Los personajes de Naruto no me pertenecen si no a Masashi-Sama...

Villano o ¿Héroe?

Prólogo

Los villanos nunca se quedan con la chica, ni son ovacionados ni recordados, o por lo menos no por buenas razones.

Los villanos no son admirados, queridos ni mucho menos amados. Estamos destinados a una vida de soledad y enemistad. A nadie le importamos, a nosotros no nos importa nadie tampoco...

Pero se preguntarán cómo el Gran Jinchūriki del Kyubi...

El gran villano de Konoha...

El peligroso Naruto Uzumaki, llegó al límite de que un principiante de villano le haya dado la paliza de su vida por defender la ciudad que quería gobernar a la fuerza...

Tal vez debería empezar a contar mi historia desde un principio...

Capítulo 1

Destinado...

Desde que tengo memoria e estado en la cárcel. Rodeado de hombres que me enseñaron a distinguir el bien del mal, aunque creó que no era la mismas ideas de las demás personas. Me enseñaron a desafiar a la autoridad y como niño pequeño, siempre le hacía caso ya que quería ser aceptado.

Además que siempre estuve acompañado de Kurama, el Kyuvi. Un pequeño zorro que tomaba forma de humano aveces para pasar desapercibido.

Nunca supe nada de mis padres, me criaron criminales, ladrones de poca monta. Pero a una corta edad me di cuenta que era diferente, podía transformarme en otra persona, tener su misma imagen y voz, con un extraño artefacto parecido a una pulcera. Kurama creaba cosas, era extremadamente inteligente. Además de que mi piel no era como el de los demás, yo brillaba, literalmente hablando. Mis ojos era de un naranja con una cruz negra, mi cabello era como el fuego y mis vestimenta siempre fueron anaranjadas y negras brillosas. Aún que podía tomar otra forma, me gustaba esa.

Cuando llegue a la época escolar, Sarutobi, el Hokage de la ciudad decidió que debía salir de ese encierro que me habían impuestos y acudir a la escuela. Me asustaba la idea de conocer nuevas personas que tal vez me juzgarían por el lugar donde provenía. Pero me emocionaba la idea de hacer amigos, asi que con una mezcla de emociones fuí a primer día de clases. Allí conocí a Sasuke Uchiha, el favoritos de todos. Las chicas lo amaban, los chicos los admiraban y los maestros lo tenían muy en alto al ser un genio.

Sasuke era diferente, como yo, pero él podía volar y una gran cantidad de fuerza, tipo un superhéroes de los cómics. Él era más común en aspecto, como los demás, pero cuando usaba sus poderes le envolvía un manto violeta y sus ojos negros cambiaban a un color rojizo.

Yo quería ser aceptado nuevamente, así que quise imitar todo lo que los demas admiraban de el azabache, aunque desgraciadamente todo me salía al revés. Encima que mis compañeros me tenían miedo porque era diferente, pero no diferente como lo era Sasuke, él era más bien cool; yo era más rarito. Por más que me esforzará, siempre lo terminaba arruinando, siempre fue el desplazado, el marginado.

Siempre terminaba castigado en un rincón, mientras Sasuke era felicitado por detenerme. No tuve amigos, al único que tenía era a Kurama. El zorro me dijo que yo no estaba destinado a ser como los demás, o ser un héroe. Mi destino era ser temido y demostrar mi fuerza. Así es como nuestra rivalidad nació, me di cuenta que siendo malo era muy bueno y me enfoqué en ello.

Naruto Uzumaki, el villano, contra Sasuke Uchiha, el héroe.

Muchas batallas se debatieron, donde él ganaba muchas veces y yo estuve a punto de ganar otras. Cambié mi nombre de Naruto a Jinchūriki, para darle un toque más tenebroso, después de todo ¿A quién asusto llamándome Naruto? Kurama me dió la idea... Mientras Sasuke se lo cambió a Susanno, el Héroe de Konoha.

Generalmente siempre terminaba en la cárcel y allí estaba ahora. En una maldita habitación cerrada desde afuera, atado a una silla esperando que Kurama viniera a sacarme como siempre hacía. Por lo menos el lugar tenía una televisión donde mostraban la apartura del museo al nombre del héroe de Konoha, Susanno.

Una hermosa chica de ojos perlas y cabello negro azulado hablaba con el micrófono en la mano. La reportera, Hinata Hyūga.

Hoy estamos aquí para festejar la apertura de este hermoso lugar. Gracias Susanno, por siempre estar para Konoha...

La sonrisa fastidiada nació en mis labios, esa hermosa mujer supuestamente tenía una relación con el azabache y yo muchas veces ya la había raptado para intentar matar a Sasuke. Un ruido extraño me hizo desviar la vista a la cañería de la habitación y sonreí complacido al darme cuenta que era uno de los inventos de Kurama.

Eran...¿Dos arañas? Bueno tenía muchas patas de metal. Eran pequeñas, así que pasaron sin problemas y llegaron a mí. Con rapidez pudieron soltarme de las esposas que me mantenían en la cómoda silla giratoria y entonces escuché la voz del director de la carcel, Iruka, desde la ventana de la puerta blindada.

—¿Estas disfrutando de la apertura Jinchūriki? – Silencio fue su respuesta y se extrañó, ya que no había momentos donde el anaranjado no hablara.– ¡Te estoy hablando maldito monstruo!– Con un botón hizo girar la silla y los ojos se le abrieron de par en par al no ver a nadie sentado en la silla.—¡¡Diablos!!¡¡Se escapó!!– Abrió la puerta y entró apurado.

Sonreí desde donde estaba, detras del respaldo de la silla ya transformado en la imagen de Iruka. Las dos "arañitas" saltaron al director, mientras una le tapaba la boca, la otra le inyectó algo que lo dejó algo mareado. Aprovechando el corto espacio de tiempo salí corriendo y cerré. Miré por la ventana donde en un principio el quería molestarme y sonreí, guiñándole un ojo cerré esa ventana para que no escucharán sus gritos.

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—Gracias Susanno, por siempre estar para Konoha. Es momento en que esta ciudad que siempre fue salvada por tí, te pueda devolver algo que tan arduamente haces. ¡Te amamos Susanno!– Una gran sonrisa con un leve sonrojo se mostro en la periodista.

—¡Corte!

Su camarógrafo, un hombre alto y flacucho, con cabello gris y ojos del mismo color, bajó la cámara con una sonrisa para su compañera.

—Salio muy bien Hinata.– La felicitó mientras se acercaba a ella.

Hinata miraba la puerta del museo que estaba tapada con una enorme cortina violeta y dos enormes pantallas led donde mostraban fotos de el héroe.

—Gracias Toneri.– Miró a su compañero con una gran sonrisa.

—¿De verdad amas a Susanno?– Pregunto escéptico y a ella se le borró la sonrisa elevando una ceja.—Digo si yo fuera Susanno no dejaría que el idiota de Jinchūriki te raptara tantas veces...– Hinata sonrió de lado, mientras se acercaban a la camioneta.— Yo te cuidaría muchísimo más. Sería como un lobo, te cuidaría como un lobo cuida a su bebé humano...–Se detuvo al escuchar lo que dijo y miró a la oji perla que lo observaba con las cejas alzadas.—¿Creó que no es un buen ejemplo...?

—Creo que no Toneri..– Le dijo ella con una sonrisa.

—Bueno, tú me entiendes..– Comentó al aire al avanzar más rápido para abrir la parte de atrás de la furgoneta.

Estaba tan concentrado en ello que no se percató que un gran hombre con un sobre todo se acercaba a la peli negra y le rociaba algo en la cara, la cargaba como si nada y la subía a lo que parecía un auto invisible.

—Osea, te cuidaría con mi vida si eres la persona que más amo, no estoy diciendo que te amé. – Explicó apurado a la nada sin darse cuenta que ya estaba solo mientras metía el equipo.— En realidad si te amo, pero no en...– Se dió medía vuelta y al ver que la ojiperla no estaba se volteó a todos lados.–¿Hina?¿Hinata?¿¡Hinatita!?...

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Con pasó tranquilo empeze a caminar entre las celdas, recibiendo uno que otro insulto, aunque por dentro me reía de los disparates que decían.

—¡Trabajen olgasanes!¡El estado no les paga por perder el tiempo!– Les grité a los guardias que veían la tele, ellos saltaron de su asiento al ver a Iruka caminar por allí.

Haciendo un pequeño baile de triunfo llegué afuera, pero al ver a los que estaban en la cabina que me miraban extraño, me puse derecho y les hice el saludo militar. Ellos algo extrañados, me devolvieron el saludo. Escuché a lo lejos la alarma y sólo quedó un guardián en la cabina mientras los demás corrian adentro.

Con una gran sonrisa llegué al cordón y escuche el ruido de un auto, aunque no ví nada. Entonces lo supe, Kurama se acercaba con su mejor inventó a buscarme. Escuché las ruedas frenar y una puerta se abrió, mostrando un hombre grandote, peludo y naranja.

—Kurama, viejo amigo.– Saludé cuando entre al auto.

— Vamonos idota.

—Oi, gracias por las arañitas.– Una vez que cerré la puerta desice la transformación. Miré al asiento de atrás y allí estaba la "novia" de Susanno inconsciente, sonreí macabaramente. — Esta vez si te venceré dattebayo...– Susurré al aire.

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NOTAS: HELLO MIS QUERIDOS/AS!!! ¿Cómo están?

¿Qué dicen? ¿Le damos una oportunidad a esta historia?...

Ustedes deciden!!...