Dolor

Itachi no pensaba en mirar atrás, jamás. Pero su Sasuke, ese niño indefenso e inocente cada vez se encontraba más lejos de el, y no podía evitarlo. Dolor. ¿Porqué todo tenía que ser tan difícil? El tenía que avanzar, encontrar su propio camino sin el clan Uchiha, y eso incluía a Sasuke en su olvido. El no estaba listo para dejarlo ir.

Impotencia

Dar sus últimos pasos sin mirar atrás, dejar a su Sasuke. Sus pies inmóviles, su rostro totalmente congelado, su corazón paralizado sin responder al destino. Itachi necesitaba una respuesta, ahora. Sus ojos empezaron a derramar lágrimas, una y otra vez, sin parar. Observándolo. A su amado Sasuke, sabiendo perfectamente que esa podría ser la última vez. Su corazón ahora latía lo más rápido posible, sin dejarlo asimilar el instante.

Deseo

Tomarlo entre sus brazos, besarlo y vivir junto a el en sus sueños. Encontrar su verdadera felicidad y paz interna junto a su amado hermano menor. Amarlo hasta traspasar el limite. Su límite. Curar su dolor y hacerlo sonreír. Todo el tiempo, para siempre. Todo era tanto y poco a la vez, al fin consiguiéndolo y siendo arrancado de sus manos. Esos eran sus deseos.

Obligado

Empujarlo contra el de una forma brutal, obligarlo a besar sus labios aunque sus sentimientos no sean amor. Itachi ama con locura a Sasuke, pero el pequeño no comprende nada. Responde con timidez al beso, internando leer la través de los ojos de su hermano, intentando sentir su alma.

Finalle

Itachi se separa, y con toda la fuerza en ese momento, logra mirar hacia adelante. El pequeño Sasuke intenta hablar, pero sólo logra balbucear. Itachi da sus últimos pasos, el espera que Sasuke lo detenga, pero no lo hace. Creo que te tengo que dejar ir dice el mayor, algo apenado. Sasuke no lo necesitaba, el no le importaba. Itachi... susurra Sasuke, pero el mayor ya no estaba allí.

Déjame amarte... Y te prometeré jamás dejarte ir. Pero Sasuke no comprendía la dureza de esas palabras. El ya estaba solo, cayendo al vacío de perder a la persona que más pudo haber amado, puesto que el solo era un niño.

Reflexión

El ya no estaba ahí. El ya no sentía la chispa y esencia de sus labios, húmedos y dulces. Su vacío era incurable, y el solo deseaba escapar de la soledad y volver a estar con su Itachi, volver a sentir ese brillo especial en sus ojos y una sonrisa formada sin explicación lógica alguna. Porque el amor no es lógico.