Todas contra él

Nota hp'sworld: Todas contra él será un fic basado en la película 'John Tucker must die' que en castellano lo tradujeron como 'Todas contra él'. Casi todo el fic girará en torno al argumento de la película. Debo decir que es una buena película romanticona con un toque de humor bastante bueno y que si tenéis oportunidad de verla la miréis, con todo esto, debo decir que el hermano pequeño de John Tucker, en la película, no existirá en el fic, así que variaré el final de la película, y con esto, ya puede empezar el cap. Debo advertir que los pensamientos de los protagonistas los pondré en cursiva.

Resumen: Edward Cullen es el chico más guapo y el mejor jugador de básquet, además sus padres son extremadamente ricos… Es un rompecorazones experto y sabe controlar a las chicas, pero ¿qué pasaría si una chica lo quiere dejar en evidencia?

Disclaimer de la autora: Nada de esto es mío, solo la idea de juntar 'Todas contra él' y 'Crepúsculo' en una misma línea. Todos los personajes de Crepúsculo son de Stephenie Meyer, así respectivamente las características que represento aquí en los personajes son de los que tienen los derechos de la mencionada película 'John Tucker must die' además de la trama. Tengo que decir que no tengo ninguna compensación económica por escribir esto, solo quiero divertirme y hacer pasar un buen rato a los demás.

Capítulo 1- Primeros encuentros

Aclaración: Edward será el hermano pequeño de Emmet. Rosalie Hale será la hermana de Jasper. Y Alice no será hermana de ninguno de los dos grupos. Esme y Carlisle serán padres de Edward y de Emmet, por lo tanto, su apellido será Cullen.

Las frases cogidas directamente del libro las escribiré en negrita para que no se puedan confundir con las otras. Este signo […] significa un salto en la narración, es decir, algo que es muy repetitivo o que no interesa.

El principio de este fic será exactamente igual al de Crepúsculo así que, como se supone que ya lo sabéis no lo escribiré todo para no hacerlo tan repetitivo.

#Point of View Bella#

Desde pequeña había aprendido que era la soledad, era la típica nerd del colegio. Era la típica sabelotodo en todas las materias además de ser la 'patito feo', tenía diferentes motes: solitaria, rostro pálido, empollona, listilla, tú, pásame-los-apuntes y otros muchos de los que no me acuerdo porque se me da bien olvidar las cosas dolorosas e innecesarias. No era buena en la mayoría de deportes, si me ponían una pelota a dos metros a la redonda podían pasar tres cosas: la primera y la menos inusual, darle sin hacer daño a nadie; la segunda y la más común de todas, tropezarme con ella o hacer el ridículo, y la tercera, la más vergonzosa de las tres, hacer que los demás salieran heridos.

Sí, esa era mi vida la de un fantasma, era, si se le puede llamar así, invisible para los demás. Es como los muebles que están en tu vida pero no te enteras demasiado.

Mi madre y yo nos parecemos mucho, salvo por el pelo corto y las arrugas de la risa. Ella se había casado con Phil un jugador profesional de Béisbol de segunda división y con él había sentado la cabeza. Siempre había sido yo la más madura de las dos y por eso había tomado la decisión de irme de Phoenix y su espléndido sol. Phil viajaba mucho y Renée se quedaba a cuidarme aunque yo sabía que ella quería ir a todos los partidos con él. Por eso, tomé la decisión de marcharme a Forks con Charlie, mi padre.

En la península de Olympic, al noroeste del Estado de Washington, existe un pueblecito llamado Forks cuyo cielo casi siempre permanece encapotado. En esta insignificante localidad llueve más que en cualquier otro sitio de los Estados Unidos. Mi madre se escapó conmigo de aquel lugar y de sus tenebrosas y sempiternas sombras cuando yo apenas tenía unos meses. Me había visto obligada a pasar allí un mes cada verano hasta que por fin me impuse al cumplir los catorce años; así que, en vez de eso, los tres últimos años, Charlie, mi padre, había pasado sus dos semanas de vacaciones conmigo en California.

Odiaba Forks pero quería que mi madre fuera feliz y su felicidad estaba donde estuviera Phil y yo no podía dar la vuelta al país porque tenía clases a las que ir.

Y ahora me exiliaba allí, un acto que me aterraba, ya que detestaba el lugar. En cambio, adoraba Phoenix. Me encantaba el sol, el calor abrasador, y la vitalidad de una ciudad que se extendía en todas las direcciones.

Charlie y yo nos parecíamos bastante, ninguno de los dos éramos muy habladores que se diga, y, en el camino hacia mi nueva casa no tenía nada nuevo que contarle.

Pero bueno basta de hablar de mí, esta historia no trata de mí ni de mi pasado. Trata de Edward Cullen. Supongo que no os dirá nada este nombre pero para mí significó mucho, gracias a él conocía a mis mejores amigas. Edward era una mezcla entre un de adonis griego y modelo de Armani. Era el chico más guapo que os pudierais imaginar. Tenía el pelo cobrizo y unos ojos verdes que te invitaban a perderte en ellos. Era el chico más deseado y más inteligente de todo Forks. Parece que todo está bien, pero no es así, es uno de los chicos con más astucia, además de ser un ligón profesional.

Todo empezó en mi primer trabajo en un restaurante llamado 'Je t'amie', el preferido de los enamorados (aunque era bastante caro). Era camarera del local porque mis gastos los pagaba yo, no era que mi padre no quisiera pagarlos, al contrario, pero yo me sentía independiente cuando me pagaba mis libros, me compraba un portátil nuevo o simplemente ropa, como toda adolescente.

- ¡Isabella, Isabella! ¿Estás ahí?- preguntó la otra camarera llamada ¿Jessica?, si creo que ese era su nombre, debo de admitir que soy pésima recordando nombres.

- Sí, lo siento. ¿Qué querías?- respondí.

- Atiende la mesa 6, por favor- dijo con la voz quebrada, como si quisiera ¿llorar?, no, debían ser imaginaciones mías.

Me acuerdo bastante bien de la primera vez que entablé una conversación con Edward (no es que fuera muy extensa la conversación) y no es que me dejara impresionada ni con la boca abierta, es decir, no me impresiono lo más mínimo ni perdí el control para nada.

- Hola- dijo él como saludo informal.

- Sí, digo no- dije sin pensar, vale, sí, estaba nerviosa y lo que dije no es que me ayudara, para remediarlo volví a fastidiarla -. Eh eh, digo…- el me interrumpió.

- No voy a pedir todavía- dijo con una media sonrisa haciéndose el superior.

- Gracias- dije haciéndole una ¿reverencia?

Sí, no habéis leído mal le hice una reverencia, por favor, que tonta le debía haber parecido a Edward. En que estaría pensando, pues claro que un tío así ya tiene novia esa es Alice Colin dirige la emisora de televisión del instituto por no hablar de la sociedad de honor, jóvenes emprendedores, ayuda juvenil y futuros cineastas de América, también hermanas mayores, adopta un anciano y creo que nada más.

- Y voy a escribir un libro infantil- dijo Alice de la mesa seis a Edward que le estaba poniendo ojitos de cordero.

Ah, y se me olvidaba que va a escribir un libro infantil. Alice era una chica maravillosa según había escuchado yo. Era una compradora compulsiva y siempre le gustaba ir a la moda pero se preocupaba por los demás, además de sacar buenas notas.

- Le restaurant s'appelle 'Je t'aime' - dijo Alice en un perfecto francés.

- Estás tan sexy cuando hablas francés- dijo Edward yendo peligrosamente a por sus labios.

- ¡Embrasse-moi, Edward!- dijo con una sonrisa pícara.

Mientras yo me dirigía hacia la mesa seis (donde estaban los tortolitos), ellos se estaban dando un apasionado beso en los labios y podría decir que también era con lengua. Como no quería estorbar dije:

- ¡Ahh! Me… mejor vuelvo más tarde- y me fui roja como un tomate intentando no caerme porque yo era demasiado torpe.

Pasó ese día sin ninguna cosa que mencionar y sin ningún Edward del que hablar. Ese había sido nuestro primer encuentro y el segundo fue al siguiente día.

- Mesa tres- dijo Jessica.

Miré hacia la mesa tres y volví a verlo. ¡Eh, borra eso! Tiene dos novias. Esa es Rosalie Hale, la jefa de animadoras… con eso lo digo todo ¿no?

- Va y dice que hagamos el salto del oso- dijo con desprecio la animadora.

- ¿El salto del oso?- dijo él haciendo ver que sabía de lo que hablaba Rosalie – ¡Venga ya!- dijo para contentarla.

- ¡Además dijo que lo hiciéramos en el descanso!- dijo ella escandalizada -. ¡Qué paleta!

Mientras mantenían esa conversación tan profunda, yo me dirigía a la mesa pensando en si él me reconocería o si se pondría nervioso por que ayer lo había visto con Alice, su otra novia. Pero no ocurrió nada de lo que estaba pensando. Ni siquiera me había mirado, en cambio, sí que me dijo lo que tomarían.

- Dos ensaladas verdes con el aliño aparte, salmón para ella y langosta para mí- dijo mirando a Rosalie que es muy hermosa.

- Me encanta que hagas eso- dijo ella por que él había pedido por ella

- Me encanta hacer eso- dijo él mirándola fijamente.

- Me encanta que te encante que me encante que hagas eso- dijo ella sonriéndole y acercándose más a él.

Después de presenciar eso y quedarme ahí como una tonta esperando algo, él dijo:

- Y no tenemos ninguna prisa- me dijo y yo me fui hacia la cocina mientras él seguía con su chica -. Rosalie, esto es súper sexy- dijo señalando su corset -, pero seguro que estarías mejor sin él ¿no?- dijo con una media sonrisa para que después, se fundieran en un beso apasionado.

Vale, debo admitir que mi segundo encuentro con él tampoco habíamos hablado mucho, pero al menos, yo no había hecho el tonto como la otra vez. A lo mejor era, porque no me dio tiempo a hablar, pero mi tercer encuentro tampoco fue lo que yo esperaba.

- Es la primera vez que vengo aquí, asá que no sé si tendrán platos vegetarianos- dijo una voz vagamente familiar en la mesa 1. Me giré y le vi sentado, ahí, en la mesa 1. Yo estaba en la cocina y no me tocaba servir la mesa 1.

Bueno, esto ya es demasiado, ¿tres novias? Esa era Tanya Denali era una vegetariana activista.

- ¡Oh, carne!- dijo Edward con un gesto dramático y levantándose de su silla -. Vámonos- dijo en voz baja per después dijo más fuerte -. Si quisiera torturar animales me iría al laboratorio, cosa que nunca haría porque torturan animales- dijo la última frase muy rápido.

- ¡Aquí estamos bien!- dijo Tanya haciendo que Edward se sentara en la silla.

Yo no quiero juzgar a nadie, pero, por alguna razón, ser vegetariana activista suele ser sinónimo de chica fácil.

- Por ti, estaría dispuesta a comer carne- dijo ella haciéndole ojitos.

Veis lo que os decía, yo no me lo estoy inventando, es verdad. Si las chicas son vegetarianas los chicos se aprovechan de ellas diciéndoles que ellos son vegetarianos y ellas están contentas de encontrar a alguien que sigue sus principios.

Ellos se fundieron en un apasionado beso y yo no puede evitar preguntarme:

- No lo entiendo,- dije en voz alta sin querer- esas chicas parecen tan estupendas y maduras ¿Cómo es que no saben que Edward las engaña a todas?

- Es un ligón profesional- dijo mi compañera Jessica-. Sale con chicas de distinta onda para que nunca hablen entre ellas, y luego les dice que su padre no les deja tener novia en la temporada de baloncesto, y tienen que guardar el secreto… - concluyó Jessica.

- ¿Cómo sabes todo eso?- le pregunté a Jessica.

- No lo sé- dijo mientras oprimía unas lágrimas que se empeñaban en salir de sus ojos -, me lo imagino- concluyó y sin decir nada se fue en dirección al baño.

Nota Hp'sworld: Espero que os guste este capitulo... El próximo cap. se llamará ''Putadas, primera parte'' y será un poco más entretenido que este... Lo siento si era un poco pesado el cap. pero era como una introducción... Espero que os guste y hasta otro cap. Por favor, dejar comentarios aunque sea para decirme lo mal que lo he hecho, please...