¡Hola a todos! Bueno, aquí les traigo otra de mis historias Sasodei n-n
Bueno esta idea surgió cuando.. Umh.. estaba a punto de dormirme y bueno la inspiración me golpeo haciendo que me levantara de mi cama a las 2 de la mañana para escribir esto xD
Espero se de su agrado :D
Disclamer: Los personajes no me pertenecen, pertenecen a Kishimoto-san, si me pertenecieran mis compañeros Akatsukianos nunca habrían muerto y el anime tendría mas yaoi e.e
Inner: ¿Eso es posible?
Claro que si kukuku *w*
Hidan: Por Jashin ya déjalos leer el **** fic!
Oh, cierto, me encargare de que Jashin-sama los castigue si no dejan una **** review.
Mentira n-n
La posada Akatsuki
Capitulo 1 - Interesante
Un inquietante ruido se poso en mis oídos, se hacia cada vez mas molesto el maldito chillido de aquel aparato. Si, aquel despertador se había atrevido a sacar de sus sueños a Iwa no Deidara y no saldría con vida de este encuentro, tome esa maldita maquina con uno de mis bastante atléticos brazos y lo arroje contra la pared con rabia (este se hizo en mil pedasitos al estrellarse contra la blanca pared), maldita porquería ya hizo que se me olvidara que rayos estaba soñando, ya que, tengo que levantarme para trabajar.
Me deshice de las sabanas que cubrían mi artístico y esbelto cuerpo, me frote los ojos sacándome algunas lagañas que molestaban en mis rasgados ojos, los entreabrí y cerré unas veces y me decidí a levantarme de mi cómoda cama con la pequeña esperanza de que Kisame ya me haya echo el desayuno y pueda disfrutar de su deleitosa comida antes de comenzar mi arduo trabajo en la recepción.
Baje las escaleras con prisa mientras cepillaba mi largo cabello rubio, ya se me había echo tarde, a medida que llegaba al comedor empece a escuchar las habituales e interminables discusiones de Kakuzu y Hidan, parece que no estaba tan retrasado.
- Buenos di.. WAAAAAAH~ - Y caí al piso, no era nada nuevo, maldición. Voltee mi cabeza hasta el marco de la puerta para ver quien había sido en culpable de mi caída, ahí estaba ese maldito albino.
- Te dije que venia tan apurado que caería - Dijo este triunfante mientras del otro lado del marco; el de pelo azabache me miraba decepcionado - Ahora pagame maldito!
- Ya dejen de apostar sobre el pobre Dei-chan
¡Por fin! alguien que me defendía, el peliazul me extendió su mano en auxilio para levantarme.
- Gracias, hum.
- Por nada, ahí esta el desayuno de hoy, espero no se allá enfriado.
Kisame era muy atento, inocente y gracias a Jashin; maduro, era bueno de vez en cuando encontrar a alguien así en este lugar.
- No te preocupes. - Le respondí mientras me sentaba a la mesa para devorar aquel (seguramente) exquisito desayuno.
En unos tres minutos me encontraba sentado, en la misma silla de todos los días, ya se me hacia aburrido recorrer con la mirada el arte de esta habitación pero ya que; nuestra recepción tenia las paredes blancas, algunos de mis artísticos cuadros se encontraban colgados, dos ventanales; uno de cada lado de la puerta, igualmente de vidrio, en estos había algunos finos detalles en negro y bordo, todo estaba colocado a la perfección, sobre mi escritorio yacía un hermoso letrero echo por mi y Konan que decía muy en claro "Akatsuki" en negro con algunos detalles bordo, este es el nombre de nuestra posada, soy un artista y Konan, bueno, creo que es lo mas cercano a una artista entre todos lo vagos que viven/trabajan aquí con migo, bueno, si soy un artista, se preguntaran por que no estoy en una galería, estudiando o algo así, bueno, la cosa es que, es cierto, me considero un artista y me gustaría ser reconocido pero un día mi buen amigo Pain, me suplico (Cosa rara que él hiciera eso) que lo ayudara a remodelar este lugar, al fin y al cabo lo termine ayudando con mis otros compañeros, Konan y yo (Que prácticamente lo hicimos todo) dejamos presentable este lugar, no suelo ser muy apegado a las cosas pero, termine encariñandome con este lugar y cuando me había dado cuenta el pelinaranja ya me había ubicado como recepcionista, la verdad nunca me molesto, me es o era divertido pero, la rutina ya comienza a hacerse aburrida y es que ya no soporto esta vida que no es digna de un artista como yo pues,..
La campanita de la puerta me saco de mis pensamientos cuando comenzó a tintinear (cosa que era poco usual, ya que nadie venia tan temprano, bueno ya que nadie venia nunca). En fin, era de esperarse que tenia que ser él (uno de los mas insoportables de nuestros inquilinos), se aproximo a mi escritorio.
- Oye, ya que no tienes mucho trabajo por aquí, ¿No quieres darte una vuelta por la orilla? -Resoplo el pelinegro mientras se apoyaba en mi escritorio.
Uchiha Itachi, maldije para mis adentros, este estaba con su traje de baño, su torso desnudo y llevaba bajo su brazo aquella asidua tabla de Surf; Itachi se queda en nuestra agradable posada desde hace mas de quince días, es un surfista (muy bueno debo admitir) pero, parece no comprender que yo no busco nada con él, ni voy a buscar algún día, tengo que admitirlo es bastante apuesto, su cuerpo es bastante provocador pero, no es mi tipo, ¿como saber cual era mi tipo? No tiene importancia, nunca me enamore (tengo la esperanza de que algún día pase), solo se que tengo una inusual atracción física hacia los hombres, ya que las mujeres no me llaman ni la mas mínima atención, pero en fin, ese era otro tema.
En mis labios se formo una sonrisa, algo nerviosa, mire al pelinegro en busca de las palabras para hacerle entender de que no me interesaba; sin herir sus sentimientos (dudo que pudiera deshacerme de aquel orgullo con tanta facilidad) y claro intentando no perder ningún cliente por mi falta de tacto.
Entonces me salvo la campana, literalmente. Esta tintineo haciendo que mi cabeza ladeara desde el rostro del pelinegro hasta la puerta, logre divisar a un joven pelirrojo (tal vez uno o dos años mayor que yo) que venia hacia mi, no pude evitar quedar embelesado ante su presencia; primero, aquellos risos carmesí me dejaban sin aliento, estaban desordenados pero sin perder aquel perfecto equilibrio, su rostro, tenia un semblante bastante interesante ya que parecía no demostrar expresión alguna pero, de alguna forma; encantador, sin mencionar que tenia unas pequeñas manchas de colores en su rostro que parecía ser tiza, que lo hacían aun mas encantador e interesante, sus ojos color miel, como un mar de dulzura que se presentaba para deleitar mi alma, este tenia una sudadera blanca igual manchada con tiza y unos jeans rotos (No de esos que los compras así, realmente estaban rotos), con unas zapatillas negras, en su mano llevaba una gran maleta.
- ¿Qué se le ofrece? - Le pregunte con la mejor de mis sonrisas cuando llego hasta mi escritorio, el pelinegro lo miro con recelo, dejo escapar un bufido con desprecio en el y siguió su camino hacia su habitación, parecía molesto, mejor así.
- Si, ¿podría quedarle alguna habitación en disponibilidad por algunos días?
- ¡Claro, hum! Dígame, ¿Cual es su nombre?
- Akasuna no Sasori
Hice una pequeña anotación en mi cuaderno y me baje de mi silla para mostrarle su futura habitación.
- Por favor, sigame. - Le indique al pelirrojo con un ligero sonrojo en mis mejillas, no podía evitarlo, era bastante apuesto y su tan penetrante mirada que podía sentirla en mis espaldas, claro, solo la posaba en mi porque tenia que seguirme, no es como si creyera que fuera a mirarme o algo así, el silencio se apodero de nosotros mientras llegábamos hasta el final de uno de los pasillos.
- Aquí esta, la habitación nueve. - Manifesté mientras intentaba abrir la puerta en forma apresurada y nerviosa. Una vez que logre hacerlo estire la puerta y deje pasar primero al pelirrojo para que observara haber si le agradaba, dado a que esta posada es algo chica solo tiene diez habitaciones, no es como si las otras ocho anteriores a esta que le mostraba ahora estuvieran ocupadas, un simple impulso me llevo a esta, la habitación que yo mismo diseñe, sin ayuda de nadie, llevando acabo cada detalle.
Llegue a notar como este tenia sus ojos algo mas grandes que naturalmente, parpadeo un par de veces y volvió a su mirada inexpresiva, tal vez la habitación no le gustaba, tal vez no le agradaba como la había diseñado, no entiendo por que pero, una especie de dolor se centro en mi estomago, el pelirrojo abrió su boca con la intención de decir algo pero, no lo deje.
- Disculpe, si no le agrada mucho la habitación, puedo buscarle otra, todas están decoradas en forma distinta. - Musite esperando que este no se retirara diciendo que odiaba el estilo de la posada y buscaría otra, el dolor de mi estomago creció, podría haber pensado que había sido el desayuno, tal vez por comerlo tan rápido, no lo sé.
- No gracias, enrealidad, me agrada esta habitacion.
Sentí el calor en mis mejillas y una especie de alivio recorrió mi cuerpo al ver como los labios de aquel pelirrojo se curvaron en una hermosa sonrisa. ¿En serio te agrado? Genial, pensé. Sin saber por que no podía evitar sentirme feliz, inconscientemente dibuje una sonrisa en mis labios con la cual tu pareces haber quedado algo sorprendido.
El pelirrojo dejo sus maletas en el suelo y volvió su mirada hacia mi nuevamente. Me sonroje, me le había quedado mirando todo ese tiempo.
- Hum, disculpe, por favor llámeme si precisa algo. - Dije a prisa y cerré su puerta. ¿Qué estaba haciendo? Comportándome de esa manera, este debía haber pensado que soy un rarito.
Volví a mi puesto lo mas rápido que pude y sin que llegase a darme cuenta comencé un pequeño dibujo a un lado de mi hoja de trabajo; un escorpión, no es lo que están pensando, no es como si lo dibujara por aquel pelirrojo, simplemente se me dio la gana dibujar uno, ¿Qué tiene de malo? Aunque, simplemente no lograba sacármelo de la cabeza; su rojizo cabello, sus acaramelados ojos y sin duda, aquella sonrisa que me dedico, era demasiado hermosa, una obra de arte sin duda.
Un pequeño chillido logro hacerme desviar la mirada hasta el teléfono, este sonaba persistente, sentí fatiga con el solo echo de pensar que era el pelinegro pidiendo servicio al cuarto solo como escusa para que yo fuera hasta su cuarto, desganado, levante el teléfono y lo lleve hasta mi oído.
- ¿Si, puedo ayudarlo en algo, hum? - Pregunte intentando sonar atento.
- Si, me preguntaba si podían traerme algo de té verde.
Aquella melodiosa voz, sin duda se trataba del pelirrojo.
- ¡Claro, en seguida se lo llevo, hum!
- Gracias.. - Musito este desde la otra linea y colgó, marque el numero de la cocina, sonó un par de veces y Kisame respondió.
- Hey Kisame, un té verde. - Ordene.
Este supongo que asintió ya que no emitió ningún sonido y colgó, pegue un salto de mi silla y me dirigí a la cocina con suma energía para entregarle su té al pelirrojo muy emocionado.
Tarareaba una canción mientras iba llegando a la cocina, el peliazul me dirigió una sonrisa, este ya tenia la bandejita con té y unos dulces preparados en la barra para que lo llevara. Tome con cuidado la bandeja, recordando las incontables veces que había caído al piso rompiendo la vajilla y arruinando todos los alimentos, sonreí en forma nerviosa, odiaba cuando Hidan se tomaba un "descanso" por no decir que se iba a hacer cosas raras con el avaro de Kakuzu y me tocaba a mi hacer de mesero, ese era su trabajo, aunque por primera vez, me sentía feliz de tener que hacerlo, después de todo le llevaría té al pelirrojo. Espera, ¿Me agradaba la idea? Tal vez un poco... Ya que, toque la puerta en espera de una respuesta de parte de nuestro huésped.
- ¡Un segundo! - Exclamaron desde el otro lado de la puerta y al instante la puerta se abrió, el pelirrojo me miro directo a mis azulados ojos en busca de una reacción, me sonreí y estaba a punto de entregarle su te cuando note que tenia una toalla en sus manos, cierto, no estaba como antes, ahora su cara estaba limpia y tenia un pantalón de vestir beige con una camisa blanca, parecía que saldría pronto, parecía una persona completamente distinta a la que había entrado hoy, cada vez me parecía mas interesante este tipo, tenia ansias por conocerlo pero, por que el querría compartir su vida con el recepcionista de su posada, en fin, este me abrió paso para que dejara el té en una mesa, yo igual que la persona mas inútil sobre la fas del planeta, enrede mis pies y casi derramo todo, si no fuera por él que dejo caer su toalla y me sostuvo de mis caderas con un de sus brazos y con el otro, ayudo a sostener la bandeja con la comida, suspire aliviado, entonces le di una mirada a la situación, nuestras ropas se rosaban y estábamos recargados en la puerta que chocaba con un mueble, sentí el calor de mi rostro y rápidamente me pare en forma correcta, el pelirrojo me soltó poco a poco y se agacho a juntar su toalla.
- ¡Lo siento mucho! - Me disculpe avergonzado, nunca había servido para estas cosas, maldito Hidan.
- No se preocupe. - Me respondió curvando sus labios en una de esas bellas sonrisas de nuevo.
Sonreí nervioso y deje su té y dulces, en una pequeña mesita de té.
- Lamento mucho lo ocurrido - Dije con una reverencia y me dirigí nuevamente hasta la puerta pero, algo me detuvo. - Por cierto, me alegro mucho de que la habitación allá sido de su agrado.
Me volví en dirección a la puerta y me aleje de su habitación.
Genial, hiciste el ridículo, Deidara, te felicito. Me dije a mi mismo enojado, camine hasta mi puesto de nuevo.
