CAPITULO I


Podría encontrarse pensando en los meses desde que Buu había sido derrotado pero miraba a su alrededor y volvía al auditorio de su colegio, rodeado de jóvenes de su edad ante otra clase de su último año, solo antes de preocuparse por los cinco pizarrones que le faltaban al profesor para cifrar la regla de aerodinámica que él dejó de escribir hace dos horas en su cuaderno, recordaba las citaciones de nueve universidades distintas que le habían llegado.

Era un Súper Saiyajin 2 que discurría un poder místico para ganarle a varios Súper Saiyajins 3, sus mitades por si solas movían a nivel molecular la cinética de las mesas sin ni siquiera saberlo y cada día que entrenaba, sus manos tenían que matar la mayor cantidad de energía por la sobre exigencia de su ki… ¿pero cuánto de eso importaba, si tenía que salir del ámbito nulo en el que estaba y entrar a otro increíblemente mayor?.. Vivir en otro lugar platónico donde no existía la creencia de la destrucción del mundo, era como pensar en el Planeta Supremo antes de que llegara Majin Buu… porque precisamente, los saiyajins no iban a vivir más en esa era…

Se lo decía al niño que gritó cuando su propio maestro se interpuso para salvarle la vida, al mismo que obedeció a su padre y no a su miedo para ponerle fin a Vegeta, al que tuvo que viajar a Namekuseí otra vez siempre actuando como su entera contraparte a la edad de cinco años, y finalmente el joven que desató su furia oculta para enfrentar al androide perfecto Cell… Creía que mirarse hasta ahora merecía mucho más de lo que le pasaría… sin embargo, todo parecía reírse de él… de que todo lo que valoró y sacrificó en el pasado, sólo resultara poco necesario para sus diecisiete años.

Su próximo cumpleaños lo inauguraría despidiendo para siempre el mundo de las peleas y saludando a su nueva vida universitaria. Pero lo que no podía dejar de preguntarse era si realmente la tierra necesitaba de la educación para salvarse, si realmente el sueño de la paz había sido alcanzado o deberían continuar luchando por materializarlo. Como su padre y Vegeta, y también cualquier otro saiyajin, su ser descansaba en la razón de ser el más fuerte y también el salvador de las desgracias, solo por esto quería creer que no era el único al que le molestaba de cierta manera la momentánea tranquilidad… ¿o si?

-Oye Gohan… –lo llamó su compañero de al lado, hablando sin despegar los labios. -¿Sabes que le sucede a Videl? Últimamente, no es la misma…

-¿Qué? ¿Cómo que no es la misma? –lo miró confundido. –Yo no la veo distinta.

-Bueno, supongo que con lo que ha pasado debe ser alterante. Pero no me imaginé que pudiera ponerse así.-

-¿Qué es lo que ha pasado? No sé de que hablas.

La mesa del salón se curveó después de que Videl en un silencio incógnito apoyara su morral sobre ella para guardar sus libros. La clase terminó dos segundos después y una gota resbaló en la mayoría de sus compañeros incluido Gohan, quien había estado sentado junto a ella durante toda la hora. No estimó que ese día la hija de Mister Satán había estado un poco ácida con él y el resto, las dudas sobre el futuro de la tierra fueron más atractivas en su cabeza pero ahora que lo pensaba ni siquiera habían mantenido conversación como otras veces. Su relación parecía haber regresado a los primeros días en que se conocieron, o simplemente la chica parecía haber tenido un mal día.

Empezó a guardar sus pertenencias con una mirada concentrada e inexplicable para Gohan que ya comenzaba a preocuparse. Esperó a que sus demás compañeros abandonaran el salón y se puso de pie, hasta pudo sentir que el ki de la joven estaba turbio y ya fue suficiente para buscar su atención.

-Videl, ¿te sucede algo?

-¿Parece que me sucede algo Gohan? No, debe ser tu imaginación. –comentó sarcásticamente.

-¿Quieres contarme?

-Me sorprende que no te hayas enterado. Qué suerte tienes, aún no lo sabes. Me gustaría estar en tu lugar. –

-Videl, en serio no lo sé. ¿Acaso hice algo que te molestara?

Ella se pausó y dudó con esa inocencia que muchas veces antes le ganaba a su mal genio. Ahora que lo pensaba, Gohan siempre le ganaba en todo. Suspiró y levantó sus ojos, admirando la paciencia en los de Gohan que no se habían movido de los suyos.

-No, tú no hiciste nada. Discúlpame…

-¿Entonces que es lo que te tiene así? Me estás preocupando…

-Es… solo que… - Cansada de buscar las palabras, la joven abrió su bolso y sacó un ejemplar del diario matutino. Se lo entregó y Gohan leyó rápidamente la primera plana.

Una fotografía de Mister Satán era el centro de la hoja, y estaba junto a una mujer desconocida. No supo explicarlo pero había algo extraño en ella, hasta no estaba seguro si era realmente una mujer con solo juzgar su cara algo particular, sus orejas parecían puntiagudas ocultas en un cabello enrulado y llevaba demasiadas joyas con un aire principesco. Pero cuando leyó el título no pudo controlar su estupor: "MISTER SATÁN SE CASARÁ ESTA SEMANA"

-¿En… enserio? ¿Tu padre se casará? –dijo sin poder creerlo.

-Si… –admitió con amargura. –Hasta yo estoy sorprendida… Todo este tiempo me lo mantuvo oculto. Ni siquiera sabía que estaba saliendo con esa mujer… tampoco sé como se conocieron.

-Vaya… Bueno, supongo que todo el mundo debe estar revolucionado. Tu padre ya es bastante famoso, las personas piensan que fue él quien acabó con Majin Buu…

-¿Gohan, acaso no lo ves? – se molestó, perdiendo la tranquilidad. -¿Por qué tiene que hacerme esto? ¿Era necesario? No sólo es suficiente con tener a todo el mundo a sus pies por algo que él no hizo y no es, sino que ahora para que su vida no pierda el interés del público decide casarse… así de la nada… ¡con una desconocida!

-No creo que sea por eso, Videl. Es tu padre… ¿por qué no puedes pensar que tal vez se casa porque eso lo hace feliz?

-Oh… ¿Ahora te pones de su parte? –Ella se indignó claramente.

-¡No! –Gohan se alarmó. –No, no quise decir eso…

-Claro que sí. Ahora que ya pelearon juntos y mi papá resultó ser el mejor amigo de Buu se creen una gran familia. Debí saber que ibas a estar con él en esto… ¡todos los hombres son iguales! –

-Videl, ¿te estás escuchando? Yo no estoy del lado de tu padre. De hecho, no me afecta en nada si se casa o no. –admitió confundido.

-No puedo creerlo, Gohan. – objetó Videl, cruzándose de brazos –Pensé que tú eras distinto… ¿y puedes dejar tranquilo tu ki? ¡Estás haciendo temblar las ventanas!

-¿Qué? ¿Qué tiene que ver mi ki? Yo no estoy haciendo nada…

-Bueno, genio… hay algo que está haciendo mover el salón y el único que tiene esa fuerza eres tú. –explicó la morocha, señalando a sus espaldas. Gohan se volteó y sin aliento percibió una leve vibración en las paredes sin causa aparente.

Sus pupilas se dilataron y su ki inmediatamente entró en la defensiva, buscando la posible amenaza sin descanso. Sus fracciones se enfriaron y miró a su compañera con rapidez.

-Videl, quiero que adviertas al profesor. Es probable que te escuche porque eres la hija de Mister Satán. Dile que cierren todas las puertas y no dejen salir a nadie… el colegio los protegerá…

-¿Por qué? Dime que está pasando, Gohan…

-Siento una presencia demasiado fuerte viniendo hasta aquí. Probablemente, iguale mis poderes... y no, no se trata de mi padre o Vegeta.

-¿Cómo? Es imposible… Nadie es más fuerte que tú, Gohan.- se preocupó la hija de Mister Satán.

-No sé si podré pelear contra él… Necesito que mantengas seguro a todo el que esté aquí dentro, ¿puedes hacer eso?

Ella asintió con temor olvidando su enfado de hace un momento. Recordaba sin ninguna ciencia el tono grave en la voz del saiyajin y jamás había sido signo de algo positivo.

-Cuídate mucho. –le dijo ella mientras él salía corriendo hacia la salida.

Llegó a la azotea sin siquiera haber empezado a subir los pisos y puso sus ojos en blanco. Podía sentirlo, estaba en el cielo confiando su fuerza a él, aunque era imposible determinar todavía si se comparaba con Buu o no. A sus pies, ciudad Satán se atestaba de personas en actividad laboral amenizando el día con sus miles de pocas apreciaciones enemigas y Gohan suspiró, reviviendo lo que sucedió en cada aparición y amenaza existencial. Esto no iba a ser menos complicado que aquellos días…

El sol pareció retraerse repentinamente cuando el filo de un ki profético despertó sobre su cabeza. Miró contra el brillo y divisó una capa flotando en el viento. Un sujeto lo observaba estáticamente como si hubiera esperado mucho pero su exagerada energía hablaba por él, y Gohan sólo podía responder sin comprender la inevitable hosquedad.

-¿¡Quién eres?! –gritó el hijo de Goku.

El sujeto no respondió. Su rostro desaparecía bajo la túnica pero se podía contemplar su procedencia humana por la forma de su cuerpo, semejante al de Gohan. Pero su naturaleza no era nada pasiva y parecía alimentarse de la cercanía de ellos dos. Nunca pensó que esto sucedería tan pronto, pero por lo menos ahora tendría la oportunidad de demostrar su poder místico ya que había sido absorbido por Majin Buu la primera vez.

Pero ahora, sinceramente todas sus venas no alcanzaron para detonar lo que trajo de vuelta el pasado y sus todas sus fibras gritaron al mismo tiempo como un metal vivo dentro del sol. Su corporeidad no esperó para perderse dentro del ultrasonido de un súper saiyajin seducido por un poder místico casi improbable para una raza tan menor. Un deseo tan grande inducía su cuerpo de nudillos casi rotos por la cobranza, y las solapas de su nariz erectas como su transformación Ozharu ya detectaban la reacción vecina sin que la vista se adelantara.

Por lo visto, nada había cambiado para él… y eso lo iba a necesitar.

Una leve fracción de luz de día llegó más tarde cuando su mitad saiyajin lo obligó a volar oblicuo antes de ser atravesado, y una velocidad entró queriéndolo bajar sin descanso. Gohan esquivó los golpes del sujeto encubierto sin retribuirlos, todavía no debía atacar porque ya de por si era difícil no mirarle los ojos, necesitaba por lo menos leer sus movimientos primero. El viento de los puños y fintas casi artísticas punzaba los brazos del saiyajin, que ya disponían de algunas contracturas pese a ser como dos cortezas, pero Gohan no efectuó más que su mirada mientras se aprendía la velocidad y la fuerza.

Era extraño… pero sentía esa misma expresión como la suya cuando peleaba. Quiso entender quien era… y por que una pelea ahora si es que nunca antes lo había visto. ¿Acaso estaría tras su padre? ¿O sería un subordinado de Babidi que aún no había desaparecido?

Hasta que lo sintió no se permitió una corta salida. Había sido tan estúpido que olvidó por un momento su defensa y el enemigo había golpeado justo en el brazo derecho… el brazo que hace siete años había expuesto para salvar a Vegeta de un ataque de Cell, y por más que recibió la ayuda de las semillas del ermitaño, nadie nunca supo que el daño había sido en parte permanente. ¿Pero que acababa de pasar? ¿Acaso esa persona lo supo todo el tiempo? Pareciera como si lo hubiese hecho a propósito… pero… era imposible…

Apretó los dientes para controlarse, pero no podía culpar a su cuerpo de la inmensa fiebre que le provocaba… y eso no lo hizo muy feliz tampoco. Miró sumamente encolerizado y tomándose su herida a su atacante, quien pareció aprovecharse rápido y empezar su intercambio de golpes de nuevo sin ni siquiera un respiro. Pero Gohan ya tuvo suficiente, levantó su rodilla y en un acto circular ascendente pudo contraer cada golpe y hasta regresarlo sólo con una tocada, finalmente devolvió la golpiza con sólo un barrido de su rodilla al estómago enemigo para enviarlo lejos.

Lo miró desaparecer cielo abajo pero repentinamente no era por la caída, sino su velocidad. El extraño voló como si hiciese un ciclo, y en una carrera Gohan lo siguió abandonando cada punto cardinal dentro de una pista defenestrada, que ya tenían tiempo negativo por el desnaturado ki de los dos. Ya estaban cabeza a cabeza y mordiendo una parte de la ciudad prácticamente, pero ni siquiera se veían a ellos mismos por ingerirse supersónicos rompiendo cualquier densidad del aire caliente y peleando, sin importar su mortandad a ese vértigo.

Gohan todavía no podía creerlo, esa persona tenía los mismos poderes que un SSJ poder místico y eso era decir mucho más que Kid Buu. Si es que acaso perdía ahora, no se imaginaba el daño que podría provocar un oponente que se reía de sus anteriores encuentros.

En cualquier momento, iban a terminar sumamente propulsados en fuerzas opuestas, si seguían volando a una fricción que violentaba más su producción de ondas. Tampoco podían dejar de agotarse cada vez que determinaban algún golpe bajo al otro para intentar detenerlo, que resultaba en más inestabilidad para los dos.

Cuando el saiyajin dispuso de un golpe al torso contrario, fue en realidad fingir. Sabía perfectamente que por esa apertura que ya estaba esperada por el otro, vendría directamente otro golpe hacia él donde faltaría su mirada. Pero Gohan lo había premeditado y cuando su oponente se zambullo a su aparente falla, levantó su pierna derecha en noventa grados hacia atrás y pegó con la parte de atrás de su talón, el cuerpo que salió inmediatamente de cualquier defensa.

Pero no cayó. El enemigo había quedado posicionado después de algunas vueltas a su misma altura, con las piernas sobre su cabeza y como un escorpión, balanceó su cadera hasta pegar en el pecho de Gohan con ambos pies.

El joven dejó inmediatamente su sombra en el cielo y cayó muchos metros hasta estrellarse con un solar inferior, rompiendo las salientes accidentadamente. El extraño sin cara sólo permaneció observando, más que Gohan todavía no daba rastros de su aparente caída. Finalmente, su mano se asomó de entre los escombros, junto con sus leves bocanadas para no estirar el dolor y miró con odio a quien lo esperaba más arriba.

Su cuerpo ahora alcanzó más volumen segregado como sacos musculares, donde su ropa empezaba a romperse, pero por mínimo daño que se evitó, en realidad había algo distinto con él. Hacía demasiado calor, en todos lados. No conseguía estar tranquilo… como si su organismo no consiguiera revertir la temperatura, y ni siquiera había intentado levantarse.

-De… demonios…

Nunca antes le había ocurrido, salvo aquella vez en la habitación del tiempo con su padre. Había tenido fiebre, a causa de la transformación en SSJ2… y había sido por su ki.

Resopló intentando recomponerse, pero supo enseguida que no había nada para regresar sus músculos del desgaste. Estaba fatigado, ¿pero cuando había estado fatigado? ¿Antes de pelear contra Cell, teniendo diez años y heridas mayores? ¿O ahora, que no había hecho más que un calentamiento?

El individuo notó inmediatamente que Gohan abandonaba su estado místico, y su ki se recesó de confusión. Repentinamente, el nivel de pelea del saiyajin había bajado considerablemente, pero lo vio de pie al fin. Parecía una manera de actuar algo evasiva, hasta que recibió una mirada desde lo más bajo como si hubiese leído sus pensamientos.

-Necesito otra transformación para pelear contigo. Disculpa los inconvenientes.-

Después de la sorpresa, el ki del guerrero se impuso de nuevo, como si jamás lo hubiese perdido pero ahora la crisis de su extensa aura se volvía albina y enseguida apareció un oro cromado rodeándolo con furia. El huracanado grito de Gohan excitó cada sustancia de su raza, hasta dejarlo tieso, sólo adulterado por sus ojos eternamente blancos y sus labios entreabiertos, asfixiado en un trance que le impedía dejar de robustecerse. Su cabello luchó por encontrar leves claros dentro de su negrura, hasta que un rubio fugó desde sus raíces y lo incendió provocando una apariencia dorada angulosa, donde sus ojos celestes se abrieron finalmente.

Y a pesar de todo, su transformación de SSJ2 sólo era un tercio del poder místico, por lo que su rendimiento no tendría porque preocuparlo.

Pero su rival todavía parecía sin entender. ¿Por qué había cambiado su dote consagrado por el Supremo Kaiosama, por su fuerza saiyajin para la pelea?

-¿Qué sucede? ¿Acaso ya no quieres pelear más conmigo? El hecho que mis poderes se hayan reducido, no quiere decir que no pueda enfrentarte.- le dijo el ahora súper saiyajin 2 mucho más calmado.

El poder de Gohan parecía en definitiva mucho más que antes porque recordaba ese poco sentimiento durante la batalla contra Cell, y lo comprobó al espejar justo el momento en que su contrincante arremetió nuevamente contra él. Al sentir los puños cortantes torpedear su cabeza, que escapaba en fino, el saiyajin consiguió sujetarlo por las muñecas y golpeó profusamente su barbilla de un rodillazo. De una sola maniobra, soltó su agarre y encerró con sus manos la cara oculta, subiendo su pierna flexionada directamente a romperle la nariz de otro acercamiento. Para terminar, izó su brazo y golpeó de lleno con su codo la nuca contraria hasta que el guerrero fue encontrado algo debilitado en el suelo.

Pero pese a su ahora desfigurada consciencia, pudo arreglárselas para sujetar el pie del saiyajin. Antes de que Gohan consiga entender que estaba haciendo, tuvo que deshacer su postura con su pierna libre porque algo intentó estocarlo directo al pecho y cuando miró, encontró una espada en la mano derecha de su agresor que de manera transversal, buscaba disminuirlo. De una nueva apuntalada, Gohan pudo soltar su otro pie y dar un giro hacia atrás justo cuando el otro también salía de su incómoda posición y se disponía a matarlo.

Un imperioso ki rodeó el arma blanca, que ahora rompía velocidades correntosas y su usuario no se privó de reclamar por el rubio. Gohan tenía menos que segundos de pensar en que hacer pero cuando ya vio la inminente colisión de zarpazos plata, levantó su dedo índice y le dio más de la mitad de su aura. Sin darse el lujo de detalles, detuvo el filo a centímetros de su rostro y empezó a dibujar una especie de barrera para escapar de los cortes.

Pero hasta ahora no se había fijado. ¿Dónde había visto esto antes? Miró confundido pero se dio cuenta que la persona ya no lo buscaba más, sino que parecía haber cedido. Tiró la espada al aire y luego de algunas vueltas cayó de nueva cuenta a su espalda, donde aguardaba la funda. Sólo hasta esa imagen comprendió que eran memorias de algo que había sucedido cuando todavía era un niño, y salió de su estado SSJ2 de la impresión.

-No… no… puede ser… Tú- eres…

-Te has vuelto muy fuerte… Gohan.

El guerrero saiyajin no podía creer lo que veía. Su contrincante había quitado su cubierta protectora de su rostro y hombros y arrojando lejos la poca tela, sólo para desmenuzar unos ojos azules y un cabello rubio igual al suyo prepoteado por un aura que alimentaba sus erizado dorado. Pero finalmente, imitó al joven y su estado de SSJ2 también se nulificó, cediendo en su cabello ahora de un lila claro y una expresión lejos de cualquier ferocidad, más bien gentil.

-Mirai Trunks… -murmuró Gohan, simplemente boquiabierto. ¿Acababa de pelear con aquel viejo amigo de hace siete años?

-Que bueno es volver a verte. Veo que has crecido mucho…- comentó el guerrero del futuro. – Lamento haberte hecho pasar por eso, pero realmente quería comprobar que tan fuerte te habías vuelto, aunque creo que resultó ser de la otra forma.

-No… tú también me dejaste impresionado. Te has vuelto muy fuerte, incluso alcanzaste el nivel dos de súper saiyajin. Realmente, no te has quedado atrás.

-Veo que han pasado por muchas dificultades con respecto a Majin Buu. ¿Todos se encuentran bien?

-Sí, afortunadamente nuestros padres pudieron derrotarlo, pero no fue una pelea fácil. Pero... ¿tú porque estás aquí? ¿Acaso ha ocurrido algo malo?

-Bueno… no, exactamente. –respondió el saiyajin algo nervioso.- Pero primero, me gustaría poder verlos a todos si no te molesta.


-Bulma, ¡por favor tienes que creerme! Gohan está en grave peligro… ¡fue a pelear con un sujeto desconocido y hasta ahora no regresa! ¡Algo le debe haber sucedido!

Luego de la angustia que siguió por horas, Videl no había soltado a Bulma desde que cruzó las puertas de la mansión Cápsula, hacia donde voló con toda su desesperación después de dejar el colegio. Había esperado por Gohan todo lo que pudo hasta que el miedo la venció, no podría ser que tarde tanto a no ser que algo malo le ocurriese, y después de vivir la pena de creerlo muerto cuando peleó con Majin Buu, no podía quedarse sin hacer nada.

-Tranquilízate Videl… estoy segura que Gohan está bien. ¿Acaso no sabes quien es su padre? –trató de calmarla la dueña de Corporación Cápsula.

-¡No! ¡No está bien! ¡Si estuviese bien, ya hubiera regresado! ¡Bulma, por favor! ¡Habla con el señor Vegeta! ¡Gohan necesita ayuda!

-¿Y exactamente ayuda para qué? ¿Cómo cavar su propia tumba?.. –la voz gruñona trajo a la vista a Vegeta, quien se apareció atrás de Bulma a mucha distancia.

-¿Por qué dice esas cosas? ¡Gohan podría estar muerto!...- gritó Videl, con sus ojos húmedos.

-Mmm si… ¿de que otra forma se puede ayudar al hijo de Kakarotto si lo ves entrar como si jamás le pasó nada? –respondió de forma sarcástica.

Videl y Bulma ambas miraron hacía donde se dirigía el príncipe de los saiyajins, y los ojos de las dos se desorbitaron. No sólo Gohan se había introducido a la amplia sala del recinto por una ventana ojival, sino que venía acompañado de otro joven como de 25 años y de mismo porte guerrero.

-¿Se divirtieron? – comentó Vegeta sin quitar su ironía de por medio. –Espero que si después del escándalo que armaron.