Una historia de guerra. Capítulo 1
"Esta es la historia de Nick, un guerrero de ninguna parte, cuyo pueblo fue destruido. Nada más y nada menos por Noxus. Un guerrero sin hogar aparente, un errante en la vida, y al mismo tiempo, un demente desmedido. En fin, no los entretengo más, voy a contarles de una vez, pero desde el principio."
Había una vez, un pueblo, en lo que hoy es la frontera entre Jonia y Noxus, allí, la gente vivía en armonía, compartiendo comercio y cultura con ambas facciones. De Jonia había recibido las artes marciales, formas de combatir y de organizarse, por la inteligencia. Sin embargo, de Noxus había heredado la forma de gobierno aristocrática, convirtiéndose en una ciudad-estado donde la inteligencia te hacía más grande. De aquí partiremos, si.
Archivald Orwell era un hombre muy conocido en su patria, líder del ejército, consejero principal de uno de los aristócratas del senado. Hombre de barba y cabello oscuros, imponente y maestro de ciertos tipos de maniobras, tanto de combate como de estrategia. Su benefactor, o patrón, si se me permite decirlo así, era un hombre de mucho dinero, Harold Goldstein, hombre delgado, calvo y con un carácter muy incontrolable, para no decir podrido.
Un día, en medio de la junta aristocrática, Goldstein se levantó y se paró en el medio del foro, cortando el actual debate.
-Caballeros del Senado, al ser un hombre de mucho dinero, quiero ofrecerles un trato a todos. Financiaré esta ciudad hasta sacarle el máximo brillo.
Orwell y los demás caballeros del Senado lo miraban, interesados.
-Pero a cambio... -Sus ojos brillaban por la ambición- Quiero algo de su parte, quiero ser... El único que domine este pedazo de tierra.
Los aristócratas inmediatamente lo ridiculizaron a él y a su plan de monarquía, le pidieron retirarse del foro y creo que escuché que hasta le tiraron un limón... Vuelvo, Goldstein miró al Senado con odio, y en ese momento, pronuncio lo siguiente.
-Les juro... Voy a acabar con este patético lugar...
Dicho esto, se retiró, dejando a todos con el pensamiento de a qué se refería con esas palabras.
Orwell volvió a su casa, extrañado, pero luego le dio poca importancia. Al llegar, fue recibido por su hijo, quien vino corriendo a su encuentro, con su gran velocidad, sus ojos marrones, su cabello castaño y su sonrisa tan infantil e inocente.
-¡Papá! -Lo abrazó, sonriente-
-Nick, pequeño, ¿Cómo estás?
El pequeño Nick, de 14 años, había festejado su cumpleaños hace un mes y medio, y ya se creía un adulto. Quería cocinar, hacer una vida de adulto, aprendía todo de su madre y su padre. De su madre, cocinar y tener una amabilidad con todos los seres vivientes, y de su padre, como combatir y defender lo que tanto amas.
Su esposa también salió a recibirlo, una bella mujer, de cabello castaño y ojos verdes. Vestida con un vestido blanco, marcando sus caderas y redondeando su busto.
¿Cómo ha estado el trabajo, amor?
Bien -Respondió, algo exhausto- El sujeto se fue enojado, pero supongo que volverá
Nunca me ha gustado el temperamento de ese hombre -Lo miró, sonriente pero conservando su seriedad
El pequeño Nick, aprovechando, sacó sus juguetes y una pelota. Archivald le sonrió y supo que era hora de tiempo con su retoño. Se pasaron toda la tarde jugando, sonriendo y contando historias.
El día había terminado con una gran demostración, el padre de Nick le prometió una gran sorpresa cuando volviera, pero ahora debía quedarse en el taller, trabajando por ella
