Disclaimer, todo lo que reconozcan es parte del juego Amour Sucreé y sus respectivos creadores :)

Apagué el despertador de golpe. Odiaba las mañanas, aunque al menos por fin era viernes, uno de mis días favoritos de la semana. Además pintaba como un gran fin de semana. Al día siguiente Rosalya iríamos a comprar ropa para una presentación del grupo de Castiel y Lysandro. Eso siempre era una experiencia. Me di una ducha rápida y tomé lo primero que encontré, una blusa verde oscuro y unos pantaloncillos negros, una chaqueta que Castiel me había regalado hacía poco unas botas. Poniéndome los audífonos salí de mi casa. En realidad era la casa de una tía mía, ella había sido quien me había criado cuando mis padres murieron, pero últimamente salía mucho.

Iba por la calle cuidando que nadie me atropellara.

Justo estaba por entrar al instituto cuando alguien me tomó la mano, asustándome y haciéndome pegar un grito. Volteé dispuesta a enterrarle el tacón de la bota en lo mas profundo de la carne a quien interrumpió mi concentración y la alejó de Song Of Myself de Nightwish.

-¡Tenía que ser!-grité al ver quien me había asustado- ¿Habrá algún día que me saludes como una persona decente?

-No soy una persona decente, cariño-dijo con todo descaro mi pelirrojo favorito.

-De eso me di cuenta en cuanto te conocí.-le dije quitándome los audífonos.

Castiel me sonrió de medio lado y atrayéndome hacia él de la mano que me había tomado me besó.

-No puedes decir que no estuvieras advertida, Annette-me dijo Castiel.- ¿Y cuál va a ser nuestra actividad del día de hoy?

-Pensé que entraríamos a clase-dije fingiendo indiferencia. Por supuesto que me miró con el ceño fruncido.

-¿Clases?¿Hoy?¿Precisamente hoy?-preguntó Castiel al borde del enfado.

Sonreí igual de descarada que él.

-Bueno, tu te crees todo-dije soltándo una carcajada- ¿Tu te crees que si no supiera que hoy es especial me hubiera traído esto?-dije señalando las botas con tacón.- Traería las converse.

Él volvió a sonreír

-Mira que eres tonta-me dijo. Me abrazó y olfateó mi cabello.

Yo reí y lo abracé con fuerza.

-Tonto tú-le dije-Entonces, ¿A dónde nos iremos a celebrar nuestro aniversario?

-Cumplimos un mes, boba-me dijo tan lindo como siempre.

-Aniversario de mes-le dije sin preocupación.

El rió.

-Vamos a mi casa.-dijo

Le miré enarcando una ceja. Normalmente pasabamos todo el día fuera, o escondiéndonos de todo el instituto. Nunca había ido a su casa.

-¿Qué te pasa?-preguntó.-Te has quedado mas ida de lo usual.

-Nada, me has cogido por sorpresa.-dije.

Pero de repente me atacaron unos nervios terribles. Nunca habíamos estado tan solos. Siempre estábamos acompañados por Lys y Rosalía o en un lugar público. Pero si íbamos a su casa estaríamos completamente sólos.

-Bueno pues vamos-dijo muy entusiasmado-Te gustará, estoy seguro.

Sonreí un poco insegura.

-¿Se van de instituto, de nuevo?-dijo una voz conocida, ¿es qué no se podría haber callado?

-¿Y a ti que te importa, rubio?-dijo Castiel muy molesto.

-No me importas tú-dijo Nathaniel-Pero no veo porque Nettie deba seguir tus pasos.

-Mira que eres...-dijo Castiel muy enfadado yendo hacia Nathaniel.

-No, Castiel... por favor-dije poniéndole las manos en el pecho- vámonos, no dejes que te arruine el día.

-Déjala en paz-dijo Castiel. -No te creas que no se que es lo que pretendes, pero a ella no la vas a tocar.

-Castiel...-dije en tono suplicante.

Se volteó violentamente y me tomó de la cintura guiándome calle abajo.

Fuimos en silencio unos momentos. Castiel parecía querer regresar y matar a Nathaniel. Ese rubio siempre terminaba metiéndose en lo que no le importaba. Cada vez que estaba sola aprecía súbitamente a hacerme la plática.

Entramos a un edificio de apartamentos. Y de repente los nervios terribles volvieron. En el ascensor estuvo callado también y juré vengarme de Nathaniel por arruinarme mi primer mes de noviazgo con Castiel.

Me hizo pasar. Era un apartamento mediano decorado en distintos matices de gris. La sala y la cocina estaban separados sólo por una barra y los sillones eran de cuero negro. Estaba todo bastante limpio. Un enorme perro negro vino moviendo el pequeño rabo.

-Demonio-dije y me agaché a acariciarle las orejas. El perro quizo lamerme la cara pero Castiel lo detuvo.

-Lo siento amigo, sólo yo la puedo besar.-dijo a su perro.

Dicho esto me tendió una mano para levantarme y estrecharme entre sus brazos. Luego me besó vehemente.

-Te tengo una sorpresa, Nettie-dijo- Sé que estás muy sola cuando tu tía sale de viaje. Así que-dijo y entró a una habitación trayendo un bulto blanco y peludo en sus brazos.- Quiero que tengas esto-dijo poniéndome en los brazos.

El mas hermoso perrito cría de maltés me miraba con sus ojos negros refulgentes.

-Es precioso-le dije sin dejar de mirar al cachorrito.- Muchas gracias, Castiel, es lo mas bonito que nadie me ha dado.

Miré a Castiel y dejando el perrito en el suelo me lancé a los brazos de mi novio y prácticamente me lo comí a besos.

-De haber sabido que reaccionarías asi te lo hubiera dado antes-dijo el pelirrojo.

-Yo también tengo algo para ti-dije yendo hacia mi mochila.

Saqué de ella un paquete cuadrado y plano. Venía envuelto en papel rojo y negro (sus colores favoritos) y un moño.

-Espero que te guste-dije.

Castiel desenvolvió el regalo.

-Wow-gritó emocionado perdiendo todo el estilo- El... Es el primer Álbum de Winged Skull en acetato... ¿cómo...?¿Cómo lo conseguiste?

-Tengo contactos-dije.

Era cierto, mi madre había sido cantante y casualmente su última firma había sido con la compañía dónde estaba Winged Skull.

-Es asombroso-dijo.- Gracias.

Dejó el acetato, como si fuera el mas preciado tesoro que hubiese podido darle y luego me dio un beso de agradecimiento.

Me tomó de la cintura con delicadeza para luego estrecharme con fuerza. Succionó mis labios y los mordisqueó. Enredé mis dedos entre sus rojos cabellos, mientras me pegaba mas a él. Su lengua saboreó cada rincón de mi boca, como si no hubiera mas en el mundo.

No sabía hasta donde quería llegar Castiel. Y no sabía si yo estaba dispuesta a llegar hasta el final.

Metió sus manos bajo mi blusa acariciando mi espalda desnuda. Sus dedos llegaron hasta los broches de mi sostén y jugueteó con ellos.

No sabia que hacer, es decir tan sólo llevábamos un mes. Sin embargo, el sonido de mi móvil me sacó de ese predicamento.

-No-dijo Castiel aún besándome.- Se cansarán de llamar.

Luego mi móvil dejó de sonar.

-lo ves-dijo él divertido aún pegado de mis labios.

Sin embargo su móvil empezó a sonar. Intentó concentrarse en la tarea, pero el ruido le cortaba la inspiración.

-¿qué?-contestó por fin, muy molesto- Que inoportuna eres Rosalya.-dijo pasándome su móvil

-Hola Rosa-dije.

-Por supuesto te escapaste con Castiel.-dijo mi amiga- Ya lo sabía.

-Bueno si ya lo sabía,s entonces ¿por qué me buscas?-pregunté divertida.

-Me gusta fastidiar a Castiel, ya sabes-dijo con todo descaro. -Además, Lysandro quería decirle que tiene ensayo esta noche. Quiere estar preparado para mañana en la noche.

-¿Y por qué no ha llamado él?-pregunté.

-Me dijo que Castiel te tenía una sorpresa y no quería interrumpirlos, así que he hablado yo. -dijo Rosalya muy contenta.

-Bueno, ¿a qué hora lo quiere ahí?-inquirí.

-Dice que a la hora habitual.-dijo mi amiga.- Bueno, te dejo. No seas traviesa, Nettie.-rió y yo me sonrojé tanto como el cabello de Castiel, un tono mas rojo que el mío propio.

Corté la llamada y fui hacia la barra de la cocina, dónde Castiel había servido Coca-Cola en algunos vasos.

-Lysandro quiere que vayas esta noche a la hora habitual para un último ensayo.-dije tomando uno de los vasos.

Castiel estaba evidentemente molesto.

-No ha llamado él-dijo simplemente.

-Bueno, ya sabes, Lysandro si tiene eduación, no como Rosa-dije encogiéndome de hombros. Tomé un sorbo del refresco.

-Le habia dicho que quería pasar este día contigo-dijo Castiel, tenía el ceño fruncido pero un ligero sonrojo (encantador por cierto) le recorría las mejillas.

-Bueno, Castiel querido, pasaremos el día juntos-dije - tu ensayo es por la noche, no tiene porque robarnos parte del día. Además también tu habías dicho que debieron ensayar más.

-Es que...-dijo inseguro y con la voz muy baja- tenía la esperanza de que también quisieras pasar la noche conmigo.

Me quedé en blanco un momento. Ya sabía que para eso me llevaba ahí.

-yo...-dije sin saber muy bien que era lo que quería expresarle- yo...

Estaba tan sonrojada que no podía hablar. Aunque no sabía que tenía que ver una cosa con la otra.

-No entiendo muy bien lo que quieres decirme, Castiel.-dije por fin. - ¿A qué te refieres exactamente con que quieres que pase la noche contigo?

Necesitaba saber, de verdad, para tomar una decisión. De repente sentí un ligero sofoco, mientras lo veía venir hacia mí.

Tomó mi cintura de nuevo y se concentró en mi cuello. Mi punto débil y él lo sabía. Un gemido rompió el silencio al salir de entre mis labios.

Luego llevó su boca a la mía, dándome un beso sumamente sugestivo. Me dejó con ganas de mucho mas, besando ahora el otro lado de mi cuello haciéndome suspirar mientras respiraba cerca de mi oído.

-Tu lo sabes-dijo con voz ronca.

-dímelo tú-insistí. Mi voz sonaba suave y ronroneante.

Me estrechó aún mas y bajó sus manos a mis caderas.

-Lo sabes-dijo- Sabes que deseo pasar esta noche haciéndote el amor, una y otra vez-soltó por fin con una voz tan cargada de sensualidad, tan baja, que podría haberme derretido en ese momento.