Hola! (: este es mi primer fic de Naruto, así que no sean malitos jeje.

Sólo quiero aclarar un par de cosas:

— Con guión largo están los diálogos de los personajes.

"Y en comillas los pensamientos internos de cada uno"

Y claro, que estos geniales personajes no me pertenecen; sino a Masashi Kishimoto. Sólo los tomo prestados para disfrutar un rato de la vida :3

Espero que disfruten la historia!

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El llamado a la libertad

Una chica de cabello rosado corto y hermosos ojos jade se encontraba en una gran sala de clases, algo distraída y mirando por la ventana. La clase estaba algo aburrida, sin mencionar que… ¡era verano, joder!, y ella estaba atrapada ahí en unos cursos de "pre-medicina", esperando a que el pizarrón le contara algún chiste.

Su compañera de al lado y amiga, Ino Yamanaka, bella rubia de cabello largo y ojos claros como el cielo, suspiraba agobiada y maldecía por milésima vez su suerte.

— Maldición…estúpido curso, estúpido verano, estúpido perfecto día soleado —parecía que la rubia se esparcía en su pupitre. Sakura la miró con una sonrisa de lástima.

— No está tan mal… —trató de animarla.

— Sakura, ¿sabes qué sale de la mezcla entre una ostra y un acuario vacío?

— Eh… ¿una ostra en un acuario vacío?

— No. Un tema de conversación que parece una fiesta con piscina, DJ y barra libre, al lado de esta clase —Sakura se rió un poco ante el exacerbado ánimo de su amiga—. Al menos a mi me succionan la juventud aquí porque mis padres me obligaron a venir. ¡Pero tú quisiste esto por voluntad propia y estás igual de aburrida que yo!, en vez de ir a la playa, descansar o no sé… ¿tal vez divertirse?, como una persona normal. ¿No?, ¿no te suenan esas palabras?

— Tal vez le suenen a las ostras.

— Ja ja —musitó malhumoradamente sarcástica.

En ese momento, el celular de chica de ojos jade comenzó a vibrar. Estaba esperando una llamada hace muchos días, así que, atreviéndose a que la echaran de la sala y aprovechando que no estaba cerca del profesor, contestó en voz bajita.

— ¿Sí, diga?

— ¿Señorita Sakura Haruno?

— Sí, con ella.

— Le hablo desde la Universidad de Harvird, para informarle a usted que ha sido aceptada para ingresar este año a la carrera de Medicina. La esperamos el día 10 de marzo para comenzar su orientación. Que tenga un buen día.

— Ah…sí…yo…gr-gracias. Adiós —y cortó. Miró el celular unos momentos y luego sintió cómo el fuego de la juventud se apoderaba de su cuerpo— ¡Sí, voy a ir a Harvird! —gritó emocionada y asustando hasta al mismo profesor.

— ¡¿Qué significa ese grito, señorita?!

— Eh…que… ¿voy a ir a Harvird? —aludió tímida y sentándose lentamente.

— Pero no hoy —contestó un molesto el maestro anciano—. Siéntese y permita que sus compañeros escuchen la clase —un sonido de molestia se escuchó en toda el aula— ¡Mocosos insolentes!

Ino se acercó a su amiga.

— ¡Felicidades, frentuda! ¡Hasta que ese cartel que tienes de frente te sirvió de algo! —felicitó feliz.

— Gracias, supongo… —ya estaba acostumbrada al cariño de su amiga.

— ¿Sabes si a Naruto y Sasuke los llamaron?

— No lo sé. ¿Y a Shikamaru y Chouji?

— A ese problemático sí. A Chouji todavía no.

— Ya veo.

— A mí tampoco me han llamado aún…

— Descuida, sé que pronto lo harán —le animó.

... ... ...

En la casa Uchiha, una familia estaba preparando las cosas para almorzar, mejor dicho, la madre de Sasuke cocinaba, e Itachi —hermano mayor de la casa— la ayudaba; su padre leía el periódico en la mesa.

El teléfono del menor de la familia, Sasuke Uchiha —un chico alto, de cabello revoltoso azul marino y ojos negros como la noche, piel clara y un cuerpo bien formado, demasiado bien formado—, comenzó a sonar.

— ¿Aló?

— ¿Señor Sasuke Uchiha? Lo llamo desde la Universidad de Harvird, tengo el agrado de informarle que ha sido aceptado para entrar este año a la carreraa de Geología. Lo esperamos el 10 de marzo en la facultad para su orientación.

— Entiendo. Ahí estaré.

— Que tenga un buen día —y cortó.

— ¿Quién era, hijo? —preguntó su madre, con un ligero presentimiento de conocer la respuesta. A veces creía que sus hijos eran la viva imagen del otro.

— Era la universidad de Harvird, el 10 de marzo empiezo —respondió restándole importancia y levantándose para ir a su habitación.

— ¡Oh, pero qué buena noticia, hijo! —preguntó su madre.

— No esperaba menos —dijo un orgulloso padre.

— Me alegra que ahora vayas conmigo a la universidad —aludió su aniki.

— No lo arruines —le pidió el menor, en tono de broma.

— ¿No estás feliz por haber entrado? No es fácil —preguntó Itachi.

— Era de esperarse que me llamaran —espetó dándose aires de grandeza y saliendo de la sala, despreocupadamente. Cuando ya estuvo solo en su habitación, pudo sonreír como quería y alzar un puño frente a su cara — ¡Bien, carajo!

Ahora estaba un paso más cerca de todo lo que buscaba y estaba feliz y conforme. Pero claro, su imagen se iría a la mierda si su familia lo veía celebrar como una niña con una nueva barbie.

"Hablando de barbies…", pensaba recordando a cierto amigo suyo, rubio y de potentes ojos azulados. "¿Lo habrá conseguido también?"

... ... ...

— ¡Naruto, te dije que debías ir a reponer manzanas a la sección de frutas! ¡¿Qué demonios haces aquí en Administración?! —el gordo jefe irrumpió enojado e hizo que el rubio quedara como un gato en el techo.

El hiperquinético y risueño chico de ojos cielo, se había metido al segundo piso del supermercado en el que trabajaba ese verano, ya que estaba aburrido de reponer cosas… ¡con ópera de fondo! Así que se escabulló al cuarto de radio y altoparlante. Fue en ese momento cuando Maroon 5 comenzó a resonar en el lugar. Al ver a los clientes y trabajadores, disfrutar la música, sonrió satisfecho. Sin embargo, no todos se alegraron del cambio…

— Pero es que…

— ¡Nada de "peros"! ¡Esa blasfemia sólo habla de sexo, drogas y…mujeres sin ropa…y!

— ¡Pero si es "Moves like Jagger"! —aludía, herido.

— ¡No me importa en lo absoluto! Mira… —trató de calmarse—. Tú todavía estás a tiempo de conocer la verdadera música, si escuchas con atención la belleza de la ópera, entenderás que no existe mayor anhelo ni placer para tu alma que… —y de ahí en adelante, Naruto sólo escuchaba: bla…arte puro…blablá…niños tontos…blablá…generación perdida…

— Ash…no es que no me guste o que no valore laópera —y en serio era así, pero escucharla ¡todo el día, todos los días…! Por favor… ni que fueran Los miserables—. Pero también hay otros estilos musicales muy b-

— ¡Tonterías! ¡La ópera es la única música que vale la pena! —el rubio volvió a callarse a la fuerza. ¡¿Por qué los adultos siempre hacían eso con él?! Minimizaban sus ideas y opiniones, sólo por ser…él. Si no estaban de acuerdo, no estaban dispuestos ni siquiera a escuchar.

"¿Y luego con qué cara reclamaban que nadie los escucha a ellos?". Suspiró frustrado y aburrido de la misma situación, se recostó en la silla donde estaba, y sin querer apretó el un botón de "encendido".

Todos los días lo regañaba por algo, la ropa, la forma de hablar, que su pelo era "demasiado llamativo". Já, cómo si él hubiese elegido tener cabeza de ampolleta.

En esos momentos sonó el celular del rubio.

— Disculpe —aludió Naruto, interrumpiendo al jefe para contestar, feliz de que alguien lo salvara de otro discurso— ¿Si, diga?

— Buenos días, ¿hablo con Naruto Uzumaki?

— Sí, soy yo.

— Señor Uzumaki, me complace anunciar que usted ha sido aceptado en la Universidad de Harvird para estudiar la carrera de Ingeniería medioambiental.

— ¡No invente! ¡¿Es en serio?!

— S-sí, señor. Lo esperamos el 10 de marzo para su orientac-

— ¡Yaju! —Gritó emocionado— ¡Ahí estaré, de veras! ¡Gracias señor, no los defraudaré! —Y cortó— ¡Jefe, adivine qué: me aceptaron en Harvird! ¡Iré a la mejor universidad de todas! ¡Cielos, debo contarle a todos! ¡El viejo se pondrá muy feliz cuando le cuente y!

— ¡Naruto, tienes el botón del altoparlante encendido! —regañó el jefe.

— ¿En serio? ¡Genial, oigan todos, voy a ir a Harvird! ¡Todos las bebidas a mitad de precio para celebrar!

— ¡¿Qué?! —de inmediato se escucharon los gritos de alegría de los clientes. La sangre se subió a la cabeza del jefe— ¡Naruto, estás despedido! —gritó furioso.

— Bueno, de todas formas iba a renunciar. Pero es mejor así, ya que tendrás que pagarme por todo el mes de todas formas, ¿no? Bien, iré a firmar el libro de despidos, ¡nos vemos! —estaba tan alegre que ya no le importaba en lo más mínimo el trabajo. Hizo los trámites, devolvió el uniforme, se despidió de sus amigos en el supermercado, y dio marcha feliz, fuera del lugar.

Pero antes, comenzó a sonar otra canción por los parlantes del supermercado…

Des…pa…cito… Quiero respirar tu cuello despacito, deja que te diga cosas al oído, para que te acuerdes si no estás conmigo… —un último regalo de despedida de su parte para el amante de la ópera.

— ¡Naruto! —se escuchó el fúrico grito del jefe, mientras él se iba campante del lugar.

De inmediato les envió mensajes a sus dos mejores amigos contándoles la noticia; para su sorpresa, a ellos también los habían llamado esa mañana.

"Vaya, por un momento creí que no lograría entrar por mi promedio. Estoy seguro de que mis padres estarían felices si…". El teléfono volvió a interrumpirlo.

— ¡Naruto, me acaba de llamar Kouta, el jefe de ese minisúper, el cual me costó muchos días y varias botellas de wisky para convencerlo de que te contratara por el verano, y ya te despidió! ¡¿Qué rayos hiciste?! —el rubio tuvo que alejarse del móvil para no quedar sordo.

— ¡Ya no te preocupes por eso, Ero-sennin!

— ¡¿Qué?! ¡¿Qué pasó con tu discurso de "quiero ser más independiente de ti"?!

— Como me despidió tendrá que pagarme lo que quedó del mes. Además, eso ya no importa, viejo, ¡lo que importa es que iré a Harvird!

— ¡¿C-cómo?! —Toda esa ira se convirtió en alegría y orgullo, en un santiamén— ¡Qué alegría oír eso, estoy muy feliz por ti! ¿Qué te parece si nos vemos en el bar Media luna y almorzamos para celebrar?

— ¿Pero y tu trabajo?

— Bah…olvídate de eso. ¡Vamos antes de que te conviertas en un ratón de biblioteca sin tiempo para estar con tu querido abuelo! —a Naruto le rodó una gotita por la nuca.

— Oh vamos, no te pongas cursi ahora, si todavía no bebes nada. ¿O sí?

— Bien, a las 2 en punto allá. ¡No llegues tarde! —se despidió alegre y desviando la pregunta.

— ¡P-pero…! —ya había cortado. Ya eran las 1:34 de la tarde, y ese bar quedaba a 45 minutos de donde él estaba— ¡Mierda! —comenzó a correr para alcanzar el metro, con algo de suerte, llegaría antes de que Jiraiya, su abuelo, estuviese borracho.

... ... ...

Al otro lado del mundo, se encontraba una hermosa joven de piel nivea y ojos perla, su cabello azulado era largo y liso, y su semblante era triste y vacío.

Este era un día igual al anterior, a su parecer. Era invierno, siempre hacía frío en la ciudad donde ella vivía. Estaba en su casa, que parecía una mansión para los ojos de cualquiera, pero no para ella. Pues para Hinata sólo era una enorme y fría cárcel. Al menos su habitación era más "cálida", dentro de lo posible, de lo que su padre le permitía y encontraba apropiado.

Hinata Hyuuga era la hija mayor de un empresario muy importante, sin embargo, era muy autoritario, conservador y frío con ella. En cambio, ella era todo lo contrario: cálida, tímida y sensible. A la joven le afectaba bastante ese trato severo que le daba su padre. A diferencia de su hermana menor, Hanabi, a quien parecía no importarle mucho.

Después de una vida bajo sus reglas y mandato, Hinata había encontrado una luz de libertad cuando su padre le presentó una carta de su difunta madre, dirigida a ambos, en donde explicaba que quería que Hinata se fuera a estudiar a España, y ojalá a Harvird, donde ella había estudiado y había pasado sus mejores años.

Al principio su padre no estaba seguro, y ella estaba asustada. Pero Hinata entendía que era su único boleto de libertad y no podía desaprovecharlo; pues aquí sólo aspiraba a no poder salir de su casa para algo más que las clases o trabajo; no volver después de las 7 de la tarde; no traer amigos (o tener mucha oportunidad para hacerlos. Y ni hablar de pareja); y aspirar a trabajar en el negocio de su padre, junto a él…todos los días.

Luego de un mes de discusiones y arreglos, Hiashi Hyuuga cedió y ella postuló. Esa tarde había recibido la llamada que le confirmaba que había sido aceptada. Unas lágrimas de alegría escaparon de sus ojos.

Salió a su enorme jardín, la luna llena deslumbraba con algunas nubes alrededor.

— Gracias, madre… —susurró al cielo. Una bella sonrisa inundó su rostro, como hace mucho tiempo no pasaba.

Su sobreprotector padre la miraba desde lejos con preocupación. No quería que se fuera, no quería perderla de vista. Pero él sabía, en lo más profundo de su ser, que sería egoísta si seguía reteniéndola así.

— Hinata… —la llamó, llegando a su lado—. Esta es la primera vez que estaremos tan lejos y no podré cuidarte —se acercó a ella—. Debes ser fuerte y cuidadosa. Has las cosas bien allá. No me decepciones.

Su padre le trataba de decir que no traicionara su confianza, que no desaprovechara esta valiosa oportunidad.

— Sí, lo prometo.

Cualquier padre, hubiese abrazado a su hija, pero no él. Sólo entró en silencio a sus aposentos. Hinata lo observó con tristeza.

— Vamos, no pongas esa cara. Sabes que él no es Barney, el dinosaurio. Además… ¡Te irás a otro país! —apareció Hanabi, una chica muy parecida a ella, pero castaña y de unos 15 años— ¡Ya es hora de que vivas tu vida y encuentres a un apuesto novio! —la golpeaba juguetona con el codo, mientras la mayor se sonrojaba cual tomate.

— ¡N-no digas eso, Hanabi-chan!

— Oh, por favor, ¿quieres al menos tratar de disfrutar esto? No tendrás 20 años toda la vida, hermanita. ¿O quieres ser una solterona con 10 gatos?

— ¡C-claro que no! Pero…no busco un novio —ambas se sentaron—. No necesito un novio, en verdad. Los hombres son egoístas y mentirosos.

— No todos lo son. O al menos eso espero, aún soy pequeña para perder la esperanza, ¿no crees?

— Ah, lo siento, tienes razón.

— Descuida. No te tomes todo tan en serio, o te saldrán arrugas y quedaras como una pasa albina.

— ¡H-Hanabi-chan! —la menor se reía al conseguir molestar a su hermana. Luego la miró más seria y con cariño.

— Esta es tu oportunidad de ver el mundo. ¿Y quién sabe? Tal vez haya chicos que valgan la pena allá —le giñó el ojo—. Sólo asegúrate de usar tu Byakugan esta vez.

Hinata se sorprendió por el comentario. Cuando era pequeña, su madre le contaba que usaba un poder ocular muy poderoso para detectar si la persona que tenía enfrente era buena o sincera, o no. Este era el Byakugan, que consistía en que, cuando te concentrabas mucho y abrías el alma para ver la de la otra persona, podía entender cosas de esta, que no te habían dicho. Es decir, cuando tus ojos lograban ver más allá de lo exterior, aún sin conocer a la persona.

Hinata sonrió con nostalgia al recordarlo.

— Si hubiese recordado eso antes de conocer a Gerard, las cosas hubiese sido distintas.

— No te sientas mal por ello. Todas tenemos derecho a ser idiotas una vez, por un chico. Pero sólo una vez, sino se vuelve enfermedad —Hinata se rió ante el creativo comentario. A veces deseaba ser tan desinhibida como su hermana menor.

— De todas formas iré allá a estudiar, conocer gente, lugares…no a perseguir tontos.

— ¿Eh? —aludió desanimada— ¿Es que quieres ser virgen hasta los 40?

— ¡Hanabi-chan!

— Es broma, tranquila. Bueno…algo.

— ¡¿Eh?! —Hinata era más bien una manzana ahora. La pequeña estalló en risas— ¡Mou, ya te lo he dicho, no busco novio! —nuevamente miró la luna y se hundió en ella—. Sólo necesito ser libre… —le sonrió con alegría a la menor. Hanabi le sonrió de vuelta.

— Bien. Entonces has las cosas bien allá, así papá no tendrá excusa para no dejarme ir también cuando crezca.

— Para eso necesitas es-tu-diar.

— Oh vamos…estás igual que mi padre, mis profesores, mis amigos, los conserjes, la bibliotecaria, el tipo que reparó el baño…

Hinata quedó impresionada por la larga lista de su hermana, que sumaba y seguía.

— Bueno, al menos ahora tendrás una buena razón para estudiar.

— Yupi… —aludió sarcástica— A todo esto, ¿ya decidiste que estudiar? La última vez que te pregunté, no estabas segura y no habías postulado aún.

— Sí, ya lo decidí. Estudiaré…

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Gracias por llegar hasta aquí :) aún no estoy 100% segura de qué carrera estudiará Hinata, así que si alguien cree tener una buena idea de cuál carrera es mejor para ella, y me dice porqué, estaré feliz de saberla.

Por cierto, la canción que puso Naruto antes de irse del supermercado es de Luis Fonsi y se llama: Despacito. Si alguien tuvo ganas de asesinarme al saber qué canción era, mis sinceras disculpas XD pero era la idea...

Cualquier comentario es bienvenido (sólo pido que sean en la buena onda, con la cual uno viene a leer Fanfic :3) y espero que les haya gustado y que continúen leyendo lo que viene :)

Nos vemos!