Hola, aquí les traigo una nueva historia, la verdad dudo mucho que supere o iguale a la anterior pero espero que les guste. De entrada ya saben el tipo de historias bizarras que suelo escribir jeje.
Ya saben que El Tigre le pertenece a Jorge R. Gutiérrez y Sandra Equihua
El Colmillo Plateado
Capítulo 1: El Oscuro Tigre
Todos conocen la larga historia del legado Rivera, una familia caracterizada por haber sido la cuna de varios súper héroes y villanos. Una legendaria dinastía que se ha mantenido desde los tiempos antiguos, los tiempos de Cuauhtémoc, Moctezuma y la gran Tenochtitlán.
Uno de los primeros y más antiguos personajes Rivera era el perverso súper villano conocido como El Leopardo Negro. Un hombre cruel y despiadado que sembró el terror en todas partes usando su poderoso traje de piedra metálica. Irónicamente su descendiente, El León Dorado, decidió volverse al lado del bien y hay quien dice que el fue el único capaz de detener a su malévolo padre y ponerle fin a su reino de oscuridad.
Sin embargo, como en la mayoría de los acontecimientos históricos, hubo ciertos detalles que se perdieron y/o fueron olvidados. Sería inútil e imposible tratar de recordar todos y cada uno de los atroces crímenes que El Leopardo Negro cometió mientras vivía. Solo un hecho perdido es el que realmente hubiera valido la pena recordar, por el bien de las futuras generaciones.
Algo que aparentemente nunca cambiará es la obsesión de todo villano que se respete por las antiguas reliquias, la Mula Dorada de los Mayas es un ejemplo de ello. Leopardo Negro no era la excepción y al igual que otros súper villanos el tenía como objetivo un valiosísimo objeto conocido como "El Colmillo Plateado". Una joya tan preciosa y anhelada que según decía daría un gran poder a quien la tuviera.
Lamentablemente ningún tesoro de esa magnitud podría ser fácil de conseguir. Otras reliquias eran protegidas por trampas o civilizaciones antiguas, pero este no, la labor de conseguir el mítico colmillo era todavía más complicada y arriesgada. Igual que el marfil, el colmillo plateado era parte de un animal y para obtenerlo debía ser separado del mismo.
Cualquiera creería que era simple, solo encontrar al animal portador del colmillo, matarlo y quitárselo. Lo malo era que no se trataba de un animal común, sino de una bestia tan mortífera y antigua que ni siquiera los españoles, armados con espadas, rifles y cañones, se habían atrevido a perturbarla. Mas que un animal se le comparaba con un monstruo, un monstruo felino.
Su nombre: "Traxgot Daroda". Su apariencia: Igual a la de los peligrosos tigres dientes de sable solo que tan grande como un mamut, con un pelaje tan negro como la noche y garras y dientes tan afilados como para partir en dos al mismo
Monstruozuma de un solo tajo. Un ser tan perverso y diabólico cuya procedencia era desconocida hasta por los sabios chamanes que habitaban cerca de su guarida.
Y por si eso no era suficiente, la única manera de destruirlo era quitándole sus dos enormes, filosos y relucientes colmillos de plata, lo que significaba tener contacto con su boca y en realidad a nadie le alentaba esa idea. Lo único que había estado tan cerca de esos colmillos como para intentar tomarlos era el alimento del monstruo.
Claro está que como todo buen Rivera, El Leopardo Negro era el único lo suficientemente osado, o estúpido, como para intentar esa misión suicida. El villano pasó meses buscando a la terrible bestia y finalmente la encontró dormida en una profunda cueva cercana al volcán Popocatepetl. De cerca era mucho mas temible de lo que las leyendas contaban, incluso al Leopardo Negro, a quien nada le asustaba, le dieron escalofríos permanecer tan cerca de esa cosa.
La respiración del monstruo era tan fuerte como el de la madera siendo serruchada. Sus enormes patas eran casi del tamaño del traje de Leopardo Negro y ahí, brillando con la escaza luz que penetraba por las gruesas pareced de la cueva, se encontraban los preciados colmillos de plata. Eran tan largos como una persona y tan gruesos como el diámetro de una llanta de automóvil. Sin duda sería todo un problema sacarlos de ahí y mas tratando de que Traxgot no despertara.
Durante un segundo, el villano estuvo muy tentado a salir de ahí y olvidarlo todo, pero su ambición y deseos de riqueza eran mas fuertes que su miedo. Con ambas manos de su traje tomó con sumo cuidado uno de los colmillos y tomando aire para darse valor se dispuso a jalarlo con todas sus fuerzas para luego salir corriendo de ahí. Estaba seguro de que el enorme tigre despertaría y trataría de hacerlo pedazos, pero si todo salía según su plan lograría escapar de el llevando consigo el colmillo.
Desafortunadamente para el, en el mismo instante en que tocó el colmillo, dos penetrantes y diabólicos ojos se abrieron mirándolo con odio. Fue así como Traxgot despertó y al darse cuenta de las intenciones del hombre en el traje de roca lanzó un aterrador rugido que sacudió la tierra. Leopardo Negro estaba aterrado, la boca del monstruo era como un enorme abismo en el cual estaba a punto de caer si no reaccionaba rápido.
Olvidando su ambición, el hombre salió volando de ahí lo mas rápido que pudo, consciente de que detrás de el corría el malévolo animal tratando de alcanzarlo y liquidarlo. El traje del Leopardo Negro era rápido, peor no se comparaba con la
velocidad de su felino y aterrador perseguidor. Finalmente con un salto, Traxgot logró colocarse enfrente de su presa y con una de sus patas lo arrojó al suelo.
El hombre trató de huir pero se encontraba atrapado, su traje se había descompuesto y corriendo jamás lograría escapar de su fatal destino, solo se quedó mirando estupefacto a su gigantesco enemigo y futuro verdugo. Entonces para su sorpresa, Traxgot soltó una pequeña risa macabra habló con una voz tan grave como la de un demonio.
-Jajaja, pobre idiota, ¿en verdad creíste que podrías escapar de mí?- dijo Traxgot –Muchos antes que tú lo han intentado y su destino fue el mismo: dolor, agonía y muerte-
-Te lo imploro gran Traxgot, no me hagas daño, no volveré a intentar llevarme tu colmillo- suplicó el villano
-Claro que no volverás a hacerlo, de hecho, no volverás a hacer nada, haz tus oraciones, insecto- dijo amenazante el monstruo
El adulto no sabía que hacer, no deseaba que ese fuera el fin. Maldijo el momento en que había decidido obtener el colmillo. Entonces se dio cuenta, el colmillo…esa era la solución. La leyenda contaba que la única manera de destruir a Traxgot Daroda era quitándole los colmillos. No tenía nada que perder, debía intentarlo. Desafortunadamente su traje estaba estropeado y no tenía tiempo para repararlo.
Como una medida desesperada corrió hasta un lugar lleno de rocas brillosas, diamantes para ser exacto. Conociendo la dureza de estos minerales tomó el más grande que pudo encontrar y se preparó para atacar. Entonces Traxgot lo atacó mostrando sus garras y dientes y a Leopardo Negro no le quedó otra más que esquivar el que sin duda sería un ataque mortal.
-¿No entiendes?, no tiene caso que huyas como un cobarde, tarde o temprano te acabaré- dijo el enorme tigre.
Esas palabras habían llegado a la conciencia del villano como una lanza, en verdad lo habían enfurecido, no por el hecho de que supiera que sus posibilidades de sobrevivir no eran muchas, sino por que ese desgraciado animal lo había llamado cobarde. El deseo de huir desapareció entonces y el característico valor Rivera se hizo presente en el.
-No debiste llamar cobarde a un Rivera, maldito monstruo parlante- lo retó Leopardo Negro.
-Jeje, ahora tratas de hacerle el valiente, mejor, así podré devorarte mas rápido- dijo Traxgot mientras se abalanzaba sobre el.
Entonces, el Leopardo Negro también se abalanzó sobre su enemigo y en la primera oportunidad que tuvo golpeó uno de los colmillos con el diamante. El colmillo se partió entonces y se separó de la boca de su dueño. Traxgot miró sorprendido como su colmillo caía y entonces todo su cuerpo comenzó a arder como si fuera un papel quemándose.
-¡No!, ¡Maldito!- gritó el furioso monstruo
-Jaja, estás perdido- se burló el villano.
-No lo creo, tal vez me venciste esta vez, pero olvidaste un pequeño detalle…para destruirme completamente debías quitarme ambos colmillos- dijo el tigre
-Mentiroso, solo te quité uno y estás desapareciendo, con uno fue suficiente para eliminarte- dijo el Leopardo Negro
-Jajajaja, eso crees, no me destruiste, solo me dejaste fuera de combate. Yo te maldigo, algún día uno de tus descendientes será tan tonto como para meterse con ese colmillo. Cuando la sangre Rivera tenga contacto con el, yo regresaré y tomaré venganza por esto jajajajaja- Traxgot siguió riendo hasta que por fin se volvió cenizas, las cuales eventualmente fueron arrastradas por el viento para mezclarse con su alrededor.
-Si, claro, ya parece que un Rivera va a dejar que su sangre toque esta cosa- se dijo asimismo el Leopardo Negro dándose cuenta de que la victoria era suya. No solo había salido con vida, sino que ahora tenía el colmillo de plata. Sin mencionar la pequeña mina de diamantes que acababa de descubrir por coincidencia. El villano se llevó su nueva riqueza a casa y continuó con su vida de delitos.
Todo salió bien al final y aquel despiadado monstruo desapreció de la faz de la tierra. Puesto que ese robo había también representado un servicio a la comunidad y por consiguiente algo bueno, Leopardo Negro decidió nunca más contar esa historia. Únicamente y por mera precaución, dejó la orden de que se siguiera la advertencia que el monstruo le había dado.
Conforme los años pasaron, la historia de Traxgot Daroda se fue perdiendo. Lo único que quedó de el fue el colmillo, que permaneció como un tesoro familiar, y la advertencia de que nunca debía tener contacto con la sangre de algún miembro de la familia Rivera, cosa que en verdad parecía imposible. Claro, sin tomar en cuenta a uno de los últimos descendientes de esta gran familia, cuya curiosidad pronto pondría en peligro su vida y la de toda Ciudad Milagro: Manny Rivera, alias, El Tigre.
Continuará………
Les dije que sería muy extraño, pero aún así ojalá que les haya gustado, espero ansioso sus reviews, nos vemos/leemos, se cuidan.
