Dedicado a Camila Colussi (Cami and Ron for ever)...
Fue un jueves a las diez de la noche cuando llegaba a su departamento después de un día rutinario normal y aburrido. Abrió el refrigerador y se dio cuenta de que no había nada más que una cerveza con la mitad del contenido, con un suspiro la agarró pensando en que no tenía dinero para comprar algo de comer el día siguiente. Se sentó en su sillón a beber lo que quedaba de la botella mientras encendía la televisión y se sacaba los zapatos agotada.
Cuando se paró del sillón dispuesta a ir a la cama se dio cuenta que algo se acercaba volando, lo podía ver a través de la ventana que estaba al lado del sillón, sabía lo que era, y que algún día iba a pasar y aunque era lo que más temía desde que había llegado allí sintió una extraña sensación de felicidad por dentro.
Tenía los ojos castaños y el cabello lacio del mismo color, era delgada y aunque casi nunca se maquillaba se veía hermosa todos los días. Los hombres la perseguían, pero ella no los tomaba en cuenta, si alguien la invitaba a salir rechazaba la invitación y si seguían insistiendo simplemente decía que iba a ir y nunca llegaba. Era muy solitaria, todos la odiaban, no tenía ni amigos, era pobre y malhumorada. Trabajaba como mesera en un café y habían estado apunto de echarla varias veces porque agredía a los clientes, pero siempre se quedaba, ya que la gente se divertía con ella insultándola, lo cual atraía a los clientes.
Su nombre era Hermione Granger y vivía en un pueblo olvidado al Oeste de Inglaterra llamado Duntswood.
Cuando se mudó a Duntswood tenía 22 años y se había cambiado de nombre a Anna, aunque todos le decían Any la solitaria. Habían pasado 6 años en los que Hermione había estado en el pueblo y no había hablado nunca con nadie sobre su pasado, si es que le llegaban a preguntar, daba media vuelta y se iba sin dar explicaciones. Más de una vez había pensado en suicidarse, pero cada vez que lo intentaba pensaba en alguien que la hacía cambiar de opinión.
Volviendo a la historia... Hermione miraba por la ventana de su departamento, no sabía si saltar de la alegría o empezar a tiritar de miedo. Muchos sentimientos distintos la invadieron, comenzaron a llegarle recuerdos a la cabeza y por fin le calló una lágrima de sus ojos. Abrió la ventana y tiritando puso su mano para que la lechuza se posara en ella.
-Hola pequeña- Dijo con la voz hecha un hilo apunto de romper a llorar.
La lechuza hizo un sonido en forma de respuesta y le pasó la carta que tenía entre sus patas.
Hermione abrió el sobre con cuidado tratando de no romper nada y sacó la carta que contenía:
Srta., Hermione Granger:
Tenemos el placer de informarle que el día viernes 8 de Septiembre de la semana sub.-siguiente se llevará a cabo la segunda reunión de ex-alumnos egresados el 2008 del colegio Hogwarts de magia y hechicería- casa Griffindor.
Contamos con su asistencia y colaboración.
Atentamente jefa de la casa de Griffindor: Minerva MacGonagall
Hermione suspiró y se vio atrapada en un dilema: ir o no ir, aunque en el fondo de su corazón necesitaba volver a su mundo, había prometido que nunca volvería a pronunciar un hechizo o poner un pie en el mundo de la magia. Su cabeza le decía que no y su corazón que si
Había pensado en el tema por toda la semana y a medida que transcurría, más se daba cuenta de que no tenía nada que perder yendo a la reunión, sin embargo cada vez que se decía a sí misma "voy a ir" sentía que estaba cometiendo el peor error del mundo y se arrepentía por completo. Pero el día sábado pasó algo que la motivó mucho a largarse del pueblo y no volver más.
Ése día iba como todos los días a trabajar y los niños comenzaron a tirarle piedras, ella no prestó atención hasta que le llegó una en el ojo. Nadie la tomó en cuenta, sólo se burlaban, corrió al hospital y le dijeron que no tenía nada, cuando en verdad el ojo derecho le sangraba. Los doctores comenzaron a reírse y le dijeron que ojalá se quedara tuerta. Esa fue la gota que rebalsó el vaso.
Así que un día Hermione furiosa e impulsivamente abrió su armario, buscó su baúl que se encontraba dentro de mil cajas y mil bolsas, y se quedó mirándolo. Allí tenía todos sus artículos mágicos como la varita, su escoba, sus libros, algunas botellas con pociones etc. El único problema era que no sabía como abrirlo ya que había tirado la llave por el escusado. Comenzó a golpear el baúl con todas sus fuerzas hasta que se rindió y se quedó mirándolo con rabia, cerró los ojos y se concentró, abrió sus brazos como si fuera a abrazar al baúl y comenzó a pensar en la magia, en sus amigos, en esa persona que no la dejaba dormir, en su ojo que le ardía incesablemente tapado por un parche, esos libros esperando ser leídos nuevamente, en el cambio de su vida, en la infelicidad, Necesitaba que todo eso cambiara, pero para eso el baúl debía abrirse. Hermione comenzó a flotar en el aire y el baúl se comenzó a mover. Lentamente todo a su alrededor comenzó a moverse también, como si hubiera un temblor, hasta que al fin el baúl se elevó y calló bruscamente provocando que éste se abriera. En vez de saltar de felicidad a Hermione le comenzó a dar un dolor estomacal de nervios, sentía que su vida estaba a punto de cambiar drásticamente, estaba asustaba, ansiosa, nerviosa. Con una lágrima, Hermione se agachó y sacó su varita y su libro de encantamientos, comenzó a leerlo mientras practicaba y así estuvo por el resto de la noche hasta que amaneció.
Era hora de ir al café a trabajar. Después de alistarse, bajó a la calle y tomó el autobús, como de costumbre todos la miraban feo, hablaban de la fealdad del parche en el ojo, de las ojeras que tenía, de la ropa que traía, etc. Pero ella les devolvía una mirada asesina que hacía que todos miraran para otro lado. Cuando se bajó del autobús, la gente comenzó a gritarle cosas como: "cómprate una isla", "cómprate un amigo" o "autista" y ella normalmente los agarraría de la ropa y comenzaría a golpearlos, pero esta vez se acercó hacia ellos, sacó su varita y sin que nadie se diera cuenta murmuró algo que hizo que todos comenzaran a chillar de dolor. Hermione sonrió y siguió avanzando como si nada hubiera pasado, se sentía muy realizada, pensó que debió haber hecho eso hace mucho tiempo, ¿Por qué había culpado a la magia siendo el pasado el culpable?
Cuando llegó a la cafetería los clientes fueron preparando sus insultos ansiosos, la mayoría en ese café iba solo para insultarla a ella. Pero Herm no los tomó en cuenta, sólo sonrió y se dirigió a su jefe.
-¿Quieres sacarte ese feo parche?, espantas a los clientes.- Dijo su jefe mientras secaba una taza de café y reía.
-Y tú... ¿Quieres callarte imbécil?-Dijo Hermione sacando su varita del bolsillo.
Sin prestar atención, su jefe le dijo que atendiera al único cliente que no había sido atendido.
- Escúchame gusano, te agradezco que me hayas soportado todo este tiempo, pero exijo un mínimo de respeto hacia mi persona.
- Escúchame Any, si no vas a atender a ese señor te voy a despedir.
- No te conviene idiota, tú tienes clientes gracias a mí.
- ¿Quieres ver que no?-
- Si, eso sería una idea genial. Renuncio Jhon, me voy a Londres. Espero que ahora seas feliz. No mentira, espero que toda tu vida sea un asco, que este café quiebre y que rompas con tu novia- Esta última frase la dijo sonriendo sarcásticamente.
Dio una media vuelta y se fue.
Éste es mi segundo fic, el primero no tuvo mucho éxito pero este si lo tendrá. Yo sé que este capítulo no estuvo muy bueno, pero así son todos los primeros capítulos, lean el siguiente por favor y se van a enganchar con la historia. Créanme, si no les gusta el segundo no lo lean, pero si les gusta...
MANDEN REVIEWS PLZ, SI NO ME MANDAN EL FIC VA A FRACASAR.
