Todos los personajes que aparecen en esta historia son propiedad intelectual de Rumiko Takahashi, los cuales utilizo sin ninguna intención de lucro.
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Lienzo en blanco
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Cerró la puerta de su habitación con extremo cuidado. Ahora que por fin se había decidido, no quería que nadie de su familia la viera y la quisiera detener. Se calzó un conjunto deportivo rosa que le cubriera del frío infernal que hacía en esa época del año, y armada de valor, tomó su pesada mochila de entrenamiento para bajar silenciosamente las escaleras, cruzar el corredor de la casa y llegar hasta la puerta. Fue ahí donde se detuvo unos instantes, pensando un poco más en lo que estaba a punto de hacer y, sobre todo, por el dueño de sus problemas.
Su reflexión no duró demasiado. No podría vivir tranquila sabiendo que Ranma se encontraba así por su culpa, y que estaba en sus manos el volverlo a la normalidad.
"Lo haré" Musitó para sus adentros. Sin importar lo que costara y lo difícil que fuera, lograría conseguir la cura que su prometido necesitaba.
—¿Vas a salir, Akane?—. El muchacho de cabellos azabaches llegó a su lado y escudriñó con curiosidad su actitud decidida, y de paso, la enorme bolsa de viaje que cargaba en su espalda.
La chica se giró con total tranquilidad. Sabía que por primera vez en su vida, él no se opondría.
—Sí, saldré de viaje, Ranma —Respondió— Sin importar cómo, voy a conseguir que seas el mismo de siempre. Ya lo verás—. Ella le miró con un dejo de ternura y nostalgia, imaginándose los "¡Estás loca si crees que te vas a ir así!", o mejor aún, los "iré contigo" que normalmente le diría.
—Oye… —Susurró el pelinegro— si es por lo que dices que me pasa, no lo hagas. Yo me siento perfectamente bien, te lo aseguro—. Complementado su "bienestar" con el abrir de un paquete de patatas fritas y echándose un buen puñado a la boca.
—Es que en este momento no vas a lograr entenderlo —Pronunció, con el mismo timbre pausado que el artemarcialista—. Tú una vez estuviste dispuesto a ir a China para buscar una cura a mi amnesia; ahora me toca encontrar una cura para ti, quiero que vuelvas a ser t…
—Pero yo estoy bien, no me duele nada… y…hemmm, sé quiénes son cada uno de ustedes, no he perdido la memoria—. Ranma se mantenía indiferente a la desesperación que a ella la dominaba, sin terminar de comprender el porqué se tomaba tantas molestias.
—Sólo… Por favor, dile a todos que no se preocupen por mí…—Le interrumpió. Era inútil tratar de hacerle entender que su cuerpo estaba en perfecto estado, en cambio, su alma tenía un gigantesco agujero— Regresaré lo más pronto que pueda, lo prometo—. Sonrió serena, buscando en los ojos azul grisáceos que la observaban sin perder detalle, aquel voto de confianza que ansiaba recibir para iniciar su marcha.
Y lo obtuvo.
Las manos callosas del artemarcialista se posaron sobre sus hombros menudos, y por primera vez en días, sus labios lograron emitir una sonrisa medianamente condescendiente.
—¡Bueno, deseo que tengas mucha suerte, Akane! —Exclamó, con una alegría vacía—. Y…etto… si no vuelves para el anochecer, ¿puedo quedarme con tu parte de la cena?
Continuará
¿A que no tiene sentido? XD
Nos vemos.
