Se busca una familia
Autora: YukaKyo
Serie: FullMetal Alchemist le pertenece a su Autora.
Pareja: RoyxRiza. Oh sí! Sabia que iba a terminar escribiendo de estos dos XD
Categoría: Romance, algo de comedia, un poco de Angst y también algo de aventura inesperada o al menos a mi me lo parece ya verán de que hablo xD.
Justificación: Pues se me ocurrió esto cuando leí un fic, creo que se llamaba hijo mío o algo así, lo leí rápido mientras descansaba en el trabajo.
Sumary: ¿Qué hacia Roy cuidando de un bebé?. Nunca antes había estado tan cerca de uno, no sabia que hacer y necesitaría ayuda de forma desesperada. Riza estaba ahí y tal vez podría ayudarle. Pero había un pequeño problema para la rubia. Él era para cualquier mujer, fantasía hecha realidad y ahora ¡también era papá!
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1.- Emma
Riza suspiro pesadamente, estaba cansada y el cuello le empezaba a molestar al estar tan rígidamente sentada en la silla de madera en su escritorio ahora individual. Había sido un gran alivio que ascendieran al coronel Mustang al grado de general. Pero lamentablemente habían caído más responsabilidades contra él. Y que decir de sus subordinados, el trabajo se les había multiplicado no una sino tres veces mas de lo debido.
A eso le tenia que añadir que la mayoría de las veces su trabajo era doble. Pues tenia que hacer el suyo y asegurarse de que al menos el general se encargara de intentar completar el suyo.
Pesadamente dejo caer un fajo de hojas sobre una prominente pila por firmar que esperaba en su escritorio. Al terminar el receso que tenían para comer y descansar un poco, las llevaría a la oficina del general y se quedaría a fuera esperando a que terminara al menos una hora mas tarde.
Vamos no era tan difícil. Solo tenia que firmar.
Riza pareció pensárselo mejor y abrió uno de los cajones sacando un paquete de balas para su mágnum plateada. No estaba de más cargarla por completo. Tal vez para que se terminara aquella firma de papeleos la necesitaría. Se guardo el arma en la funda tras su espalda y decidió de una buena vez llevarse aquella pila de papeles. Si el general por error la veía con ellos dirigiéndose a su oficina, era capaz de ni siquiera presentarse en la misma.
Frunció el entrecejo molesta. A veces se comportaba peor que un niño.
Como pudo abrió la pesada puerta de roble y entre jadeos y tropezones entro a la oficina, preocupándose mas por cerrar la puerta tras de ella que en observar dentro de ella. Con un movimiento de cadera cerro la puerta y sonrió al escuchar como la perilla cerraba perfectamente. Había pensado que no lo lograría y que por consiguiente tendría que empujarla de nuevo.
Cerró los ojos un momento ingeniándoselas para volver a acomodar los papeles en una fila uniforme entre sus brazos. No había comido la gran cosa, ya que el apetito se le había pasado. Pero ahora su estomago lo resentía y le hacia saber con un gruñido de tripas que seguía en espera de comida. Aunque minutos antes se hubiera negado rotundamente a aceptar bocado alguno.
Bufo molesta abriendo los ojos de golpe y se enfado mas acercándose a grandes zancadas al escritorio frente ella. Él general estaba dormido sobre el escritorio y roncando placidamente mientras babeaba con la boca semiabierta algunos de los papeles que antes del receso le había dado para firmar y que había esperado estuvieran listos. Solo eran a lo mucho cinco hojas.
Pero no estaban firmadas, al contrario seguían ahí bajo él arrugadas, babeadas y garabateadas con un dibujo que al parecer daba la impresión de ser un perro. Sin hacer mucho ruido dejo la pila de papeles sobre el escritorio y por un momento se quedo viendo el rostro comido del general. No supo en que momento una sonrisa se le dibujo en los labios y un pensamiento que nunca llego a creer le atravesó la cabeza.
Y es que a pesar de la baba. Roy le parecía hasta cierto punto lindo y… tierno.
Sacudió la cabeza ¿Qué diablos hacia ella pensando esas tonterías? Sin pensárselo saco el arma y la apunto al cielo. Dos, tres, cuatro detonaciones a lo mucho. Mas a la primera de ellas el antiguo coronel despertó con pánico y garabateando su firma en los papeles sin mirar siquiera lo que hacia.
— No estaba dormido, no, solo descansaba la vista—
— Aja, por lo menos límpiese la boca— le dijo la rubia sin creerle en lo absoluto y guardando el arma tras al espalda. Golpeo la pila de papeles a un lado suyo y vio como el pelinegro miraba los papeles con gesto sombrío— Deben de estar listos en menos de una hora — la mirada castaña de la mujer le vio con muy poca paciencia— ¿Los tendrá listos? —
— Por… por supuesto, pero necesitare mas plumas—
— Iré por ellas— murmuro Riza alejándose del escritorio. Oyó como Roy suspiraba de alivio, mas pronto recordó algo que hizo que se detuviera.
— Durante el receso tuvo varias llamadas generales. Saco una pequeña libreta y comenzó a leer el recado. La señorita Holly Lindsay ha intentado comunicarse con usted en esas llamadas y le pide que le llame en cuanto pueda— Roy le echo una mirada a los papeles que firmaba como si los estudiara.
— Holly, Holly. Ese nombre no me recuerda nada. ¿Ha dicho algo sobre lo que deseaba hablar? — Riza se encogió de hombros guardándose la libreta en un bolsillo de la chaqueta.
— No, solo menciono que deseaba que le regresaras la llamada— vio como Roy fruncía el entrecejo— Aunque seguramente es otra de esas mujeres de las que se olvida apenas una semana después que sale con ella—
— Salir con quien— Riza giro el rostro encontrándose con el cuerpo de Havoc medio metido por la puerta y de un momento a otro no solo él estaba dentro de la oficina, sino también los demás oficiales.
Como era costumbre venían a reportarse después de comer, asegurándole al general su regreso a las actividades laborales. De un momento a otro se habían enterado de aquella plática y miraron suspicaces al general, antes de volverse contra Havoc con un gesto de interrogación en sus rostros.
— Holly no es ¿Una de tus novias? — Havoc pareció pensárselo unos momentos. Pero de pronto negó con fuerza mientras
— No he tenido ninguna chica que se llame Holly—
Hubo murmuraciones sorprendidas, uno que otro grito y unas estrellitas en los ojos de Havoc, al menos esta tal Holly no había sido una de tantas que le había quitado Mustang. Comenzaron a retirarse aun haciendo ruido y Roy estuvo a punto de sentirse aliviado al ver que la teniente también les acompañaba. Mas de un momento a otro noto su fiera mirada amenazándole en silencio.
— En menos de 45 minutos pase por los documentos Hawkeye— Riza asintió y cerró con suavidad la puerta tras su espalda.
Una vez que se vio en su propio escritorio, sin la compañía de los molestos cuchicheos de los demás oficiales, Riza arreglo los papeles que aun tenia pendientes, más de un momento a otro dejo todo, para fantasear un rato. Ahora que tenían más obligaciones, también tenían un mayor pago. Empezó a enumerar en su mente las cosas que podría hacer a partir de entonces.
Todas aquellas cosas que no se había atrevido a tener y todo aquello que también no necesitaba, peor que no estaban de mas.
Hasta incluso podría tomarse unas merecidas vacaciones. Estar libre por unos días de preocupaciones. Nada de responsabilidades, nada de horarios. Nada de el cuartel por lo menos por algunos cuantos días. Podía hacer todo aquello que siempre había deseado.
Era una mujer y como todas, adoraba los lujos decadentes que había a su mano en aquellos momentos.
Saldría al terminar su turno y pasaría por alguna de las boutiques, compraría alguna prenda bonita y cómoda y esa misma noche se la pondría para salir a divertirse en algún restaurante. Podría invitar a alguna de sus vecinas, que se habían convertido en amigas.
Solo faltaban algunas horas y se divertiría muy pronto. Sonrió con solo pensarlo.
Algo que no había creído posible paso después. Pues ni siquiera habían pasado 30 minutos cuando los documentos y todo el trabajo de Mustang estaba listo en su escritorio esperándole para que lo recogiera enseguida.
Bueno al menos había sido un buen día.
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— Señor Mustang, esto solo será provisional. Aunque dentro de poco tendrá que tomar una decisión definitiva concerniente a ella—
— Estoy en mi derecho y se lo que estoy haciendo— la verdad era que no sabia lo que hacia aunque conocía los términos legales perfectamente.
— El ejercer ese derecho puede que no sea beneficioso para la menor y eso es lo que me preocupa— siseo preocupada la señorita Holly, mirándole con incredulidad. Vamos una persona como la que tenía enfrente, tal vez pudiera hacer muchas cosas.
Pero dudaba que pudiera cuidar del bebé.
— Su madre me nombro tutor de la pequeña, aun cuando esta no había nacido— repuso firme Mustang alzando la voz— Y tal como lo deseo la mujer estoy aquí dispuesto a ejercer ese derecho—
Roy era una persona responsable y cuando daba su palabra lo cumplía.
Y ahora era responsable de una bebe recién nacida.
Él no sabia absolutamente nada de bebés y no sabia lo que iba a hacer con ella. Aunque claro, de una cosa estaba seguro. No dejaría que la pequeña terminara en un orfanato o bien en casa de una familia que la acogiera por una temporada para que luego pasara a otra familia nueva.
Había sabido de casos de niños realmente afectados por aquello. Tan faltos de cariño y amor que de forma cruel y desconocida le hacia que le doliera el corazón de solo imaginar que la pequeña a su cargo fuese a vivir el mismo tormento que los demás pequeños.
No, definitivamente él mismo la cuidaría.
No seria para toda la vida, mas delante se encargaría de encontrarle una buena familia. Una familia que la quisiera y la ayudaran en todo lo que necesitara, y eso seria todo. Donde terminaría la protección de Roy.
Era increíble como habían cambiado sus pensamientos al hacer una llamada hacia apenas una hora.
Había terminado de firmar rápidamente los documentos que Riza le había dejado en el escritorio y había tomado el teléfono. Sabía el número de memoria de Holly Lindsay y decidió regresarle la llamada. Desde luego aquella conversación anterior ya había sido pensada con anterioridad y por eso sabia firmemente cual iba a ser su postura a hora que se encontraban en la casa de la anciana Katie Jacobs. La acogedora sala donde estaban sentados los tres frente a frente le pareció pequeña y de un momento a otro asfixiante.
Holly Lindsay no era una mujer que había conocido y luego olvidado como le había comentado Hawkeye. Al contrario recordaba su nombre demasiado bien. Aunque le hubiera gustado que Riza estuviera en lo correcto. Pero Lindsay era una persona imborrable de su mente, pues era la trabajadora social encargada del caso de la pequeña Emma Tomson.
Lindsay que se había encargado de investigar a la inocente Emma Tomson, buscando algún pariente o a su padre en determinado caso. O de buscar otras soluciones en caso contrario. La pequeña estaba más que sola ya que a no mas de dos días su madre había fallecido.
Emma no tenia parientes algunos, pero si un tutor designado en los últimos meses de gestación de su madre. Tenía a Roy Mustang. Él era su tutor.
— Ya hay un hogar provisional para ella— murmuro la señorita Lindsay— Debe saber que no fue hasta que se me permitió entrar en casa de la difunta Marion que pude encontrar su numero y nombre como contacto de emergencia en una vieja libreta de direcciones— y evito decir que, era la única persona escrita en ella.
— En eso se equivoca. No soy una persona para dictar en el caso que menciona. Soy el tutor de la pequeña. Ya se lo he dicho y lo he cotejado con la documentación correspondiente— era una suerte que la tuviera en uno de los cajones de su oficina y aun mas que decidiera llevarla consigo para aquella cita.
— Pero también me menciono por teléfono que no imaginaba que tuviera que hacerse cargo físicamente de ella. Que no tiene idea de que hacer con la bebe y que no piensa siquiera en adoptarla para quedársela. Y en ese caso creo que lo mejor para la niña es…—
— Yo deseo adoptar a la pequeña. Si tengo la ayuda económica claro. Al menos una pequeña compensación para cubrir sus gastos— apunto Katie Jacobs.
Roy miro a la vecina de Marion Tomson. Era una agradable anciana de edad avanzada. A simple vista daba la impresión que ni siquiera podía cuidarse a si misma. Dudaba mucho que pudiera al menos intentar cuidar a la bebe.
— No— fue la recia respuesta de Roy. Y la trabajadora social le apoyo con la mirada.
Intercambiaron una sonrisa al darse cuenta que ambos coincidían en que aquella mujer no podría hacerse cargo de Emma. Al menos ambos estaba de acuerdo en donde Emma por su bien donde no debería quedarse, aunque no concordaban en donde sí. Roy vio como la anciana lo miraba con un gesto de pocos amigos.
— Mire señora, lo que quise decir es que no es necesario que se tome tal molestia. Se lo agradezco pero entienda que la madre de la pequeña decidió que yo era la persona indicada para ocuparme de ella y eso es lo que haré—
— Señora Jacobs¿Nos permitiría hablar a solas un momento? — le pidió amable la señorita Lindsay y vio como la mujer fruncía el entrecejo y bufaba notoriamente molesta pero aceptándolo de mala gana levantándose a duras penas del sillón en que estaba sentada.
— Marion tampoco me dejaban nunca cuidar de la niña. Como si una mujer con mi experiencia no pudiera cuidar de la bebé— musito rabiosa la mujer desapareciendo en uno de los pasillos de la casa.
Roy vio como Lindsay sacaba una enorme carpeta negra y hojeaba algunos informes. Estudiando el estudio que le habían hecho a Roy y supo que en cualquier momento lo atacaría con una nueva negativa, pero él ya tenia la respuesta a cada una de sus palabras.
Con un escueto gesto de superioridad la mujer levanto la vista de las hojas y carraspeó mirándolo a los ojos como si lo retara. Pero antes de que pudiera decir algo Mustang le robo las palabras.
— Me la llevare. No por mucho tiempo claro esta. Solo hasta que logre encontrarle por mi propia mano a la familia adecuada. Se lo prometí a la madre. Yo protegería a su hija— vio como Holly asentía y con un gesto de curiosidad le pregunto
— Dígame una vez más¿Cómo conoció a Marion Tomson?—
— Marion no tenía familia alguna. Era sola en el mundo. Su marido murió en un trágico accidente poco después saber que ella estaba embarazada. Y temiendo que algo le pudiera pasar a ella y no deseando que su hija terminara en algún hogar provisional. Busco ayuda, sabia que necesitaba un tutor que se ocupara de su futura hija. Pero no sabia exactamente a quien pedírselo. Al parecer oyó algunas cosas de mí y creyó que yo era la persona adecuada para cuidar de su hija—
Roy aun recordaba ese día. Llovía fuertemente en la ciudad y una persona había irrumpido en su oficina. Había sido todo un misterio como una mujer en avanzado estado de embarazo había burlado con suma facilidad a unos guardias y más aun a sus propios subordinados. Bueno, descontando que en aquella tarde Riza había salido de las instalaciones del cuartel. Le había ayudado a colarse hasta las puertas de su oficina.
La pobre mujer estaba empapada por la lluvia y lloraba desconsolada mientras los guardias trataban de sacarla de ahí. Por el necesitado tono de su voz había pedido que la dejaran y que le trajeran una manta. Aun sin saber quien era ella y que era lo que quería ahí. Había sido una larga tarde lluviosa y había escuchado en silencio toda su historia. Y sabía que debía de haberle dicho.
No
Pero frente a sus ojos estaba una mujer completamente sola y sabia lo que era sentirse de aquella forma. Ella lo había mirado con los ojos llenos de ansiedad.
— No tengo a nadie, señor Mustang. No espero que se encargue de ella, pero si se que podrá encontrarle una familia adecuada que la ame y se que ella será feliz—
— ¿Ella? —
— Sí— susurro sonriendo soñadora y acariciando su pronunciado vientre con demasiada dulzura— Algo me dice que será una niña y muy hermosa—
Y entonces se dio cuenta que no podía negarse a las suplicas de aquella mujer.
Marion Tomson amaba a su hija con tal devoción incluso antes de nacer, se preocupaba por su futuro y acudía a él para que alguien se ocupara de ese futuro, si ella no podía hacerlo. No pudo negarse al final. Acepto con una sonrisa ser el tutor de esa futura niña y después al pasar las semanas y los meses se había olvidado por completo de aquello.
Después de toda la mujer que había estado frente a él le parecía demasiado fuerte y muy joven. Alguien que viviría por muchos años y que vería crecer a su hija con emoción. Nadie hubiera podido creer que meses después de que Emma naciera, su madre padecería una enfermedad crónica que le había provocado la muerte.
Roy sintió pena por Marion y por la pequeña. Lamentando profundamente su muerte.
Ella la mujer que tanto había amado a su hija y que no había tenido el tiempo suficiente para disfrutar su compañía.
Debía aceptar que no había pensado que algo así pasaría, pero ahora esa niña era responsabilidad suya y no iba a fallarles. Ni a Marion ni a Emma. Tal vez Emma no tendría a su madre y el amor que esta le profesaba pero Roy se encargaría de encontrarle un hogar donde la amaran con la misma intensidad y fuerza. Se encargaría de ello personalmente y no dejaría su cuidado a unos completos desconocidos.
Hasta entonces él se haría cargo de la bebé.
— Es una promesa ¿Entiende?. La cuidare yo mismo hasta que le encuentre una familia adecuada—
— Pero señor Mustang—
— Mírelo así, haré lo que digo a menos que usted encuentre algún impedimento legal que me lo prohíba. Y al decir esto ultimo creo que se ha acabado nuestra discusión— la mujer suspiro derrotada.
— ¿Podría al menos llamarme si necesita algo? —
— De acuerdo. También debo decirle que no había pertenencias en la casa de Marion que pudiera quedarle como herencia a la niña— Roy asintió.
Por las ropas de la mujer cuando fue a verle supo de inmediatamente que casi no tenia dinero. Pero se había negado a aceptar la ayuda que Roy le había ofrecido en principio y aun así decidió pagarle por su servicio como tutor aun y cuando Roy se había negado a aceptar alguno. No mas de cinco dólares semanales, era lo máximo que podía pagar y que hacia sin retrasarse en el pago. Un sobre con el dinero le llegaba todas las mañanas del lunes desde que lo había conocido.
— Empaquetare lo que pude recoger y se las haré llegar para Emma—
— Eso esta bien— Roy vio como la mujer se levantaba y daba algunos pasos hacia la puerta.
— Señor Mustang. ¿Tiene alguna idea de lo que esta apunto de hacer? La niña tiene siete meses de nacida— Roy recordaba que exactamente tenia menos de un año que había visto a Marion entrar tan desesperadamente en su oficina. La señora Jacobs había bajado las escaleras con una bolsa en la mano.
— Puse aquí su ropa y demás cosas. Únicamente dos pañales. Así que debe de ir a comprarle más cuanto antes—
— Gracias— murmuro Roy tomando la bolsa.
— Iré por la niña— le dijo Lindsay alejándose de ambos.
Roy sabia que le hubiera parecido más sencillo que la señorita Holly se hubiera hecho cargo de enviar a la niña con alguien que tuviera experiencia con bebés. Los servicios sociales no deberían de tener mucha dificultad de encontrar a alguien que se hiciera cargo de la pequeña. Pero sabía que no podía confiarle esa responsabilidad a nadie. Tal vez no conociera a la bebé, pero algo le decía que era especial. Y buscaría a una familia igual o más espacial que ella y que la amara con locura.
— Y aquí esta la pequeña Emma— le dijo Holly con la niña en brazos cubierta por una delicada mantita rosada y suave.
Roy la tomo en sus brazos con sumo cuidado y observo en silencio su carita dormida. Emma Tomson era una bebita preciosa. De intenso cabello castaño y salpicada de pecas en la diminuta nariz. Le acaricio la mejilla con un dedo y sintió algo raro en el pecho. Era tan delicada, pequeña y vulnerable. Levanto la vista de la niña y miro agradecido a las dos mujeres.
— Gracias a ambas por cuidarla—
La mujer anciana musito una respuesta incomprensible y la otra solo asintió y entonces Roy se dirigió a la puerta para retirarse.
¿Qué diablos iba a hacer ahora?
Le había asegurado a Holly que podría hacerse cargo de la pequeña. Sabía que tendría que atenderla, pero no sabía ni siquiera por donde empezar.
Necesitaba ayuda, pero nunca antes había pedido ayuda por algo tan personal.
Intento relajarse y pensar que hacer mientras caminaba hacia el coche que le esperaba.
Podría llamar a Hunges, pero la sola idea de imaginarlo aficionándose a la nueva pequeña lo Orizaba. También había más oficiales que estaba casados y tenían hijos. Podía pedirles ayuda o algunos consejos pero no se veía haciéndolo. A su cabeza únicamente venia la imagen de una persona que sin importar que, siempre estaba a su lado siguiéndolo.
La teniente Hawkeye.
Era mujer y las mujeres sabían de bebés. Lo tenían innato en la sangre ¿No?
Y además era la única mujer a la que podría pedirle ayuda y no arruinarlo todo al coquetearle en el primer momento que tuviera disponible. Era bonita. Muy bonita no lo negaría. Tenía el pelo rubio brillante y largo. Aunque siempre levantado en un moño y nos preciosos ojos castaños, lo cual era un bien comienzo. Pero podía atreverse a decir que lo que la hacia verse mas bonita, era la rara y poco común sonrisa sincera que solo en contadas ocasiones le había visto dibujar en su rostro.
Y en esas ocasiones no había podido evitar quedársele viendo como un completo entupido.
Emma hizo un pequeño ruidito que interrumpió los extraños pensamientos de Roy, estaba bien, porque se estaban tornando extraños y confusos. Y sinceramente esperaba no volver a pensarlo, jamás.
Emma rió
— ¿Verdad que no es bueno pensar en tonterías? — la niña solo volvió a reírse, haciéndole ver sus enormes ojos azules.
Lo que en esos momentos debía hacer era volver al cuartel y encontrar a Hawkeye. Era mujer y le pediría su ayuda. Si era necesario le pagaría. Desde luego, pagarle era mejor que pedírselo de favor.
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Faltaba poco para las seis de la tarde, cinco minutos y seria libre por ese día.
Había sido un día largo y agotador, que había empezado con una interminable pila de documentos por realizar, algunos otros por firmar y muchos más por acomodar. Pero no había resultado un gran problema. Lo que si lo había sido era hacer que los demás desearan realizar su trabajo.
Unas cuantas balas y todo a la normalidad.
El general no había vuelto desde su abrupta salida y le extraño que no hubiera salido en el coche que siempre era conducido por ella o Havoc. Vamos ni siquiera los había querido llevar. Había pedido a alguien más de otra oficina. Pero ya no importaba ahora,
Faltaba tres minutos para irse a casa.
Guardo los últimos documentos en un cajón y vio como sus demás compañeros comenzaban a abandonar la oficina.
— Hasta el lunes teniente— despidieron Fluir y Farman que salieron juntos con Breda.
— Hasta el lunes y que descansen—
Un minuto y Havoc también salía.
— ¿Tu cierras Hawkeye? —
— Claro— murmuro mientras terminaba de cerrar con llave el enorme cajón en su escritorio.
— ¿Quieres que me lleve a Black Hayate a casa? —
— No es necesario, el solo sabe como regresar y te aseguro que ya esta esperándome allá—
— Bien, entonces hasta el lunes y que descanses— se despidió abriendo la puerta para salir.
— Tu también—
Las seis. El tiempo se había terminado.
La esperaba la boutique, depuse la casa, un baño tibio de burbujas y luego, una noche deliciosa cenando algo rico en un buen restaurante.
No había cerrado la puerta por completo cuando el teléfono sonó de pronto. Iba a dejarlo sonar ya había terminado su turno y su semana. Pero racionalmente contesto, podía esperar unos cuantos minutos más.
— Teniente Hawk…—
— Hawkeye, que bien que todavía este ahí— le dijo Roy.
— ¿General¿Qué sucede?— pregunto ella extrañada.
— Necesito que vengas. Te necesito— Riza consiguió no ahogarse al oír esa respuesta.
— ¿Perdón? —
— Necesito tu ayuda— se corrigió de inmediato— Baja al estacionamiento rápido—
— Pero…—
— Vamos Riza es urgente— había algo en su voz y también estaba que le había hablado por su nombre de pila y no por su apellido. Algo estaba mal.
Cerro con ímpetu la puerta y salio corriendo hacia el estacionamiento. Solo había un coche en el lugar y no había nadie más que Roy sobre el mismo en el asiento del conductor. Frunció en entrecejo dudosa.
¿Qué no lo había llevado alguien antes?
Al acercarse escucho un ruido, pero no le pareció muy claro. Aunque si molesto y doloroso.
Abrió la puerta del copiloto y se introdujo medio cuerpo dentro. Abrió los ojos sorprendida y a la vez asustada.
Aquello no era un ruido.
Sino mas bien un llanto.
El llanto de un bebé.
De un bebé llorando.
