Las miserias de un shinobi

Capítulo 1. Verdugo

sakura pov

Estoy en una fría celda, donde el tiempo no pasa, Puedo escuchar afuera el goteo de lluvia. Me pregunto si sentirá el mismo frio que recorre mi piel y me cala hasta los huesos, seguramente no, el hokage dictador tiene las mejores comodidades.

En mi cabeza revolotea el titubeo de como llegue aquí y aunque se de sobra como pasó, aun no me lo puedo creer. Es absurdo pensar que aquel chico taciturno compañero de equipo, a quien ame tanto hoy sea el poseedor de nuestras desgracias, ¿dije ame? Que chistosa puedo ser a veces, debería decir que aún lo amo, para mi propia lastima aun lo amo. He aprendido a resignarme, tres meses aquí encerrada me han hecho desistir y me han llevado a dejar de soñar.

Miro mis brazos y también mis piernas, tanteo mi busto, buscando algún tipo de desmejoría, pero no encuentro nada, ser una medic-nin tiene sus ventajas aunque ahora es una gran desgracia. ansío morir pronto, pero sé que él no lo permitirá, porque ahora ha optado por tener de hobby ver sufrir a los demás

Escucho las llaves abrir mi celda y ella entra… la peli roja, me inmuto pero no la miro, ya se a que viene

-Deberías hacerle caso a Sasuke, te dejara salir de aquí si lo haces –no le respondo

-No seas terca, te doy consejo porque una vez salvaste mi vida –sonrío y no respondo, si ella estuviera agradecida como dice, ya me habría ayudado

-Vamos él te espera –me dice mientras toma mi brazo y me levanto y la sigo por pura inercia

El me mira detenidamente, intenta leer mis expresiones, pero no poseo ninguna aunque dentro de mi todo se revuelve; noto su inexpresivo rostro, muy apuesto, incluso más que antes, esos ojos negros llenos de frialdad, pero con una encantadora profundidad, su nariz respingada que le da ese toque jovial que no posee, se ve bastante maduro para solo tener 20 años; mi mente se revuelca en la duda de como un hombre que parece un ángel puede tener un alma tan podrida.

Me habla con sus cortas y certeras frases, sé que lo hace por el movimiento de sus labios, pero no lo escucho; es como si estuviera divagando en los recuerdos de nuestros tiempos pasados, añoranza o nostalgia como quieran llamarle. Es un intento desesperado de apartarme de la cruda realidad que me acongoja; yo la víctima y el victimario, yo la presa y el la bestia hambrienta, yo caperucita roja y él es el lobo, pero tristemente el cazador no vendrá.

Sé que se enoja conmigo por no prestarle atención, es casi un suicidio porque podría cortarme el cuello en cualquier momento o atravesar mi pecho con un chidori, pero claramente me importa una mierda. Si acabara conmigo en este instante demostraría al menos un atisbo de bondad en su ser, despejaría mi tormento, dándome esa ansiada paz que mi salud emocional y mental tanto reclaman… el ataque nunca llega, solo su mirada teñida de sharingan se posa frente de mí, dándome a entender que le hará otra jugarreta a mi mente, otra tortura más…

Sasuke pov

Atormentarlos… verlos sufrir y que mueran entre su miseria, eso me place, para eso nací… para tener poder y destruir a los que osaron vivir tranquilamente a costa de mi desgracia.

Miro el vidrio empañado de la oficina, sentado en este estúpido escritorio donde firmo la sentencia de mi clan. Acaban de llevársela, la he dejado inconsciente y la he hecho sufrir con las pesadillas que me persiguen cada noche. La odio como a nadie, más que a cualquier otro, inclusive más que a Danzō y los vegetes del consejo, ¿y por qué? Simple… ella es una molestia

Sakura se mete en mi mente y me juega las bromas más irónicas; me pone a titubear con los recuerdos que nos unen. Sus sonrisas, las cálidas, las forzadas y hasta las resignadas, sus miradas… las tiernas, las temerosas y las apenadas. Cada parte de su ser se compagina para acrecentar mis dudas y eso me enerva. No puedo borrar su rechinante cabello rosa de mi pensamiento, es su aroma sutil que me envuelve en una paz que no quiero; es su fuerza, determinación, la fragilidad de su ser y su inteligencia prodigiosa. Ella en si es una tortura, porque ya nada de eso me pertenece. Hmp pero que digo, hasta ya estoy desvariando… quiero decir nunca me perteneció

Puedo desquebrajarla cuando quiera, en cualquier instante puedo matarla, debo hacerlo… quiero hacerlo, pero una parte de mi me lo impide.

ya no me mira ni me habla y eso me molesta aún más. Podría compartir mi venganza y enajenarse con mi victoria sobre esta aldea, pero es tan estúpida, tan buena, tan la persona que una vez admire en secreto. La dejaría libre, la dejaría a merced de sus decisiones, que se hiciera cargo del hospital, que se hiciera cargo de lo que ella quisiera… solo, tendría que aceptar casarse y decirme donde está el idiota, pero no, prefiere poner su vida en tela de juicio con tal de protegerle. La odio, maldita, por ya no amarme, por armarme ese teatro el día que desistí de nuestros lazos y que me prometió felicidad infinita, toda una gran falacia. ¿Quién amaría a un renegado? A un monstruo, a un sin la voluntad de fuego.