-Jack…- murmuró Angélica contra la almohada al oír los llantos del bebé en plena madrugada - …Te toca-. Él se incorporó en la cama para sentarse con las piernas fuera. Se levantó de la cama con una cara cansada y los ojos cerrados.
-Voy…- dijo Jack con el mismo tono que había empleado ella. Se acercó a la cuna de madera que le había hecho su padre para la niña- Tranquila, tesoro… papi está aquí- consoló a Paula en un susurro, levantándola en sus brazos y acunándola un poco para que se callara. Cuando al fin se quedó dormida de nuevo, Jack la volvió a dejar suavemente en la cuna.
Así estaban desde que nació la niña, hace dos semanas. Pero ya por lo menos tenían un trato de que en la noche, si ella lloraba, iban por turnos.
Jack volvió a la cama, acostándose en su lado mientras Angélica lo observaba.
-¿Qué vamos a hacer con lo del collar?, ni siquiera tenemos mapa- recordó en lo que él se seguía colocando.
-No lo sé. Papá me hablo de que quizá tendríamos que buscar primero a una vieja bruja o algo así…- comentó. Angélica se acomodó en él, antes de darle un beso en la mejilla. Justo cuando ambos cerraron los ojos y estaban a punto de volver a dormir, Paula volvió a sollozar.
-Te toca- sonrió Jack esta vez. Angélica se levantó un poco de mala gana para atender a su hija.-Cariño, eres igual de impredecible que tu padre- sonrió ella con el bebé en sus brazos, mirando hacia Jack, sonriendo de igual manera ante el comentario.
En la mañana, todo el mundo iba a sus quehaceres. Hombres iban y venían colocando cabos, fregando, etc. En esas dos semanas habían cambiado un montón de cosas.
Antes de que Matthews y Sophia fueran echados por Jack, ellos pasaban mucho más tiempo juntos, dándose cuenta de que ya con Jack y Angélica no tendrían ninguna posibilidad por el bebé… Hasta que él los dejó quedarse porque acabaron haciéndose novios.
La vida ahora mismo era maravillosa para el capitán… Su mujer, su hija, su barco, su familia, su tripulación, un nuevo destino, el mar, el ron… Bueno, el ron no lo probaba desde que nació Paula, ni siquiera bebía vino ni ninguna otra bebida alcohólica.
Un momento, ¿no os lo he contado? Sí, otra de las cosas que habían cambiado es que le pidió matrimonio a Angélica dos días después de nacer el bebé, y no perdieron el tiempo en casarse. Ese mismo día, sellaron su amor en la cubierta de la Perla con Will como capitán celebrando la ceremonia. Sí…
Definitivamente la vida no podía ser más maravillosa para el capitán Sparrow…. Al menos, por ahora…
