Hola a todos , soy Chip-zanuff y de antemano les doy las gracias por darle una oportunidad a mi fic, espero no decepcionarlos queridos lectores y que disfruten mi historia como yo la disfruto escribiendo, bueno y sin mas preambulos aqui comienza nuestra gran aventura.
pd: naruto y todos sus personajes no me pertenecen.
"El amor es como el viento, no se ve pero se siente"
Llovía, siempre llovía, desde que el llego ahí casi nunca dejaba de llover, había oído rumores de que esporádicamente salía el sol y que un delicado manto de lagrimas se dejaba caer sobre Amegakure. El no creía en tales tonterías hasta que lo pudo comprobar con sus propios ojos, el cielo realmente lloraba de una forma desconsolada y melancólica.
-¿Por que el cielo llora ¿es que acaso siente pena, dolor, tristeza ¿cual será el motivo de su llanto?- se preguntaba mientras que veía caer, lo que según eran para el, las lagrimas del cielo.
Amegakure no sato (aldea oculta de la lluvia) era una pequeña villa ubicada en el país de la lluvia, a través de sus grandes construcciones y fortificaciones se divisaba una figura en la cima del edificio mas alto de la ciudad, tenia una larga capa negra con nubes rojas la cual le cubría la mayor parte de su cuerpo, llevaba un protector frontal con el símbolo de Konoha tallada en ella. Aquella persona miraba el horizonte como si estuviera esperando algo, sus ojos se posaban en la infinita oscuridad de esa fría noche tormentosa que se dejaba caer sobre el.
-"Han pasado más de tres años desde que no he vuelto a mi hogar y dos semanas desde que recibí tu última carta, espero que no te haya ocurrido nada malo"-
Pensó el joven mientras que sus ojos azul zafiro se perdían en la inmensidad de la larga noche que tenia que soportar, pero no estaba solo, siempre tenia un compañero infaltable el cual lo seguía desde que nació, lo vio crecer y lo acompaño cuando dejo konoha hace mas de tres años, era su maldición, su desdicha y su fuente de poder, era el kyuubi, el demonio zorro de nueve colas el cual lo ayudaba, en cierto modo a no sucumbir ante la soledad que lo perseguía. Se acerco lo suficiente para estar al borde del edifico, mientras que su ropa y sus cabellos rubios empezaban a mojarse producto de la lluvia que caía intensamente, como si se tratase de una tempestad. El viento soplaba levemente, pero lo suficiente como para producir escalofríos he hipotermia, sin embrago a el no parecía importarle eso, solo quería ver y contemplar la lluvia, la cual le hacia recodar tanto a las lagrimas de su amada, eran casi las mismas lagrimas que ella derramo al saber que el se iría para poder salvarla, aquellas dulces lagrimas que se le escaparon al declarase mutuamente sus sentimientos y jurarse el uno al otro, amor eterno.
De repente una persona subió hasta la azotea del edificio, estaba vestida de la misma manera que el, solo que su protector estaba el símbolo de la aldea oculta de la hoja con una raya horizontal, lo que significaba que era un ninja exiliado. Era alto, tenía el pelo negro largo amarrado por una cola, sus ojos eran rojos con tres aspas alrededor, las cuales apuntaban hacia su pupila lo cual significaba una sola cosa, era portador del sharingan, la pupila giratoria, un Uchiha de pura sangre.
El sujeto se acerco lo suficiente para que el lo oyera, evitando mojarse.
-Líder, hace más de nueve horas que ha estado aquí arriba, debería descansar -le dijo de forma serena, sin expresar emoción alguna.
-No te preocupes por mi itachi, estaré bien - le dijo el sin voltearse para verlo -dime ¿haz sabido algo acerca de Konoha?
-Muy poco, solo he averiguado que Konoha ha hecho una nueva alianza con la aldea oculta de la roca y de las nubes, tras haber roto su antigua alianza con la arena. De seguro es para poder destruir a nuestra organización, Akatsuki- hablo tranquilamente con una serenidad que sorprendería a cualquiera -¿que haremos?-
-Nada, no haremos nada hasta que reciba noticias de ella, dile eso a los demás y que no me molesten, necesito meditar.
-De acuerdo líder, ya no lo interrumpiré mas.
Se dio media vuelta dispuesto a irse, pero una voz lo detiene.
-Itachi, ya te dije que no me llamaras líder- le dijo alegremente mientras se llevaba la mano derecha a la nuca -solo dime naruto.
-Esta bien naruto, me retiro.
Itachi se va del lugar mientras que en su cara se dibujo una pequeña sonrisa, producto de la expresión de su jefe. Bajo por unas largas escaleras que se ubicaban al costado del edifico hasta una sala muy bien decorada, dentro de ella se encontraban dos personas sentadas alrededor de una gran mesa, la cual tenia dibujada en el centro dos zorros alrededor de un circulo en espiral.
-¿Qué te a dicho?- pregunto un hombre de pelo blanco de peinado hacia atrás, tenia en la mano izquierda una gran guadaña de 3 hojas, mientras que en la mano derecha sujetaba un rosario, vestía una capa negra con nubes rojas, en el cuello llevaba un collar de un círculo y un triangulo inscrito en el, sus ojos eran de color violeta.
-Lo mismo de siempre hidan, va a esperar hasta recibir noticias de ella, mientras tanto no haremos nada- respondió mientras se sentaba en una silla alrededor de la gran mesa y cerraba los ojos.
Hidan empezó a rezar un poco a su dios jashin, mientras que el otro sujeto empezaba a formar pequeñas figuras de arcilla con las manos, aquel sujeto era más o menos de la misma altura de hidan, sus ojos eran azules, era rubio, tenia el peco corto con algunos mechones parados en la frente, usaba un protector frontal en la cabeza, era originario de la aldea oculta de la roca, pero al igual que itachi su protector estaba rayado horizontalmente. Tenía una capa negra con una sola nube color escarlata en la espalda a diferencia de itachi e hidan.
-Veo que compartes la misma pasión por el arte que tu difunto hermano deidara..., daisuke- dijo itachi sin abrir los ojos, el joven rubio lo miro con extrañeza, pero después solo afirmo con la cabeza.
La noche dejaba caer sus lágrimas sobre Amegakure, hacia varios días que el cielo no dejaba de llorar¿Acaso era ella quien estaba llorando¿Acaso era su quería hinata la que estaba llorando, su corazón se aturdía cada ves que pensaba, que su amor estaba llorando por el, y el no estaba ahí para consolarla, ayudarla y amarla con todo su ser.
Naruto se alejo del la azotea del edificio, su cuerpo ya empezaba a sentir los primeros efectos de hipotermia, se dirigió a su habitación, se saco su capa y su ropa debido que estaban totalmente húmedas a causa de la torrencial lluvia que había caído estrepitosamente sobre el. Se puso una chaqueta y un pantalón color naranja, unas botas negras y una nueva capa, subió de nuevo hasta el techo del edificio pero esta vez solo se quedo en la entrada de la azotea, estaba seguro que hoy seria el día que tendría noticias de su amada.
Se sentó en un pequeño banco que había al costado de la puerta del techo, se dispuso a meditar y recordar esos eventos que marcaron su vida, aquellos momentos felices y tristes en los cuales conoció todas las emociones que el ser humano podía sentir dolor, rabia, desesperación, locura, alegría, dicha, felicidad, pero sobre todo conoció algo que jamás pensó que sentiría, fue una extraña sensación que lo llenaría de valor y de fuerza para seguir adelante con sus sueños en esos difíciles años. Ese sentimiento fue la luz que lo ayudo a no perderse en la oscuridad y en la maldad que acechaba con dominarlo y consumirlo por completo, aquel sentimiento era el mas puro y hermoso de todos, por primera ves en su vida Naruto Uzumaki, el Jinchuuriki del kyuubi, conoció el amor.
Aquel sentimiento tan especial que desde su nacimiento se le fue negado y prohibido, ella se lo dio y se lo demostró de muchas maneras, guiándolo por el solitario camino ninja que tuvo que recorrer, brindándole toda su fortaleza y la fe necesaria para no vacilar ante nada. Fue ella, solamente Hinata Hyuuga quien creyó en el y nunca dudo de su palabra.
El muchacho rubio cara de zorro seguía mirando el horizonte intensamente con sus ojos azules, contemplando la fría y oscura noche, esperando alguna noticia o acontecimiento relacionado con ella, hace mas de dos semanas que hacia lo mismo, esperar bajo la lluvia alguna señal de ella, alguna carta o mensaje. Necesitaba saber si se encontraba bien, necesitaba leer esas dulces palabras llenas de cariño y afecto dedicadas exclusivamente para el, las cuales le llenaban el corazón de felicidad y alegría, impidiéndole así perderse en un laberinto sombrío, lleno de interrogantes y de sufrimiento. Estaba dispuesto a esperar toda la vida con tal de saber algo de hinata, aquella tímida chica, que le robo su corazón hace más de tres años y la que según el, era su única razón de vivir.
-Aun recuerdo como si fuera ayer todo lo que aconteció en esos años oscuros, en los cuales solo tú me diste un motivo para vivir, por el cual luchar y no morir, ese motivo eras tu, mi querida hinata- murmuro silenciosamente mientras que sus recuerdos le venían a la mente como si recién hubieran ocurrido.
En su mente empezó a divisar escenas de cargadas de dolor, sufrimiento, tristeza pero también aquellas imágenes de alegría, felicidad y sobre todo de amor, aquel sentimiento el cual lo hizo cambiar y renacer otra vez dándole la esperanza para seguir con su existencia, la cual en esos años comenzaba a sucumbir ante la oscuridad.
