Llevo un rato en la terraza y noto como Jade me ha llamado muchas veces pero no soy capaz de ir. Me mantengo en pie con un esfuerzo casi sobre humano. Mi mano y mi antebrazo han pasado de tener un color rosado a ser un verde azulado mohoso. Estoy infectado por los Domz. Después de lo ocurrido, de tantos años de odio y masacres, yo no soy mejor que ellos, solo soy un espécimen más. De otra raza, pero de la misma especie. Jade se acerca por mi espalda y escondo la mano. No merece saberlo. Será mi secreto.
