Todos los personajes son de Rumiko Takahashi, yo los tomo prestados cuando no tengo sueño.

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En la playa

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¿Qué nunca podría disfrutar un día en la playa?

Quería jugar en las olas, brincando de aquí para allá, hundiéndose en el mar y salir con el cabello empapado. Quería nadar con sus hermanas, su padre, su tío y el odiosos de Ranma, y no solo quedare ahí sentada, viendo a los demás disfrutar de aquel hermoso día soleado, quería, pero tenía miedo, pues siempre terminaba hundida, cual bala de cañón, en el fondo, con el terror en los ojos de ahogarse, tragando ingentes cantidades de agua salada y dependiendo de su prometido y los demás para salir a flote.

Por esa razón se había quedado esta vez fuera del alcance del mar, le huía como si fuera acido, pues aunque en otras ocasiones disfrutaba de siquiera mojar sus pies, esta ocasión ni siquiera eso quería permitirse, pues más tristeza y enfado le daba.

Si, enfado. Porque sabía que las burlas del maldito, en más de un sentido, no se harían esperar, y no es como que no las tolerara, ya estaba más que acostumbrada, si no que era cansado, y más si su propósito era disfrutar ese día.

Y así se quedó, con el ceño fruncido viendo al mar, haciendo un puchero que a su prometido, que ahora era una chica con movimientos bruscos que lo delataban como varón, no le pasó desapercibido. Lo había notado desde que llegaron, su actitud más osca de lo normal y su sensibilidad a cualquier broma sobre sus piernas de plomo ya le habían dejado varios chichones en la cabeza, no eran como que no los mereciera, pero esperaba que ese día ella estuviera más tranquila y de alguna extraña manera pudieran disfrutar aquel día.

Y con ese pensamiento en mente decidió salir del agua y dejarse caer a su lado en la tibia arena, y hacerle compañía un rato.

─ eres una boba, ¿Por qué no vas a dar un paseo en vez de estar aquí viendo a todos y quitándoles el ánimo de disfrutar el día? ─ Bueno, quizá el tacto no era parte de su personalidad, pero de verdad lo intentaba ─ Es más, si me lo pides de una forma atenta y respetuosa, hasta te acompañaría ─ La sonrisa ladina no pasó desapercibida por ella, que como respuesta, intentando contener lo más posible la ira que iba creciendo en su estómago solo soltó un sonoro bufido, y giro su rostro para no verlo más.

Él lo noto, sabía que había metido la pata, otra vez, pero es que era difícil hablar con su testaruda prometida. Akane siempre se tomaba sus comentarios a mal, no importaba si eran una simple broma o chiste, siempre terminaba molestándose. Pero por esta ocasión, solo por esta, de verdad quería hacer que ella disfrutara ese día.

Así que se decidió.

De un salto se puso de pie y jalo de una de las muñecas de la enfurruñada chica, que llevaba un tierno traje de baño moteado.

─ ¡Ranma! ¡Bájame ahora! ¡aaaaa! ─ Grito y patio, pero cual costal de papas la chica que llevaba una simpática trenza de peinado y un bañador meramente masculino, hecho a su hombro a la morena de melena corta que berreaba la dejara

─ ¿puedes callarte por favor? Vamos Akane, esto te va a gustar, y además, yo te voy a cuidar. Te prometo que nada te va a pasar.─ y entro de vuelta al agua, pero ahora con la chica que estaba comprometido por obligación de sus padres, y que el juraba no querer, pero cuidaba con celo, como quien custodia un valioso tesoro, una chica que había enmudecido al escuchar las últimas palabras que había dicho él, ahora vuelto ella, y que de una manera u otra, tenían más significado del que él se había dado cuenta y del que ella pensaba.

Al final, quizá si podría ella disfrutar una día en la playa.