Prologo: A escondidas

POV Draco Malfoy

Solía observarla todos los días, ella no se daba por enterada, probablemente ni siquiera sabía de mi existencia. Aun así, yo seguía cada uno de sus pasos y me enteraba de cada una de las aventuras que vivía con sus amigos...Potty y la comadreja. No sabría decir desde cuando la espío, solo sé que van unos años desde que lo hago.

Recuerdo, que en un inició, me la pasaba discutiendo con ella, eso fue en los primeros dos años. Era tan pequeño que no conocía otra forma de llamar su atención. Ella se enojaba fácilmente con mis comentarios, incluso llego a golpearme en una ocasión. Pasados los años, supe que hacerla enojar era mi único talento; y me dedicaba a esto con fervor.

Cada mañana, en los salones, en los pasillos, incluso durante el desayuno, utilizaba todos mis recursos para enojarla. Pero...los momentos que vivíamos eran pocos, demasiado cortos, y se volvían nada en mi memoria. Entonces me percate de aquel detalle, ella amaba los libros y pasaba gran parte de su tiempo leyendo en la biblioteca. Desde el día que hice ese descubrimiento...aquella biblioteca polvorienta se convirtió en uno de mis lugares preferidos.

La veía todos los días, entre las cuatro y cuarto o las cinco. Se sentaba en la mesa cerca de los estantes más polvorientos, acomodaba sus cosas y se levantaba a caminar entre los libros. Incluso en una ocasión me atreví a seguirla, y la vi pasar la yema de sus dedos entre los libros con los ojos cerrados...ella jamás fue consciente de mi presencia, y cuando hubo abierto sus ojos yo me escondí tras un enorme libro.

Luego de recorrer los estantes, solía agarrar varios tomos e irse a sentar a la mesa. No sujetaba los libros como solíamos hacerlo todos, ella parecía acariciarlos, los agarraba cerca de su pecho y los depositaba cariñosamente sobre la mesa. Tras minutos de silencio, y tras haber evaluado los índices, seleccionaba uno y comenzaba su lectura. La cual solía terminar a eso de las nueve y cuarto. Luego se levantaba, colocaba todo en su lugar, agarraba sus cosas, se despedía de la bibliotecaria y se iba.

Tras años de vigilancia, sabía a donde ir cuando deseaba ver a la come libros, incluso sabía lo que le agradaba y lo que...de cierta manera, le enojaba o incomodaba. Una vez la vi enojarse porque alguien había tomado uno de sus libros favoritos y había doblado el borde de la página para marcar donde se había quedado. La recuerdo murmurando palabras inentendibles mientras hacía un gesto de desagrado. Desde ese día, deje mi manía de doblar las páginas de los libros, aun cuando ella jamás sabría que, a causa de ella, había aprendido a colocar divisores en mis libros, los cuales no eran muchos realmente.

Mi sexto año se alzaba delante de mi sin muchas expectativas. Parecía ser que se repetiría la rutina de cada año. Cuando subí al andén 9 3/4 en dirección a Hogwarts, solo deseaba llegar e irme a recostar al mismo lugar de siempre. Entonces ocurrió: estaba buscando un lugar donde sentarme cuando me tropecé con la castaña, me lanzo una mala mirada cuando los libros se le escurrieron de entre los dedos y fueron a terminar en el suelo; siendo todo empeorado cuando un Hupplepuff paso corriendo y piso una de aquellas reliquias.

-¡Oye! - se quejó Hermione mirando al chico de primer año que no se había detenido sino que seguía corriendo hacia sabrá él que destino.

Granger se arrodillo a tomar los libros enojada, dude si debía irme o iniciar una de nuestras cotidianas discusiones. Justo cuando iba a abrir mi boca vi que uno de los libros de la castaña se había resbalado unos metros más lejos que el resto, así que me atreví a sujetarlo y en silencio tendérselo. Estaba por dárselo cuando me percaté de que una de las páginas se había doblado cuando la tomé, así que decidí acomodarla para evitar hacer enojar aún más a la castaña.

-No sabía que tenías la manía de no doblar las páginas. - me comento, levante el rostro del libro y me percate que Granger me miraba con curiosidad.

-No la tengo, es...conducta aprendida. - respondí tendiéndole el libro.

-Es lo mejor que has aprendido entonces, las páginas no deberían doblarse, suelen romperse por ese descuido.- me dijo mientras colocaba el libro sobre la pila que sostenía.

-¿Te ayudo?- me atreví a cuestionar al ver la enorme pila que cargaba.

-Voy aquí cerca, puedo sola.- contesto antes de señalar con la barbilla uno de los espacios que estaban a poca distancia.

Me límite a asentir, segundos antes de dar un paso hacia el lado para que ella pudiese pasar. Me miro por un segundo con curiosidad antes de seguir andando y perderse de mi vista. Lance un suspiro y luego camine hasta encontrar a Parkinson, mi amiga se me hecho al hombro al verme y comenzó a contarme todo lo que había hecho durante las vacaciones. La escuche en silencio, a veces escuchándola, otras veces de cuerpo presente y mente ausente.

-Ya estamos por llegar. - me comento Pansy mirando por la ventana mientras se comía una rana de chocolate, suspire volviendo el rostro hacía ella, antes de mirar por la ventana y ver, allá a lo lejos, nuestro destino.

-No tengo mucho ánimo para escuchar a Dumbledore. - declaré dándole un mordisco a la rana que Pansy me había tendido.

-Créeme, a mí tampoco me emociona, podemos irnos a las mazmorras sin que se percaten.- me alentó encogiéndose de hombros.

-Una idea tentadora. - dije dejando salir una sonrisa.

-Pero no verías a tu come libros. - me dijo guiñándome un ojo.

-Golpe bajo, Parkinson. No será más bien que quieres ir a ver a Weasley.- comente burlón antes de volver la vista hacia afuera.

-No lo niego, jamás lo he hecho.- me dijo Parkinson con una sonrisa, era una sin vergüenza, no le temía a nada ni a nadie.

-Si tu padre te escucha eres bruja muerta.- me burle sin mirarla.

-Esa es tu historia, rubio, no la mía. - susurro Pansy antes de enterrar sus ojos en la revista de Rita.

Me acerque hasta sentarme junto a Parkinson y recline mi cabeza sobre su hombro mientras ella leía. Era la única persona de confianza que tenía, además de ser la única con conocimiento sobre mis sentimientos por Hermione Granger. Y claro, la única que me cubría delante de mi padre haciéndose pasar por mi novia. Era una chica fría, a veces demasiado, pero era solo la fachada, por dentro era la más dulce de todas las Slytherins que conozco.

-¿No luce hermoso? - cuestiono mi amiga mostrándome una foto de Weasley, últimamente solía salir en el periódico, desde que es un buen jugador de Quiddich todas lo aman.

-Horrible.- comente ganándome una mala mirada de Parkinson.

-No seas envidioso, rubio. - me dijo burlona.

-¿Envidioso yo? - cuestione poniéndome en pie.

-Si, de la perfección hecha persona.- comentó mi amiga mirando nuevamente la foto de Weasley.

-¡Solo mírame Pansy! Yo soy la perfección en persona. - le dije señalándome a mí mismo.

-No logro verte. - dijo con una sonrisa sin mirarme.

-Esa comadreja es repugnante. - exclamé cruzándome de brazos.

-Vamos, rubio, no te pongas celoso. - comentó riendo antes de ponerse en pie, dejando la revista a un lado.

-Siento que te gusta más Weasley que tu novio oficial. - dije escondiendo la risa que me ocasionaba decir que éramos pareja. Rápidamente, al escuchar el percatarme de que pronto el tren llegaría a su destino, tire de mi camisa para ponerme el uniforme de Hogwarts.

-Ven acá novio querido. - susurró Pansy riéndose nuevamente antes de tirar de mi mano para que me acercara a ella, pero justo en ese instante se abrió la puerta del vagón.

-Sentimos la interrupción. - exclamó Weasley de pie en la puerta con los ojos muy abiertos.

No comprendí el sonrojo que cubría las mejillas de Granger hasta que fui consciente que estaba semidesnudo, con Parkinson sujetándome del brazo a muy poca distancia. Pansy ni siquiera estaba interesada en mi presencia, solo había depositado sus ojos en el pelirrojo. Este, incomodo, se encontraba en un debate interno entre cerrar la puerta o esperar respuesta nuestra.

-No interrumpen nada.- exclamó mi amiga poniéndose en pie y acercándose a donde estaba la comadreja.

-Nosotros estamos aquí...porque...- comenzó a balbucear el pelirrojo, lucía patético, y parecía que Pansy lo ponía nervioso. Aquello no era de sorprender, la mirada azul de mi amiga solía ser muy penetrante en algunos momentos.

-Nos enviaron a avisar que se preparen para arribar. - explicó la castaña desviando la vista.

-Eso hacemos. - susurre mostrando mi camisa, Hermione apenas me dirigió la vista, parecía no querer hacer contacto conmigo.

-Perfecto, entonces, nos vamos. - exclamó Weasley y cerraron la puerta sin más.

-Estaba nervioso. ¿No lo crees? - cuestionó mi amiga volviéndose a sentar.

-Contigo de frente con esa mirada de loca, creo que cualquiera estaría nervioso. - declaré mientras me colocaba la corbata.

-Deja y te ayudo.- me dijo tirando de mi brazo para ayudarme con el nudo.

-¿Iremos a la bienvenida? - cuestioné con una sonrisa.

-Te mueres por volver a ver a tu chica muggle ¿Cierto? - comento Pansy riendo

-Para que decir que no...si sabes la respuesta.

-Si Granger supiese lo que darías por ella...- comentó sin mirarme, sus ojos fijos en el nudo.

- Es mejor así.- susurre

-Si yo fuese Granger...nah no te haría caso estaría demasiado pendiente a Weasley.- dijo antes de dejar escapar una risa estridente.

- ¡No me animes tanto!- le dije empujándola levemente del hombro, dejo salir una risa justo cuando anunciaban que habíamos llegado.

-Recuérdame de nuevo porque te quiero tanto.- me dijo Pansy mientras caminábamos hacía las carrozas.

-Porque soy tu único e inmejorable mejor amigo- respondí mientras subíamos a una de las carrozas.

-Eso de inmejorable esta a discusión. - me dijo mientras esperábamos que se llenase el carruaje, ella recostó su cabeza sobre mi hombro derecho y cerró los ojos.

Cualquiera que nos viese diría que éramos la pareja perfecta. Incluso en Hogwarts solían llamarnos la pareja modelo. No sabían que éramos la farsa más grande que se movía entre las mazmorras. Minutos luego Zabinni, Goyle y Crabbe subieron a la carroza con nosotros y esta comenzó su ascenso hacia Hogwarts. Minutos más tarde ya estábamos entrando por las grandes puertas rumbo al gran salón.

-Incluso se ve más alto. - me susurro la pelinegra mientras estábamos esperando el saludo de Dumbledore. Mire hacía donde mi amiga estaba mirando solo para comprobar que efectivamente hablaba de la comadreja.

-Incluso se ve más tonto. - susurré viéndolo reírse desmedidamente con sus amigos.

-Granger luce más come libros que nunca, y aún así no lo digo. - me respondió con mala cara.

-Si lo dices, lo repetiste siete veces camino acá.- le dije sin prestarle mucha atención

-¡Queridos alumnos! Me regocijo al ver, nuevamente, estas sillas repletas de jóvenes comprometidos y apasionados por la educación. Ustedes son el orgullo de Hogwarts, pese a ciertas situaciones ajenas a nosotros que están en este instante ocurriendo, me emociona y me ánima saber que nuevamente Hogwarts abre sus puertas a un nuevo año escolar. ¡Bienvenidos nuevamente, a Hogwarts!- exclamaba Dumbledore con ánimo y elocuencia, incluso lucia más animado que otros años.

¡Tras un "speech"! que fácilmente tomo unos veinte minutos de mi tiempo, y saco algunas lágrimas de algunos estudiantes, sirvieron la comida. El inicio escolar siempre era animado, luego todo se arruinaba, pero la emoción del primer día no tenía comparación. Todos en la mesa comían, en cambio yo, me encontraba mirando distraídamente hacia la mesa Griffindor. Hermione estaba allí, riendo mientras hablaba con sus compañeros. La observe durante minutos, deseando que llegase el día de mañana y ella se decidiese a pasearse por la biblioteca a leer sus amados libros.

-¡Llevábamos la delantera, entonces vino Weasley de la nada y arruino todo!- le escuche comentar a Zabinni en su plática con Pansy.

-Acepten la derrota con dignidad.- le dijo mi amiga pelinegra burlonamente.

-No fue una derrota normal Pansy, estuvimos a punto...- comenzó a decir Blaise

-Pero no ganaron. - dije mientras me servía los alimentos.

-Tu ni comentes, abandonaste el equipo, desde que te fuiste no ganamos...y lo sabes.- me reprocho el moreno algo enojado.

-Con o sin mí: el equipo es un asco.- comente sirviéndome zumo.

-Potter nos gana dos veces y nos declaras basura. - me dijo Blaise sarcásticamente.

-Ríndanse, no podemos vencerlos.- comente distraídamente.

-Con o sin ti: algún día ganaremos, y será épico.- sentenció el moreno con animo

-Oigan es solo un juego.- interrumpió Pansy para calmar los aires

-No es solo un juego, Pans...- susurre

-Se trata de honor, pelinegra, algún día tenemos que conseguir vencer a los Griffindors. - me apoyo Blaise

- Con Weasley en el equipo, lo dudo. - comentó Pansy lanzando una mirada hacía la mesa de los leones.

Me dedique a cenar en silencio luego de aquel comentario, Blaise por el contrario decidió seguir discutiendo con Pansy la veracidad de sus palabras. Pansy tenía ciertos puntos a favor, el equipo Griffindor era demasiado bueno, no habíamos logrado vencerlos nunca. Tras la frustración yo había decidido abandonar el equipo, pero mi pasión por el Quiddich seguía latente en mi pecho, opacada por los recuerdos de las derrotas a mano del equipo de los leones. Con un suspiro de resignación arroje los pensamientos lejos de mi cabeza. Pensaba que había superado eso, pero cada vez que lo mencionaban volvía a desear formar parte del equipo.

-¿Nos vamos? - cuestionó Pansy poniendo una mano sobre la mía, me limité a asentir y a pasos rápidos abandonamos el gran salón.

...To be continue…