotada , respirando con dificultad y sobre todo sonrojada.
Ella no lo sabía, pero era perverso y excitante ver aquel rostro angelical casi inocente, retorciéndose de placer, siendo corrompido por uno de los siete pecados capitales.
Lujuria.
Pronto ella quedó desnuda a merced de él quien besó y acarició con ansiedad reprimida su voluptuosa delantera, aquellos dos botones rosas se encontraban en su boca teniendo una disputa con su lengua que jugaba con ambos a su antojo mientras con ambas manos los juntaba. Los agitaba con ganas y los amasó con vehemencia. Levantó su mirada azulada sólo para toparse con aquellos ojos perla llenos de deseo, de necesidad y lujuria al igual que los suyos. Pero sobre todo...
Que lo miraban con amor.
Aquello que siempre anheló.
Hinata quitó sus pantalones junto con sus bóxers liberando así su gran excitación. Sonrió con arrogancia al ver la cara de ella impresionada por "aquello" que había liberado de su ropa interior, lo mismo que ella había provocado y que ahora requería con urgencia su atención. De hecho, siempre hacía lo mismo lo miraba con impresión, sin duda no era por presumir, pero era bastante grande.
-¿Te intimida?-preguntó el rubio con sorda y orgullo.
Ella como respuesta lo miró sonrojada apartando la vista de su miembro mientras rodeaba su cuello con sus finos brazos atrayéndolo e invitándolo a seguir con esa danza salvaje.
Sonrió.
Él se acomodó en medio de ella mientas esta abría sus piernas permitiéndole e invitándolo a poseerla. Pero sin duda no se lo esperaba y se vio sorprendido cuando en un ágil movimiento rodaron un poco por esa cama que se empezaba a quedar pequeña, quedando ella encima de él.
Dicen que soy una verdadera creyente.
Sé asumir algo ahora
Quiero huir pero no sé cómo
Cruzaste mi frontera ahora
Simplemente a un beso.
Hinata se irguió posando sus manos en el pecho de Naruto mientras sus hebras caían con gracia sobre su rostro. Ambos con la respiración agitada se miraron y sonrieron con complicidad.
-Soy todo…todo tuyo… solamente tuyo- dijo antes de sentir como ella tomaba su miembro con sus manos guiándolo hacia su entrada. Sintió como entraba por completo en su intimidad mientras se mordía los labios. Hinata se irguió hacia delante para acercarse al cuello del rubio y al igual que él hizo con ella lo mordió y succionó hasta dejar una marca roja y marcarlo como suyo, robándole un gruñido.
Esta mujer lo mataba. Sabía muy bien como acabar con su autocontrol.
Sabía dominarlo.
Naruto empezó a moverse dentro de ella despacio insinuando lo desesperado que estaba por comenzar. Sin duda esa mujer era su condena, su pase al paraíso y al infierno, su talón de Aquiles.
Lo tenía hechizado.
Lo tenía completamente enamorado.
Lo tenía completamente a sus pies.
La escuchó gemir cerca de su oído mientras mordía con sutileza su lóbulo.
-¡Ahhh! Hina…- gimió su nombre con ganas y excitación.
-¡Ahhhh!...mmm...… ¡Ahhh!.. Naru! ¡aaahhh..así , así , si...!- gimió esta mientras movía sus caderas con agilidad.
Con un último gemido Hinata se aferró al cuello de Naruto quien sentado sobre la cama la miraba fascináis. Clavo sus uñas en su gran y fuerte espalda mientras este se deleitaba con su aroma, su dulce aroma , ese tan embriagador, con efecto placebo. Los labios de Naruto recorrían cada parte del cuerpo de su mujer, ¡sí!, porque era su mujer. Ambos podían oír los latidos de sus corazones bombeando sangre y repartiéndola por su cuerpo. Sangre que se transformaba en lava líquida en sus venas cuando sus pieles se tocaban.
El vaivén se tornaba lento y torturante para ambos. Hinata movía sus caderas hacia delante y atrás apoyando sus manos en el pecho de él mientras se mordía los labios y ladeaba su cabeza hacia atrás y a un lado sintiendo en cada movimiento la profundidad de su miembro intentando alargar aquel maravilloso acto de amor. Naruto por su parte posó sus manos en las caderas de Hinata mientras comenzaba a guiarla para ir aumentando nuevamente el ritmo de las embestidas.
-¡Dios! Mmm...…¡Sí! – gritó Hinata totalmente embriagada por las sensaciones placenteras de aquel deseo que sentía por ese hombre que la quemaban hasta doler. Ella movió sus caderas haciendo pequeños círculos mientras Naruto gruñía de forma sonora su nombre una y otra vez.
-¡Ahhhhh! ¡Hina! ¡Argggg…mmmm….! –gimió y gruñó mientras sentía las paredes de Hinata aprisionando su miembro, mientras se venía dentro de ella. Ambos se miraron y en aquellos ojos luna y cielo se suplicaban por más.
Aquello era impropio. Como con ella se intensificaban las sensaciones de placer e incluso se sentía desfallecer cuando hacía el amor con ella.
Estaba jodido y lo sabía. Le había entregado su corazón y eso era peligroso.
Muy peligroso.
Dame un respiro
Me estoy derritiendo
Eres tan peligroso
¿O es muy tarde?
Tengo que saber que está en tu mente.
Estuvieron así toda la noche, entre gemidos, suspiros , caricias, miradas y sonrisas cómplices e incluso aquellas palabras que él nunca pensó decir a una mujer porque a su parecer eran cursis. Pero con ella tomaban otra forma.
Era maravillosa.
Demasiado valiosa como para dejarla escapar.
Salió de ella agotado y agitado mientras se recostaba a su lado para que ella se acomodara en su pecho.
Pero una luz roja lo asaltó recordándole que no era la mejor de las opciones. Así que con todo el dolor de su alma, se giró de lado pasando un brazo sobre su cuerpo para rodar sobre la cama intercambiando posiciones con la finalidad de quedar recostado sobre el pecho de Hinata.
-Así me gusta más, me gusta sentirte debajo de mí…por si se te ocurre escapar...-Musitó sonriendo al escucharla reír.
Se quedó con ella hasta que se durmió. En ese momento se odió, se detestó y se auto-reprimió, otra vez tendría que marcharse, y dejarla sola.
Otra vez se marcharía sin darle explicación alguna.
Se levantó sin hacer el menor ruido posible. Se vistió, y una vez listo y preparado buscó con la mirada su maleta negra; su siempre compañera de trabajo.
Suspiró mientras se dirigía hasta el borde de la cama . Allí la observó con amor mientras se mordía un lado de su labio inferior. Cerró los ojos y volvió a suspirar frustrado. No quería dejarla pero tenía que hacerlo.
Todo eso, toda su vida se volvía una mierda cuando no la veía , cuando no estaba con ella.
Se inclinó lo suficiente para besar sus labios por última vez mientras acariciaba con suavidad su mejilla para después pasar con delicadeza su dedo índice sobre los labios de su Hinata.
-Por favor... sólo espérame un poco más amor... te prometo que esta es la última vez que te dejo sola, te juro que la última vez, de verdad sólo espera y vendré por ti... porque vendré a por mi mujer.-Susurró mientras besaba su frente.
Sin duda una despedida agridulce para ambos ...
Cerró sus ojos al igual que sus puños intentando no mirar atrás y volver a caer bajo el embrujo de su luna de nuevo.
Escuchó el sonido de la puerta cerrarse. Dejó pasar unos minutos para abrir sus ojos dejando caer una solitaria y triste lágrima que marcaba el adiós entre ella y su amor.
- Lo siento ...ya no puedo ...no me queda más tiempo...-susurró rompiendo el silencio de aquella habitación que la vio levantarse dispuesta a irse.
Estoy fuera de control
Porque tú lo quieres todo.
Eres tan peligroso
Mi mayor error
Estoy ciega por tus ojos.
No sean malos y dejen un comentarios que es gratis.
y en 4 dias subo el proximo ya esta terminada
un saludo de
Tenshou Getsuga.
