¡Hola! El otro día me vino súbitamente una idea: Escribir Hetalia en una versión 2P! Me pareció buena idea, y espero que a nadie se le haya ocurrido antes que a mí D: Cada episodio del anime equivaldrá a un capítulo. Así que, espero que disfruten. Por cierto, esta historia tratará sólo de Hetalia: Axis Power. Tal vez haga otra historia con los capítulos del World Series, pero todavía no estoy segura de cómo recibirán ésta... y si me alcanzarán las vacaciones de verano Dx (Espero que sí~).

Aclaraciones: Hay pocos datos de la mayoría de los 2P!, por lo que escribiré sus personalidades basándome en lo que encuentro en el fandom. Sobre todo en los blogs de asks de tumblr.

Advertencias: 2P!, puede que un poco de OOC, y semi AU (Es el mundo de Hetalia, pero versión 2P! …Creo que ese ha quedado bastante aclarado). Insultos e instintos psicópatas everywhere.

Disclaimer: Hetalia no me pertenece, tampoco sus personajes. No me pertenecen las versiones 2P! que he visto en internet para basarme en inventar esto. La historia y la trama sí :3.


— Bien… comencemos con la conferencia mundial… yupi—refunfuñó entre dientes un hombre joven, de cabellos rojizos, la tez oscura, y gafas de sol oscuras que ocultaban unos ojos rojizos—Hay que resolver los problemas del mundo uno a uno entre todos—después de decir eso, el americano sintió ganas de vomitar. Vamos, que ni él se creía lo de la cooperación mundial.

Una belga de cabello castaño y ojos rosados se encogió sobre sí misma en el asiento. Un español con el cabello negro atado con una coleta miró con asco el té que una dama le servía. Esa bebida le recordaba a cierta persona muy irritante.

—Si juntamos nuestras fuerzas, incluso el problema más difícil encontrará solución—siguió recitando el estadounidense, que había empezado a tomar con cierto humor su discurso. Sólo debía decir estupideces hipócritas. El discurso que su jefe le había obligado a aprender, estaba grabado en su cabeza, como si hubieran machacado la maldita hoja de papel contra su cerebro un millón de veces usando un bate de béisbol — ¡Ahora sí, digan sus malditas opiniones y terminemos con esto! —finalizó, mientras se sentaba en su asiento, cruzado de brazos. Lo que daría por estar en el estadio dónde los Yankees de New York estaban jugando en ese mismo momento.

Suecia se acomodó la corbata. Sus ojos rojos brillaron con cierta picardía, pero nadie lo notó. Ni siquiera Finlandia, que estaba a su lado. El finlandés rubio estaba más ocupado delineando con su dedo el tatuaje que decoraba su cuello.

Estados Unidos recorrió la mirada por la sala. Nadie parecía querer hablar.

—Bien, si nadie habla, comenzaré yo—hizo una pausa, deseando para sus adentros de que alguien se opusiera. Nadie lo hizo. Malditos —Hablemos sobre el calentamiento global.

Y las demás naciones siguieron en silencio. El americano deseó tener su bate de béisbol para volarles la cabeza a todos de un golpe. No había preparado ningún discurso. ¿Qué debía sugerir…?

—Opino que deberíamos… construir… algo… defensa… ¡Digan algo, motherfuckers!

—Estoy de acuerdo con Estados Unidos—acotó Japón, revolviéndose su lacio cabello negro. Recorrió a las demás naciones con su mirada carmesí. Sobraba gente, cualquiera podría hablar. Aunque en realidad a él tampoco le agradaban esas reuniones, y tampoco estaba de acuerdo con el americano. Casi pudo escuchar cómo éste último le gruñía, a causa de no haber sugerido algo productivo.

Aww, Japón lo hace de nuevo~

El asiático se giró para ver a la nación que había a su lado. Suiza había aparecido a su lado, y, sonriendo, le pellizcó una mejilla.

—Debes dar tu propia opinión—el suizo sonrió, usando un tono de voz de maestra de preescolar que le explica algo a un niño. El nipón lo fulminó con la mirada, y apartó bruscamente la mano del rubio. Éste lo miró con mala cara, y se fue de su lado, mirando su reloj y tarareando una melodía horriblemente pegajosa.

—América se ha quedado sin ideas~—dijo alguien que le echaba muchísima azúcar a su té— ¿Qué te ha pasado, sweetie?

Esto había sido dicho por Inglaterra. El inglés revolvía su té con cantidades nada saludables de azúcar y miraba al estadounidense con cara de burla.

—Lo has criado tú, eso ha pasado, bastardo psicópata-murmuró Francia, mirando de reojo al británico.

—Alguien se ha levantado de mal humor~

— ¿Piensas ponerte negativo otra vez? —interrumpió el estadounidense, mientras golpeaba al francés con su bolígrafo. No podía negar que se divertía enormemente molestando a Francia.

—Son unos imbéciles—gruñó el de habla francesa.

—Necesitas un pasatiempo.

—Miren cómo el pequeño Galia insulta—rió divertido Inglaterra, mientras daba golpecitos en la cabeza del galo.

—No molestes, estúpido inglés. Tú tampoco, chiquillo malcriado—se quejó el que estaba entre medio del norteamericano y el británico.

—Tan tierno—le dijo sarcásticamente Reino Unido, sin perder la sonrisa.

China, no muy lejos de ellos, suspiró pesadamente.

—Lo hacen de nuevo— comentó para sí, mientras se acomodaba su gorro bajo el cabello corto—Nunca dejarán de ser tan infantiles. Sería bueno que maduren un poco.

— ¡Te cortaré el cabello, Francia! —amenazó sutilmente el inglés. El galo se llevó las manos a los mechones rubios oscuros, aferrándolos. No se preocupaba mucho por su cabello, pero no dejaría el psicópata los tocara.

— ¡Tranquilícense! —Exigió el chino — ¡O les meteré un escorpión vivo en la garganta!

—No jodas, China—dijeron el francés y el estadounidense.

España suspiró, y apartó su mirada de odio de esa taza de té. Giró para ver a Rusia.

—Oye, ¿tú no tienes nada para decir?-preguntó el español. El ruso lo miró, aburrido —Vamos, diles algo. Me irrita tener que escuchar la voz de Inglaterra tanto tiempo.

—No me interesan—contestó el castaño de ojos rojos —Yo quiero ver a Lituania en grandes problemas, llorando y suplicándome, recibiendo su merecido—El lituano miró de reojo a Rusia, levantando una ceja. El ruso ignoró eso—Letonia opina lo mismo—finalizó con sarcasmo.

El letón fulminó a Rusia con la mirada. Hubiera sido una imagen algo aterradora, de no ser porque Bielorrusia se encontraba poniéndole flores en el cabello.

—Rusia, no está bien molestarlos—acotó Estonia, acomodándose los lentes. Rusia levantó una ceja.

—Tú sí que me molestas—gruñó el ruso, mientras hacía una seña grosera con su mano.

—Ya dejen a Lituania en paz. No llegarán a ningún lado—aclaró Polonia, mientras entrecerraba sus ojos con ojeras.

— ¿O qué, adicto al vodka? —lo desafió el ruso, con su aburrida expresión levemente animada.

—Te llenaré la bandeja de entrada de cartas cadenas.

—Mierda.

No muy lejos de allí, Grecia contemplaba la ventana con la vista perdida. Ignoraba los insultos que Francia le decía a Inglaterra; a Estados Unidos queriendo comer el menú vegetariano del Mc Donalds; Inglaterra amenazando con comenzar la Guerra de los 100 años otra vez, usando las hamburguesas del estadounidense como armas; y a China gritando que se tranquilizaran. Su mente estaba en blanco, hasta que alguien comenzó a gritar más alto de lo normal.

— ¡Cállense! —gritó Alemania. Francia e Inglaterra se giraron a verlo. El francés estaba ahorcando al inglés, el cuál le tiraba el cabello al galo — ¡Esto es una reunión para solucionar conflictos, no para aumentarlos! ¡Tranquilícense y comiencen a hablar como personas civilizadas! —Algún gracioso exclamó "¡Somos naciones, no personas!", pero el alemán lo ignoró— ¡Si van a opinar, sean precisos y háganlo en orden! ¡Tendrán cómo máximo ocho minutos! ¡No quiero cuchicheos ni que rompan el límite de tiempo! ¡El que quiera hablar, que levante la mano, y, por dios, que éste seguro de lo que dirá! ¡Si desobedecen, los mataré a todos!

Alemania se calló un segundo, recorriendo con la mirada a las naciones allí congregadas. Nadie dijo una palabra. Nadie se movió. Excepto alguien, que levantó la mano. El germano posó la mirada en el dueño de tal extremidad y se abstuvo de suspirar.

—Te doy permiso para hablar—hizo una pausa, mientras el nombrado sonreía de costado— Italia.

—Cómo ordene, capitano~

Primera Guerra Mundial.

Alemania pisó el césped de esa zona despoblada, con cuidado, temiendo que pudiera haber trampas allí. Se acomodó el traje militar, no sin antes mirar el mapa por enésima vez. Sus ojos lilas analizaron el pedazo de papel.

—Se supone que estoy peleando contra el descendiente de Roma, pero… esto es extraño—murmuró para sí mismo el rubio —Crucé la frontera con sólo una vara. ¡Una vara de wurst! Y cuándo apenas logro ver un enemigo, zas, se esfuman. ¿Me estoy volviendo loco? —sacudió la cabeza, tratando de alejar esos pensamientos—No debo bajar la guardia. Si es el nieto de la antigua Roma, entonces debe estar tramando algo…

Se calló de repente, al ver una caja que decía "Tomates". ¿Era un plan de su enemigo…?

Continuará~


Sé que me salteé algunas cosas, y las descripciones físicas de los personajes no están muy elaboradas. Esto último lo haré a medida que hagan más apariciones. Porque, siendo sinceras, la junta de naciones que hay en el primer capítulo es todo un lío xD. Espero que les haya gustado, y nos leemos en el siguiente capítulo :3