Los personajes de Naruto NO me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto.

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Ha llegado esa fecha otra vez, las calles se visten de llamativo naranja justo como tu Vestías ese color con emoción, el tiempo no se detiene pero parece que pasa lento, ¿hace cuánto que ya no estás?, más años de los que puedo recordar.

Tu ausencia no me duele ya, me causa nostalgia y emoción porder recordarte, porque sé muy bien que a mí lado estás.

Nuestro hijos han crecido, ¿los has visto cariño?, claro que sí, siempre nos ciudas desde dónde estás, ese lugar dónde contigo me reencontraré pero, que ahora mismo no se donde está.

Una sonrisa se ha colado en mis labios, nuestros pequeños bisnietos, esos que no pudiste conocer, son como torbellinos de diversión, como lo fuiste tú mismo en tu niñez. Mis manos tiemblan sobre los posa brazos de mi vieja mecedora, ya no puedo controlarlos bien, mi piel se ha arrugado y mi cabello está cano, mis ojos están mas nublados cada vez y, no puedo escuchar a nuestros hijos y nietos con nitidez.

La madera de nuestras mecedoras crujen cuándo danzan adelante y atrás, ¿has llegado ya?, puedo ver tu mirada azul a un lado, sentado en la vieja mecedora que reposa a un costado, aquella dónde solías tomar chocolate caliente mientras leías el diario.

El crujido sube un poco de volumen, son las dos mecedoras que se mueven, la diferencia es que a ti, solo yo puedo verte mecerte. Tu mano busca la mía que luce mas gastada, te fuiste siendo joven aún, yo estoy mas vieja y arrugada, pero me miras sonriente, como si fuera la misma jovencita con la que te casaste, a la que con una sola de tus sonrisas enamoraste.

En tu mano libre, sostienes el chocolate humeante que por la mañana te preparé, lo llevas a tus labios y suspiras satisfecho, como la última vez que te vi con vida mi amor. Admiras con tus ojitos azules mi mano libre, en ella reposa tu fotografía, está vieja y decolorada pero, es la única que a tu belleza hace justicia.

Mi mano tiembla de nuevo y la luz de mis ojos se extingue, me siento feliz y mi corazón, aun que deja de latir, brinca feliz porque, ésta vez cumples tu promesa, no vienes de visita, vienes por mí, ha llegado mi hora de partir.

Estoy feliz Naruto-kun, porque puedo irme con la última visión de nuestros hijos sonriendo felices, nuestros nietos y bisnietos que viven de forma que no vayan a arrepentirse, pero sobre todo, porque puedo irme con tu sonrisa que me ilumina mientras te meces a mi lado en nuestros viejos sillones de recién casados, con tus labios sobre los míos mas arrugados y tus manos sobre mis recuerdos mas preciados.