Disclaimer: Super Smash Bros. no me pertenece
Notas de autor: Bueno, quienes me han leído antes saben que soy amante del Chrobin gay y que prefiero a Marth con Roy o con Ike, pero después de unos cuantos incidentes, esta pareja me llamó la atención ya que, mi main en el juego es Robin y al poner a la CPU de Marth en equipo, éste SIEMPRE te va a defender, aun si corre el riesgo de morir (no es joda) sin embargo, solo funciona con Robin chico. A la niña ni la voltea a ver.
Así que si, habrá más de esta pareja porque me encanta.
Advertencias: Posible OoC. Yaoi. Amor unilateral
En aquel lugar donde el tiempo se detenía, no existía su pasado ni la vida que con tanta sangre derramada había tenido que proteger o la mujer que lo esperaba con los brazos abiertos siempre que se le permitía pasar algún tiempo en su país de origen.
A él poco le importaba regresar en aquel momento.
Parpadeó sólo un segundo y el albino pasó volando hacia el otro lado del escenario producto del golpe que Dark Pit le había dado y sintió la furia arder en sus venas. Se lanzó a la carga y sin pensarlo se arrojó contra el ángel con toda la fuerza que poseía para mandarlo lejos y darle la oportunidad a su compañero de regresar.
Una parte suya lo sabía, aquello estaba terriblemente mal y sin embargo, estaba ese otro lado que le impulsaba a exponerse al peligro con tal de salvarlo a él.
Desde qué lo había visto la primera vez había sentido calidez en su persona, en sus ojos avellana estaba aquella astucia de quien ve hasta el más pequeño detalle; en sus manos estaba la magia que corría por su sangre y su cuerpo poseía la fuerza para defender lo que amaba.
—¿Estas bien? —preguntó con la garganta seca, sentía el sudor pegar las ropas a su cuerpo haciéndolo sentir incómodo; pero aquella sensación pasó a segundo plano cuando vio la sonrisa en las facciones del otro.
—¡Arcfire! —Lucina se detuvo a media carrera, presa de las llamas que el hechizo había invocado—Gracias, Marth.
Robin le volvió a sonreír antes de ponerse en movimiento una vez más, el rey de Altea se permitió seguir sus movimientos.
Ojalá pudiera enterrar los sentimientos que había desarrollado por el estratega, pero se había dado cuenta de ellos demasiado tarde; cuando ya existía alguien más en el corazón de Robin.
«Algún día... » se prometió a sí mismo antes de saltar para usar el rompe-escudos en la hija de su rival.
Si, quizá algún día su ingenuo corazón dejaría de amarlo; por el momento lo único que podía hacer era protegerlo.
A favor de la Campaña "Con voz y voto", porque agregar a favoritos y no dejar un comentario es, como han dicho otras autoras:"como manosearme la teta y salir corriendo."
Hayden
