Harry Potter y los 4 herederos

Prologo: La triste misiva

El verano apenas había comenzado, y la noticia de la trágica muerte de Dumbledore se había extendido con rapidez. Los periódicos del mundo mágico lo habían confirmado, pero la mala noticia había llegado incluso antes como un rumor. Mientras la noticia corría saltando de país en país, un pájaro rojo volaba sin descanso tratando de adelantarse al trágico anuncio, sabiendo que pasaría mucho tiempo antes de volviese a ver Hogwarts. Voló durante toda la noche y todo el día, y en el ocaso diviso su destino final. A lo lejos se dibujaba la silueta de un pequeño pueblo, uno de esos pueblos de los que los muggles nunca han oído hablar, un pueblo de magos cerca del mar. Fawkes se dirigía a una de las casas que se situaban más próximas al límite del pueblo. Era una casa no muy grande, repartida en dos plantas. A pesar de ser un edificio antiguo, a penas reflejaba el paso del tiempo pues su propietario la mantenía en perfectas condiciones. Si alguien hubiese preguntado a los vecinos, cada uno le habría dado una versión diferente sobre quienes habitaban la casa, y es que nadie prestaba atención a las personas que allí vivían. Sentada en el interior de la casa, en una habitación de la segunda planta que se usaba a modo de biblioteca, se encontraba una mujer de cabellos dorados y ojos de un azul cristalino. Era una mujer de unos 30 años, y su rostro se reflejaba preocupación mezclada con cansancio. Hacía días que tenía un mal presentimiento, aunque no lo había comentado con nadie. Sobre la mesa frente a la que se encontraba sentada había esparcidos pergaminos y libros abiertos. Estaba leyendo uno de los pergaminos que contenía una vieja carta cuando a través de la ventana abierta le llego el suave cantar de un fénix. La mujer se levanto sobresaltada, y pudo distinguir un pequeño punto rojo en el cielo que se acercaba rápidamente. Se puso en pie de un salto y corrió abrir completamente la ventana. Fawkes, el fénix de Dumbledore, entro por la venta y cansado por el largo viaje se poso en una percha situada en un rinconcito. La presencia del pájaro solo podía significar que Dumbledore ya no estaba. La puerta de la pequeña habitación se abrió de golpe, y un hombre de cabello castaño y ojos azules claros apareció en el umbral. Sus pasos se congelaron en la puerta al ver al pájaro.

- ¿Dumbledore, está……… - murmuro el hombre sin atreverse a formular completamente la pregunta.

La mujer de cabellos dorados asintió adivinando la pregunta. Su rostro reflejaba la tristeza y preocupación que le producía aquella negra misiva. Sus ojos estaban vidriosos y algunas lagrimas resbalaban ya por sus mejillas. Respiro hondo cerrando los ojos antes de hablar y cuando lo hizo su voz sonó firme y clara.

- Se nos está acabando el tiempo. Es muy probable que Voldemort ya la este buscando - dijo mirando al hombre de la puerta.

- No tardaremos en encontrarla, estamos descartando uno por uno los nombres de la última lista - informo el hombre - Es un proceso más lento de lo que nos gustaría, pero trabajamos tan rápido como nos es posible.

- Ya sabes que confío en vosotros, sé que mientras tú te ocupes de este asunto no tengo de que preocuparme - dijo la mujer.

- ¿Sabes ya quien ha ocupado el puesto de Dumbledore?

- Lo ignoro. Sin embargo por ahora centraremos nuestros esfuerzos en cumplir lo último que Dumbledore nos pidió - dijo la mujer.

- Puedes estar tranquila, no fracasaremos - aseguro el hombre sonando convencido antes de dar media vuelta para regresar por donde había llegado.

La puerta de la habitación se cerró, la mujer de cabello dorado volvía a estar sola. Sus ojos cristalinos se volvieron para contemplar al fénix que descansaba en un rincón.

- te has ido demasiado pronto, amigo mío - murmuro con aire melancólico acercándose al pájaro.

Saco su varita, hizo una floritura en el aire y un chorro de agua salio de la punta rellenando el cuenco que había quedado vació. Con otro movimiento hizo aparecer un plato con extrañas y exóticas frutas. Fawkes canturreo débilmente rozando la mano de la mujer en un gesto de aliento y agradecimiento.

- Come y descansa, Fawkes, has hecho un largo viaje - dijo con una débil sonrisa.

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Este es un proyecto que tenía empezado desde hace mucho. Esto es solo un pequeño comienzo, una introducción, aunque espero que os guste. La historia se la quiero dedicar muy especialmente a mis compañeros de la Orden de la Pareja del Fénix así que espero que al menos a ellos les guste. Bueno, sed buenos y dejad algún review.