Ninguno de los personajes me pertenecen , son fruto de E.M

Los comienzos

En el año 1755, nace en Austria una pequeña princesa, a la que le ponen el nombre de Isabella la cual supuestamente sería futura reina de ese país.

Su madre, la reina Renné, una mujer fría, la cual nunca mostró cariño a su hija desde ese mismo día, empieza a planear el futuro de la pequeña.

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En el 1770 Isabella con 20 años , ya había recibido desde su infancia una educación con un extremado grado de sabía desde que tenia grado de conocimiento el porqué de esa educación tan estricta y dura, y era porque algún día se convertiría en reina consorte de Francia al casarse con el Príncipe Edward XVI.

Pero ella casi siempre extrañaba una vida normal en la cual pudiera hacer lo que quisiera, no como la que tenía desde bien pequeña, una vida marcada por protocolos, normas de etiqueta, normas de educación…

Ella anhelaba algo que nunca había tenido y eso era la libertad.

En ocasiones mientras daba clases de francés con su directriz Madame Jacqueline, se quedaba embobada mirando por la ventana, viendo a los hijos de la servidumbre de palacio jugar en el jardín trasero que estaba a las espaldas de palacio, se imaginaba a ella de niña jugando y corriendo, de un sitio para otro ensuciándose con barro pero esas ensoñaciones que tenía no duraban mucho ya que alguien terminaba interrumpiéndola en menos de un minuto.

-Mademoiselle écoutez immédiatement. (Escúcheme inmediatamente)-Dijo la institutriz dando un golpe seco sobre su escritorio.

-Je l'consigne beaucoup. (Lo siento mucho) - dijo la princesa desviando la mirada de la ventana y regresandole a su profesora.

-es usted incorregible, no creo que sea consciente de la responsabilidad que recaerá sobre usted cuando se entregue en matrimonio, la corte de Francia es muy distinta a la de Austria , debe estar preparada en todos los sentidos si quiere ser una buena reina-Dijo Madame Jacqueline fulminándola con una mirada despiadada.

Todo el mundo la juzgaba y nadie creía que Isabella estuviera a la altura de semejante título, al fin y al cavo ella no había elegido casarse con ese príncipe pero ella era consciente que para reinar un país Abia que tener ciertos conocimientos aunque fueras la "Reina del Rey.

-Bien su alteza, ya hemos terminado por hoy, no creo que sea necesario empezar nueva materia hasta la semana que viene así que, puede retirarse-dijo la Madame haciendo un gesto con la mano en símbolo de que se retirara.

Isabella se levantó le izo una reverencia y se marchó de esa habitación, pero cuando salió por la puerta y se dirigía a sus aposentos, escuchó que su madre la llamaba y ella no pudo evitar soltar un suspiro y decir en voz muy bajita:-No por favor, ¿qué querrá ahora?-Ella se dio la vuelta y intento darle a su madre la sonrisa que ella esperaba ver.

-Isabella hija mía, por fin te encuentro-dijo la reina Renné con tono de emoción en su voz.

-¿Madre, que ocurre? Te veo algo alterada-dijo Isabela a tono de parecer casual.

-Hija siéntate conmigo por favor, tenemos que hablar-le dijo Renné caminando hacia unos sofás forrados de una tela exquisitamente cara de color verde.

Ella asintió y accedió a acompañar a su madre en la charla.

-Isabella, ya tienes 20 años, y ya sabes el futuro que preparé para ti, deberás casarte con el príncipe Edward como acuerdo político y en símbolo de alianza entre Francia y Austria.

-Si madre lo sé me lo as repetido miles de veces, pero lo que no entiendo es porque me lo repites ahora.-dijo Isabella con tono asustado en su voz.

-Hija, está llegando la primavera y como bien sabes siempre me retiro en estas fechas a ver a mis padres, es decir, a tus abuelos y creo que es una fecha para pedirle al príncipe que venga aquí, a palacio.

-¿Aquí a palacio? ¿Pero para que? ¿Sin tu presencia?-a la pobre princesa se le atragantaban las palabras, no encontraba lógica en esa conversación.

-Vendrá a conocerte en persona y se quedará un tiempo, así podréis conoceros mejor antes del compromiso.

-Pero madre, no se como es él, no se nada fuera de lo estrictamente formal.

-por eso no te preocupes, es guapísimo, es alto fuerte y con un color de cabezo broncíneo y por lo que dicen también es todo un caballero y muy cortés-dijo su madre entre una risita-todas las damas de la corte de Francia están a sus pies.

-Madre el no puede venir y menos ahora, así de improviso, no sabría como actuar.

-Isabela , no necesito que estés de acuerdo , ni te estoy pidiendo permiso para invitarlo , de hecho ya lo e tramitado todo , le envié la invitación hace tres semanas y me acaban de contestar diciéndome que vendrá la semana próxima, yo me iré mañana mismo ya que no quiero demorarme mucho en la visita a tus abuelos , pero esta misma tarde encargaré un vestido para ti , con el que cenarás la noche de su llegada , al igual que también te aran un traje nuevo para la fiesta de bienvenida para el príncipe.-Le dijo su madre tajantemente a Isabela .

Ella se limitó a mirar como se apretaban sus manos madre se levantó y se fue caminando por el pasillo, a Isabella se le resbalaban las lagrimas por la cara, la habían educado para casarse y estaba convencida de ello, pero de repente una serie de dudas empezaron a asaltar su mente, ¿seria el bueno con ella? ¿Estaría preparada para afrontar a esas mujeres de la corte francesa? ¿Estaría ella a la altura de ese trono? ¿Complacería en la cama al principe ?…

Se levantó del sofá donde se encontraba y se fue corriendo y sollozando a su habitación y vió que Rosalie su doncella y gran amiga en la intimidad estaba en sus aposentos sacando el camison y preparando el baño para ella.

-Bella ¿Qué te pasa? - dijo la rubia doncella acercandose a su amiga y abrazandola.

-Nada Rosalie de verdad, si no te importa me daré mi baño ya-dijo la princesa secandose las lágrimas que le príncipe por la mejillas

Rosalie le quitó la ropa, ya que era costumbre que las damas de clase alta no se cambiaban de ropa ellas mismas, sino que lo hacia su dama de confianza.

Isabella se metió en la bañera entre la espuma y el olor a perfume intentando olvidas y apaciguar sus llantos, pero de nada le serviría ya que el intentar calmarse no evitaría que el príncipe Edward llegara al palacio de Austria la proxima semana

-Bella si crees que me voy a creer que no te ocurre nada, entonces eres un poco ingenua-dijo Rosalie ayudando a Isabela a salir de la bañera.

-¿Cuál es el problema? dijo Rosalie próxima a la princesa secándola con una toalla.

-El problema… por decirlo de algún modo es mi futuro marido-dijo Isabella desviando la mirada de su amiga.

-¿Edward es el problema?-dijo Rosalie con los ojos como platos.

-¿Amiga no entiendes la situación?-preguntó la princesa.

-Bella, Bella, Bella -dijo la rubia con una sonrisa de oreja a oreja mientras dejaba la toalla a un lado y le ponía el pijama-Como se nota que estas demasiado ocupada con tus clases de etiqueta para escuchar lo que se comenta por los rincones de palacio.

-Bueno y ¿Qué es lo que se supone que se comenta y que debería escuchar? -dijo Isabella mientras se sentaba al borde de la cama mirando a su amiga.

-Bella, se dice por todos los rincones de Austria que Edward es… como un dios por decirlo de alguna manera.

-Bueno Rosalie ya sabes lo que creo sobre "lo que se dice por ahí" que son solo rumores y a lo que respecta a mi criterio personal son solo eso y no son ciertos.

-Amiga mía, no intento consolarte con rumores, es cierto, yo misma lo vi hace tres años cunado estuve sirviendo en uno de los salones del palacio de Francia y te puedo decir que es tanto bellísimo como amable y si utiliza esa amabilidad y simpatía que tiene para reinar, te digo que será todo un rey hecho y derecho, el típico rey que todo el pueblo ama y respeta.

-Rosalie, no dudo de tu palabra pero… me asusta como será conmigo - dijo la joven princesa metiendo su cabeza en sus manos.

-también te puedo decir Bella que el ama y respeta a cada mujer como si de una obra de arte te tratara y a ti te tratará mas que bien , nadie te puede tratar mal a ti con lo dulce que eres amiga mía - le dijo Rosalie mientras le cepillaba la espesa y oscura melena de Isabella. -Ahora duerme, mañana no tienes tareas que hacer porque debemos ir a la sastrería, todo saldrá bien, confía en mi.-Dijo arropándola y dirigiéndose a la puerta.

-Rosalie…-grito la princesa

La doncella se dio la vuelta y mirando a la princesa con mirada de complicidad le dijo - ¿si Bella? ¿Alguna cosa más?

-no, solo que… muchas gracias por todo, siempre sabes como calmarme, si no hubiera sido por ti no podría dormir esta noche- dijo la princesa con una sonrisa en sus labios carnosos.

-de nada Bella. ¡¡Ha!! Por cierto se me olvidaba-dijo acercándose de nuevo a la cama de la princesa.

-como ya te he comentado antes, mañana no tendrás clases con tus tutores, pero tendré que darte un par de consejos para relacionarte con el príncipe cuando venga.

-Pero Rosalie, ya se todo lo que debo saber sobre el protocolo para relacionarme con él.

-No me refiero al protocolo Bella, me refiero a que de alguna manera, tendrás que atraer su atención.

-No te entiendo Rosalie.

-Miradas coquetas, sabes llamar su atención sin que nadie se de cuenta, hablarle de forma sensual cuando tengas la ocasión… ya sabes, ese tipo de cosas.

-por el amor de Dios Rosalie…, no quiero que piense que soy una cualquiera y si ago eso seguro que lo pensará, pensará que soy una buscona o una ramera.

-Isabella tienes que llamar su atención y provocar alguna chispa por ti, hacer que se interese por ti y la única manera es insinuándote de manera correcta.

-A claro, que ahora hay maneras de insinuarse correctas e incorrectas ¿verdad?-dijo la princesa.

-No me refiero a eso Bella-dijo Rosalie riendo.-Edward es una persona muy culta y amante del arte en todas sus formas como tu, asíque ese perímetro lo tenemos cubierto con tu don para las charlas interesantes y un poco de insinuación lo tendrás deseando volver a verte.

-de verdad amiga me estas asustando, será mejor que duerma ya, no valla a ser que me hables también de las insinuaciones incorrectas -dijo Isabella riéndose.

-de acuerdo amiga descansa -dijo dándole un beso en la frente a Isabella-Mañana vendré a despertarte-añadió saliendo por la puerta.