Hetalia ©Copyright Himaruya.-Todos los derechos reservados
Yuxtaposición© -historia- Copyright Wild Arianne.
/!\Alternative Universe.
/!\Puede haber OC.
Extensión: 1.356 palabras.
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Prólogo:
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Estaba recostado, disfrutando de los últimos minutos que tendría para descansar plácidamente en esa cama. No era entrada la noche, sólo las nueve y media, sin embargo, pronto vendrían a buscarlo para ir a la fiesta de su hermana Liech. Empujó su cuerpo fuera con pereza y se miró de reojo en un espejo de cuerpo completo que se encontraba colgado dentro de una de las puertas de su armario. Se revolvió el cabello, aquella cosa de ir-presentable-a-los-asuntos-de-Leich, no le quitaban realmente el sueño. Revisó entre las perchas algo decente que pudiese utilizar. Encontró una sudadera de color verde parra, con la bandera de Suiza en la capucha. Se cambió la camiseta con la que había estado acostado por una limpia y sobre aquella se vistió con la sudadera. Acomodó sus jeans ajustados, que a diferencia de muchos hombres no le parecían realmente incómodos, es más, hasta le servían para ir a practicar tiro. Aunque debido a los golpes, las caídas y los roces, la mayoría de sus pantalones estuviesen desgastados en las rodillas, no le molestaba utilizarlos, en parte era porque no le gustaba mucho utilizar su dinero y por la otra, simplemente porque sentía que venían con su estilo.
Iría informal, no había reparo en las formalidades, era una fiesta privada sin ningún motivo en especial. Calzó unas zapatillas anchas y sin abrochar salió del departamento, una vez sintió la bocina de su compañero de clases.
—¿Vash? ¿Podrías demorarte más?— En otras circunstancias, jamás hubiese expuesto su vida a que semejante personaje pudiese arrebatársela sin remordimientos, pero hoy era diferente, su auto estaba en el taller y no podía hacer más que confiar su vida en él.
—Lovino, sólo conduce—. Fue tajante, como de costumbre, el castaño vestía una camisa de franela negra y unos pantalones del mismo color, como único accesorio: una corbata aflojada verde chillón. El rubio se acomodó en el asiento y cerró los ojos rezándole a quién-sabe-qué, para que cuidara de su vida en este viaje. —Frena un poco Lovino, nos vas a matar.
—Que aburrido eres Vash, relájate y vive un poco— fue la respuesta del castaño, mientras encendía el estéreo. No es que no le gustara la velocidad, porque en efecto, le encantaba y mucho, sin embargo, era excepcionalmente delicioso sentirla cuando era él quien ponía a sufrir el velocímetro del auto, no cuando era él quien estaba completamente incómodo en el asiento del copiloto.
—Quiero vivir, por eso te digo que bajes a la velocidad—. Miró de reojo al chico a su lado, y luego miró por la ventana. Su vista viajó nuevamente a su compañero y lo miro extrañado. —Cambia esa mierda.
—¿Qué tienes contra Mika? Es para entrar en ambiente— reclamó Lovino mientras le subía al volumen —Además "Love today" es un hit—. El cabello rubicundo lo miró con reproche mientras cambiaba la estación.
—Ah, no me gusta el tono de voz de ese tipo—. Le dejó en una estación en la cual, al parecer tocaban rock, puesto que estaba comenzando "Jeremy" de Pearl jam.
—Te has vuelto un aburrido, amigo mío…— recriminó, pero no puso objeción con la canción. —Espera, siempre lo has sido—. Manejó en silencio hasta llegar a la casa de la hermana del chico sentado a su lado.
Una vez que estuvieron en el estacionamiento de la casa, pudieron notar que no eran los primeros en llegar, pero que lógicamente tampoco serían los últimos. Vash, se bajó del auto con prisa y se encaminó a subir las escaleras de la entrada de casa, donde actualmente estaba ocurriendo la fiesta, sin permiso alguno de los progenitores. Se adentró chocando a personas, con el único objetivo de encontrar a su hermana menor. Cuando divisó una cabellera rubia con un listón azul, le tomó del brazo y la condujo fuera de la estancia.
—Liech, creí por un momento que sería una fiesta privada—. Le recriminó con severidad, es decir, la casa donde ambos se criaron estaba llenándose poco a poco de personas, la chica sólo se sonrojó y bajó la mirada, ocultando de esta manera su incomodidad ante el regaño.
—Vashie… fue idea de Elizabeta —intentó explicarle la situación, a ella jamás se le habría ocurrido hacer una fiesta en su casa, y menos cuando sus padres estaban fuera. —¡No ha… habrá al…alcohol! Lo juro— cada vez tartamudeaba menos, pero ante la fría mirada de su hermano mayor, sus intentos por hablar de manera fluida salieron por la ventana junto con su valentía. El rubio sólo asintió. Se sentía en libertad, como ya no vivía ahí no tenía responsabilidad alguna con el lugar, pero emocionalmente, tenía que cuidar a su hermana.
Se alejó lo suficiente y cuando iba a servirse un vaso de jugo se encontró con una cabellera rubia platinada, que al verlo se le quedó mirando de pies a cabeza. Vash la observó tratando de reconocerla. Llevaba un vestido ajustado hasta la cintura y de vueltos hasta las rodillas, de color esmeralda, le combinaba muy bien con los ojos. El rubio omitió expresión alguna cuando ella le saludó.
—Vash ¿Cómo se encuentra hoy?— La rubia se le acercó sutilmente mientras le hablaba, acercó un vaso rojo de plástico a sus labios y bebió, seguramente sería jugo. Sí claro, de seguro aquella mujer no hubiese dejado entrar alcohol en la fiesta, las amigas de Liech y en especial Belbel eran bastante refinadas, por lo que jamás dejarían que alguien le vomitase la casa o quizás, no lo limpiasen.
—Bien—. Había un mini bar sobre la mesa, lo abrió, sacó una bebida y la destapó. Se alejó dando por terminada la conversación. Se iría a escabullir por ahí, pero sus intenciones se avasallaron cuando sintió la presencia de una chica. La había conocido ese año en el instituto, era alumna y sabía muy escasamente que tenía familia.
—¿Necesitas algo…?—Preguntó alargando la última letra, porque por más que lo intentó no logró recordar su nombre. No era particularmente cercano a ninguna chica, ninguna a excepción de Liech.
— Seychelles, y… ¿Bailarías conmigo?— Preguntó con cuidado, sabía que el territorio que estaba pisando no era el más firme, y como si de un milagro se tratase llegó Elizabeta y lo tiró del brazo para que viera por la ventana, mientras Belbel dejaba pasar a un torrente de personas a la casa.
—Vash, mira la hora que es. Es hora de que nos pongamos a bailar. — Habló la mujer que más detestaba en la vida. No sabía muy bien por qué la odiaba tanto, supuso que alguna parte de su cerebro la suprimía de su memoria, porque la conocía hace bastante tiempo, aunque también podía ser el hecho de que sentía que llevaba a Liech por mal camino. Llevaba un vestido strapless de color verde oscuro, ajustado al cuerpo hasta las rodillas. Él negó con la cabeza, y ella se alejó sonriente.
Alrededor de las once y media de la noche tocaron a la puerta, como el rubio estaba cerca se acercó para abrirla. Se le calló el alma cuando vio a Roderich, el cual vestía siempre ordenado como de costumbre, acompañado de Gilbert. Suspiró y contuvo las ganas de cerrarles la puerta en la cara, le molestaba horriblemente su presencia, sobretodo le molestaba la mirada de superioridad del albino.
—¿Qué necesitas?— Preguntó mirando desinteresadamente al albino, que estaba de pie mirándolo con una ceja arqueada.
—La fiesta es tuya ¿O qué?— Groseramente espetó, a lo que Vash reaccionó a darle la espalda.
—Liech nos invitó—. Intervino el castaño mirando seriamente, estaba molesto por la actitud mal educada de ambos, la actitud de Gilbert era normal, siempre era así y estaba acostumbrado. Pero no se esperaba un recibimiento de ese tipo por parte de Vash.
Bufó molesto y se cruzó de brazos. Liech de la nada apareció con una sonrisa, miró a los jóvenes en la puerta y luego a su hermano, sin decir palabra alguna. —Me dijiste que podía venir ¿No?— Habló con el mismo tono que había expresado con anterioridad. —¿Puedo pasar o me dejaras aquí afuera toda la noche?—Esta vez miró al rubio para ver si oponía resistencia, pero sólo levantó los hombros y se alejó de ahí.
—No hagas escándalos, tu no y menos aquí—. Lo regañó Roderich, al notar que el de cabello opalino, había sonreído tras ver que el suizo se había ido. —Gracias por la invitación Liech—. Mencionó mientras le daba un codazo al albino. Entraron ambos juntos, conversando animadamente.
—No es nada, diviértanse. — Esperó que su hermano no se molestara por haberlos invitado, sin embargo sólo vio su espalda entrar en una habitación, no sintió el ruido de la puerta al chocar con el marco, pero pudo imaginarse que había sido muy fuerte, por la forma en que rebotaron los cuadros colgados en la pared.
La noche de Vash, se había ido por completo a la mierda.
Hola.
Traje una idea nueva, aunque soy bastante vieja en esta página, he perdido la contraseña del correo electrónico que tenía en la otra cuenta, por lo que además de perder el correo perdí mi cuenta :c
Para quienes reconocen mi forma de escribir ;o; Saben que soy muuuuuuuuuuuuuuuchísimo más extensa, en cuando al tamaño de cada capítulo. Éste está más o menos cortito, porque pues es el prólogo nada más. Creo que puede tener unos OC, más que nada porque se trata de un AU, y era realmente necesario.
Cualquier cosa que deseen decirme y para alguna que me leyó antes (con el nombre de Elijah Jc Jekyll), está abierto el PM. Y obviamente los reviews son siiiiempre muy bienvenidos ;)
De antebrazo muchas gracias.
Wild Arianne.
