.
Prologo
.
La poderosa bruja de erizados cabellos azules lanzo todo su poder contra la princesa de la luna.
— ¡Curación lunar, Acción!
El cetro de la princesa lanzo un haz de luz plateada que hizo frente al poder oscuro de Metallia.
—Ríndete princesa—Gruño la bruja—Quizá estés soñando con un bello futuro—Incremento la fuerza de su ataque—Pero el mundo ya está manchado, es sucio y malo.
— ¡No! —Grito la princesa Resistiendo el ataque, su frente estaba perlada de sudor—Yo tengo fe en el mundo que mis amigas trataron de proteger.
— ¿Fe en el amor, en la amistad? —Se burló—No puedes confiar en nadie en este mundo corrupto—Metallia incremento todo su poder en contra de la princesa.
—Por favor, por favor Cristal de Plata—Susurro la princesa—Hazme creer en el mundo, con la misma fuerza que ellas…—El recuero de sus amigas vino a su memoria.
—No deberías hablar del amor tan fácilmente Serena—Sonrió Amy.
—Oigan no me malentiendan, no siento nada especial por Nicholas—Se quejó la pelinegra.
—No tiene nada de malo estar enamorada—Lita levanto su pulgar—Decídete de una vez por todas.
—Está bien…—Susurro Minako—Seré la más dichosa si Armand y tu encuentran la felicidad.
—Amigas…—El sudor corría por su frente pegando los rubios cabellos—Por favor Sailor Senshi—Sintió como los espíritus de sus cuatro amigas se fundían con el suyo.
— ¡Por el poder de Mercurio!
— ¡Por el poder de Marte!
— ¡Por el poder de Júpiter!
— ¡Por el poder de Venus!
— ¡Por el poder del Prisma Lunar!
El ataque combinado de las cinco chicas impacto a la bruja desintegrándola. Sailor Moon cayó sobre el hielo agotada.
—Muchas gracias amigas…
Una luz de color rosa inundo todo el lugar destruyéndolo. Los cuerpos de las que fueran las Sailor Senshi se extinguieron en la soledad del Polo Norte.
Cuando me levanto en la mañana, veo como el viento mueve las cortinas blancas como la nieve. El reloj cucú suena para decirme que ya son las siete, y entonces mama grita "Ya levántate o llegaras tarde a la escuela", le contesto a medio dormir "Por favor déjame dormir tres minutos más". Todos los días llego tarde a la escuela y la maestra me hace estar parada en el pasillo, también saco malas calificaciones en los exámenes.
Después de clases comemos hotcakes, y quedamos fascinadas con los vestidos de fiesta que están en los aparadores de las grandes tiendas.
Me encantaría volver a tener una vida así…me encantaría…
.
Capítulo 1: Una chica normal.
.
— ¡Serena! —Grito la pequeña gatita negra en la entrada del cuarto de baño.
La rubia levanto la cara y un hilo de sangre corría por la parte derecha de su cara, desde la cien hasta la barbilla.
—Luna…—Serena miro a su consejera, y luego bajo la mirada sintiéndose culpable—No es tan malo como parece—Sonrió mientras los rubios mechones cubrían sus ojos—Las heridas en la cara tienden a sangrar demasiado—Respondio mientras lavaba la sangre de su cara.
—No puedes seguir haciendo esto sola—Luna negó con la cabeza—Tu eres la princesa de la Luna, si algo te sucediera…
La rubia dejo escapar un suspiro y se secó la cara con una toalla. Miro a Luna y camino hasta ella tomándola en brazos.
—Ya hemos hablado de esto. Ya han pasado cuatro años—La mirada de la rubia se tornó triste—Ellos merecen tener una vida normal, una vida sin preocuparse por las amenazas del mundo.
—Tú eres la princesa de la Luna y…—Protesto Luna.
—Si lo soy—Interrumpió Serena—Por lo tanto es mi misión proteger este mundo. Aunque tenga que hacerlo sola—Su tono no dejaba lugar a negativa.
Había pasado un rato desde su pequeña discusión con Serena, y Luna habia decidió hablar con Artemis, esa situación no podía seguir de aquella manera.
—Ella no sobrevivirá si sigue haciendo las cosas así, no importa lo que diga—Luna miro a su compañero—Este nuevo enemigo aún no se ha mostrado, solo ha mandado youmas a atacar la ciudad. La última vez Serena termino muy lastimada.
—Lo se Luna, pero es la decisión que ella ha tomado, y es nuestra princesa, no podemos contradecirla—Declaro Artemis.
—Podemos hacerlo si es por su seguridad—Dijo Luna molesta.
—Ella se sentiría traicionada—Respondio el—En el peor de los casos nos tiene a nosotros, además se ha vuelto muy fuerte.
— ¿Entonces solos nos queda verla morir en silencio? —La desesperación era palpable en su voz.
—No lo sé Luna—Respondio—No lo sé…
Ambos se quedaron en silencio mirando por la ventana como la rubia preparaba sus cosas del día.
Ajena a la vista de sus consejeros Serena se servía algo de cenar, había tenido un día realmente pesado en la oficina y eso aunado a las numerosas contusiones de su anterior batalla había provocado en ella un cansancio extremo.
Se sentó a la mesa y miro una fotografía en uno de los muebles. Era ella y su familia, una familia de la que no había sabido desde hace tres años. Desde aquella noche en que su padre le pidiera abandonar la casa.
"En esta casa tenemos reglas, y no podemos soportar tus salidas hasta altas horas de la noche"
Su madre solamente había llorado ante la inflexibilidad de su padre, y ella no pudo hacer más que tomar sus cosas e irse. Esa noche había dormido sola en un parque, pero toda aquella transición la había ayudado a crecer y madurar.
Ahora era una mujer de dieciocho años, tenía un buen empleo y un apartamento pequeño pero cálido.
Era una tarde despejada, y el sol comenzaba a ocultarse en el horizonte cuando la rubia salió de su empleo. Camino tranquilamente por el parque sintiendo como el viento mecía sus largas coletas y algunos mechones de su cara. Tenía todo el fin de semana por delante y estaba dispuesta a pasarlo en casa, ver algunas películas, comer helado y tal vez una caja de galletas.
Estaba por llegar a su hogar y giro en una esquina cuando de repente choco con algo o alguien. Ambos cayeron al suelo.
Serena levanto la mirada y se topó con aquellos ojos que jamás creyó volver a ver.
—Tu…
Había regreso a Japón hace un par de días y aun se sentía algo extraño. Los últimos tres años los había pasado en Estados Unidos estudiando para ser un gran médico, por lo cual todos sus amigos estaban en aquel lejano país.
Pero algo lo llamaba de regreso a Tokio, a su lugar natal, aun no sabía bien que era, pero tenía la necesidad de estar allí. Era cierto que el ya no tenía conocidos en Tokio, tal vez solo su mejor amigo Andrew.
Iba caminando tranquilamente cuando una pequeña figura lo impacto tirándolo al suelo. La chica de rubios cabellos cayó encima de él, y el quedo impactado por el brillo de sus ojos.
—Tu…—Dijo ella sorprendida.
— ¿Serena? —Pregunto el un poco aturdido.
—Darién—La chica se quitó de encima y ambos se pusieron de pie. Serena se había quedado fría de la impresión ya que jamás pensó encontrase con el pelinegro en aquella ciudad, se suponía que él estaba en América. El pelinegro había cambiado, ahora estaba más alto y fornido y sobre todo más guapo.
Por un momento se perdió en la profundidad de sus ojos azul oscuro. Aunque jamás lo hubiera admitido ante Luna y Artemis, aquel hombre era la razón de mayor peso en su decisión de no despertar a los demás. Lo había perdido ya un par de veces, y además no quería obligarlo a estar con ella solo por lo ocurrido en el pasado. Aunque aquello le dolía en el alma, prefería que él tuviera su felicidad lejos de ella.
Sin poder evitarlo las imágenes de su último encuentro en la base del Negaverso vinieron a su mente.
— ¿Tu eres Tuxido Mask? —Pregunto Sailor Moon, al ver como el pelinegro se transformaba en el héroe de smoking.
—Fuiste muy valerosa este día—Dijo el mirándola detrás del blanco antifaz—Ahora yo me encargare de esto.
— ¡El que debería irse eres tú! —Grito ella preocupada—Tuxido Mask, estas herido.
—Sailor Moon, no te preocupes—Susurro Tuxido—Yo te protegeré.
—Tuxido Mask…—Contesto Sailor Moon, con un sonrojo en sus mejillas.
—Ya basta de tanta charla no te parece—Zoycite dio unos pasos hacia la pareja—Arreglemos este asunto y esta pelea, Tuxido Mask.
—Sí, claro—Encaro al general de la oscuridad—Pero antes debes prometerme no hacerle daño a Sailor Moon.
— ¿Por qué no? Espero que sea una pelea limpia…—Declaro del general—…Si una pelea limpia—Sin que Sailor Moon y Tuxido Mask se dieran cuenta, el general hizo levitar una gruesa estalactita de hielo—Lo he logrado Tuxido Mask.
Tuxido Mask se enfrentó al general, pero antes de poder atacar, Zoycite movió lentamente su mano.
—Ahora…—La gran pieza de hielo fue lanzada a la Senshi de la Luna.
Pero antes de que esta impactara a la chica, el pelinegro se lanzó para protegerla. La barra de hielo atravesó el cuerpo del joven lanzándolo al suelo. Sailor Moon se giró para mirar atónita como su amado caía herido entre sus brazos.
— ¿Te encuentras bien? —Dijo con la preocupación en su voz.
—Lo importante es que tu estés bien—Levanto una mano y acaricio su mejilla— ¿Ahora vas a llorar? ¿Qué sucede? —Dijo con un hilo de voz—Es bueno que estés a salvo—Su mano cayó pesadamente al suelo.
— ¡Tuxido Mask! ¡Tuxido Mask! —Grito Sailor Moon—Tuxido Mask…—Una lágrima corrió por su mejilla cristalizándose, y desencadenando el despertar de la princesa de Luna.
El semblante de Serena se tornó serio y sombrío, y esto no pasó desapercibido para Darién.
— ¡Vamos, no te pongas así!, llevo solo un par de días en Tokio y ya has chocado conmigo Cabeza de Chichones—Dijo el pelinegro con una sonrisa. No podía negar que aquella niña que en el pasado habia estamos molestando, ahora se había convertido en una hermosa mujer.
— ¡No me llames Cabeza de Chichones! —Grito ella dejándolo sordo, sonriendo, pero por dentro un escalofrió la recorrió al recordar como el hombre que había amado murió en sus brazos.
—Me alegra darme cuenta que aun conservas esa habilidad para gritar tan fuerte como para despertar a los muertos—Sonrió, mientras se tapaba los oídos.
En una reacción automática la rubia le mostro la lengua, y ambos se soltaron a reír.
—Hace mucho que no hacia esa mueca a nadie—Confeso ella—Supongo que no hay nadie más irritante que tú.
—Me llevo el primer lugar—Admitió el.
— ¿Qué haces en Tokio? —Pregunto—Pensé que estabas en América, ¿O es que acaso eres tan irritante que te corrieron a patadas?
—No…—Contesto con aires de superioridad—Un intelecto como el mío es bien apreciado en América. Solo regrese de vacaciones—No sabía por qué, pero sentía una enorme atracción hacia aquella mujer—Serena…
— ¿Qué sucede?
— ¿Qué harás esta noche? —Pregunto el con un leve sonrojo en sus mejillas— ¿Quieres cenar conmigo?
La rubia sintió como su corazón dio un salto ante aquella proposición, y sin esperar más asintió.
—Claro.
La pareja se encamino hasta un pequeño restaurante ubicado cerca del parque número diez. Durante el camino él le había platicado sobre la universidad y sus amigos en Estados Unidos. La chica le platico sobre cuanto había cambiado su vida en los cuatro años.
Llegaron al lugar y pasaron la velada cenando y platicando animosamente. Serena platicaba a Darién cosas que no le había dicho ni a Luna. El pelinegro era un oyente perfecto, no juzgaba, no interrumpía, solo asintiendo mientras la miraba con sus hermosos ojos azul oscuro. Era realmente simpático.
Por su parte Darién estaba sorprendido ante el cambio y la madurez de Serena. Aunque también sentía un poco de pena de que alguien tan inocente y despreocupado como lo era Serena hubiera tenido que pasar por todo aquello en la soledad. Ahora entendía cuál era su razón de regresar a Tokio.
Durante las semanas próximas Serena y Darién habían salido varias veces. Todo aquello era un sueño para Serena, ya que Darién realmente se preocupaba por ella sin la obligación ligada a su vida pasada, sin el amor pasado de la princesa Serenity y el Príncipe Endymion. Ahora solo eran Serena y Darién. Pero no todo podía ser felicidad. Pasados dos meses del último ataque, un Youma apareció.
Sailor Moon tuvo que volver al ataque para salvar a los habitantes de Tokio. Sin embargo había algo diferente en esta ocasión. El youma solo había sido una trampa, en unos instantes el parque se había tornado oscuro y decenas de youmas rodearon a la Senshi.
La rubia lanzo un poderoso ataque con su cetro, pero los youmas seguían apareciendo. Uno de los seres de la oscuridad se lanzó para atacarla, pero antes de que el impacto llegara, una rosa atravesó al youma destruyéndolo.
La rosa atravesó el suelo y quedo sobre este inmóvil. El corazón de Sailor Moon, comenzó a latir con fuerza al ver aquella rosa. Aunque no lo admitiera había fantaseado tantas veces con aquel momento que no podía creer que estuviera sucediendo, aquello le hizo sentir mariposas en el estómago.
Sin embargo, cuando miro detenidamente la rosa, se dio cuenta que no era roja. La rosa que estaba delante de ella era blanca y brillante. Sin saber por qué las mariposas en su estómago se intensificaron y una presión comenzó a anidar en su pecho.
Levanto la mirada y lo vio. Un hombre vestido con blancos ropajes la miraba desde lo alto de unos de los árboles. Su cara estaba cubierta por un velo dejando solo al descubierto sus intensos ojos azules.
— ¿Te encuentras bien? —Pregunto el enmascarado con una profunda voz grave.
—Sí, gracias—Respondio ella.
El hombre salto para quedar cerca de Sailor Moon, y poder luchar espalda con espalda. Sailor Moon lanzo ataques con su cetro, mientras el hombre de blanco lo hacía con su cimitarra.
—Debemos encontrar un mejor lugar para luchar—Declaro el hombre—Este lugar es muy pequeño.
—De acuerdo—Respondio ella— ¿Alguna idea?
—Al norte, hay una zona despejada—Contesto sin dejar de atacar—Es una zona más abierta.
Ambos se lanzaron en el aire alejándose seguidos por los youmas.
—Debemos hacer que nos sigan hasta los muelles—Dijo el, saltando entre los edificios—Solo entonces tendremos una oportunidad.
Llegaron hasta lo zona indicada y de acuerdo a plan pudieron acorralar a los youmas en una sola zona y destruirlos por completo.
—Estoy agotada—Se quejó Sailor Moon.
—Creo que es demasiado rápido para descansar—Dijo el mirando al frente.
Varias enormes sobras aparecieron delante de ellos. No eran como los youmas normales, estas sombras se movían en la oscuridad y parecían ser parte de ella.
—Creo que estamos en problemas—Sailor Moon, se posó a un lado del guerrero de blanco, estaba realmente preocupada, instintivamente llevo una mano hacia su pecho, hasta el Cristal de Plata.
—No creo que esa sea una buena opción—Dijo el, de alguna manera comprendió lo que la chica pretendía.
—Mi madre fue capaz de destruir las fuerzas del Negaverso con el poder del Cristal de Plata—Respondio ella con un aire de melancolía.
—La Reina de la Luna murió después de eso—Contesto.
— ¿Quién eres tú? —Pregunto Sailor Moon, confundida— ¿Cómo sabes que mi madre fue la Reina de la Luna?
—Digamos que soy un viejo amigo del reino de la Luna—Contesto—Puedes llamarme Caballero de la Luna. De cualquier manera no debes usar el Cristal de Plata. Si lo usas podrías morir.
—Lo se…
—Si tú mueres ¿Quién protegerá la Tierra?
—Creo que llegara el momento de despertar a las otras guerreras—Su voz sonaba triste.
—Tiene que haber otra manera—Los ojos azules del Caballero se afilaron.
—Luna siempre dice que yo debería pedir ayuda cuando la necesito—Confeso.
El caballero movió su mano lentamente y la entrelazo con la de Sailor Moon.
—Sailor Moon, yo estoy contigo.
El Cristal de Plata brillo como nunca antes. Una metamorfosis se desencadeno en Sailor Moon. Aun con las manos entrelazadas con el Caballero de la Luna, su traje de Senshi cambio, evoluciono.
El cuello de marinero, al igual que la falda adquirió un color gris plateado, al igual que los adornos de los guantes. Las botas se volvieron blancas con una franja dorada en la parte superior adornadas con una luna en cuarto creciente. El listo del pecho se volvió blanco y el de la espalda de un gris plata terminando con largas tiras de color plata y blanco. La tiara en su frente desapareció, y en su lugar brillo dorada la luna en cuarto creciente. El cetro que sostenía en su mano libre, evoluciono hasta convertirse en un gran báculo plateado con una luna dorada en la punta. En medio de la Luna, brillaba imponente el Cristal de Plata.
— ¡Réquiem Plateado de la Luna!
El poderoso halo de energía de plata inundo por completo el lugar, y toda la ciudad, limpiándola de toda la energía negativa.
—La ciudad está a salvo—El Caballero de la Luna se acercó a Sailor Moon quien sintió como toda su energía la abandonaba mientras volvía a su forma normal de Senshi, para luego perder su transformación.
—Pero aún hay mucho que hacer—Respondio en un susurro—Muchos de los seres oscuros escaparon—La pierna de Serena sangraba y tenía varias heridas en su rostro.
—Debes descansar, has hecho un excelente trabajo—Dijo tomándola en sus brazos.
La rubia se acurruco contra el firme pecho del hombre y lentamente dejo que todo el cansancio la venciera.
Había estado llamando a Serena toda la tarde, sentía la necesidad de verla, pero la rubia no había atendido ninguna de sus llamadas, y eso realmente lo tenía muy preocupado. Le había dejado un mensaje prometiendo llamar más tarde, pero después de un par de horas volvió a llamar y no hubo respuesta. Se había tratado de convencer a si mismo de que solo estaba ocupada o algo así. Pero algo en su pecho le decía que las cosas no estaban bien.
No podía soportar más aquella situación, ya eran altas horas de la noche y no sabía nada de Serena, sin dudarlo se encamino rumbo al departamento de la rubia. Aquello lo hizo darse cuenta de lo importante que era esa mujer para él, y que no soportaría la sola idea de poder perderla… no, no quería pensar en ello.
Camino por el pasillo que daba hasta la puerta de Serena, mientras sentía como el corazón le latía con fuerza y las manos le temblaban levemente. Un escalofrió le recorrió el cuerpo cuando quiso tocar la puerta y se dio cuenta que estaba entreabierta. La empujo lentamente y lo que vio lo dejo helado.
Serena se encontraba en el sofá, al parecer estaba inconsciente y tenía varias heridas en todo el cuerpo. Un hombre vestido con extrañas ropas blancas estaba hincado delante de ella, limpiando sus heridas.
— ¿Qué demonios está pasando aquí? —Darién se precipito hasta quedar delante de aquel hombre.
El Caballero de la Luna se giró y miro directamente a los ojos de Darién. La mitad de su cara estaba cubierta.
—Solo me aseguro de que mi señora este a salvo—Respondio el hombre con una voz muy parecida a la suya—Sin embargo, ella necesita de ti…—Dijo el hombre antes de desvanecerse.
El pelinegro quedo un poco confundido con aquella situación, pero aun corrió hasta quedar a los pies de la mujer que amaba. La miro y se sintió culpable de no poder haberla protegido. Tenía golpes en todo el cuerpo y varias heridas abiertas de las que manaba la sangre.
—Serena…
Rápidamente se encamino al baño y busco todo lo que necesitaba en un botiquín. Sus años de estudio como médico tendrían que servir de algo ahora. Pasado un rato, el pelinegro había limpiado las heridas y logrado parar el flujo de sangre. La rubia respiraba tranquilamente y lentamente abrió sus ojos.
—Darién…—Susurro ella.
—Me tenías muy preocupado—Respondio— ¿Qué sucedió?
—Tal vez deberías dejarla descansar—Dijo una fina voz femenina detrás de él.
Al escuchar aquella voz, Serena palideció y se levantó de golpe, mirando a la dueña de aquella voz. El pelinegro se giró para mirar a la pequeña gatita negra con una luna en la frente, ella era la que había hablado.
—Luna…—Serena quiso reprender a su mentora.
—Serena necesita de tu ayuda—El hombre de blanco apareció de nuevo, y junto a él un gato blanco con una luna dorada en la frente—Ella estuvo a punto de morir hoy, no podemos permitir que eso suceda de nuevo—El hombre se descubrió la cara revelando un rostro idéntico al del pelinegro.
— ¿Qué está pasando? —Pregunto Serena, viendo a los dos Darién.
—De manera inconsciente Darién me creo para que te protegiera—Respondio el hombre de blanco—Pero ahora ella necesita al verdadero Darién, ella necesita a Tuxido Mask, y a Endymion.
— ¡No! —Grito Serena.
Pero fue muy tarde, las palmas de ambos hombres se juntaron fundiéndose en uno solo. Millones de imágenes y recuerdos golpearon la mente de Darién. Pero sin duda lo que más dolió fueron los últimos momentos de su vida como Tuxido Mask.
—Lo importante es que tu estés bien—Levanto una mano y acaricio su mejilla— ¿Ahora vas a llorar? ¿Qué sucede? —Dijo con un hilo de voz—Es bueno que estés a salvo—Su mano cayó pesadamente al suelo.
— ¡Tuxido Mask! ¡Tuxido Mask! —Grito Sailor Moon—Tuxido Mask…—Una lágrima corrió por su mejilla cristalizándose, y desencadenando el despertar de la princesa de Luna.
El recuerdo cambio, y ahora el ya no era Tuxido Mask, era Endymion, el líder de los generales del Negaverso, y su misión era asesinar a Sailor Moon, a la princesa de la Luna.
—Endymion, acaba con la princesa—Ordeno Beryl. Y a su lado apareció el joven príncipe de la Tierra, enfundado en su regia armadura negra.
—Si señora—Respondio el pelinegro y se encamino hasta Sailor Moon, que se encontraba de rodillas en el suelo.
Endimión lanzo una estocada con su espada, pero Sailor Moon la esquivo arrojándose a un lado. En un rápido movimiento Sailor Moon apareció su cetro y convoco su poder.
— ¡Curación Lunar, Acción!
El brillante poder de la princesa de la Luna, impacto al pelinegro pero no tuvo ningún efecto en él.
—Es inútil—Escupió las palabras con burla Beryl—Aun eres una princesa novata, aunque uses el Cristal de Plata, no podrás eliminar la energía de la Negafuerza, que hay en el cuerpo de Endymion. Entiende que es imposible, date por vencida y entrégame el Cristal de Plata.
Endymion se arrojó de nuevo y lanzo otro ataque a Sailor Moon, arrojándola varios metros en el suelo.
—Sailor Moon—Endymion apareció una rosa negra es sus manos—Lista…—Arrojo la rosa negra y esta se transformó en enredaderas atrapando el cuerpo de Sailor Moon atacándola con poderosas descargas de energía oscura. La rubia dejo escapar un gemido de dolor y dirigió su mirada al hombre delante de ella.
—Darién…—Una lagrima rodo por sus mejillas al recordar al hombre del que estaba enamorada, un hombre que dulcemente la llamaba Cabeza de Chichones— ¡Ahhh! —Grito cayendo al suelo sin energías con el rostro cubierto en lágrimas—Darién.
El pelinegro camino hasta quedar frente a ella y sin dudarlo le dio una patada que la arrojo unos metros en el suelo. Luego la tomo del cuello y la levanto en el aire, atacándola con oscuras descargas de energía.
Sailor Moon vio los ojos del hombre. Su mirada era fría, lejana y ausente, aquel hombre no podía ser Darién, no podía sentir esa calidez en él. Su mano apretaba con fuerza el cuello de la chica haciéndole daño.
Pasados unos segundos, Endimión arrojo el cuerpo de Sailor Moon al suelo, y se encamino dispuesto a cortarle la cabeza.
—La fuerza Nega pronto volverá a la vida—Susurro Beryl—Cuando el mundo esté lleno de energía negativa, el Cristal de Plata nos será muy útil. Entonces veras que has trabajado mucho para nada ¡Tus esfuerzos y tu trabajo han sido inútiles! ¡Niña tonta!
Sailor Moon se arrastró tratando de alcanzar el cetro, y recordó a su amigas, recordó como una a una fueron muriendo, y una nueva fuerza se apodero de ella.
Endymión levanto su espada dispuesto a tomar la cabeza de la princesa de Luna, pero fue impactado por el disco de energía dorada de Sailor Moon. El pelinegro cayó al suelo gravemente herido, y la Tiara Lunar cayo inerte junto a él.
Sailor Moon estaba agotada, no podía creer que todo aquello estuviera sucediendo. Había perdido a sus amigas, y ahora se veía obligada a atacar al hombre que amaba.
Totalmente poseído por la energía oscura, Endymion se puso de nuevo de pie dispuesto una vez más a matar a Sailor Moon.
—Sa-Sailor Moon…
—Detente…
El pelinegro levanto su espada y arrojo el golpe contra la rubia.
— ¡Detente! —Sailor Moon sostenía entre sus manos el dorado reloj con forma de estrella. Sus ojos estaban cristalinos por el llanto y sus mejillas rojas por todo el dolor que estaba sintiendo—Acuérdate de mí—Suplico sintiendo como su corazón se rompía—Soy la princesa Serenity. Hace mucho tiempo tú y yo nos juramos amor eterno, soy Serenity del Reino Lunar.
Pero el pelinegro no parecía escucharla.
— ¡Todos los que desafían al Negaverso deben morir!
—Estas siendo manipulado por una energía maligna—Intento hacerlo razonar—Antes era una persona bondadosa—Su voz se rompió—Por favor no me obligues a luchar contra ti—Sentía como un dolor se alojaba en su pecho, y un nudo comenzó a crecer en su garganta, sus mejillas le ardían y tenía que controlarse para no derramar más llanto.
Endymion bajo la espada y miro a Sailor Moon.
—Por favor…—Suplico ella.
El pelinegro extendió su mano posándola encima del dorado reloj y su luz lo lleno por completo purificándolo. Él la amaba, la había amado en cada vida, en cada tiempo, y así sería por toda la eternidad. Confundido arrojo la espada a un lado y cayo de rodillas al suelo.
—Darién—La rubia se acercó a su amado.
—Serena…—Miro a la mujer que lo había salvado una y otra vez—Gracias.
—Darién—Lo abrazo—Me da tanto gusto.
Pero la furia de la Beryl estallo y entre sus manos se formó un cristal oscuro.
—No permitiré que te salgas con la tuya—Gruño—No permitiré que vuelvas a quitarme a Endymion—Y arrojo el cristal en contra de la pareja.
Endymion respondió el ataque lanzando una rosa roja que destruyo el cristal oscuro, impactando en el pecho de Beryl. Pero uno de los trozos del cristal había atravesado el hombro del pelinegro.
—Endymion, quiero saber de qué lado estas—Susurro Beryl, lastimada física y mentalmente—Si te hubieras casado conmigo, habrías sido el rey, el gobernante del mundo entero—Su pecho comenzó a agrietarse.
—No, espera un momento—Susurro Sailor Moon, con Endymion en sus brazos.
— ¿Este es el poder del amor? —Beryl sostuvo la rosa roja en sus manos— ¿Pero es justo? ¿Es justo que el amor que siente Endimión por ella este destruyendo mi cuerpo? —Dijo mirando a la pareja—No entiendo, como es posible…—El cuerpo de Beryl se fundió con la oscuridad.
—Darién…Darién—Sailor Moon dejo caer el llanto sobre su amado.
—Rápido, debes escapar de aquí—Susurro el pelinegro—Debes regresar a la vida normal y encontrar a un buen chico que te quiera mucho—El corazón de Darién se rompía al decir aquellas palabras, el deseaba querer y cuidar a Serena, pero sentía como su vida se terminaba.
—Pero tú eres el único para mi…—Sailor Moon, vio como lentamente los ojos de Darién se cerraban para no volver a abrirse— ¡Darién! ¡Darieeen! —Y se quebró sobre el cuerpo sin vida de su amado.
De alguna manera Serena también había sido participe de la regresión de los recuerdos de Darién y se cubría la cara con ambas manos mientras lloraba. Ella no deseaba que el volviera a sufrir todo eso, ni él ni nadie. Ella debería ser fuerte para protegerlos a todos.
—Shhh, Serena, mi amor todo está bien—Dijo el rodeándola con su brazos—Todo estará bien, estamos juntos.
—No deberías recordar, deberías ser libre—Se sintió frustrada.
—Pero tú eres la única para mí—Dijo el—Tu eres todo lo que deseo en mi vida—Serena levanto la mirada impactada por aquellas palabras—Yo daré mi vida una y mil veces más, si con eso puedo estar contigo para siempre—La abrazo más fuerte y la mantuvo así por un largo rato, sintiendo como sus almas se encontraban de nuevo.
Primer capítulo. Un capítulo de introducción, como podrán darse cuenta tiene muchas escenas del anime.
Espero que sea de su agrado. Como regalito dejo a Infinity Moon. Como no me permiten subir imágenes. Busquen en mi Perfil me cuenta de Facebook donde encontraran el álbum del precio de la paz.
