Antes que nada recordar que ninguno de los personajes me pertenece, escribo esto solo como un pasatiempo.

Tambien decir que es el primer ff que escribo sobre esta pareja y que publico en esta pagina.

¿Yo soy Draco?

Mi mundo se desvanece por completo, sin que pueda evitarlo cada vez que la veo a los ojos. A veces me siento estúpido, me gustaría recordar el momento en que deje de odiarla para comenzar a adorarla como si fuese una diosa o algo similar.

Se que no debo, que me esta prohibido sentir lo que siento por alguien inferior a mi, alguien con un origen como el suyo y con sus convicciones, pero me es imposible, ya que mi corazón últimamente actúa por instinto.

Lo peor de todo es que mientras yo comienzo a humillarme buscándola por todos lados, suspirando cuando la veo y pensando en ella todo el tiempo, ella sigue como si nada con su vida, nunca me ve mas de lo necesario y seguramente no recorre todo el castillo para coincidir conmigo.

Pero no mas, debo acabar con esto antes de llegar mas lejos, no le daré el placer de saber lo que despierta en mi, cueste lo que cueste la tengo que sacar de mi corazón y de mi cabeza , después de todo el amor no es mi sentimiento favorito, menos aun si no soy capaz de controlarlo adecuadamente.

-¿Planeas quedarte aquí todo el día?

La voz de mi molesto compañero de dormitorio, Blaise, me saco de mis cavilaciones, asi que cerré el... libro donde suelo escribir.

-Pensé que ya habías abandonado esa ridícula costumbre del diario- odio cuando se mete en lo que no le importa- el partido esta por comenzar.

-Lo que yo haga o deje de hacer no es algo que te incumba –le conteste de mala gana guardando el libro en un cajón y preparándome para salir.

-Creo que alguien se levanto del lado equivocado.

-Vayamos al estadio.

Salimos en silencio, como casi siempre, la verdad no se como nos toleramos el uno al otro, pero prefiero su compañía que la soledad.

El clima afuera era frío, el otoño estaba dándole paso al invierno, pero aun asi el clima parecía maravillosamente calido comparado con las gélidas corrientes de las mazmorras de el colegio.

Ese día jugarían Gryffindor contra Ravenclaw, oportunidad perfecta para burlarnos de ambos equipos, además de saber contra quien nos tocaría jugar el siguiente partido. El juego no duro mucho y como casi siempre el equipo escarlata se llevo la victoria.

Todos comenzamos a abandonar el estadio de quidditch, Blaise caminaba delante de mi, charlando con Theodore sobre algunos hechizos nuevos, repentinamente algo en el campo llamo mi atención, me quede a mitad de camino como hipnotizado, mientras mis compañeros se marchaban sin notar mi ausencia, ella estaba ahí, justo frente a los vestuarios del equipo de su casa, seguramente esperando a sus amigos.

Imbécil, eso es en lo que me he convertido y lo confirmo al darme cuenta que una vez mas estoy espiándola, como si ganara algo con eso, tal vez debería empezar a auto castigarme por cada idiotez que se me ocurra respecto a ella, como lo hacen los elfos domésticos, aunque por otro lado eso me degradaría mas de lo que ya estoy. Mientras tanto ella permanecía quieta, como analizando algo, mientras una sonrisa nerviosa se dibujaba en sus labios, esos labios... ahí voy otra vez.

Pasaron casi veinte minutos antes de que comenzaran a salir los miembros del equipo, me decidí a esconderme para que nadie notara mi patética actuación, no tarde en observar a Potter y a su noviecita tomados de la mano dirigiéndose hacia Granger, intercambiaron un par de palabras con ella y después se marcharon en dirección al castillo.

El ultimo en aparecer fue la comadreja, esta vez fue ella la que se acerco, al parecer quería acorralarlo, pues el se veía un tanto incomodo, mientras yo me preguntaba que demonios tenia ese perdedor como para que ella anduviese tras él. Charlaron un par de minutos, pero al final él se marcho con cara de enfado, mientras ella permanecía allí, quieta, como ausente.

¿Qué pudo haber ocurrido¿Qué se habrán dicho que les afecto tanto a ambos, miles de preguntas comenzaron a dar vueltas por mi cabeza, cuando repentinamente comenzó a llover, pensé en marcharme, pero ella permanecía en aquel lugar, empapándose con la lluvia, en definitiva algo no estaba bien y tenia que saber que era.

Comencé a acercarme, despacio, lo menos que quería era que ella notara que llevaba un buen rato ahí, llegue hasta donde ella estaba, entonces pude notar que tenia los ojos cerrados y una expresión de profunda tristeza¿Por él?. Maldición y a mi que me importa cual es el motivo de su tristeza, al fin y al cabo no somos mas que enemigos. Aun asi me moría de ganas por abrazarla, por sentir su calor y perderme un rato en sus hermosos ojos... ¡En que momento abrió los ojos!

-Malfoy –fue apenas un murmullo y sin embargo me sentí bien, como siempre que ella me menciona, aun cuando, como ahora lo haga con una mezcla de dolor y sorpresa- ¿Qué haces aquí?

Contemplar lo hermosa que eres, esa abría sido mi respuesta, pero antes muerto que decirle algo tan cursi –Comprobando que por fin enloqueciste- Si, eso era digno de mi, aun cuando no lo dijese con la convicción necesaria.

-Estúpido – asi me llamo, pero me dio lo mismo, solo la observe alejarse lentamente, pero la lluvia habia empeorado y seguro enfermaría si atravesaba los terrenos hasta el castillo, asi que, sin darme cuenta de cómo o porque, la sujete de un brazo y la lleve casi arrastrando hasta los vestuarios, de Slytherin por supuesto, entramos con facilidad y una vez a resguardo ella se aparto furiosamente de mi.

-¿Qué pretendes? –la verdad, ni yo mismo lo sabia, ahora comenzaba a darme cuenta que preocuparme por ella era algo que se suponía no debía hacer y por tanto no podía explicar.

-Guarecernos de la lluvia –era cierto.

Me miro como si me hubiese salido otra cabeza y estuve a un paso de sonrojarme, asi que tome mi varita y comencé a secar mi ropa, procurando no mirarla en lo mas mínimo, al final ella opto por imitarme, una vez secos tomamos asiento quedando uno frente al otro, pero yo aun no tenia el valor para mirarla cara a cara.

-Gracias –esa palabra, mas que otra cosa fue lo que me hizo despegar la vista del suelo, la verdad es que no parecía muy convencida de mi acto rebuena voluntad.

-¿Qué hacías bajo la lluvia Granger? –no debí preguntarle, a este paso ella se dará cuenta de lo que siento.

-Nada que te importe

-¿Cómo lo sabes?

-¡No pienso contarte lo que me pasa asi que déjame en paz! –parecía un poco histérica, gritándome de ese modo, lo cual solo podía significar que algo le ocurría.

-¿Y si no quiero? –¡Eso, actitud ante todo Draco, discutir con ella es mejor que tenerle lastima –Seguramente es por un chico que no supo distinguir entre una enciclopedia y tu –comencé a reír, aunque últimamente ofenderla ya no me pareciera divertido.

¡Cierra la boca! –me grito bastante molesta, pero pude notar cierta humedad en sus ojos, al parecer esta vez si le habia dolido el comentario- Mi vida no es de tu incumbencia.

-Todo lo que pueda usar para fastidiarte me incumbe.

-Me marcho.

-Ni lo sueñes.

Me puse de pie de un salto y le cerré el paso, ciertamente ya no se oía el sonido de la lluvia, -debíamos de llevar al menos treinta minutos ahí metidos- pero yo no quería que se fuera. Quedamos a escasos centímetros el uno del otro, se sentía bastante bien aquella cercanía, a pesar de que me mirara con asco y rencor.

-¡Sal de mi camino!

-Oblígame.

Su mano se dirigió hacia su túnica donde seguramente llevaba su varita, pero fui mas rápido y le sujete ambas manos acorralándola contra una pared.

-Sin magia Granger. Será mas divertido –por lo menos para mi, puesto que podía sentir cada forma de su cuerpo, mientras ella cerraba los ojos y respiraba profundo.

Nos quedamos asi unos cuantos segundos, los mas maravillosos segundos de mi vida. La sentí estremecerse y tuve que utilizar todas mis fuerzas para no besarla, suspiro levemente y en un tono mas tranquilo y hasta podría decir asustado, murmuro:

-¿Malfoy, es cierto que...? –volvió a estremecerse, mientras yo observaba atento cada detalle de su rostro aprovechando el hecho de que ella siguiese con los ojos cerrados.

-¿Qué Granger? – que quería saber ella de mi, que la ponía en aquel estado tan extraño -¿Qué quieres saber?

-Es cierto que¿Qué para el sexo no te importa si se es sangre sucia o pura? -¿Qué demonios era esto, ella acababa de hacerme una propuesta o era mi libido jugándome una horrible broma.

-¿Por qué me lo preguntas, acaso temes que intente aprovecharme de ti?

-Quiero hacerlo, aquí, ahora, contigo.

No supe que hacer o decir, esa declaración me dejo sorprendido. Ella parecía esperar una respuesta de mi parte e iba a dársela, sin importar nada, no podía dejar pasar semejante oportunidad.

Solté sus muñecas y me incline para besar su cuello, con toda la pasión y el deseo que ella despertaba en mi, comencé a despojarla de su ropa

No paso mucho tiempo antes de que estuviésemos en el suelo, mis labios comenzaron a descender hasta sus pechos, mismos que comencé a besar y a caricias, mientras mis manos recorrían su cintura, podía sentir su respiración agitada, pero el hecho de que mantuviera los ojos cerrados y los brazos a sus costados comenzó a desesperarme, después de todo esto habia sido su idea.

Mas que fastidiado por su actitud me separe de ella, comencé a ponerme la ropa y mientras lo hacia ella se incorporo y abrió su ojos, un tanto desconcertada.

-¿Qué ocurre? –pregunta estúpida- ¿Por qué te detuviste?

-Tal vez –dije de mala gana mientras abotonaba mi camisa- Porque estoy acostumbrado a hacerlo con mujeres vivas, no con muñecas o cadáveres.

-Es que... –tomo una capa que estaba cerca y se cubrió con ella al mismo tiempo que se incorporaba quedando frente a mi- Perdóname, estoy nerviosa.

-Que idiotez –le dije aun bastante ofendido.

Me miro fijamente y comenzó a acercarse a mi, se detuvo cuando su cuerpo rozo el mío, levanto los brazos para rodear mi cuello ocasionando que la capa se deslizara hasta terminar en el suelo.

-Por favor, te necesito, te prometo que dejare de actuar como una tonta, pero no te vayas.

Pero hacia rato que esa idea abandono mi cabeza, aun cuando quisiera irme –cosa que en definitiva no quería- dejarla seria una ofensa para mi ego, para mi reputación de mujeriego y para mi corazón, que tontamente se habia enamorado de ella. Era momento de actuar, asi que me incline hacia ella y la bese, siendo gratamente correspondido, podía sentir sus manos, acariciándome y jugando con mi cabello.

-¡Que significa esto! –Una voz me saco de mi concentración, me separe de su boca y pude ver justo frente a mi a la jefa de la casa Gryffindor¡Maldición justo ahora que la situación se ponía realmente interesante!.

-Utilice mi varita para atraer una capa y cubrir la desnudez de Hermione –Si, creo que después de esto he ganado el derecho de llamarla por su nombre-, una vez cubierta ella se dio la vuelta y encaro a la furiosa profesora y al estupefacto Potter.

-Será mejor que se vistan –ordeno la profesora- los espero a los tres en mi despacho, acto seguido se dio la vuelta y se marcho.

-¿Qué te hizo Malfoy Hermione!

¿Por qué demonios no me largue con Zabinni cuando tuve la oportunidad¿Cómo diablos puede acabar un Malfoy en una situación tan humillante como esta? esos eran los pensamientos que daban vuelta por mi mente, mientras la chica reunía su ropa y se marchaba hacia las duchas para vestirse, sin responder a su amigo.