"¿Está seguro doctor?" Dijo Rose sin dejar de entrelazar los dedos unos con otros por los nervios. Antes de que el médico contestara miró su reloj, tendría que volver pronto a la TARDIS si no quería que el Doctor la echara de menos.

"Totalmente, no hay ninguna duda." Rose le dio las gracias al doctor y salió de su consulta con la cabeza llena de cosas, dudas y posibles problemas, pero sobretodo con la cuestión de darle la noticia al Doctor y saber como le sentaría.

Caminó por las calles de Londres, la gente le rodeaba, pero ella no veía a nadie, no distinguía caras, aunque fuera gente conocida a ella le daría igual pues estaba demasiado metida en sus pensamientos como para prestarles atención.

La TARDIS apareció delante de ella, la nave era la misma, pero Rose había cambiado, una parte fundamental de su vida había cambiado desde la visita al médico la primera vez para hacerse las pruebas y la otra estaba a punto de cambiar, en cuanto le dijera al Doctor la noticia.

Abrió lentamente la puerta y allí se lo encontró, trabajando como siempre en los controles de su nave, que como de costumbre había tenido un fallo en su funcionamiento. No la oyó entrar, por lo que Rose pudo acercarse a él sin que le dijera nada o le preguntar adonde había estado.

"Hola Doctor." Dijo ella con el tono de voz más cariñoso y rodeando su cuello con ambas manos le besó en la mejilla. Él se dio la vuelta y sonrió ampliamente, tan sólo un par de horas lejos de ella y ya la había echado de menos.

"¿Qué tal todo? Pensaba que te habrías ido de compras o algo." La contempló con curiosidad pues había algo extraño en Rose, le estaba escondiendo algo, pero era algo que sus ojos querían decirle, que su boca quería contarle y que sus manos nerviosas no podían ocultarle por mucho tiempo. "¿Qué ocurre todo va bien?"

Rose asintió, aunque lo hizo con ciertas dudas. Todo estaría bien cuando se lo dijera cuando se atreviera a soltar la bomba y cuando descubriera lo que él opinaba de todo el asunto.

"En realidad, hay algo que me gustaría contarte. Que tengo que contarte en realidad, porque no voy a poder ocultarlo durante mucho tiempo." Creyó que le fallaban las piernas, aunque al ver la expresión asustada del Doctor, pensó que tal vez le estaban fallando de verdad.

Se sentó en el primer asiento que encontró y él se arrodilló delante de ella, tomó el rostro de Rose entre sus manos y lo acarició con cuidado, esperando que ella le dijera lo que la estaba consumiendo por momentos.

"Rose, mi vida ¿Qué ocurre? Estás empezando a asustarme. No has estado visitando a ninguna amiga aquí en Londres ¿verdad?" Ella negó con la cabeza, le encantaba que su Doctor fuera tan inteligente y que con tan sólo una mirada pudiera descubrir el mundo ella guardaba en su interior. "¿Qué es? Ya sabes que puedes contármelo todo."

Rose respiró profundamente y miró con determinación al Doctor, era ahora o nunca y con él no valía el nunca. "¿Crees que podríamos hacer una habitación más en la TARDIS? Con las paredes rosas o azules, no lo se todavía y uno de esos preciosos móviles bajando del techo, tal vez con pequeñas TARDIS moviéndose sin censar."

"Rose ¿me estás diciendo que estás… que vamos a ser… que dentro de nueve meses… Rose estás embarazada?" Rose tan sólo pudo contener la respiración mientras esperaba la reacción del doctor, que él se había quedado paralizado, mirándola a los ojos, con las manos sobre los hombros de ella, pero totalmente paralizado. "¡Voy a ser padre! ¡Vamos a ser padres!" Gritó de alegría el Doctor, tanto que consiguió asustarla a ella.

Se levantó de un saltó y comenzó a dar vueltas por la nave. Rose casi no era capaz de seguirle con la mirada, pero lo intentaba, ahora que sabía que el Doctor estaba feliz con la noticia de ser padre con ella a su lado, no quería perderse ni uno de sus movimientos, ni una de las palabras de la retahíla que estaba soltando y Rose se preguntó como podía seguir hablando sin quedarse sin aire.

"Dios mío Rose tu y yo, ¡vamos a ser padres! Vamos a tener un bebé, de nuevo está nave a ser un sitio familiar. Lo haremos un sitio acogedor y la zona este que casi está vacía, la dejaremos como cuarto de juegos del niño o niña, claro. ¿Te das cuenta Rose? Vamos a ser padres."

Entonces el Doctor se detuvo en seco al ver que Rose había comenzado a llorar. La chica se tapaba el rostro con las manos, no quería que la viera llorar, no quería convertirse en una de esas embarazadas que lloraban tanto por lo bueno como por lo malo. Pero no lo podía evitar.

"Rose, cariño ¿Qué ocurre? Pensaba que te alegrarías de mi felicidad, creía que tu también estarías feliz por que vayamos a ser padres. Llevamos un tiempo juntos y se que a los humanos os encanta tener niños."

"Pero claro que soy feliz, no puedo serlo más. Pero no puedo evitarlo, creo que son las hormonas, o algo así. Vale conozco esa cara, ¿Qué es lo que no estás contando?" Rose estaba en lo cierto, el Doctor se había quedado callado y el Doctor jamás se quedaba callado, tan sólo cuando algo no iba bien.

"Bueno… quizá debí decirte algo antes de quedarte embarazada, pero supongo que ya no hay solución."

"Oh dios mío, no me digas que nuestro bebé no va a tener apariencia humana, que va a ser algo como…" El Doctor impidió que continuara con sus elucubraciones con un tierno beso en los labios, que al menos consiguió relajarla.

"No me refería al bebé en si, si no más bien a ti. Cuando los Time Lords tenían niños, las madres y sus futuros hijos se convertían en un mismo y lo que sentía el uno lo sentía el otro, el niño la convertía temporalmente en su unión con el mundo exterior y eso provocaba que la madre tuviera los sentidos y los sentimientos desarrollados al mil por mil, como te está empezando a pasar a ti. Eran unos meses preciosos."

"¿Quieres decir que me voy a convertir en una máquina de sentimientos? Y ahora me dirás que esto no es más que el principio." La mirada acosadora y un poco asustada de Rose no se apartaba del Doctor.

"Estos meses vas a ser como una nueva Rose. Vas a conocer a tu hijo y él te va conocer a ti hasta lo más profundo de vuestros seres. ¿Brillante verdad?" Rose se lanzó a sus brazos, no sabía si estar contenta y feliz o tener un miedo terrible la lo que había comenzado a ocurrirle en su cuerpo.

"¿Es seguro? Todo eso del cambio, Doctor soy humana no soy una Time Lord. ¿Qué pasa si luego resulta que no somos compatibles si un humano y un Time Lord no pueden tener hijos juntos. ¿podría Perderlo?"

"Lo ves ya está empezando." Rose le lanzó una mirada por la que el Doctor no quiso saber sus pensamientos, porque seguro que no sería nada bueno para él. "¿Sabes lo que podríamos hacer, que tal si le hacemos una visita a Jack en Cardiff por unos días y así tu descansas y te vas acostumbrando a todo esto."

"No voy a dejar de viajar contigo por estar embarazada, ¿no me estarás dando una baja por maternidad?" Rose gruñó con fuerza. No podía controlar su tono de voz, sus sentimientos ni sus pensamientos. No era capaz de saber si quería estar un tiempo tranquila entre amigos o prefería seguir como si nada con una vida que no volvería a ser la misma.

"¿De cuanto estás?"

"Mes y medio ¿Por qué?" El Doctor se separó de ella y fue a los controles de la TARDIS y comenzó a manejarla. Por el ruido que escuchó Rose, supo que se estaban poniendo en marcha. "Doctor todavía no me has dicho si nuestro hijo va a tener aspecto humano, ni porque es tan importante saber de cuanto estoy o cuanto voy a cambiar durante el embarazo." Se puso delante de él, obligándole a mirarle a los ojos y al ver la seriedad del Doctor en ellos no se sintió segura de querer saber lo que le estaba preguntando. "Siempre has sido sincero conmigo, desde que nos conocemos me has contado todo y ahora que necesito más respuestas que nunca te cierras en banda y no me dices nada."

"Necesito estar seguro de algunas cosas antes de poder contestarse con seguridad. No quiero asustarte no en tu estado, por eso, necesito a Jack y sus aparatos de Torchwood, necesito gente que esté preparada para lo que pueda pasar." La abrazó de nuevo como si cada vez que la tuviera junto a su cuerpo se sintiera más fuerte y capaz de cualquier cosa. "Necesito que tu estés tranquila, en un sitio familiar y protegida de cualquier cosa."

"¿Qué tipo de cosas? Un momento, nos estamos escondiendo ¿verdad? Crees que alguien se entere de mi embarazo y quiera hacernos daño a mi o al bebé. ¿Quién Doctor, los Daleks, algún tipo de Cibermen o alguna criatura de la que todavía no me has hablado."

La TARDIS se dio un golpe con algo justo en el momento en el que el Doctor iba a contestar a su pregunta. Al no estar sujeta a ningún sitio, Rose se tambaleó por la fuerza del golpe y si el Doctor no la hubiera sujetado se hubiera caído.

"¿Se puede saber que es toda esa escandalera?" Se escuchó decir una voz fuera de la TARDIS. "Dios mío, ha vuelto, chicos, el Doctor ha vuelto." La voz era conocida para los dos, pero Rose continuaba mirando al Doctor, esperando al respuesta de este, que al menos de momento no iba a llegar.

"Parece que tenemos visita, ¿Qué tal si vamos a ver a los vecinos?"

"Doctor, por favor, dime sólo lo que crees que puede ocurrir, estamos juntos en esto; para bien y para mal estoy metida en el lío y necesito saberlo."

"¿Doctor, Rose? Se puede saber que hacéis ahí dentro. Vamos salid de ahí de una vez, que quiero ver a mis viajeros espaciales favoritos." Jack sonaba igual que siempre y al escucharlo tanto Rose como el Doctor sonrieron, olvidando la conversación que tenemos entre manos.

"No me dirás ahora, pero cuando estemos solos terminaremos esta conversación."

"Con Jack cerca no creo que estemos mucho tiempo solos y en cuanto le digamos que va a ser tío no creo que se aparte de ti. Ya sabes lo protector que es cuando se trata de ti."

"Doctor, Rose, voy a empezar a asustarme como no salgáis pronto." El capitán Jack Harkness era uno de los mejores amigos con los que contaban en galaxia y siempre era un placer hacerle una visita o recibirle como pasajero temporal en la TARDIS, aunque ahora que tenía novio, no lo hacía muy a menudo.

Por fin se decidieron a salir y al abrir la puerta, allí lo encontraron con la misma sonrisa cálida, al mismo tiempo que espectacular, mirándolos y un momento más tarde acercándose a ellos con los brazos abiertos.

El Doctor le abrazó cordialmente, pero Rose, que siempre se dejaba llevar por sus sentimientos, se lanzó a sus brazos entre risas y dejó que el capitán la cogiera en brazos.

"Vaya, que bienvenida más calurosa. Rose, pareces, no se distinta, no me estarás proponiendo nada ¿verdad? Porque quiero recordarte que tengo un amigo especial justo aquí." Dijo Jack mientras rodeaba los hombros de Ianto, que saludó a los recién llegados. "¿Y que tu tienes el tuyo? Si es que todavía le aguantas."

"¡No digas eso de él!" El silencio se hizo a su alrededor, incluso la propia Rose se dio cuenta que había sido demasiado ruda al decir eso. "Lo siento, pero es que últimamente tengo un pequeño problema para controlar mis emociones."

"Me recuerda a mi prima Elli cuando se quedó embarazada." La mirad que Rose le lanzó a Ianto la delató, tanto que el capitán comenzó a reírse y de una forma mucho más efusiva que antes abrazó a Rose.

"¿Por qué no me habéis dicho en cuanto habéis llegado? Dios chicos enhorabuena." Luego fue al Doctor y también volvió abrazarle. "Esto hay que celebrarlo. Un momento, ¿Por qué estáis tan serios los dos? No habéis venido solo para contármelo ¿verdad? De que te estás escondiendo Doctor."

"Eso mismo le he preguntado yo, pero todavía no me lo ha querido decir."

"Jack ¿Por qué no le pides a Owen que le haga un examen completo? Seguro que él está más acostumbrado este tipo de cosas que cualquier otro médico normal."

"Doctor no voy a marcharme para que vosotros podáis hablar a mis espaldas." El Doctor fue hasta ella y la rodeó con sus brazos, mientras la escuchaba suspirar, poco a poco se iba calmando. "¿Me lo contarás después?"

"Cuando esté seguro que todo va bien si. Tu misma lo has dicho, no somos de la misma especie al fin y al cabo, no quiero dejar ningún cabo suelto durante estos. Hazlo por mi."

"Entonces la amenaza es grave." Le preguntó Jack una vez que Rose los hubo dejado solos."

"No lo se Jack, pero se lo que le va pasar a Rose si tiene el embarazo normal de un Time Lord. Digamos que va a estar un poco susceptible." Jack sonrió, ya se estaba imaginando a Rose, un poco susceptible.

"Y no quieres estar sólo con ella cuando eso pase." Añadió el capitán con cierta sorna en el tono de su voz.

"No quiero que se haga daño y tampoco quiero que nadie de con ella."

"¿Piensas en los Daleks?"

"Pienso en todos aquellos enemigos que tengo por el universo y pienso en que tu eres el único que puede protegernos hasta que nazca el bebé."