I: La lechuza negra

La carta llegó esa mañana y el grito de Lissa despertó a todo el mundo:

-¡Iré a Boost! Iré a Boost!-

-Cálmate niña, cálmate- le dijo su madre, Candice.

La familia Seal no era definitivamente normal. Candice y Dean, junto con su hijo Thomas y ahora también Lissa, eran una familia de magos.

-Cuéntame la historia de Boost una vez mas, mamá- le pidió Lissa agitando la carta.

-Pero ya la sabes de memoria- le dijo ella.

-Así reforzare mi mente para cuando llegue a Boost.-

-De acuerdo:

"Hace mucho tiempo, cuatro magos fundaron un castillo para jóvenes magos.

Ellos eran: Gabriel Valerty, valiente de corazón, Suzanne Irty, cuya inteligencia era superior, Resmas Sly, cuya astucia era desconocida por la gente común y Janice Bonty, bondadosa como pocas.-

-Bueno, esa es la historia Lissa.-

-Gracias mamá.- e hizo el ademán de levantarse.

-Espera querida, léenos la carta para ver si Thomas puede prestarte sus libros de primer año- pidió Dean.

-De acuerdo- Lissa levantó su sobre y empezó a abrirlo:

Estimada Srta. Seal:

Tenemos el agrado de comunicarle que hay una vacante para usted en la Academia Boost de Magia. Por favor rogamos su lechuza antes del 1 de marzo, día del inicio de las

clases en la Academia. Usted deberá estar en la estación de trenes mágicos de Londres. Se adjunta pasaje para el tren, lista de materiales y de uniforme a utilizarse.

Atentamente.

Josephine Stuart, directora

Lista de materiales:

Embrujos nivel 1

Pociones nivel 1

Transformaciones nivel 1

Teoría de la magia defensiva nivel 1

Uniforme: Pollera blanca, Camisa blanca, Sweater blanco, Medias blancas, Zapatillas blancas, (Su uniforme cambiara de color según sea su casa.)

-Sube y cámbiate, que iremos a la calleja Fluorange.- le dijo su padre.

Vestirse como gente no mágica era una de las especialidades de Lissa. Se puso un sweater rojo con una gran "L" dorada en el pecho, unos pantalones vaqueros y peino

el cabello.

-¡No seas tonta! ¡En la calleja Fluorange la gente es mágica!- le dijo Thomas.

-Sí, ya lo sé. Pero como vamos caminando, la gente no mágica nos verá, tontito- le contradijo Lissa.

Al llegar a la calleja Fluorange, Lissa se dirigió directamente al emporio de las lechuzas. Todavía tenía unas monedas de su cumpleaños.

-Disculpe, señor. Me gustaría comprar una lechuza.- le dijo Lissa al hombre de aspecto hosco detrás del mostrador.

-¿Qué clase de lechuza? Por si no lo has visto, tenemos miles de jaulas- le respondió el hombre con una especie de gruñido.

-Ya lo sé. Pero como es usted el dueño de la tienda, pense que podría aconsejarme.- esta vez le tocó al hombre ruborizarse.

-De acuerdo. Eres una chiquilla insistente. Te lo diré a ti por tu persistencia. Toma. Cuesta doce monedas.- dijo y le extendió una jaula con una pequeña lechuza negra.

-¡Que bella!- se le escapó a Lissa.

-Lo sé.- respondió el hombre- Es la única en su clase. Es una lechuza negra ceniza, proveniente de Noruega.-

-Me la llevo.- dijo Lissa.

-¡Pero que lechuza más bonita!- exclamó su madre.

-¿Qué nombre le pondrás, Lissa?- le preguntó Thomas

-Aún no lo sé. Creo que tiene que ser algo extravagante como lo es ella-

-¿Seth?- aventuró su padre

-No- respondió Lissa con cara de asco.

-Stupid- le aclaró Thomas.

-Cállate- masculló Lissa- Creo que le pondré el nombre Mooshrow, ¿qué les parece?-

-Claro, claro. A mí me gustaba más Stupid.- le respondió Thomas.

Ya en el modesto apartamento de los Seal, en Londres, Lissa subió a su cuarto a preparar su equipaje. Tomó el baúl de Thomas y metió en él su uniforme, sus libros de hechizos, su varita (20 cms, madera de fresno, pluma de fénix). Lo cerró de un golpe cuando su hermano llamó a su puerta.

-Lissa, ¿puedo pasar?-

-Claro- se acercó a la puerta y la abrió. Su hermano llevaba bajo el brazo un paquete alargado.

-¿Qué quieres?- le dijo Lissa con el ceño fruncido. Su hermano no era del tipo de personas que se acercaban con un regalo porque sí.

-Es una escoba Torner 7. Yo la usaba para jugar al Hiddench.

-¿Qué es el Hiddench?- preguntó intrigada Lissa.

- Es un juego que se juega sobre escobas. Hay cinco pelotas. Dos hidden, que son las pelotas que los goleadores, que son tres, deben atrapar para hacer goles. Son grandes y azules. Luego están las Juy, que son dos y son pequeñas y amarillas. Hay dos guardianes de las juy que las golpean para que no les peguen a ellos ni a los miembros de su equipo. Luego está el arquero, que protege el gran arco por donde se introducen las hidden. La última pelota es la chit, una pequeña pelota plateada. El atrapador del equipo debe atraparla y sólo así se acaba el partido. Por lo tanto, el equipo cuyo atrapador atrapa la chit, gana.-

-¿Y entonces para que me das la escoba?- Lissa abrió mucho los ojos. ¿Su hermano regalándole una escoba?

- Es para que juegues al Hiddench cuando llegues a Boost. Hacen las pruebas para los de primer año.

-¿Tú de que jugabas?- le preguntó su hermana.

-De goleador. Por eso era tan popular entre las chicas.-

-¡Ya empezaste a fanfarronear!- Lissa le dio un pequeño empujó simulando estar enojada.

-De acuerdo, de acuerdo-

Thomas salió del dormitorio de Lissa, y ella se acercó a Mooshrow.

-La aventura recién empieza Mooshrow- dijo la chica acariciando a su lechuza en el cuello.