N/A: Hoolaaa Chicos! La verdad me siento muy feliz y a la vez nerviosa porque esta es la primera vez que escribo algo y que lo publico! La verdad no tenía ni idea de cómo hacerlo, pero aquí está, así que acepto gustosa todos sus comentarios para poder ser tan buena como ustedes! No hace falta decir que amo a esta pareja y que por eso los elegí como mi primer Fic.

Disclaimer: Bleach y todos sus personajes son propiedad de Tite Kubo, la historia sí me pertenece a mí. ^_^

PROMESAS CRUZADAS

Era una mañana agradable aunque un poco fría. Los débiles rayos del sol se metían entre las cortinas de su cuarto. Apenas había logrado dormir unas horas pues ese sueño, o más bien pesadilla había vuelto.

Orihime ya se empezaba a acostumbrar a tener la misma pesadilla cada noche pero eso no cambiaba el hecho de que aún seguía asustándola pues revivía los momentos más tristes que había pasado y aunque sus amigos no paraban de decirle que era mejor que sacara esos recuerdos y sentimientos que la atormentaban, ella sólo se limitaba a decirles que no se preocuparan que ella estaba muy bien. Que estaba bien.

-Ahhhh! Buenos días Enrraco ¿Cómo amaneciste? Hace un poco de frío ¿No te parece? – Le dijo Orihime al lindo peluche rosado que siempre estaba en la cabecera de su cama.

-Pero mira la hora que es… ¡Es tardísimo, los chicos me van a dejar! Debo darme un baño rápido y tomar algo de desayuno y debo agarrar mi mochila y mi cepillo de dientes… ahhhhh! Lo siento hermano tengo un poco de prisa y no me fijo bien en lo que hago jeje!-se disculpaba, pues con tanta prisa que tenía, Orihime se golpeó el dedo del pie contra el lugar en el que estaba la foto de su hermano y por poco se cae, sin embargo, eso no impidió que siguiera su carrera contra reloj para evitar que sus amigos la dejaran.

Por fin las vacaciones de invierno habían llegado y sus amigos habían estado planeando una salida para desestresarse y olvidarse por un rato de los deberes escolares. Bueno, la idea como siempre, había venido de Keigo aunque al principio no había sido bien recibida por sus amigos, en especial por Ichigo, que desde hacía mucho tiempo, para ser más claros desde un año atrás, se había mantenido lo más alejado de actividades en grupo que le fuera posible. Sin embargo, por una razón extraña que ella y seguramente tampoco Ichigo llegaban a comprender Tatsuki, Chad y Uryu se habían mostrado muy interesados repentinamente con la idea, al grado de casi rogarles a ambos para que fueran, pues eran los únicos que no se animaban.

-Por favor Ichigo, ¿Qué tienes que perder? No me vas a decir que te piensas quedar a estudiar ¿verdad?- Tatsuki había venido siguiendo al chico de cabello naranja desde que salieron del salón y aunque había un largo camino hasta la azotea donde solían almorzar, ella no había parado de rogarle que los acompañara a ese estúpido viaje.

-¡Claro que no! Es sólo que… tengo muchas cosas que hacer y no pueden esperar para después.-Sentenció el chico que definitivamente no sabía qué cosas tenía que hacer pero no se los iba a decir, ¿verdad?

-¿Cosas? –Preguntó su amiga de la infancia levantando una ceja y cruzándose de brazos-¿Qué clase de cosas? Si se puede saber. La verdad era que ya se estaba cansando de tratar de razonar con ese necio que tenía enfrente, para ella la mejor solución era aplicarle una llave karateka y obligarlo a ir con ellos si es que en algo apreciaba su vida, pero los demás habían insistido en que era mejor hacerlo por las buenas. Bah! qué tontería. Por lo menos esperaba que Uryu y Chad tuvieran mejor suerte con Orihime, ya que ellos debían encargarse de convencerla y ella a Ichigo. Ese era el trato y si alguno fallaba, además de que el viaje seguro se cancelaría (porque básicamente lo habían planeado para animarlos a ellos) los perdedores tendrían que ser los esclavos del otro, con todo y disfraz de Maid. Bueno, esa parte estaba por negociar, ya que ella no pensaba perder aunque la tarea fuera muy difícil así que lo único que faltaba era que Uryu aceptara. La idea en sí era muy trillada, lo sabía, pero el ver a Uryu con vestido y complaciéndola en todo definitivamente lo valía.

-Pues… ¡Cosas que no te incumben!-Por fin habían llegado a la azotea después de un camino que a Ichigo se le había hecho inusualmente largo y lo que escuchó al entrar lo hizo querer darse la vuelta y correr, pero sabía que Tatsuki jamás se lo permitiría.

-Por favor Inoue-san ¿Qué tienes que perder?-Escuchó decir a Ishida delante de una ruborizada Inoue que no sabía que más decir para evitar las preguntas de sus amigos y dejarles claro que tampoco quería ir.

-No es eso Ishida-kun, es sólo que estos días no me he sentido muy bien y no quiero arruinarles el viaje…

-¡Que no te has sentido bien!- Oyeron gritar desde la puerta-A qué te refieres con eso Orihime ¿Estás enferma? ¿Por qué no nos dijiste nada Inoue? Pudiste haber ido a ver a mi padre, sí, está un poco chiflado pero me consta que no ha matado a nadie por un mal diagnóstico.-En dos segundos el pelinaranja estaba enfrente de Orihime examinándola como si tuviera la cara verde, cosa que sorprendió a los demás por lo rápido que llegó. Él por supuesto no había notado el rubor que se empezaba a formar en las mejillas de la chica por tenerlo tan cerca y siguió soltando reclamos a la vez que Tatsuki soltaba preguntas sobre los imaginarios malestares de su amiga de cabello naranja.

-Kurosaki-kun, Tatsuki-chan, estoy bien pero gracias por preocuparse.- Dijo la Chica logrando captar la atención de sus amigos. – A lo que me refería es que lo que no se siente bien son mis ánimos y preferiría quedarme aquí. El par de chicos paranoicos respiraron aliviados al ver la sonrisa de su amiga aparecer en su cara, aunque a Ichigo no le pareció muy convincente y su preocupación no desapareció del todo.

-¿Ves Inoue-san? Justo por eso es mejor que nos acompañes. Si tus ánimos no se encuentran bien un viaje relajante es justamente lo que necesitas.- Gracias a ese comentario Uryu había encontrado lo que hacía falta para convencerla, de eso estaba seguro, no obstante, no se esperó la ayuda extra que tuvo. Ni él ni los demás.

-Ishida tiene razón Inoue. Si no te sientes bien es mejor que vayas a relajarte y a pasar un buen rato con nosotros, aunque no sé si eso sea posible con los amigos que tienes.- Ichigo no supo de dónde vino eso, pero definitivamente fue de un lugar muy profundo pues a él le pareció que fue de las cosas más sinceras que había dicho en los últimos meses. De todos modos la sinceridad no evitó que se sintiera un poco avergonzado ante las miradas interrogativas de sus amigos y la aún más sorprendida mirada de Inoue.

-Em, bueno yo, Ku- Kurosaki-kun… Está bien, ¡Acepto!- La chica dijo esto con una enorme sonrisa y un gran entusiasmo, cosa que terminó por convencer a Ichigo de que hizo lo correcto. Sin embargo, una mano en su espalda lo sacó de sus pensamientos.

-Muy bien Orihime, ¡Qué bueno que nos acompañas!-dijo la chica de cabello negro que estaba a su lado con una mano en la espalda de Ichigo y la otra haciéndole la señal de la victoria a la pelinaranja- Pero dime Ichigo, ¿A caso escuché nosotros? ¿Quiere decir que tú también vienes? ¡Genial!

-Si maldita sea, yo también voy. Ahora dime, ¿A dónde diablos vamos?

Mientras terminaba de arreglar los últimos detalles de su maleta, respondiendo a una detallada lista que Yuzu le había proporcionado, Ichigo recordaba la forma en que había terminado incluido en ese extraño viaje al lago Toya. Y pensar que todo había ocurrido por querer hacerla feliz. Sí, seguramente ese viaje les serviría a los dos para volver a sonreír, bueno, en su caso eso era un decir pues no era del tipo que va sonriendo por la vida. Para nada, ese era el trabajo de Inoue, sonreír por todos y de alguna manera transmitirles su tranquilidad y despreocupación, pero estos meses aunque él se había desconectado de sus amigos, lo había notado. Esa sonrisa que la caracterizaba ya no estaba, la que le había ayudado tantas veces a él mismo se había ido.

Sí, por eso había aceptado ir y esa era su misión.

Ichigo se disponía a irse sin alertar al viejo, despidiéndose únicamente de sus hermanas que le desearon lo mejor en el viaje y que se divirtiera mucho, pero él ya suponía que sería imposible y antes de que diera 3 pasos fuera de su casa sus sospechas se confirmaron pues un exaltado Isshin gritaba:

-ICHIGO ¿¡A dónde crees que vas sin despedirte de tu padre! ¿Qué acaso ya no te importo?- el molesto Ichigo solo se limitó a decirle -Cállate viejo- y el entristecido hombre seguía ridiculizándose gritando -¡Mamá nuestro hijo ya no me respeta! ¿¡Qué puedo hacer! ¿Acaso tengo que permitir que deje el nido de amor que tú y yo construimos?

-Ya cálmate que no me voy para siempre, sólo serán tres días- respondió el muchacho dándole la espalda al hombre que lloraba en el suelo mirando hacia el cielo y tomando su maleta agregó- Pero tienes razón, ya me voy viejo, cuida a mis hermanas pero sobre todo cuídate tú. Nos vemos.

Por fin Ichigo había salido de su casa con rumbo a la escuela, que era el lugar en dónde todos se habían quedado de ver para irse, cuando escuchó una voz familiar que parecía estar rezando algo en un idioma extraño. Shampoo, pijama, cepillo de dientes, cambio de ropa, suéter…

-Inoue ¿Qué estas…- Pero el chico no pudo terminar su pregunta pues tuvo que esquivar un golpe de bolsa de mano que iba directo a su rostro.

-¡Ku-Kurosaki-kun Discúlpame no vi que eras tú lo lamento tanto!-Dijo Orihime visiblemente apenada por lo que estuvo a punto de hacer, a la vez que se aseguraba de no haberle pegado a su amigo. –No te preocupes, fue mi culpa por haberte llamado de esa manera- Contestó Ichigo, aunque no pudo evitar llevarse la mano a la cara para asegurarse de que todo estuviera en su lugar.

-Pero dime ¿Qué rayos estabas cantando?

-¿Cantando? Aaaa no, no era nada de eso, sólo estaba repasando que no me faltara nada de la maleta, odiaría darme cuenta que olvidé algo- respondió ella con una gran sonrisa.

-Pues seguro que no te olvidas de nada con el tamaño de esa maleta. ¿Segura que son tres días y no una semana?- Orihime llevaba una de esas maletas con ruedas de tamaño grande que llegaba un poco más arriba de su cintura y una pequeña bolsa de mano rosa. Ichigo no se explicaba qué podría llevar dentro y tampoco cómo es que había logrado llegar tan lejos con ella.

-¿Lo dices por la maleta? Te diré un secreto, ¿Pero prometes no decirle a nadie? Si lo haces te compartiré de lo que traigo ahí.- Orihime puso una cara de seriedad y misterio que intrigó más al muchacho, lo que no le dejó más remedio que aceptar. Aunque también debía reconocer que se veía muy graciosa con esa expresión en su rostro y hasta un poco tierna. ¿Tierna? ¿De dónde había venido eso? No lo sabía pero así se veía.

-Bueno, pues en la maleta traigo… ¡COMIDA!

-¿Comida?-repitió Ichigo Incrédulo-Pero Inoue en el hotel seguro va a haber comida, no es necesario que tu lleves la tuya.

-Sí, pero que tal que hacen cosas extrañas de comer que no me gusten. A veces la gente hace mezclas raras que no saben bien, por eso yo traje mi propia porción de frijoles dulces, mostaza, pan, mermelada de fresa y fideos por si las dudas.

La cara de Orihime era de tal seguridad en lo que decía, que a Ichigo se le escapó una risita por lo irónico del asunto. La chica que tenía a su lado era la reina en hacer mezclas raras e incluso desagradables para la comida y ahora le venía con ese cuento de la mala comida del Hotel. Le dedicó una mirada de ternura y dijo:

-Está bien, tienes razón. Yo te ayudaré con esto y así podremos llegar más rápido- Tomó la maleta de las manos de la pelinaranja, que en parte por el sonrojo y en parte porque de verdad estaba muy pesada, sólo pudo sonreírle y avanzar junto a él.

El camino en tren era muy calmado, el paisaje era muy hermoso, con montañas y un cielo especialmente despejado aunque eso no evitaba que hiciera frío por lo que los rayos del sol que pasaban por la ventana hacían que la chica con los pasadores azules se sintiera muy feliz de haber podido estar sentada junto a ella. Tenía que admitir que los camarotes eran muy amplios, pero aun así necesitaron dos. En el primero estaba ella, Tatsuki que iba a su lado, Uryu junto a Tatsuki y enfrente estaban Ichigo y Chad. Mizuiro también tenía un lugar con comodidad, pero debido a que Keigo había hecho un berrinche literalmente por no ir solo él amablemente se ofreció a acompañarlo.

Al principio hablaron de cosas sin importancia, la escuela, los deberes que no habían hecho y que seguro quedarían olvidados hasta la última noche de vacaciones (excepto Uryu que por supuesto ya los había terminado y que les dedicó una mirada de reproche, como si de sus hijos se tratara, cuando todos admitieron no haber ni abierto los cuadernos), deportes y para el disgusto de Ichigo, hasta del programa del primer espiritista del siglo Don Kanonji.

Sin embargo, ahora todos estaban haciendo algo por su cuenta: Uryu estaba leyendo un libro sobre costura, Tatsuki estaba escuchando música, Ichigo estaba durmiendo y Chad parecía muy entretenido con el manga que tenía entre sus manos. Ahora Orihime se daba cuenta de que sí había olvidado algo y eso era un libro o algo para distraerse, así que al observar al ex Shinigami dormir con tanta tranquilidad e incluso soltar un par de ronquidos pensó que sería buena idea imitarlo. Al fin y al cabo la pesadilla sólo ocurría en las noches ¿Cierto?

Un año había pasado desde la batalla contra Aizen, un año desde que se habían despedido de sus amigos Shinigami y el mismo tiempo sin recibir noticias de ellos. La mente de Orihime comenzó a vagar por esos tiempos y el sudor comenzó a perlar su frente. Ahí estaba ella de pie en su calabozo en "Las noches", encerrada, observando todo sin poder ayudarlo.

BASTA YA POR FAVOR!-gritaba ella con lágrimas desesperadas corriendo por su rostro.

Por favor no le hagas daño! Es a mí y a mis poderes lo que necesitas, ¡Prometiste que no lo dañarías!- ¿Qué podía hacer ella para ayudarlo? Estaba encerrada en ese maldito lugar y sabía que en cualquier momento esos ojos verdes que tanto la atemorizaban harían algo horrible. Su corazón estaba a punto de romperse en mil pedazos y sentía que su cabeza explotaría de un momento a otro. Sus manos se aferraban a los barrotes que le permitían ver la escena con claridad, como si eso fuera a romperlos. Trató de hacer hasta lo imposible para evitar lo que ella sabía que pasaría pero fue inútil; todo era inútil y solo pudo ver como una intensa luz verde terminaba la vida de la persona más especial para ella. Lo pudo sentir, la presencia de quien tanto amaba había desaparecido.

-NOOOOOOOO!- Gritó ella desconsolada. Las lágrimas eran incontrolables y temblaba de pies a cabeza. Lo último de la pesadilla de ese momento era la cara sin vida de kurosaki-kun cayendo inerte al piso…

-¡Orihime, despierta! Orihime!

-Inoue, tranquilízate estamos aquí.- Esa voz hizo que recuperara el sentido y abriera lentamente los ojos. Al hacerlo pudo ver varias cabezas alrededor suyo, pero sólo una la llenó de alivio. Ahí estaba la cabeza naranja que tanto quería, frente a ella y con el ceño fruncido como siempre.

-Kurosaki-kun, chicos, ¿Qué ocurre?

-Eso deberíamos preguntarlo nosotros Inoue ¿Qué te pasa? De repente empezaste a temblar y a gritar, estábamos muy asustados porque no podíamos despertarte.

-Este… yo… bueno…- La chica no sabía que responder pero estaba claro que no les iba a decir la verdad. Si lo hacía seguro que cancelarían el viaje aunque ya estuvieran ahí y lo que menos quería era preocuparlos con sus tonterías. Porque eso eran, tonterías, si no podía cuidarse ni de sus propios sueños, ¿Cómo esperaba que los demás confiaran en ella?

Así que esbozó la sonrisa más grande y convincente que pudo y se llevó una mano a la cabeza mientras que agitaba la otra de un lado a otro frente a ella cuando respondió:

-La verdad es que el otro día me quedé despierta hasta tarde viendo una película de unas plantas que hablaban contra unos monos malvados que se las querían comer y los monos estaban ganando pero un mono bueno ayudaba a las plantas… así que por eso me puse así… jeje.-Sus amigos la miraron con una mezcla de incredulidad, preocupación y asombro por la facilidad con que se inventaba semejantes historias, pero al parecer creyeron que ese no era el momento de sacarle la verdad.

-Ay Orihime… no tienes remedio, ¿Cuántas veces te he dicho que no veas esas películas tan extrañas tú sola?-Le dijo su amiga con una mirada severa pero preocupada.

-Pero Tatsuki-chan estaba muy interesante y no podía perderme el final-su sonrisa se volvía cada vez más sincera a medida que se recuperaba de la impresión y se sentía segura con sus amigos. -¡Además ya no soy una niña para que esas cosas me afecten!- Agregó con un puchero que no le causó mucha gracia a la chica a su lado.

-¿Dices la película que pasaron el viernes pasado al terminar el programa de Don Kanonji?-preguntó Chad para sorpresa de todos. Él se veía muy serio como siempre, pero o la película también le había impresionado o estaba decidido a ayudar a la muchacha con su mentira.

-Si esa exactamente, ¿Te acuerdas cuando la reina planta le pidió al mono rey que cuidara a la planta elegida?

-Aaaa ahora la recuerdo ¿En la que un elefante les ayuda a escapar?-Dijo Uryu uniéndose a la plática como si no hubiera pasado nada.

-¿Tú también Ishida? ¿Pero qué les pasa? Semejante película no puede existir, mira que plantas y monos peleándose y un elefante ayudando… que tontería-Agregó la capitana del equipo de judo. Al parecer todos iniciaron una acalorada discusión por esa película, todos excepto Ichigo que los observaba en silencio debatiéndose entre parar esa estupidez y pedirle cuentas de una buena vez a Inoue o esperar a un momento más apropiado.

Cuando estaba a punto de decir algo el tren se detuvo indicando que el viaje había terminado, así que todos pararon de hablar y reír y se dispusieron a bajar por sus cosas. Los últimos en quedar en el camarote fueron Ichigo y Orihime que vieron su camino bloqueado por un mar de gente que venía de otros cuartos. Cuando ella se disponía a salir una mano grande y fuerte la tomó de la muñeca.

-Inoue, Dime la verdad, ¿Qué es lo que te sucede?-Ichigo la miró lleno de preocupación. Tenía una misión y ella no se lo estaba poniendo nada fácil. Sonreía, sí, pero no de la manera cálida y sincera con la que solía hacerlo y él se había prometido ayudarla a ser feliz, pero no sabía por dónde empezar.

-Kurosaki-kun, yo no…- Cuando lo vio a los ojos Orihime supo que no podría mantener su promesa de no preocuparlo nunca más. Recordaba la forma en que había sufrido por su culpa y no permitiría que eso volviera a suceder. Pero esos ojos significaban mucho para ella y tampoco quería mentirle. Su determinación estaba cayendo cuando una voz los llamó a lo lejos.

-I-chi-goooo! Inoue-saaaan! ¿Se piensan quedar en el tren y perder toda la diversión?-La voz de Keigo resonó por todo el tren y preocupado por que los fueran a correr y no les permitieran viajar de regreso decidió salir de ahí no sin antes decir:

-Sé que algo te sucede y lo voy a descubrir, te lo aseguro.

Orihime lo miró con preocupación mientras salía delante de ella y se quedó pensando que quizá ella misma tendría que preocuparse pues la pesadilla cada vez se sentía más real y cada vez era más frecuente. ¿Qué sería de ella si tenía que revivir lo peor de su vida una y otra vez?

N/A: Qué les pareció? bueno?, le hace falta algo? la verdad es que me costó mucho decidir dónde terminar el primer capítulo pero ahí lo tienen... Merece Review esta novata? I_I