La noche recién caía en las calles de la gran manzana, el frio era sumamente fuerte, demasiado que pareciera que estuviéramos en Alaska y no en Nueva York.
Ajustando mi gorro al modo que cubriera ambas de mis orejas y las mantuviera lo más caliente posible así como acomode mi enorme saco de lana que debo decir no me era suficiente para mantenerme caliente, caminaba presurosamente tratando de alcanzar el más grande de mis objetivos, el sueño más anhelado el cual se encontraba a unas cinco cuadras de distancia, y es que para ser pequeña su capacidad para correr era demasiada veloz, y admirable por todos.
Bueno, no solo su corrida era admirable, eso, más su voz y un sinfín de cosas más era lo que la hacía más que especial y uno de mis mayores motivos para sonreír todos los días en esta vida tan opaca, ella es el color de mi vida, es la luna a la que quiero llegar y la estrella que quiero que me ilumine siempre, solo como ella sabe hacerlo.
Doblando la esquina de mi destino llegue al enorme edificio rustico y con decisión y totalmente segura tome el elevador y presione el número 12, aquel mismo número que me llevaría directo y frente a ella, se me hizo súper eterno llegar, y la música de fondo no ayudaba en lo más mínimo, al contrario, provocaba que me dieran unas ganas enorme de golpear el aparato y que no volviera a reproducir absolutamente nada, pero como sería algo demasiado violento de mi parte inmediatamente deseche la idea.
Uno, dos, tres, y ¡Eh me aquí! La puerta marcada con el número 25, mismo día en el que me decidí a venirme a buscarla, misma fecha en la que la vi por última vez.
Las manos me comienzan a temblar y les puedo jurar que el frio no tiene nada que ver con eso, además de que me están sudando demasiado que ¡Por Dios! Está todo congelado así que sería absolutamente ilógico explicar este sudor. Inmediatamente tallo ambas manos en mis jeans intentando secarlas pero conforme pasan los segundos las gotas escurren de mi frente y todo se complica, me encuentro siendo victimizada por los horribles nervios.
Intentando relajarme y concentrarme llevo mis puños decisivos a la puerta y dando dos leves golpes en ella empiezo ansiosamente a suspirar muy profundo, intentando resguardar todo el aire que me es posible, porque sé que en el momento en él que la puerta se abra me quedare sin oxígeno y quiero vivir al menos toda una vida a su lado y necesito de ello para poder hacerlo.
Un suspiro, dos suspiros, vamos que casi lo logras…
-¿Quinn?- Sus primeras palabras que fueron suficiente para que olvidara todo, y no exagero absolutamente todo.
-Ho…..- Justo cuando estoy a punto de contestar eh sido interrumpida por una voz que siempre reconocería y que admito eh echado de menos, aunque no más como la de ella.
-¡Rayos! ¿Por qué te demoras tanto Berry?, no tenemos todo el tiempo del….. ¡Fabray!- Oh sí, creo que habrá mucho que explicar. Digo, después de todo ¿Qué tan difícil es explicarle a tu mejor amiga y al amor de tu vida que vienes a pasar toda una vida con ella?...
