SERENATA
¡Feliz cumpleaños, Isildur! ¡Foro I'm Sherlocked!
o.o.o
John y sus inútiles programas televisivos. Véase un ejemplo:
Chico, treinta y pocos. Quiere pedirle la mano a su novio, ¿para qué? Parece que para casarse dentro de un año. ¿Un año? ¿Qué es la mano, una fianza?
—John... —preguntemos al experto.
—Prometiste estar callado, recuérdalo —tendrías que dejar de prometer esas cosas.
—¿Qué tiene tan interesante? ¿Qué? —de verdad es que lo más entretenido —lo único— era ver cómo acertabas en cada predicción que John erraba. Disfrutabas con su cara de frustración pasajera. ¿Por qué? No sabías, sólo era divertido.
—John... —vacilaste un poco antes de seguir—. Tú... —tus palabras jugaban contigo al escondite.
—¿Que si me gustan estas cosas? No, no mucho. Y por supuesto ni sueño que tú vayas a hacerlas —no emitiste respuesta. O sea, ¿que no te veía capaz de hacer..., eso? No conocía a Sherlock Holmes.
—Sherlock, por cuarta vez, ¿qué quieres para la cena? —la televisión estaba apagada y John, de pie, esperaba una respuesta. ¿Cuánto tiempo llevabas ausente?
—¿Qué? Lo que quieras —y volviste a ese lugar donde nadie puede llegar, salvo tú. John..., puede que algún día.
...
Tocar el violín se te daba de maravilla y negarlo sería absurdo, pero cantar, por decirlo de algún modo, no era tu profesión de futuro. ¿Por qué cantabas? Internet y sus diez mejores ideas para expresar amor. Sí, amor, tú también lo pensaste al leerlo.
Ensayaste una y otra vez cuando la casa se hallaba vacía, obviamente. Aun así, el resultado no te satisfacía.
Estabas preparando un nuevo ensayo cuando comenzó a llover de forma torrencial. ¿En serio? John apareció por la puerta empapado y tus ojos, automáticos, se fueron hacia él.
—¿Eras tú el que cantaba? ¡Menuda has formado en dos minutos! —sabes que bromea, pero no por ello deja de molestarte—. ¡Frío, frío, frío, tengo mucho frío! —parecía un pingüino fuera de su hábitat. Colgó la chaqueta y se quitó los zapatos, haciéndose un ovillo en el sofá. Te dieron ganas de acercarte, pero esa duda perenne no hacía por irse.
Bastó, no más, una sonrisa para convencerte. Se acurrucó bajo tu bata, mojándote el pecho. Pero bajo tu piel el calor era tan extremo que las gotas se evaporaban antes de tocar tu cuerpo.
—Sherlock —murmuró, medio adormilado, medio despierto. Cerraste un poco más el abrazo que él mismo había empezado—. Ni se te ocurra cantarme una serenata —sólo sonreíste y besaste su pelo, que se movía al son de tu pecho.
Al final no tendrías que cantar y te alegrabas. Le tocarías algo en su lugar.
o.o.o
Sí, la última frase tiene todas las interpretaciones que se les pasen por la cabeza :D
¡Espero que les haya gustado!
¡Felicidades de nuevo, Isildur!
