La serie saint seiya no me pertenece,ni ninguno de sus personajes,(bueno solo Milo jijiji) estos pertenecen a Masami Kurumada, por lo que no los utilizo con fines de lucro, solo los utilizo para poder plasmar un poco lo que pienso. ^^
Bueno gracias por su atencion n.n espero sus comentario reclamos y demas sugerencias ^^ hasta la proxima jejeje
Advertencias: Esta historia es Yaoi, por lo que homofóbicos…adiós.
MILO
¿Qué era realmente el dolor? ¿Qué dolor era el más desgarrador? Para él no había dolor más grande que el que sentía en su interior. Ni siquiera el físico que por ahora era víctima por su propia mano. Y es que todo en su interior estaba literalmente roto.
Quizás todo había comenzado hacia un año su madre había sido diagnosticada de cáncer de pulmón terminal. Del cual no sabía ni media palabra, hasta la muerte de esta. Sí, su madre no le había dicho que estaba enferma...ni siquiera se había podido despedir de ella.
Y como de una maldición se tratase, hacia casi unos 4 meses había tenido que irse a vivir con su padre, cosa que no le entusiasmaba demasiado. Sus padres de había divorciado hacia más de 20 años, y él había sido producto de un desliz que habían tenido ambos, después de divorciados. ¿Cómo había sucedido? O ¿Por qué? Ni el mismo lo sabía. Pero había sucedido, siendo el menor de 3 hermanos y el 3° de los 5 hijos de su padre. Si de por si era molesta su ¨adorada¨ madrastra sus medios hermanos lo eran más.
Su hermano mayor se llamaba Julián tenía 23 años y le seguía su hermana Fler de 21 años. De sus medios hermanos el mayor era Hyoga de 17 años y le seguía Aiacos de 15 años.
El tenía 18 años. Estudiaba en una de las universidades más presagiosas de Atenas. Su padre le pagaba la universidad. Esto significo un problema para él. Ya que como su padre pagaba, el señor Seferis había dispuesto de lo que él, Milo Seferis tenía que estudiar.
Esto en un primer plano le había molestado, al punto de la cólera. ¿Pero qué podía hacer? No disponía del dinero suficiente para ir a la universidad. Y entonces estudiaba el 1 semestre de Economía. Le disgustaba y le aburría mucho esta carrera. Su verdadera vocación era el de dibujar. No era por presumir pero dibujaba bastante bien. Incluso había pensado en hacer cuadros para venderlos, pero la idea se fue cuando su madre muriera 6 meses atrás.
Su madre y él se llevaban bien, pero no llevaban una relación muy estrecha. La madre de Milo le había ocultado su enfermedad para no causarle dolor. Ya que siempre se había sentido culpable de cómo trataban al griego en las reuniones familiares de su ex. Y es que, como en la edad antigua, la familia de parte de su padre, siempre le habían dicho que era un bastardo, literalmente. Siempre se lo hacían saber y lo recalcaban cada que podían.
Quizás la gota que había derramado el vaso para que Milo explotara, había sido un terrible secreto, tan terrible que si su padre lo descubriese...simplemente lo odiaría.
El pedazo de vidrio en su mano siguió su curso, desgarrando centímetro a centímetro de su piel. Estaba un poco perdido por lo ingerido, pero que mas daba. Pronto la dulce muerte le envolvería y por fin seria libre.
Una lágrima recorrió su mejilla al recordar, el terrible acto que había cometido.
Su madrastra era una mujer de unos 35 años, era joven cuando se había liado con su padre. Tenía 18 años cuando tuvo a su primer hijo. Por lo que ahora se veía demasiado joven al lado de su padre, que estaba en los 48 años. Un día cuando llego de la escuela, no había nadie...o casi nadie. Su madrastra salió de repente con una ropa demasiado llamativa. Mirándolo de forma demasiado tentadora y lasciva. No supo en qué momento termino teniendo sexo con ella. Juro que jamás lo volvería a hacer...pero lo hizo demasiadas veces.
Hasta que un día él se decidió, y no lo volvió a cometer el mismo error. Pero el daño ya estaba hecho, de vez en cuando su madrastra lo miraba cómplice, haciendo más lenta su agonía. La culpa lo consumía día a día sin posibilidad de tregua.
Desde hacía algunos meses, no sabiendo que hacer o con quien hablar, empezó a consumir estupefacientes, alcohol y todo lo que estuviera a su alcance.
Asi había terminado como ahora. Con toda su habitación a medio destruir, con un vidrio rasgando su piel, medio inconsiente y esperando por todo lo sagrado que muriera de una vez. Pero como a algunos suicidas, le había pasado un gran inconveniente...ser descubierto.
-Milo... ¿Milo?... ¡Milo!- llamo una y otra vez su hermano mayor-¿Milo? ¿Puedo pasar?- dijo el joven llegando a la puerta de la habitación del aludido.
Julián no recibió respuesta por lo que supuso que Milo estaba en el baño. Abrió la puerta y lo que encontró lo horrorizo. La habitación de su hermano estaba destruida, el espejo roto, la cama de cabeza y mucha sangre que salía desde donde estaba el colchón recargado en una pared. Camino lento hacia el lugar donde emanaba liquido carmesí, lo que vio lo dejo helado.
-¡Milo! ¡¿Pero qué rayos hiciste?! ¡Milo no me hagas esto, tú no!-Pronuncio Julián antes de cargar a su hermano menor y llevárselo en su auto al hospital.
Habían pasado unas horas cuando llego el padre de Milo. Luca, era un hombre de 48 años, tez blanca ojos color azul y cabello rubio, muy parecido a Hyoga. Se acerco a su hijo mayor, el cual tenía las manos en la cabeza, y sollozaba levemente.
-¿Cómo está Milo?-pregunto de pronto el mayor
-No lo sé, no me han dicho nada- dijo el joven con voz nasal
-No te preocupes el estará bien-dijo con frialdad Luca
-Sí, yo creo que si... ¿A qué viniste?-pregunto el peli azul
-A ver a mi hijo no es obvio él me preocupa- dijo alterado el rubio
-¿Te preocupa?-pregunto con tono irónico-Si de verdad te preocupara te hubieras dado cuenta antes que algo no andaba bien...cuantas veces te lo dije padre ¿Cuántas?-dijo en tono decepcionado Julián, miraba a su padre con odio mal disimulado
-El ya era lo bastante grande como para hacerse responsable de su vida- dijo con frialdad el padre.
-¿Grande? Tiene 18 años padre, perdió a nuestra madre y tu no le haces las cosas más sencillas- dijo colérico el joven peli azul
-¿Más sencillas? ¿Qué tan sencillo quieres que se lo ponga? Si solo se dedica a estudiar, no hace nada, no mueve un dedo-dijo enojado el señor Seferis
-¿Cuándo hablaste con él? ¿Cuándo te acercaste a ver si se sentía bien? ¿Cuándo le pediste su opinión? Te juro que si algo le pasa...nunca te lo perdonare ¿Me oyes? ¡Nunca!- dijo el joven con voz peligrosa, pero modulada. Su mirada estaba llena resentimiento.
Un hombre se les acerco, parecía ser el médico. Los miro reprobatoriamente a todos los presentes.
-¿Familiares de Milo Seferis?- pregunto con voz clara
-Sí, doctor yo soy su hermano- dijo apresuradamente Julián
-Y yo su padre-dijo el hombre rubio colándose detrás de su hijo mayor
-Bien, el joven Seferis está estable. Sus heridas eran profundas y perdió mucha sangre, pero esta estable. Tu examen toxicológico salió positivo en uso de cocaína, LSD y alcohol, por lo que debo preguntar ¿Milo es adicto?-pregunto el médico a Julián y a Luca, los cuales lo miraban sin creerlo.
-Yo que sepa no doctor, es decir tiene como 4 meses que no vive conmigo y por lo que se no ingería nada de eso- dijo el menor mirando con dureza a su padre
-En mi casa tampoco- dijo el hombre con indiferencia
-Está bien-dijo el doctor escribiendo todo en el expediente- ¿Usted es Julián?-le pregunto el doctor a Luca, el cual negó levemente con la cabeza
-Yo soy Julián ¿Por qué?- pregunto el joven con interés
-El joven pregunta por usted y por una mujer, Rosalie me parece ¿Se encuentra ahora aquí presente?-pregunto el hombre a Julián
-No, Rosalie era mi madre, ella murió hace casi 6 meses- dijo con pesadez Julián
-Entiendo, puede pasar a ver a su hermano. Necesito que esté tranquilo joven. Lo que va a ver puede que le impresione un poco, ya que su hermano se encuentra en una fase de desintoxicación. Por lo que quizás no esté muy consciente de lo que le diga. Y después que regrese necesito hablar con usted- dijo serenamente el hombre calvo de bata blanca.
-Si, como diga ¿En qué habitación esta?-pregunto el joven con impaciencia
-En la 14, al fondo por el pasillo, 7° puerta- dijo el doctor mecánicamente
-Gracias- musito el joven
Cuando llego se sorprendió del estado de su hermano. Estaba mas pálido que la cera, tanto que sus ojos color mar resaltaban en su cara. Julián se sentó a la de su hermano en la cama. Este estaba consciente, pero tenía la mirada perdida en algún punto desconocido del techo.
-¿Milo?... ¿Cómo te sientes?-pregunto el joven a su hermano menor
-¿Dónde está Rosalie?-pregunto mecánicamente el rubio
-Milo sabes bien que nuestra madre está muerta-dijo con dulzura el peli azul
-Es mentira... ¡Es mentira! Tu mientes...lo haces- dijo el joven con angustia en la voz-es mentira...todo lo que dices es mentira-termino con la mirada perdida
-Milo...no es mentira y lo sabes, ella murió-dijo Julián acariciándole los cabellos rubios
-Si...todos me mientes, para que no la vea....la tienen escondida-musitaba entre balbuceos el rubio
-No Milo ella está muerta acéptalo de una vez- dijo un poco alterado el mayor, pero Milo seguía en un estado de shock
-¡TU LA TIENES! ¡¡TU LA TIENES!!-termino Milo arrojando a un lado a Julián. Este cayó al piso sorprendido por la actitud de Milo. Este se arranco el catéter que tenía conectado en el brazo. Haciendo que una gran herida se abriera en su brazo. La sangre fluía de nuevo, espesa y roja. Julián asustado salió como puso del cuarto a buscar ayuda. Pero fue detenido por un Milo fuera de sí.
-¡¿Dónde está?! ¡Devuélvemela! ¡Devuélvemela!-decía con su mirada color azul, totalmente perdida.
-Milo...tranquilízate, ella murió y lo sabes ¡LO SABES!-decía Julián muy asustado
Milo se arrojo con violencia al suelo, viendo como la sangre recorría y acariciaba sus dedos. Ahí se perdió hasta que sintió un pinchazo y luego obscuridad.
Julián estaba asustado, triste, culpable. Su padre se lo había encargado y mira como lo cuidaba. Cuando llego hasta sus familiares no supo si echarse a llorar o decir que todo estaba bien. Eso solo era para tranquilizar a su hermana Fler que lloraba desconsolada en una silla, alejada de la familia de su padre. Julián pasó de largo a su madrastra y sus medios hermanos. Y se sentó con Fler. Se acomodo en uno de sus hombros y la abrazo protectoramente.
Fler detuvo su llanto para poder consolar el de su hermano. El cual ya había dejado su hombro mojado con las gotas saladas de sus ojos.
-¿Cómo esta?-pregunto por fin al ver mas tranquilo a su hermano
-Mal...muy mal, tuvo una crisis, el doctor vendrá a hablar conmigo...pero no sé si podre solo, tienes que acompañarme por favor no lo soportare solo-dijo Julián con voz quebrada.
-Sabes que lo hare, iré contigo-dijo la joven acariciando sus cabellos azules de su hermano
En eso estaban cuando se les acerco el medico. Julián se levanto y tomo de la mano a su hermana.
-Acompáñeme por favor-dijo el hombre calvo al joven
-Mire ella es mi hermana, ella nos acompañara-dijo frágil el joven
-Si como diga-dijo el hombre empezando a caminar
Cuando llegaron a una gran oficina, les invito a sentarse. En ese momento entro Luca con su esposa Marian.
-Les seré sincero, el joven Milo ha tenido una crisis psicótica, cosa que se tiene que tratar a nivel psiquiátrico. Por lo que lo más recomendable es que vaya a una institución especializada, en estos tipos de trastornos. El tiene un estado depresivo, que se está volviendo crónico-dijo con dureza el doctor
-¿Y no se puede curar con terapias?-pregunto Julián con un hilo de voz
-Mucho me temo que no. Una temporada en esta institución le hará bien, estará lejos de lo que le haga mal y podrá volver a empezar su vida-dijo el doctor pasándole un folleto al joven.
-¿Y...con esto se pondrá bien? ¿Verdad?-pregunto Fler después de un tiempo de incomodo silencio
-Eso esperamos señorita. Milo ahora esta pasando una época difícil, es por eso de estos trastornos-Aseguro el hombre calvo
-¿Y este lugar es bueno? No me mal entienda solo quiero saber...-dijo Julián con voz estrangulada
-Es uno de los mejores joven. Ahí no tendrá que preocuparse por su hermano. Está en manos especializadas, me atrevería a decir que en una de las mejores del país. St. Rosenrot es una de las instituciones más prestigiosas de Grecia. Esta dirigida por un colega mío Shion de Aries. Les aseguro que es uno de los mejores psiquiatras del mundo- dijo el doctor con seguridad
-Bien ahí será enviado entonces, ¿Cual es la forma de pago?-pregunto Luca con frialdad
-No te preocupes Luca, esto lo pagamos nosotros. No te sientas comprometido, gástatelo en algo mas, no te necesitamos- dijo Julián mordaz
-Sí, ¿Y cómo piensas pagarlo?-pregunto Luca molesto
-Con la herencia de mama, no queríamos gastarla para dársela a Milo, por si tú ya no querías pagarle los estudios. Nosotros mal o bien ya tenemos carrera, podremos mantenernos-dijo fríamente el joven a su padre
-No quisiera interrumpirlos, pero la forma de pago es al instante de ingresar. Les seré franco es algo costoso. Pero les aseguro que no se arrepentirán-dijo el doctor sin saber qué hacer.
-Amor déjalos que lo paguen ellos, después vendrán a pedírtelo ya lo veraz-dijo si sañosa Marian
-¿Y a ti quien te pidió opinión zorra?-preguntó Fler en tono peligroso- Que yo sepa tu aquí no tienes ni cabeza ni pies, así que mantente callada estúpida-termino Fler colérica por la intromisión de la mujer.
-Ja niña desdeñosa y caprichosa-dijo la mujer con tono ofendido
-Vieja metiche, pinche víbora ponzoñosa-respondió tranquilamente la joven
-Bueno nos retiramos-dijo por fin Julián levantándose de su asiento-¿Cuándo será trasladado allá?-pregunto Julián
-En cuanto le demos de alta, usted podrá llevarlo personalmente si quiere-dijo el hombre calvo
-Está bien, nos veámonos. Con permiso-dijo el joven indiferente
-Con permiso-dijo la joven saliendo junto a su hermano
Saliendo del despacho los dos jóvenes fueron directo a la habitación del rubio.
-Hola cariño ¿Cómo estás?-pregunto la joven a su hermano menor
-No tan bien Fler. Por favor diles que me dejen ir...Por favor-dijo en un hilo de voz Milo
-No Milo, no puedo. Estarás bien lo sé-dijo tranquilizadoramente la chica
-No me dejes Fler, no dejes que me hagan daño-dijo Milo con los ojos ahogados en lágrimas
-No cariño no te harán nada. Lo juro-dijo su hermana abrazándolo cariñosamente.
-Te quiero Fler-dijo Milo quedándose dormido como si fuera un niño
-Yo igual pequeño, yo igual-dijo Fler con un nudo en la garganta. No sabía cómo iba reaccionar Milo cuando le dijeran lo de St. Rosenrot. Miro a Julián y varias lágrimas salieron de sus ojos color aguamarina.
