—Eres tan linda—canturreó Chat Noir mientras su cabeza se acurrucaba en su hombro—Erres la mejorrr—ronroneó lleno de felicidad—Hueles tan bien...
Marinette tenía las mejillas sonrojadas por la cercanía que tenía con su novio y las palabras que él, le dedicaba. Hasta que sin previo aviso, este se atrevió a posar sus manos enguantadas sobre su pecho y comenzó a masajearlos. La chica emitió un chillido agudo por lo que estaba haciendo el gatito.
—¿Qué crees que estás haciendo? —preguntó con la mano levantada a un costado en forma de puño, conteniéndose de no molerlo a golpes.
Después de todo, su novio era modelo.
—Te estoy haciendo masajes—contestó tan felizmente que a Marinette la sacaba más de quicio.
—¡¿En mis pechos!?—rebatió en un grito altísimo.
—Para que crezcan—dijo amablemente—¿No dijiste que deseabas que fueran un poco más grandes?
Ella asintió, pero... Ah...
Su voz dejo salir un gemido por los masajes/caricias. Su cuerpo estaba reaccionando por el tacto.
—Y-ya d-deja de h-hacer e-eso —añadió entrecortadamente.
Esas manos moviéndose en ese sector aun si era por encima de la ropa, le provocaba jadeos que deseaba reprimir.
—Ah...ah...—con la otra mano que no estaba a punto de golpearlo cubrió su boca para no dejar salir esos sonidos.
—Quiero cumplir todo los deseos de My Princess—añadió tan inocentemente que la muchacha casi cae.
Pero, no lo hizo. Mucho menos, cuando su novio comenzaba a colocar sus manos por debajo de su ropa, (Palabras de él, para mayor resultado)
¡Tantas lindas palabras pronunciaba cuando sus manos eran una pervertidas! Sin aguantar ni un segundo más, le dio un coscorrón. Chat Noir la miró boquiabierto, manteniendo sus dos manos sobre la cabeza por el sorpresivo golpe.
— ¡Gato degenerado! —exclamó ella con rubor en sus mejillas, alejándose lo que más podía que él y cubriendo con sus brazos su pechos ultrajados.
Chat Noir no pudo protestar. Marinette vio sus segundas intenciones.
