N/A: esta historia fue escrita originalmente en idioma inglés bajo el título Sailing Little Boats por DrathBreezy y por mi. Es un AU que involucra una serie de personajes originales creados por Breezy, pero no es necesario haber leído todas las historias previas para seguir esta. Pero por las dudas, les dejo un breve resumen de los personajes y situacion general:
- Schurke Canaille (Magistrado Corelliano, fallecido)
- Kampher Lutador Canaille (Sanadora Jedi, esposa de Schurke)
- Aubé Gris 'Tough as Nails' Canaille-Skywalker (hija de Schurke y Kampher, ex-piloto Rebelde, esposa de Luke, estudiante Jedi, Tough as Nails=Dura como un clavo es el sobrenombre de sus tiempos de piloto)
- Kay'leb Canaille (hijo de Schurke y Kampher, Sanador Jedi)
- Pemberian Canaille Skywalker (hija de Aubé y Luke)
- Tamillen Canaille Skywalker (mellizo de Pemberian, fallecido)
- Toa (nativo de Dathomir, Sanador Jedi, alumno y compañero de Kay'leb)
Kam y Schurke fueron amigos de Anakin durante sus años de padawan, pero dejaron el Templo para formar una familia antes de la Orden 66. Luego ocultaron su pasado Jedi incluso de sus hijos. Luke y Aubé se conocieron durante los años de la Rebelión, pero recién post-RotJ tuvieron un breve affaire (durante una visita de los Canaille a Coruscant que incluyó un roce de Kay'leb con un ente oscuro en el Templo a consecuencia del cual quedó ciego) que dió origen a los mellizos Pem y Tam, de los cuales Luke tuvo noticias sólo 10 años más tarde, cuando se reencuentra con Aubé.
Mientras tanto, Han y Leia se casaron poco después de RotJ, pero no tuvieron hijos ya que Leia había quedado aparentemente estéril gracias a la tortura sufrida en ANH. Leia se dedicó a la política hasta ocupar la Jefatura de Estado de la Nueva República, y Han siguió su carrera militar ocupándose de la seguridad de Leia durante su Jefatura. Hasta que la Fuerza decide darles una sorpresita, o dos.
Esta historia transcurre aprox. 11 años después de RotJ
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Pequeños Botes
Primera Parte
Apenas despierto, Han Solo tanteó a su alrededor en busca de su esposa. Su somnoliento cerebro disparó una advertencia al no encontrarla, ya que era difícil de perder últimamente debido al increíble tamaño que había alcanzado en las últimas semanas.
El frescor de las sábanas junto a él terminó de despertarlo.
Preocupado, llamó en voz baja. - ¿Leia?
Una mirada al cronómetro junto a la cama le informó de que todavía era demasiado temprano para comenzar el día y dado que su esposa había dimitido como Jefe de Estado no era probable que alguna crisis la hubiera sacado de la cama.
Poniéndose en pie rápidamente, inspeccionó el frescador, encontrándolo tan vacío y frío como la cama. ¿Quizá un antojo de dulce?
Al dirigirse a la cocina, encontró la respuesta a sus preguntas. La Princesa se encontraba en uno de los sofás de la sala de estar, sentada de piernas cruzadas.
- ¿Estás bien? – Preguntó, sentándose junto a ella.
- Ahá... – respondió ella distraídamente. Su mano masajeó suavemente la tensa piel de su enorme abdomen.
- ¿Qué hacés despierta tan temprano? ¿Te despertaron los chicos?
- Algo así.
El antiguo contrabandista levantó una ceja.
- Tengo contracciones – clarificó Leia.
Han Solo palideció. - ¿Desde cuándo?
- Un par de horas – le dijo sonriendo brevemente.
- ¿HORAS? ¿Por qué no me llamaste? – Han corrió hacia el dormitorio y Leia pudo escucharlo maldiciendo mientras saltaba tratando de ponerse los pantalones y las botas al mismo tiempo.
- ¡Han! – Llamó - ¡HAN!
- ¿Qué? – Su cabeza asomó a través del vano de la puerta del dormitorio.
- Cálmate y vuelve aquí. No hay apuro.
- ¿Estás segura? – Preguntó tímidamente, volviendo con paso irregular debido a que sólo calzaba una bota.
- Estoy segura. Además – continuó Leia, acomodándose en sus brazos – ¿no recuerdas este pequeño artefacto? – agregó señalando el lugar de su vientre donde se podía ver adherida una delgada tira de metal flexible.
Han Solo suspiró descorazonado. – Cierto. ¿Seguro que está funcionando como corresponde?
- Estoy segura – la Princesa sonrió tiernamente y depositó un suave beso en su mejilla. – He estado chequeando la telemetría todo el tiempo – agregó, mostrándole su datapad. – Ha estado dando el mensaje de "Todos los Valores Normales" desde que desperté... ¿Lo ves? Aquí...
En el momento en que ella señaló el lugar en la pantalla, el mensaje cambió.
El futuro padre tragó en seco. – Uh, ¿corazón? ¿Qué significa "Efectuando Primera LlamEm"?
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Veinte minutos después, se escuchó una queda llamada a la puerta. Era el joven Sanador, Toa. Para alivio de Han, se encontraba solo.
- Supongo que esto significa que está todo bien, ¿no, pibe? – Preguntó con una jovialidad forzada que no sentía realmente. Casi como de casualidad, agregó: - ¿Dónde está la Sanadora Kampher?
Toa se inclinó en una breve reverencia. - Se ha dirigido al Sanatorio para preparar todo para el arribo de Milady. ¿Las contracciones se han detenido?
- Si, eso parece...
- ¿Han? – Llamó Leia desde el dormitorio, poniéndolo en alerta otra vez. - ¿Es la Sanadora?
- ¿Está todo bien? – Preguntó Solo con ansiedad - ¿Necesitan que los lleve al Sanatorio ahora?
- No os preocupéis, General – Toa alcanzó a decir en voz baja, antes de ser interrumpido por Han.
- Si escucho eso una vez más... – el antiguo contrabandista endureció su rostro.
Para su sorpresa, el joven sanador se rió. – Tenéis todo el derecho de preocuparos, pero no es necesario que lo hagáis. Esto sucede habitualmente, algunas veces el cuerpo necesita algo de práctica. Volverán, quizá en unas horas, quizá mañana, quizá dentro de dos días. Mientras tanto...
- Tratad de no preocuparos – Solo recitó sarcásticamente.
- Iba a sugerir que ambos descanséis cuanto os sea posible, porque será la última oportunidad que tengáis en un largo tiempo – Toa dijo gentilmente. – Pero eso ayudaría también. Milady necesita estar lo más relajada posible. Me ocuparé ahora de ella y luego regresaré al Sanatorio...
- Como si fuera fácil – gruñó Han de mal humor fuera del alcance del oído de Sanador cuándo éste se alejó en dirección al dormitorio.
Para Han, el corto tiempo que demoró el Sanador le pareció una eternidad, pero después que éste se retiró, fue aún peor. Era como estar congelado en carbonita de nuevo. Sin tiempo. Tiempo muerto. Sin diferencia entre la eternidad y un instante. Sólo cuando escuchó el familiar gorjeo de una unidad R2 se le levantó el ánimo. Ese sonido sólo podía significar un visitante y Han casi ni dejó que el timbre sonara cuando ya le estaba franqueando la entrada.
- ¡Luke! – Saludó Han abriendo la puerta, pero arqueó una ceja al notar que, salvo por la presencia del R2 que se deslizó hacia adentro como si fuera el dueño de casa, Luke estaba solo.
- ¿Dónde está Clavos, Luke? – Preguntó, tratando de no darle demasiada importancia a la pregunta. Pensé que estaría aquí para apoyar a su amiga. Después de todo, ¡ella ya pasó por esto! – Tu pequeño gundark está con Chewie, probablemente haciendo nudos con los carriles de vuelo.
- Si, lo sé. Aubé está en casa, descansando. No se encuentra bien, Han – respondió Luke con cortedad inesperada, su rostro contraído brevemente en una máscara rígida. En ese instante, Han se sintió incómodamente consciente de que el padre de su amigo alguna vez había regido la Galaxia con puño de duracero.
El momento pasó, y la expresión de Luke se relajó al continuar. - ¿Cómo está Leia? Kam me dijo que le faltaba mucho cuando me llamó.
- También está descansando – respondió Han chasqueando la lengua mientras se dirigían al sofá. – Toa debe haberle dado algo para calmarla. ¡Demonios, podría haberme dado algo a mí ya que estaba, no me hubiera opuesto! ¡Estoy más nervioso que cuando decidí pedirle que se case conmigo! – Para enfatizar el punto, tomo un gran trago del brandy que había dejando previamente sobre la mesita. – Clavos... Aubé, ¿va a estar bien?
- Kay'leb se quedará con ella por un rato – respondió Luke suavemente – Kam enviará una escolta para recogerlo cuando yo regrese – se detuvo por un momento.
Inseguro a cerca de como responder a esto, Han optó por la ruta segura. – Seep, hablando de eso, seguro que querés verla. Yo voy a empezar con el almuerzo, el pibe sanador dijo que iba a ser un día muy largo y me hizo prometer que le haría comer algo liviano a Leia. Te veo en un minuto...
Fue el turno de Luke de sentirse sorprendido. - ¿Estás seguro?
- Sep – sonrió Han, con algo de su acostumbrada suficiencia. – te entendí... Algunas veces una chica necesita a su hermano...
**
Luke entró de puntillas en el dormitorio a media luz. Las persianas estaban abiertas sólo a media, dejando entrar algo de la luz matinal pero no lo suficiente como para evitar que alguien durmiera. Una sutil esencia impregnaba el aire, algo limpio y tranquilizador que trajo a la memoria de Luke en forma inmediata la ropa recién lavada por su tía Beru. La música favorita de Leia se podía escuchar a través de parlantes escondidos.
Incluso al final de su embarazo, su hermana se veía apenas como una niña pequeña al yacer en posición fetal en la enorme cama, su largo cabello recogido en una larga trenza.
- Hola – le sonrió, abriendo sus grandes ojos marrones. Tímidamente, palmeó el cobertor junto a ella.
- Hola – le dijo, devolviéndole la sonrisa, recostándose en el rincón ofrecido pero siendo cuidadoso de que sus botas no ensuciaran el cubrecama bordado. - ¿Cómo te sientes?
- Feliz. Ansiosa. – Parecía deseosa de agregar algo más, pero no lo hizo.
- ¿Asustada? – Ofreció Luke.
La Princesa sacudió su cabeza. – No, no realmente... Pero quisiera...
Su mellizo esperó a que terminara la frase. - ¿Qué? – insistió.
- Quisiera que mi padre pudiera estar aquí hoy. Lo hubiera hecho tan feliz...
Luke apartó unos pocos cabellos errantes de la frente de su hermana. – Te entiendo...
- Quiero decir, tengo a Han, y a ti, y a Chewie y Aubé y toda su familia, y todos han sido tan maravillosos conmigo, pero...
- ...No es lo mismo, lo sé – terminó por ella.
Los ojos oscuros de Leia buscaron los claros de Luke, la silenciosa comunicación que privaba entre ellos estableciéndose sin esfuerzo.
- Una de las primeras cosas que cruzó por mi mente cuando conocí a Pem, digo, después que me repuse de la impresión por supuesto, fue que triste que era que tía Beru no estuviera ya aquí para conocerla. ¡La hubiera querido tanto! La laringe de Luke se movió arriba y abajo y sus ojos se empañaron.
- Es curioso, ¿no? Después de tantos años... – terminó con una sonrisa triste.
- Me alegra que estés aquí, Luke – susurró su melliza, acariciando su mejilla. – Es decir, sé que preferirías quedarte con Aubé...
- Kay'leb la está acompañando.
- ¿Necesita de un Sanador? – Comenzó Leia, haciendo sonreír a Luke. - ¿Qué es lo gracioso?
- No, no es eso - le aseguró con una sonrisa melancólica. – Pero me parece gracioso que incluso en medio de tus dolores de parto, te preocupes primero por los demás...
Leia suspiró exasperada. - ¡Vamos, Luke! ¡Ya tengo suficiente de eso con Han y Threepio! ¡Chewie parece ser el único por aquí con algo de sentido común! ¡Esto es un paseo comparado con...!
Luke frunció el ceño, recordando algunas de las cosas que ella había sufrido en el pasado. Afortunadamente, Leia advirtió su preocupación terminó la frase con un guiño cómplice. - ... ¡Comparado con aguantarme los discursos de Borsk Fey'lya! ¿Decías sobre Aubé?
Luke le ofreció otra sonrisa triste. – Pensaba en lo que me dijo un viejo amigo: no necesita un Sanador, necesita a su hermano...
**
Luke salió del dormitorio media hora más tarde, aparentemente ansioso por partir, pero Han presintió que también estaba ansioso por decir algo. No necesitaba ser un Jedi para darse cuenta de eso.
- Pibe... Luke... – dijo con inusual gentileza. - ¿Qué pasa con Aubé, de veras?
Por la expresión de Luke, Han sitió que había transgredido una frontera invisible, una que no estaba previamente, y una de las tantas que habían aparecido desde que descubriera su verdadero linaje y su otra familia. Pero a diferencia de las otras veces, no estaba dispuesto a ignorar este asunto. – Contame...
Luke dudó un momento y luego se sentó pesadamente en uno de los sofás. Ante los ojos de Han, parecía haber envejecido muchos años en un instante. – Mellizos... – suspiró.
- ¿Mellizos? – Confundido, el corelliano frunció el ceño.
- Pem también tuvo un mellizo, Han – susurró Luke. – Tam, así se llamaba su hermano, Tamillen, murió a los tres años...
Han inspiró con fuerza. - ¿Qué? ¿Cómo...? El rudo corelliano se frotó el rostro sin encontrar palabras para expresar sus verdaderos sentimientos. No importaba como había muerto el niño, o por qué su cuñado no lo había mencionado nunca. Explicaba tantas cosas...
Torpemente, le estrujó el hombro y carraspeó. – Lo siento mucho, Luke – ofreció suavemente.
Su joven amigo aceptó las condolencias con un gesto brusco.
-¿Vos creés que los bebés de Leia... nuestros bebés están en peligro? – Han articuló finalmente.
Para su alivio, Luke negó con la cabeza enérgicamente. - No, pero Aubé está asustada... ¿Recuerdas el ataque de los Ciudadanos para Reinstaurar el Imperio?
- ¿Los cretinos del CRI? – resopló Han – Ni por los Siete Infiernos me olvidaría... Leia en peligro de muerte, Mito colgando del borde del palco, el ataque que sufrieron vos y Aubé... ¡Casi como en los viejos tiempos!
Luke se mantuvo adusto. – Casi perdimos al bebé a causa de eso, Han. Ella... Digamos que no fueron momentos fáciles. Y entonces falleció su padre... – Luke se detuvo, escogiendo las palabras cuidadosamente. – Kampher y Kay'leb están de acuerdo, y Aubé también lo sabe, que en parte es por los cambios en su cuerpo, así que... Trata de no juzgarla muy duramente, Han, ¿ok?
**
Luego que Luke se retirara, la mañana se arrastró nuevamente y Leia se empezó a sentir más y más inquieta. Al mediodía, Chewie pasó para almorzar y una breve visita junto con Pem y luego partieron con rumbo desconocido – al menos por el resto de la tarde. Han consiguió que la Princesa comiera algo liviano y luego la convenció de acostarse a dormir una siesta. Por supuesto, él ya estaba roncando antes que ella cerrara los ojos.
