Los personajes usados en esta Historia pertenecen a Hiro Mashima, que ha sabido crear un increíble mundo mágico llamado Fairy Tail.
CAPITULO I
-ELLA-
Revisó su vestido por última vez, peinó su larga y rubia cabellera hacia atrás, deseando que esa noche fuera perfecta, que nada se interpusiera entre ella y él, el hombre que hacia vibrar de placer cada parte de su cuerpo. Dos semanas transcurrieron desde su ultimo y apasionado encuentro, pero había sido inevitable ambos habían estado demasiado ocupados en su trabajo y comprometidos con asuntos familiares por lo que todo el dolor de su corazón habían tenido que limitar su romance a simples mensajes, aunque debía admitir que aquello había sido nuevo, excitante y pensándolo bien esos picaros mensajes no tenían nada de simple, no cuando en ellos, él le escribía con delicioso detalle las increíbles cosas que le haría en cuanto se vieran.
—Te vez hermosa Lucy— susurró a su oído el hombre con el que pasaría el resto de sus días.
—Gracias Natsu, tu también te vez muy atractivo— respondió girándose para encontrarse con una oscura mirada, veía el deseo pero más aun veía amor. Natsu la amaba tanto como ella lo amaba a él.
—Es que tengo que ir a una cena— dijo mientras le prestaba atención al sensible cuello de su esposa —No quisiera ir pero…
—Te entiendo, Natsu. También tengo una cena a la que no puedo faltar— respondió dándole más acceso a esos cálidos labios no pudiendo evitar que un gemido escapara de entre sus suaves labios —y con lo mucho que me gustaría pasar esta noche contigo.
Y no mentía, Lucy Dragneel amaba a su esposo más que nada en el mundo, lo había amado desde la primera vez que lo había visto el primer día de clases de la escuela primaria desde entonces se convirtieron en los mejores amigos y cuando llegaron a la adolescencia su amistad terminó en lo que todos e incluso ellos esperaban, un hermoso y feliz romance adolecente. Y sin embargo pese a eso esa noche iría a un restaurante; fingiría no estar casada, no amar a su esposo, que su matrimonio no era perfecto, si en definitiva esa noche fingiría mucho y se dedicaría a disfrutar de aquella prohibida fantasía.
—Lucy— gimió Natsu acaloradamente mientras deslizaba la mano bajo la fina tela del vestido —Me enciendes ¿Lo sabes, no?
—Por supuesto que lo sé, Natsu. Para mi es igual. Te amo tanto Natsu, Te amo— suspiró aferrándose al suave cabello de su esposo y buscando con desesperación sus labios.
—Te amo Lucy.
Y aquello fue lo última palabra que se escuchó en la habitación que se sumió en los sonidos del placer que compartía el matrimonio Dragneel. Ambos se amaban y gustaban de demostrárselo al otro como si su vida dependiera de ello. Cualquiera que los conociera sentiría envidia de su matrimonio y aunque ambos lo sabían, no les importaba, de hecho nada importaba cuando estaban juntos o al menos eso era sus mejores amigos pensaban, si aquello era verdad solo la pareja podía saberlo.
—Ya me tengo que ir— dijo Lucy una vez que nuevamente terminó con su meticuloso arreglo, cubriendo las pruebas de la pasión compartida minutos antes.
—Fue muy poco— gruñó Natsu infantilmente —Quédate un poco más.
—No puedo Natsu, sabes que esto es muy importante— le dijo suavemente besando rápidamente sus labios —Es por trabajo— mintió.
—Lo sé. Solo que me gusta estar contigo. No sé qué haría sin ti, Lucy.
Ella no respondió y solo le sonrió dulcemente antes de tomar su bolso y las llaves de su auto. Necesitaba apurarse quería llegar antes que él, por primera vez quería ganarle, ansiaba ver su rostro sorprendido al verla ahí sentada esperándolo con una copa de vino en la mano. Esta vez le ganaría, aquel pensamiento aceleraba su corazón ¿o tal vez era el hecho de volverlo a ver después tanto tiempo? No lo sabía y sinceramente eso no le importaba, lo único que deseaba era verlo y sentirlo en ella.
Impaciente golpeaba el volante ante la luz roja en el semáforo, sobresaltándose cuando su celular comenzó a sonar con aquel peculiar timbre que había elegido para él, no pudo evitar sonreír y dándole una última mirada al semáforo que se negaba a cambiar, leyó el mensaje de su amado.
"Voy en camino, preciosa. Hoy voy hacerte gritar mi nombre toda la noche"
—Seguramente llegará antes que yo. — se dijo dándose la oportunidad de recordar el día que lo había conocido, él día que su vida cambio.
Como tantas otras veces se encontraba en otro de los tantos eventos literarios donde ella como afamada escritora era una de las principales invitadas, sin embargo rodeada de aduladores y con su esposo ocupado con un asunto demasiado importe, se había aburrido rápidamente por lo que comenzó a caminar sin rumbo por el salón y fue entonces cuando sus miradas se cruzaron, él la veía como si no hubiera nadie en aquel abarrotado lugar, y para ella su mirada oscura y su peculiar cabello eso sin mencionar el espectacular cuerpo que envolvía el elegante traje gris, la había llevado a él como una abeja a la miel, si lo pensaba bien jamás había tenido oportunidad de escapar, simplemente la atracción había sido instantánea.
—Me alegra que pudieras escapar de tu malvado esposo, Preciosa— dijo él sonriendo mientras que galantemente retiraba el asiento para que ella ocupara su lugar.
—No digas nada malo de Natsu— le reprochó — sabes que es un hombre maravilloso y es el amor de mi vida.
—Y sin embargo estas aquí conmigo, con tu amante— Lucy se sonrojó y él no reprimió una sonrisa.
—Sabes porque— dijo tímidamente volteando a su alrededor deseando se nadie la reconociera. Estaban en el restaurante de un hotel muy conocido, obviamente corría un gran riesgo pero no podía evitarlo, la emoción de aquello, lo prohibido y la posibilidad de ser descubierta era lo que la atraía tanto.
—Por supuesto que lo sé, por la misma razón por la que yo lo hago.
Así era Lucy Dragneel pese al gran amor que sentía por su esposo tenía un amante, uno que le proveía de esa emoción saludable para cualquier matrimonio. Amaba a Natsu como nunca amaría a nadie pero no quería que la rutina afectara su matrimonio y aquello le había parecido lo mejor, después de todo Natsu nunca lo sabría ya que su amante al igual que ella era casado, por lo que la discreción era algo esencial en su relación después de todo ambos tenían mucho que perder.
—Si ya lo sabes— dijo seductoramente mientras deslizaba su mano por el duro y bien trabajado brazo de su amante — ¿Qué es lo que hacemos aquí, cuando una habitación nos espera?
Él no dijo nada, pero Lucy supo por la divertida sonrisa en su rostro que aquel comentario lo había complacido. Sintió la masculina mano deslizarse por su espalda conduciéndola a lo que sería el escenario para dejar libre su pasión. Ambos amantes estaban demasiado complacidos como para notar que eran observados por dos pares de ojos. Los amantes eran observados la traición había sido descubierta.
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A quienes se atrevieran a leer esta historia muchísimas gracias, no saben lo mucho que se los agradezco, aunque no creo que sean muchas personas ya que la gran mayoría pensará que Lucy es incapaz de ser infiel y que… bueno créanme que imagino lo que pensarán (lo mismo que yo pensaría si Natsu fuera el infiel lo sé pero quería escribirla tengo con esta historia alrededor un año así que ya era momento, además el final es algo bueno… nunca he escrito algo así además no creo que se lo esperen.
Espero que esta mini historia que solo tendrá cuatro capítulos como máximo sea de tu agrado y disculpen los errores de escritura.
