SORPRESAS DESAGRADABLES

Harry estaba apoyado en la cabecera de la cama con la mirada perdida, estaba pensando en los sucesos ocurridos el curso pasado y en lo que eso iba a afectarle a su vida.

Harry es un chico de dieciséis años, alto, apuesto con un pelo negro revuelto imposible de domar, unos ojos color esmeralda que hipnotizan y una musculatura perfecta. Ese año había cambiado mucho y el no se había dado cuenta pero no había lugar a donde fuera que no lo siguiera la mirada de alguna jovencita, si prestara atención se podría dar cuenta de la cantidad de suspiros que se oyen en las zonas por las que pasa, pero el tiene otras preocupaciones en la cabeza como para estar pensando en eso.

Por su cabeza pasan ideas de cómo destruir los horcruxes que quedan y donde buscarlos, cuando por la ventana abierta de su habitación de Privet Drive entra volando una lechuza marrón con manchas blancas.

-Que extraño no esperaba que alguien me escribiera.-se levanta y va hacia el escritorio donde la lechuza lo espera impacientemente, siendo vigilada por Hedwig su lechuza blanca.

-Estate quieta, no te puedo quitar la carta- Después de forcejear un rato y resoplando, atrapa a la lechuza, cogiendo el rollo de pergamino se dispone a leerlo pero antes se levanta y le da algo de comer a la lechuza.- ¡Que extraño tiene el emblema del ministerio!

-¡Harry! Baja a comer ahora mismo.

-Ahora voy tía Petunia-Bufo el aludido dejando el rollo de pergamino encima de la cama y dirigiéndose con rapidez a la puerta de su cuarto.

Cuando bajo todo esta normal o casi normal ya que los Dursley le ignoran, como siempre además de no haberle esperado para empezar a comer, pero en su plato hay mas comida de la acostumbrada, no es que sea mucha, mas bien es una miseria, pero es algo mas.

-¡A que esperas para sentarte mocoso¿A que se enfríe la comida?-bramo tio Vermon

-No… eh... ya voy-Se sentó y empezó a comer, cuando una pregunta de tía Petunia le explico el porque de mas comida.

-¿y a donde vas a ir a vivir cuando cumplas los diecisiete? Porque aquí no te vas a quedar.

-Todavía no lo se.

-Pues ya lo puedes ir pensando porque quedan tres semanas para tu cumpleaños ¿Por que es el treinta de julio no?

-No, es el treinta y uno.

-Que mas da un dia mas o un dia menos, tu solo vete de casa.

-Cuando sepa a donde voy os lo digo pero supongo que iré al caldero chorreante.

-Si, si donde tu digas.-comento con desprecio tía Petunia.

El resto de la comida paso sin mayores incidentes. Cuando sube a su cuarto coge el pergamino enrollado de encima de la cama, y se pone a leer la carta.

Estimado Señor Potter:

Le rogamos acuda pasado mañana al ministerio de magia para poderle hacer entrega de la herencia del difunto Albus Dumbledore, el testamento se leerá a las 12:00 del medio día, en el despacho numero 278 del tercer piso.

Atte. Minerva McGonagall

Subdirectora de Hogwarts

-Así que era para eso-dijo mientras una lagrima resbalaba por su cara-Tendré que llamar a Hermione para ver si me puede venir a buscar

Deja el pergamino en la mesa y se tumba en la cama mirando al techo.

-Hermione…-susurro ¿¡Que te pasa Harry!?¿No te estarás enamorando de Hermione verdad? No, no puede ser a ti te gusta Ginny. Ya pero ¿Por qué últimamente piensas todo el rato en Hermione?-Va será porque la muerte de Dumbledore me ha afectado demasiado, será mejor que baje a llamarle por teléfono no vaya a ser que no me pueda venir a recoger.

Así que se dirigió con todo el sigilo que pudo al salón, ya que sus tíos y su primo todavía se encuentran en la cocina y el no quiere que vengan a meter las narices donde no les llaman. Marco el numero de Hermione saltaron dos tonos y contesto una mujer.

-¿Si, dígame?

-Hola buenas tardes ¿Esta Mione? Soy Harry un compañero suyo del colegio.

-Harry cielo si ahora se pone…-y se oye gritar- ¡Hermione hija te llama ese chico que tanto te gusta, Harry!

-Si ya voy. Y deja de gritar no vaya a ser que te oiga.

Harry estaba como un tomate, como que le gustaba a Hermione

-Vale, vale pero baja ya-y volviendo a hablar con Harry-sabes Hermione habla mucho de ti, de lo valiente y guapo que eres…

-Ya mama cállate ya y pásame el teléfono-lo coge y dice- ¿Si?

-Eh… Hola…eh… Mione-dijo titubeante Harry, estaba rojo y no sabia que decir.

-Harry ¿te pasa algo¿Que te ha dicho mi madre para que estés así?

-Nada, no te preocupes. Llamaba porque necesito que me hagas un favor.

-Tú dirás.

-Veras hoy he recibido una carta del ministerio pidiéndome que vaya allí porque se va a leer el testamento de Dumbledore, y me preguntaba que ya que tu te sabes aparecer y desaparecer¿podrías pasado mañana aparecerte en mi habitación para que a los Dursley no les de un ataque, y desaparecerte después conmigo en el ministerio?

-Claro, pero Harry eso no me lo tienes ni que pedir además yo también he recibido esa carta y supongo que Ron también así que estaremos los tres juntos. ¿Te parece bien si voy a tu casa a las 11:30?

-Perfecto, entonces nos vemos el viernes.

-Besos.

-Lo mismo.

Cuelga el teléfono se da la vuelta y ve a los tres Dursley detrás de él.

-¡Eh tu mocoso¿Con quien hablabas?

-Con una amiga

-¿Cuantas veces te hemos dicho que no queremos saber nada de los anormales de tus amigos?

-¡No les insultes!

-¡No me grites!

Harry se da la vuelta hecho una fiera y se va a su cuarto, estaba tan ensimismado que no se da cuenta de que un muchacho rubio esta sentado en su cama mirándolo, bastante nervioso, hasta que no dice- Eh hola Pott… Harry.

El aludido levanta la mirada, y su cara pasa desde el desconcierto, la sorpresa, hasta la ira.

-¡TU¿QUÉ HACES AQUÍ?-grito Harry sacando su varita y apuntando a Draco Malfoy con ella-¡POR TU CULPA DUMBLEDORE ESTA MUERTO¡ERES UN TRAIDOR¿PARA QUE HAS VENIDO, PARA MATARME?

-Espera por favor déjame hablar¿deberás crees que soy tan idiota de venir aquí, a la casa de una de las personas mas protegidas, estando como están todos los aurores del ministerio buscándome sino tuviera una buena razón? Necesito hablar con Weasley, Granger y contigo. No os quiero hacer daño, toma mi varita, por favor…

Harry estaba estupefacto, odiaba a Malfoy con todas sus fuerzas pero le parecía que lo que estaba diciendo era verdad.

-¡Ven!

-Ambos bajan hasta el salón y allí se encuentran a los tres Dursley viendo la televisión, que se quedan muy asombrados al ver a Malfoy, Vermon va a decir algo pero Harry no le deja.

-No se te ocurra decir nada.-dijo con una voz tan fría que nadie le llevo la contraria.

Va hasta el teléfono, y llama a Hermione. Que esta vez es ella la que coge y no su madre.

-¿Si?

-Mione soy yo Harry, os necesito a ti y a Ron urgente en casa, por favor venid y no te preocupes y apareceros en el salón mismo, os espero aquí, y date la más prisa que puedas.

-Voy.-Y se oyó el clic del corte de la línea.