Disclaimer: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto.
Aviso: Este fic participa en el "Reto: ¡No al romance!" del Foro Secreto en el Valle del Fin.
Summary: Sasori odiaba atender a los clientes del taller. Se había resignado ya a que nadie comprendería el arte de ser marionetista, pero un niño logrará restaurar su fe en la humanidad.
Advertencias: Drabble, What-if.
Marionetista
Era una mañana tranquila en el taller. Después de afilar algunos de los accesorios más novedosos de sus marionetas terminó sentándose frente al mostrador, leyendo con creciente aburrimiento los reportes de su red personal de espías pero estos no hablaban de algo de lo que no estuviera ya enterado.
Odiaba la impuntualidad, principalmente porque era un gasto innecesario de tiempo. Es así como, por extensión, también odiaba atender la tienda los días en los que debía permanecer en la aldea solo por el simple hecho de no existir misiones disponibles. Todo era culpa del Daimyo, ahora eran prácticamente esclavos de Konoha.
Había veces en las que Sasori solo quisiera tomar sus marionetas e irse. La vida de un ninja renegado debía ser mejor que esto.
—No toques eso. —Advirtió mirando un poco por sobre sus papeles al niño que había estado apunto de tocar una de las muchas creaciones que se mantenían en exhibición. Por el sobresalto que dio era fácil suponer que el niño pensaba que había logrado entrar sin ser descubierto.
—¿Qué pasa si lo hago? —Preguntó de manera desafiante.
Sasori se limitó en bajar los papeles y responder de manera impasible, con un deje de sarcasmo en su tono de voz.
—Tienen veneno ¿qué crees que pasará?
El rostro del niño palideció.
—¡¿Por qué hay veneno?! ¡Pensé que solo vendía marionetas!
—Son armas ninja, no juguetes mocoso.
—Chiyo-sama es más amable. —Murmuró para sí con un puchero e ignoró a Sasori a favor de admirar cada uno de los modelos con una mirada que el pelirrojo encontraba un tanto inusual. Normalmente los shinobi que entraban a la tienda solo se fijaban en que la marioneta fuera práctica, que complementará sus jutsus. Esas peticiones eran las que más molestaban a Sasori.
Ser marionetista es un arte, no una simple habilidad que se podía descartar a favor de la utilización de otras técnicas.
—¿Cómo te llamas?
El pequeño de no más de siete años lo miró por un par de segundos con algo de desconfianza antes de finalmente responder.
—Kankuro. Sabaku no Kankuro. —El renacuajo parecía estar orgulloso de su nombre pero Sasori podía entender el porqué. Al parecer se trataba del hijo del actual Kazekage, y por el anterior comentario sobre su inexistente amabilidad esta no parecía ser la primera vez que venía al taller.
—…¿Qué piensas del arte?
Kankuro se mostró confundido por la pregunta. Sus ojos se extraviaron por un par de segundos hacía las marionetas en exhibición y se encendió en ellos una chispa de fascinación. Seguidamente respondió con gran resolución en su voz.
—Sus marionetas son arte.
Los labios de Sasori se curvaron en una pequeña y casi imperceptible sonrisa.
—Sí, eso es porque perduran para siempre.
Notas de la autora:
Siempre me he preguntado que sería de Sasori si no hubiera desertado la aldea, específicamente si conocía a Gaara o Kankuro. Pero supuse que para un drabble sería mejor concentrarme en Kankuro porque Sasori y él comparten un gusto en común, fue entonces que mi inspiración voló xD. Por un momento pensé que me pasaría del límite de palabras pero lo comprobé varias veces y este drabble tiene 450 palabras sin contar el título y las notas.
Gracias por leer y suerte a los demás participantes en el reto ;).
