-¿Estás segura que no vienes con nosotros Hermione?

No se molesta en responder y menos en alzar la cabeza de su pergamino. Ya ha contestado tantas veces a esa pregunta que inicia a pensar que sus amigos sufren de algún trauma cerebral por no terminar de entender.

-Ok- dice Ron con la misma indiferencia que ella los trata, se gira y sale por el retrato de la dama gorda.

-Buenas noches- y esta vez si observa a Harry con una mirada venenosa luego de que el tono bajo y burlón le llega a los oídos. Mirada que no intimida al chico y le sigue sonriendo, pronunciando sin voz las palabras "niña buena" sin quitar sus burlones ojos verdes de los de Hermione. El pergamino nuevo que reposaba al lado de Hermione se estrella contra la puerta de salida en el preciso instante en que Harry la cierra chocando con fuerza en el lugar donde la cabeza de él había estado dos segundos antes.

Hermione se acomoda bruscamente en la silla y dirige su vista al pergamino…Le había dicho que no le agradaba ser llamada de esa forma, pero ese estupido al parecer no entiende. No sabe si es por negarse a salir con ellos por las noches en sus rutinarios merodeos por el colegio –merodeos sin sentidos a su punto de vista – o por algún otro motivo que no quiere creer. Se lo dijo y aun así se atreve a repetirlo y con esa mirada burlona e irónica que inicia a detestar.

Tira la pluma con demasiada violencia manchado el impecable pergamino que casi esta por terminar. Con la furia que se inicia a acumular en su pecho la mancha negra que se extiende sobre el papel termina de rebasar sus límites. Se pone de pie empujando la silla también con demasiada violencia, haciéndola caer. No se inmuta y camina hasta la ventana colocando la frente contra el cristal. La temperatura ha descendido un poco y el cristal es placentero al tacto, eso la relaja por un segundo, hasta que la imagen de Harry sonriéndole se le cruzo nuevamente por la cabeza.

Irónico que le llame niña buena desde qué termino con Ron, aunque él no tiene como saber lo que en realidad a pasado entre ellos, o eso espera. Niña buena… buena… las apariencias esta vez no podrían estar más equivocadas. Seguramente todos están pensando lo mismo de ella… pero "buena" no es el término correcto en esta ocasión. No lo a dejado por miedo a romper la amistad entre ellos, ni por miedo a ir mas profundo en la relación… al contrario ella quería ir mas haya y ese es el problema, "ella quería", él no.

Despega la cabeza del cristal y decide darse una ducha para ver si el agua se lleva la sonrisa de Harry de su cabeza, como quisiera demostrarle que tan "niña buena" puede ser.

Desabotona la camisa blanca y la desliza por los hombros, lleva sus manos hasta el broche del sostén y se libera de el, baja la cremallera de la falda dejándola caer y da un paso para liberar sus pies, se saca los zapatos y luego desliza las medias por sus piernas mientras se sostiene de la pared, por ultimo las bragas quedan tendidas sin cuidado sobre el piso del baño. Entra bajo la regadera con el agua fría. Hoy es un día caluroso, de esos que el calor te cansa a muerte aun sin hacer nada y terminas sintiendo el cuerpo pegajoso. El agua se desliza desde la nuca hasta los pies mandándole descargas agradables de refrescante placer por todo el cuerpo. Se siente viva en ese momento, con cada uno de sus poros alertas y sensibles. Ojala hubiera sentido la mitad de esas sensaciones con los besos de Ron, si por lo menos se le hubiese erizado la piel cuando hacia contacto directo con la de él tal vez le hubiese dado el beneficio de la duda y la oportunidad de un quinto beso.

Fue espectacular el beso en la cámara de los secretos ¿Qué puede ser mas romántico que besarse en la cámara de los secretos? ¡Nada!... talvez que ese beso trasmitiera algo aparte de torpeza y la sensación de decepción por haber esperado tanto tiempo algo que no la hizo vibrar.

El segundo beso pensó que seria mejor a pesar de que Ron estuviera mal por la muerte de Fred y el dolor que tenia que soportar al ver a toda su familia triste y devastada. Espero tal vez un beso "húmedo" como había descrito Harry su beso con Cho, pero no obtuvo ni eso. Fue un beso brusco, donde Ron "choco" su labios de manera torpe seguido de una disminución de movimientos tan excesivo que ella tuvo que abrir los ojos para comprobar que él aun seguía besándola y lo peor… nada ¡No sintió nada!… era como si fuera el primer beso, privado se sensaciones o mariposas en el estomago o… cualquier cosa que la hiciera sentir. Lo justificó por su congoja y sufrimiento, luego una larga conversación le siguió y eso la hizo sentir mejor. Ron era más abierto con ella respecto a sus emociones, a todo lo que estaba pasando en esos momentos, le hablaba de cómo se sintió durante la guerra, de lo furioso que estaba de tener que regresar a Hogwarts a terminar su último año. Ella lo escuchaba atentamente apoyada contra su hombro y jugueteando con sus manos.

Ahora que lo piensa mientras se enjabona con la esponja, su amistad era todo lo que había mejorado. Nada más.

Sale de la ducha y sin secarse se mete las bragas y busca su pijama. Una par de pantaloncillos de algodón y una camiseta sin mangas. Mientras se lava los dientes piensa en los chicos ¿Dónde estarán? Ha dejado de salir con ellos una semana atrás, le parece aburrido ir todas las noches a la torre de astronomía, de día es una vista espectacular pero de noche es otra historia. Desde que regresaron al castillo los tres pueden deambular sin problema, la profesora… directora Mcgonagall les ha dado carta blanca para ir y venir a su antojo. Ahora son los "héroes" y gracias a ellos Hogwarts ha regresado a ser un lugar seguro para todos. Pero ella prefiere relajarse y quedarse en su cama pensado en cualquier cosa en lugar de pasear sin rumbo fijo o ir a la torre a ver… nada. Ahora que puede llevar su vida como una persona normal prefiere aprovéchalo. Necesita tomar un poco de aire y distancia en la relación dependiente que tiene con los chicos. Ya no tiene que preocuparse por Harry ni ayudarlo mantenerse con vida o pasarse noches enteras intentando descubrir por qué le suceden ciertas cosas o donde están escondidas las partes del alma de Tom. Ahora puede pensar en ella, en sus estudios, en sus libros, ahora puede ser una chica normal.

Se sienta en su cama y disfruta el silencio reconfortante que la cubre, sus compañeras de cuarto duermen desde hace mucho y ella agradece eso. Recuerda el tercer beso, dos días antes de regresar al castillo para su séptimo curso de magia y hechicería. Estaban todos reunidos en la madriguera celebrando el poder estar todos juntos y que la guerra había terminado, con un costo alto pero terminada, aunque Hermione sospechaba qué la razón por la que todos brindaban era el poder seguir vivos, aunque si bien sabia que ninguno admitiría tal cosa en voz alta. Ella había tomado la iniciativa acaríciale los labios con la lengua esperando que este entendiera la indirecta, pero él mantuvo los labios cerrados impidiéndole la entrada de la lengua. Fue luego de ese humillante beso que tuvo que aceptar que estaba completamente frustrada con ella misma y con su cuerpo, necesitaba sentir aunque sea una chispa cuando el pelirrojo la tocaba o la besaba aunque fuera de esa forma tan patosa. Aun con Viktor pudo sentir una especie de corriente atravesarle la espalda, aunque en ese entonces a ella no le importaba mucho esas sensaciones solo pensaba en que Harry tenia que seguir con vida y ella debía ayudarle. Fue después de ese tercer beso que la idea de dejar a Ron se le clavo mas firmemente. Porque ella quería algo que Ron no podía darle o no quería.

Se sienta en la cama dejando salir un bufido de exasperación. No entiende desde cuando sentir estas cosas a iniciado a importarle, tal vez luego que la adrenalina de la guerra y el miedo de ver la muerte de los que ama le dejo las vías sanguíneas libres.

Decide salir, si bien no ira a buscar a los chicos sabe que la biblioteca es siempre sin llave. Desde la victoria Hogwarts se a convertido en un lugar sin llaves, o por lo menos eso parece, nunca se puede asegurar nada si de quien se habla es de este colegio misterioso y fascinante. Se coloca el albornoz verde pálido y lo amarra a la cintura, enfila los pies en las pantuflas y antes de salir se ve al espejo para cerciorarse de no asustar a nadie con su aspecto. Relativamente presentable, califica a su propia imagen.

Al llegar a la sala común escucha pasos en las escaleras del cuarto del los chicos, imagina que el prefecto encargado de las rondas a regresado. Duda que sean Ron y Harry, es muy temprano para que ellos regresen.

La dama gorda le abre la puerta con fastidio y ella le sonríe tímidamente pidiendo perdón.

-Vete ya, así regresas mas rápido.

Hermione se gira sonriendo esta vez divertida por el fastidio de la mujer y se muerde el labio para retener la carcajada cuando la escucha susurrar con fastidio "héroes ¡mis trenzas!" al parecer el desinterés de sus mejores amigo es contagioso porque a dejado de importarle la inconveniencia o fastidio que algunas personas pueden tener respecto a sus acciones, nuevamente piensa que la guerra a pesar de ser brutal a dejado un sabor de libertar en su boca.

Mientras camina por los pasillos oscuros –con la punta de la varita levemente iluminada– revive el cuarto y ultimo beso. Fue en el expreso de Hogwarts mientras Harry, Neville y Luna salieron en busca de golosinas. Ella se sentó sobre sus rodillas y lo beso lo mejor que pudo tratando de guiarlo, esta vez el beso fue mejor, levemente mejor. Tomo las manos de Ron y las coloco en su cintura invitándolo a tocarla, pero él las dejo inmóviles en el lugar. Un poco frustrada decidió tomar las riendas, así que llevo las manos hasta los brazos, los hombros y antes de llegar al pecho él la detuvo y la bajo de sus rodillas dejándola enojada e insatisfecha aunque fueran pocas las aspiraciones que tenia con él. Mientras ambos esperaban en silencio el regreso de los demás, Hermione debió admitir que esa relación no podía seguir. Fue vergonzoso aceptar que necesitaba fuego y un poco de sensaciones excitantes, necesitaba pasión y de alguien que llenara esas nuevas necesidades que habían iniciado a formarse dentro de ella sin saber el por qué y el cuándo. Tal vez el beso había mejorado en un 10% pero no estaba dispuesta a esperar 30 besos mas para poder sentir otra mejoría y menos 70 besos mas para que Ron la hiciera sentir sea lo qué sea que desea sentir. Al siguiente día después del desayuno llamo al pelirrojo y le dijo que no podían seguir, que no era lo que esperaba evitando decir sus verdaderos motivos porque eran demasiado humillantes viniendo de ella. Al parecer Ron se lo tomo bien o por lo menos eso aparenta hasta el día de hoy, sigue contándole sus cosas y de vez en cuando lo descubre observándola con la frente fruncida pero no le ha dado mucha importancia a ese hecho. Nada a cambiado en cuanto su amistad.

A lo lejos escucha una risa estrepitosa y logra ver a Pavees haciéndole una de sus habituales bromas a uno de los prefectos de guardia. Eso es otra de las ventajas de ser parte de los "héroes", sus responsabilidades han disminuido y se limita a asistir a clases y cumplir las tareas. Y a pesar de lo que algunos creerán ella esta mas que feliz de que la directora no le a asignado ni el premio anual –que seria estupido porque ni siquiera estudio el año anterior– ni la asignatura de prefecto.

Entra a la biblioteca y camina entre los pasillos hasta llegar a la nueva y reluciente sección de "literatura e historia Muggle" toma uno de los libros del estante y se deja caer al suelo con las piernas cruzadas y la espalda apoyada contra los libros. Lo abre donde lo a dejado, es de las pocas qué lee algo de esa sección así que no se molesta en dejar una separalibros para no perder el hilo de su lectura. Inicia a leer mientras se acomoda mejor contra el estante

Alex siente algo derrumbarse dentro de el. «¿Estas diciendo que no me quieres ver mas?

«No.» Ella mueve la cabeza con vehemencia. «Yo quiero verte nuevamente, pero estoy asustada porque en mi corazón se que mereces una persona mejor. Alguien con quien contar, alguien en quien tus hijos puedan confiar. Como te he dicho, sabes poco de mi.»

«No es importante», le contradice el.

«¿Porque?»

En el silencio que sigue, Alex se concentra en el leve zumbido del refrigerador. Afuera de la ventana la luna resplandece en la punta de los árboles.

«Porque me conozco a mi mismo»

¿Se conoce a si mismo? Hasta que lee la última línea se da cuenta que a leído por leer. Agita la cabeza para despejarse de cualquier cosas que la este distrayendo, intenta leer nuevamente… pero no logra procesar ni dos palabras. Regresa sus ojos a la ultima línea que leyó «Porque me conozco a mi mismo» ¿Ella se conoce? Es estos momentos inicia a dudarlo. Deja caer pesadamente su cabeza contra el libro cerrado que reposa en medio de sus piernas.

¿Desde cuando? Se siente frustrada por no saber esa respuesta. Ella nunca ha sentido la necesidad que su cuerpo demanda, esas ansias de un cuerpo ajeno que la haga sentir deseos aunque no sabe exactamente que. Son solo sensaciones que la hacen estar histérica y nerviosa, ansiosa y excitada de cierta forma. Trata de descubrir cuando ha sido la última vez que a sentido algo parecido, retrocede en sus recuerdos entrelazando sensaciones y comparándolas con las actuales que le queman el bajo vientre. Busca algún indicio, una pista, una ocasión en las que sus labios hayan picado por besar otros labios. O su piel ardiendo bajo el tacto de una mano tibia sobre sus caderas o una mirada que la haya hecho sentir desnuda sin siquiera moverse o pretenderlo. Levanta la cabeza con los ojos desengranados y la boca abierta, tras unos segundos donde su rostro dibuja miles de expresiones desde contrariada hasta resignada deja caer fuertemente la cabeza contra el libro.

-No, no, no- recita como una plegaria- no puede ser… no, no, no, no…

-Había pensado qué tu vocabulario era mas amplio- se soba la parte trasera de la nuca haciendo una divertida mueca con los labios extendidos hacia delante y la frente fruncida luego de sentir el dolor agudo que le provoca el alzamiento veloz y brusco de la cabeza.

-Si hace una hora una puerta te libro de recibir un pergamino en la cabeza te juro qué a esta distancia mi puntería no fallara y no veo nada que te proteja- borbota.

-¿Esta es tu idea de relajamiento? Sentada en el frió y duro suelo de la biblioteca- trata de desviar su mal humor. Se sienta de frente a ella apoyando la espalda al estante y dejando sus piernas extendidas.

-¿Tan rápido terminaron su paseo nocturno?- pregunta ignorando su ataqué porque no quiere discutir con él.

-Ron no lo se- alza los hombros sin despegar los ojos de ella- escuche salir a alguien mientras subía a mi habitación y luego me di cuenta de que tus libros seguían sobre la mesa de la sala común y…

-Revisaste el mapa y me seguiste- termina ella- típico de un acosador experto como tu.

Harry rueda los ojos.

-¿Y eso por qué?- lo señala con el mentón haciendo referencia a su gesto.

-Al parecer no puedo estar lejos de ti- ella alza los ojos como auto relejo a su respuesta. ¿Cómo si fuera fácil hacerlo para ella también?

-Pensé que tu y Ron iban a la torre de astronomía como siempre- Harry recoge sus piernas y las sujeta con los brazos quitando una invisible pelusa de sus pantalones.

-Ron creo que sigue yendo, desde que tú dejaste de acompañarnos por las noches tomamos caminos diferentes. Creo que queríamos comprobar esa hipótesis tuya de darnos tiempo.

-Tu y yo lo estamos haciendo de maravilla- comenta irónica y sonriente ganándose una divertida y hermosa sonrisa de regreso. Un escalofrío recorre su columna y ella lo ignora concentrándose en hacerle otro pregunta- ¿Tu donde vas?

-Al cuarto piso. La directora ha vuelto a colocar el espejo de Oesed

-¿Cuál es tu mas profundo deseo Señor Potter?- y no puede evitar ese molesto cosquilleo en el pecho cuando Harry sonríe tristemente, pero aun así provocativo y apetecible.

-No me he atrevido a quitar la tela que lo cubre.

-¿Desde cuando tienes miedo al futuro el hombre de la profecía del siglo?- bromea tratando de relajarse y relajar a Harry. Se sorprende de lo fácil que olvida que hace unos segundos quería partirle la cabeza como sandia y ahora solo quiere abrazarlo para que cambie esa cara triste.

-Desde qué se que tengo un 99.9% de posibilidad de terminar el año vivo. Divertido como el saber que vivirás te hace tener miedo de saber que es lo que más deseas en este mundo.

Ambos permanecen en silencio. Harry le dirige una sonrisa y luego se pone de pie y revisa los libros que están en el estante en el que estaba apoyado. Es imposible para Hermione no fijarse en lo bien que le quedan los pantalones, se reprueba y sacude la cabeza. El silencio se hace camino entre los dos pero no les importa, ella apoya la cabeza en la repisa a la altura de su cuello y mira el techo disfrutando de la tranquilidad y la sensación de pasividad que provoca el no tener que correr y luchar más por seguir vivos. Tras unos minutos regresa su atención a Harry que sigue revisando los libros, puede ver como su largo dedo se mueve por los bordes, uno por uno examina los títulos. El movimiento de ese dedo esta provocando una revolución en su vientre, siente como la garganta se le seca y de pronto se descubre a ella misma agitada y deglutiendo saliva con mucha mas fuerza.

Se pone de pie, coloca el separalibros en la pagina correcta, le da la espalda a Harry y lo coloca nuevamente en su lugar. Cuenta hasta 10 despacio entre respiraciones profundas antes de girarse, Harry y el silencio que reina en la biblioteca la están trastornando… ¿o será solo Harry? Como odia su cuerpo y estas nuevas sensaciones que están despertando.

-Muy buena colección de libros, me imagino que la directora a buscado una buen asesor para poder tener semejante colección- la voz de Harry es suave y llega a sus oídos como brisa fresca de mar. Los ojos verdes clavados en los suyos la impulsan a tomarse del estante para mantener el equilibrio.

-Seguramente- alcanza a responder, Harry le sonríe de lado y alza las cejas. Ella se recompone por el creciente mal humor que esa sonrisa le provoca- ¿Cómo vas con Ginny?- ahora esta seria y sostiene su mirada.

-¿Ginny?- pierde esa pose tan condenadamente seductora y frunce el entrecejo.

-Si, Ginny. La hermana de Ron… la chica de la que estabas enamorado… la pelirroja con el carácter fuerte que te traía de un ala. ¿Ahora la recuerdas?

-Muy graciosa Hermione. Me extraña que me preguntes por ella, no entiendo a que viene tu duda.

-No me has hablado de ella y de cómo van las cosas entre ustedes ahora que estamos a salvo… ahora que salvamos el mundo- dice levantando los brazos y haciendo un circulo de forma dramática.

-Si, salvamos el mundo- responde rodando los ojos rompiendo el contacto con los de Hermione- pues nada. Somos amigos, o conocidos mejor dicho. Otro enamoramiento fugaz creo- regresa sus ojos a los de ella.

-Pero si hasta le pediste que te esperara mientras estábamos en busca de los Horrocruxes.

-Si, pero ahora que regrese… algo cambio mientras estábamos fuera- mientras dice la última línea clava más fuerte su mirada en la de Hermione quien se muerde el labio inferior al haber seguido cada uno de los movimientos de sus labios. Ella entiende que ese "algo cambio" no se refiere a su relación con Ginny sino a ellos, a él, a ella, a Ron. Se refiere a las escarchas de la guerra invisibles pero letales que si no se tratan con cuidados pueden llevarlos a una vida sin luz.

-En eso estoy de acuerdo- ve como una sombra de tristeza pasa fugaz por los rasgos masculinos de su amigo y luego de cerrar los ojos por unos segundos vuelve a tener esa sonrisa burlona.

-Me pregunto que es lo que te hizo enojar tanto para que dejaras tu pergamino todo lleno de tinta.

-No inicies Harry si no quieres acabar mal.

-Oh Hermione creo que esas amenazas no hacen ningún efecto sobre mi- cruza los brazos sobre el pecho y apoya la espalda al estante, Hermione lo imita alzando las cejas.

-Si no fuera por mi Harry estarías muerto

-O peor… expulsado- dice alzando las cejas veloz en un gesto exagerado y conteniendo la risa. Ella no lo puedo evitar y suelta una tremenda carcajada que resuena por toda la biblioteca. Harry se le une.

-Extrañaba reír. Es tan relajante después de tanto caos y desolación a nuestro alrededor.

-Extrañaba verte reír, me gusta tu risa- lo mira tierna y da un paso hasta él, extiende su mano y le quita un mechón del negro cabello que le cae por la frente y lo acomoda junto al resto.

-Gracias Harry, eres el único que me hace reír de esa manera- tras hacer ese pequeño gesto de agradecimiento regresa a su lugar.

-Creo que si la Señora Pince estuviera aquí te hubiera negado la entrada por mucho tiempo luego de semejante ruido.

Abre los ojos grandes y gira su rostro hacia ambos lados comprobando que en realidad están solos y que su entrada al recinto no esta comprometida.

-Y ahí esta la niña buena nuevamente.

No sabe si es por la adrenalina que la carcajada ha liberado o por la tensión que viene acumulando luego de revivir su corta relación con Ron pero da tres rápidos pasos y colocando una mano en su hombro lo empuja con fuerza contra el estante quedando a pocos centímetros. Sin quitarle los ojos de encima le habla lo más fría y calculadoramente que el coraje la deja.

-En verdad quieres saber que tan "niña buena" puedo ser. Lo vienes pidiendo a gritos Harry. Deja de llamarme así.