One-shot.

No así, no con él. Narrado por Brick.

Llovía. Me encanta la lluvia, me encanta gracias a ella. Ella empieza a girar debajo de la lluvia y a reír como una princesita, como un soplo de aire. Todos los chicos la miran y la desnudan con la mirada, y yo me enfado cuando lo hacen, la recorren descubriendo las curvas de su cuerpo que aparecen al pegarse la ropa a su precioso y esbelto cuerpo. Las chicas también la miraban, con odio, normal, MI pequeño caramelo era perfecta, nunca se ponía maquillaje y eso le permitía no solo ponerse a jugar bajo la lluvia sino también saber cuál era su belleza natural.

Pero había algo que me tenía cabreado, era él, ese maldito, Mitch. Mitch Michelston. Él la acaparaba, solo para él y ella le dejaba hacer lo que quisiese, no me gustaba ni un pelo, ella era MÍA, solo MÍA ¿se entiende bien o lo tengo que repetir?

Lo que sea, a lo que vamos, estaba en mi casa-mansión (ser hijo de un magnate millonario tiene sus beneficios), en el sofá de mi cuarto con los pies en el cojín de la cabeza y la cabeza en el suelo, pensando en qué le podría haber pasado a Bombón para aceptar a salir con él, con Mitch digo, porque ella lo odiaba, no más que yo pero la cosa es que ella no le tenía mucho cariño. Pensaba, pensaba en un millón de cosas, la mitad estúpida, porque la necesita como el aire, como el agua, ella era mi sol, mi luna y mi firmamento, ella era mí ser. Grité, grité con todas mis ganas, con todo mí ser y me despeiné hasta parecer un maldito loco, porque así estaba sin ella: como un asqueroso y odioso loco.

Ella se dejaba abrazar por ella, cambiaba su vestimenta por faldas cortas y camisas reveladoras, no quería que estuviese así, no con él, no sin mí. Porque aunque ella no quisiese esta vez me iba a comportar como un niño mimado e iba a traerla a mi lado, estuviera ella de acuerdo con esto o no.

Me puse mi sudadera roja, mi gorra hacia atrás, mis pantalones vaqueros negros caídos y mis zapatos de deporte rojo mate ¿mucho rojo? Y a ti que te importa.

Salí corriendo rumbo a su casa, no me daba tiempo ni a respirar, no quería, no podía. La necesitaba a mi lado AHORA creo que me salté un par (o siete u ocho) de semáforos en rojo y por poco no provoco tres accidentes en cadena, pero como habéis notado me importado me importaba un pimiento, si tenía que pagar algo ya lo pagaría mi padre.

Llegué a su casa para volverme como un rayo y esconderme en el pilar de su casa, al parecer ninguno de los dos se había dado cuenta, menos mal sino pasaría mucha pero que mucha vergüenza, al fin y al cabo todavía no le había confesado mis sentimientos a la joven de los ojos rosa chicle.

Me asomé poco a poco y fui testigo de la conversación a gritos entre MI CHICA y Mitch. Él le tapó la boca a ella y le dijo en un susurro que fue audible para mí:

-Si no quieres que se entere tendrás que acostarte conmigo preciosa.

Esa fue la gota que colmó el vaso, mi chica no se acostaría con ese desgraciado, además me había dejado claro tan solo esa frase que ella no le quería, que él era tan solo un sucio chantajista y ella la víctima que sufría sus sucios chantajes.

Me apoyé en la pared de cara a ellos y les regalé mi típica sonrisa torcida. Él me miró como si fuese salido de otro mundo y ella me miró como si fuese su ángel salvador, me gustó mucho más la mirada de MI Bombón.

Me acerque a paso arrogante y observé con el ceño fruncido la mano enemiga que apresaba el brazo de mi chica, arqueé una ceja y miré a Mitch.

-Creo que es hora de que te la pires- le dije, él iba a protestar pero al ser consciente de mis puños cerrados se dio media vuelta y salió corriendo. Ella me abrazó nada más que él salió de la casa y hundió su carita en mi pecho. Le acaricié el pelo y con mis labios rocé su cabello, provocando que ella dejase de temblar y me mirara a los ojos -¿qué demonios fue eso peque?

-Él sabe algo –empezó titubeante y con un pequeño sonrojo en sus mejillas- que yo no quiero que sepa nadie.

-¿No lo sé ni yo?

-No. Nunca te lo diría –fruncí el ceño ante esta conversación y ella me miró cayendo en la cuenta de sus palabras- ¡NO! ¡No eso, no pienses así! Yo… lo que yo… mal, Bombón, mal hecho… Me gustas.

Esto último lo dijo tan bajo que me fue difícil escucharlo. Pero lo escuché y mi corazón saltó de alegría, o, dios, al fin. Por fin ella era mía. Mía de verdad. Había vuelto a esconder su hermosa cara en mi pecho y me abrazaba fuertemente, como si me pudiese perder, ja, como si eso fuese a pasar.

Con cuidado le levanté el mentón y rocé su nariz con la mía, un roce suave que fue una pequeña caricia. Esta vez fueron mis labios los que se rozaron con los suyos, presionando suave y firmemente ¿lo mejor además de que ella me correspondió? Que estuvimos juntos después. Que ese beso fue una promesa que nunca se rompió.

Hola hermosuras, aquí Lucero dando la lata otra vez.

Este Fan-Fic está dedicado a una pequeña llamada DobexiisDobs a la que yo ¡ADORO! Sigue así mi pequeñuela, espero de corazón que esta pequeña historia te haya gustado. Un besito amor, a ti y a todos los que lean mi One-shot.

Se despide:

Lucero Gómez.

P.D.: Si esto te ha gustado (o no) me lo harás saber con un comentario.

P.D. 2: ¿Qué tengo que mejorar?