Colors

And Promises

CHAPTER 1: Manteles de plata.

EPOV

Me desperté tras el ruido de ese maldito teléfono, había olvidado apagarlo la noche anterior, salté de mi cama y corrí a atender.

-Hola-. Dije con una voz muy ronca

-Hola Amor-. Respondió ella

Sí, era Rosalie. -Pasó algo?- Pregunté, era muy raro que ella llamara tan temprano, empezaba a preocuparme.

-No, llamaba para recordarte lo de hoy, no te olvidaste, no Edward?- Me dijo con un tono muy asesino.

-No, claro que no- Le mentí y Salí corriendo a buscar mi agenda.

-Bueno, entonces nos vemos en una hora! Chau Amor.

-Chau- Respondí y colgué rápidamente. Empecé a buscar en la agenda, lo encontré estaba subrayado con resaltador debía ser algo muy importante. Decía:

Elección de manteles para la boda. A las 11:00 hs.

Mierda, era hoy y yo no estaba listo, debía bañarme, cambiarme, peinarme, desayunar e ir a buscar a Rosalie... Todo eso en 1 hora, mejor dicho 52 minutos. Debía apurarme!

Agarre la ropa entre en la ducha, me bañé. Salí, me cambie y corrí a la cocina a prepararme el desayuno. Puse las tostadas en la tostadora, Saque la mermelada y la leche de la heladera, agarre las tostadas y me senté a desayunar. Miré el reloj en el celular, decía:

10:40

Termine de desayunar muy rápidamente y corrí a buscar mi mochila, mi gorra y mi campera. Salí corriendo y me metí en mi hermoso Volvo C30 Color plata.

Llegue a su casa eran las 10:58, suspiré. Le toque timbre y bajo enseguida, con su hermoso cabello dorado volando, sus perfectos y muy grandes ojos abiertos de par en par como faroles y su grande y hermosa sonrisa que le resplandecía en la cara. Me besó, La besé, nos besamos. La abracé muy fuerte y la salude.

-Hola Hermosa- Dije

-Hola mi amor, llegaste puntual, que raro en vos- Sonrió

Reí, nos subimos al auto y fuimos a buscar a su loca mejor amiga, Jessica, la cual no se porque vendría, pero preferí callar. Yo no invité a mi mejor amigo, Jasper porque sé que a él le cae mal Rosalie aunque lo disimula demasiado bien. Llegamos a la esquina y Jessica nos estaba esperando ahí. Se subió al auto y nos saludó.

-Hola Edward, Hola Rose- Dijo

-Hola!- Respondimos los dos al mismo tiempo.

Seguimos el viaje hasta llegar al lugar. Bajamos del auto y entramos al local.

-Hola- Dijimos los tres muy armoniosamente

-Hola chicos! Vinieron a elegir los manteles, verdad?

-Si- Respondió Rose

-Bueno síganme por aquí

Pasamos por un largo pasillo hasta llegar a donde estaban millones y millones de manteles, era un lugar demasiado lujoso, para lo que vendían. Pero Rosalie quería que todo fuera muy caro y muy lujoso.

El hombre nos dijo –Cual era el color que buscaban?-

-Color plata- Respondimos. Mientras Jessica se quedo mirando las demás cosas al fondo del pasillo.

-Em... bueno tenemos muchas opciones- dijo el hombre. Y nos mostro millones de manteles solo de color plata, algunos eran con brillos, otros con flores, había de todo. No sabía que existieran tantos manteles.

-Cual te parece?- Pregunto Rose.

-Nose amor, elegí vos.- Respondí. Ella es la que sabe de estas cosas. A parte ella tiene muy buen gusto y no lo digo solo porque me haya elegido a mí, mas bien, yo la elegí a ella.

-Emm, éste!- dijo ella y señalo uno de los de arriba. Era muy bonito.

El hombre lo bajo y lo llevo a la caja para que lo encarguemos.

-Cuantas mesas son?- Preguntó

-25- Respondió Rose sin dudarlo.

-Bueno, los tendré listos en 10 días.

-Gracias, Chau!- Respondimos y nos fuimos los tres.

-Quieren ir a tomar un café? Pregunto Rosalie.

-Lo siento amor, no puedo. Sabes que en media hora tengo que estar en la oficina. Pero, vayan ustedes!

-No va a ser lo mismo sin ti, digo... para Rosalie- Dijo Jessica

-Esta bien, no te preocupes.- Dijo Rosalie. Noté cierta tristeza en su cara pero debía ir a trabajar, no podía faltar porque hoy vendría una nueva empleada y debía tomarle el examen.

-Chau amor, te amo- Dije

-Chau, yo más.- Dijo y me besó. Jessica la agarro fuerte del brazo y la alejó.

Me subí a mi auto, abroché mi cinturón y arranqué. Al llegar a mi trabajo subí por el ascensor hasta llegar al pasillo, saludé a mi insoportable secretaria Tanya y entré a mi oficina. Me serví un vaso de agua, agarre las carpetas y justo cuando estaba por empezar a leer, golpearon la puerta.

-Adelante- Grité

Y ahí apareció ella, medía masomenos un metro sesenta, tenía pelo largo y color marrón cobrizo, unos pequeños ojos color marrón claro y una perfecta y hermosa sonrisa. Estaba tildado viendo lo hermosa y perfecta que era, no tenia forma de volver a la realidad, hasta que ella dijo

-Hola mi nombre es Isabella Swan, Yo había hablado con usted para una entrevista de trabajo y usted me citó para hoy.- Dijo con una hermosa, muy dulce y tímida voz.

- Hola, Isabella. Por favor llámame Edward.

-Bueno Edward, podrías llámame Bella?- Dijo de una muy seductora manera.

-Bueno Bella, acá tenes el formulario- Le dije alcanzándole la hoja y una lapicera -Sentate acá, llénalo y después me lo devolves.

-Ok- Dijo ella, agarrando la hoja

Se sentó en frente mio y comenzó a llenar el formulario, no podía dejar de mirarla. Para disimular empecé a mirar por la ventana que daba directo a la calle.

-Listo, terminé- Dijo alcanzándome la hoja.

-Bueno. Ahora leo todo y a la tarde te llamo.

-Buenísimo, Fue un gusto conocerte, Adiós!

-El gusto fue mio. Chau!- La saludé con un apretón de manos, al acercarse olí su hermoso y dulce perfume. Sentí como el corazón se me paraba por un instante al despedirla, no quería que se fuera, pero no podía hacer nada.

Cerró la puerta y se fue. Miré por la ventana para verla irse, la vi salir y saludar a un chico él era muy musculoso, morocho y tenia un extraño tatuaje en su brazo derecho, el intentó besarla, ella le esquivó la cara y le dio un beso en el cachete. Se subieron a la moto, me miró, la miré y vi como se alejaba rápidamente.

Empecé a leer y firmar unas hojas pero me era imposible concentrarme, no podía dejar de pensar en ella. Por un momento pensé en ir a buscarla, tenía su dirección en el formulario, pero volví a la realidad y me prohibí hacerlo.

Sin siquiera leer el formulario decidí que ella tenia que trabajar con migo, me di cuenta que no podía tenerla lejos. No lo pensé ni un minuto, instantáneamente la llamé.

-Hola? – Preguntó ella

-Hola Bella, habla Edward. Como estas?

-Hola Edward! Muy bien y vos?- Pregunto ella muy sorprendida por mi llamado

-Bien, bien. Llamaba para decirte que leí tu formulario, y me pareció muy correcto, asique BIENVENIDA A LA EMPRESA!- Dije muy feliz

-Ohh, no puedo creerlo, muchísimas gracias! No sabes lo bien que me viene, enserio! Gracias Edward, Gracias- Dijo Ella muy impresionada

-No tenes porqué agradecer, te lo mereces. Bueno entonces empezas desde mañana a las 8:00 hs. Te parece?

-Sí, claro que me parece!

-Estarás en mi oficina con migo, así me ayudas con las cosas

-Buenísimo

-Bueno entonces nos vemos mañana!

-Claro!

-Bella, espera. Puedo hacerte una pregunta no me gustaría sonar descortés, si no queres no me respondas, Quien era el chico que vino a buscarte hoy?

-No, no hay problema. Era mi novio.- Dijo dudando.

-Ah, tu novio.. Que bien…- Dije. No podía contener mi dolor. Esas palabras me dolieron más que cien mil cuchillos clavándose lentamente en mi corazón. Sentí que todo explotaba dentro mio. No podía respirar, con mi última fuerza dije

-Chau Bella.

-Chau Edward- Dijo ella. Pareció darse cuenta de lo que había sentido.

Guardé todo, ordené toda la oficina para cuando volviera ella y me fui a mi casa.

Al llegar a mi casa, Bear me empezó a ladrar y a saltar. Lo saludé, el solo quería jugar.

-No estoy de humor bear, luego jugamos- Le dije.

Tiré la mochila en la silla y me acosté en la cama a pensar. No me podía gustar Bella! Yo estaba a punto de casarme con la mujer que realmente amaba y esa era Rosalie. Debía olvidarme de Bella, no tenia otra opción, Bella tenia novio, al que al parecer amaba mucho y yo tenia mi novia la cual amaba y respetaba mucho, y además estaba a punto de convertirse en mi esposa, y futura madre de mis hijos. Definitivamente tenia que olvidarme de Bella, cueste lo que cueste.